CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Literatura Pseudo Clementina. Las Homilías griegas.
Hoy escribe Gonzalo Del Cerro

Homilía VIII

Consecuencias de la caída de los ángeles

Pedro estaba hablando del caso de los ángeles, de su metamorfosis y sus amplias consecuencias, concretadas en su caída. Su naturaleza había sufrido una profunda transformación. Según el texto bíblico, los ángeles habían caído en la tentación de la humana concupiscencia, lo que provocó el nacimiento de la raza de los gigantes. El autor se detiene en la descripción de la aparición de unos nuevos seres, producto de la unión de los ángeles con las mujeres. Dos naturalezas distintas y muy distantes habían dado vida a unos seres monstruosos.

Nacimiento de los gigantes

“De aquella unión ilegítima nacieron hombres bastardos, mucho mayores que los hombres en estatura, a quienes los posteriores llamaron gigantes” (Hom VIII 15,1). Eran distintos de los gigantes cantados en los mitos de los griegos. Éstos tenían carácter de fieras y eran mayores que los hombres en tamaño, ya que habían nacido de ángeles, pero menores que los ángeles, puesto que habían nacido de mujeres. El cuadro trazado por Pedro es estremecedor. La mezcla de naturalezas había producido seres monstruosos que no tenían espacio ni contexto en un mundo creado para los hombres con sus tendencias y dimensiones.

Se habían convertido en un estado salvaje. Dios salió al paso de su situación con la intención de remediar de algún modo su nueva existencia. Sabedor de que su naturaleza original tenía exigencias particulares, les proporcionó el maná como alimento bajado del cielo. Pero fue inútil. Hechos hombres con sus apetencias y limitaciones, Por su nueva naturaleza espuria, no se avenían a alimentarse con alimentos puros, sino que apetecían el gusto de la carne y la sangre.

Canibalismo en la humanidad

La conducta de los ángeles fue un ejemplo para los hombres, que a imitación de los gigantes se hicieron caníbales. Tanto más cuanto que por entonces empezaron a escasear animales, por lo que no tuvieron más remedio que recurrir a alimentarse de carne humana. No era, dice Pedro, una forma natural, sino un recurso buscado por la imitación de los gigantes y la escasez extrema de alimentos. Y como entonces escasearon los brutos animales, “los hombres bastardos comieron también carnes humanas”.

La vida en la tierra se convirtió en irrespirable y peligrosa por diversos motivos. El abundante derramamiento de sangre, el aire puro, corrupto por la impura respiración y contaminando a los que lo respiraban, los ponía enfermos hasta el punto de que los hombres morían por lo demás prematuramente. La tierra quedó muy contaminada a consecuencia de todas estas circunstancias. Aparecieron entonces animales venenosos y perniciosos, que animados por demonios ponían en peligro la existencia de la raza humana en un mundo corrupto.

La corrupción universal fue la causa del Diluvio

Fue el motivo que movió a Dios para buscar una solución drástica, que representara algo así como una nueva creación libre del ambiente creado por el influjo de los ángeles transformados. La solución anularía la posibilidad de que se implantara en el mundo la impiedad como estado natural. A grandes males, grandes remedios. La corrupción universal exigía una purificación de carácter planetario. La solución hallada por Dios en su infinita sabiduría e inmenso poder no fue otra que el Diluvio.

Salvación de Noé y sus hijos en el arca

El autor se siente obligado a exponer al remedio ideado por el Altísimo para salvar a la humanidad, que caminaba rauda y veloz hacia el abismo. Por esta razón, dice, después de avisar a un solo hombre justo con sus tres hijos y sus correspondientes mujeres junto con sus hijos para que se salvaran en un arca, envió agua en forma de diluvio. Así destruidos todos, el mundo purificado sería entregado puro al que se había salvado en el arca como principio de una nueva vida (Hom VIII).

Saludos cordiales. Gonzalo Del Cerro




Domingo, 28 de Septiembre 2014


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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