CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero



Hoy escribe Antonio Piñero


Transcribo y comento a J. Mosterín ("los cristianos"; Alianza Editorial 2010)


“Las historias de la muerte y posterior resurrección de los dioses, relacionadas con los ritos agrícolas y con las religiones mistéricas, eran frecuentes en la Antigüedad. Los jesusitas de Jerusalén debían de haber quedado muy decepcionados por la muerte de Jesús.

“Es posible que Pedro, el más fogoso de los discípulos, tuviera una alucinación o un sueño del difunto Jesús, y que se lo contase a otros. La habladuría habría llegado hasta Antioquía, donde con el tiempo se transformó en la leyenda de la resurrección de Jesús.

Años más tarde, Pablo oyó esa historia, que le impresionó tanto que él mismo tuvo también otra alucinación. La leyenda se fue extendiendo entre los cristianos, sobre todo por la insistencia de Pablo, que la convirtió en la piedra de toque de su predicación.

“Décadas más tarde, pasó a los Evangelios. El problema es que cada Evangelio da una versión completamente diferente. El testimonio más antiguo de la presunta resurrección es el de Pablo, unos veinte años después de la muerte de Jesús.


g[ [Jesús] se apareció a Pedro y más tarde a los doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez. [...] Después sle apareció a Jacobo, luego a los apóstoles todos. Por último se me apareció a mí también, como al nacido a destiempo (1 Corintios 15, 3-8). ]g


“Pablo, que no sabía casi nada de la vida de Jesús, pretendía saber que “murió por nuestros pecados, como lo anunciaban las escrituras, que fue sepultado y resucitó al tercer día” (1 Corintios, 15, 3-4). Pablo asumió inmediatamente y con entusiasmo la leyenda antioquena de la resurrección de Jesús, y se convirtió en su principal valedor y propagandista, convirtiéndola en dogma central de su versión del cristianismo.

g[ Ahora, si de Cristo se proclama que resucitó de la muerte, ¿cómo decís algunos que no hay resurrección de los muertos? Si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo ha resucitado, y si Cristo no ha resucitado, entonces nuestra predicación no tiene contenido ni vuestra fe tampoco. [...] Si Cristo no ha resucitado, vuestra fe es ilusoria y seguís con vuestros pecados. Y, por supuesto, también los cristianos difuntos han perecido. Si la esperanza que tenemos en el Cristo es solo para esta vida, somos los más desgraciados de los hombres. Pero de hecho el Cristo ha resucitado de la muerte, como primer fruto de los que duermen, pues si un hombre trajo la muerte, también un hombre trajo la resurrección de los muertos; es decir, lo mismo que por Adán todos mueren, así también por el Cristo todos recibirán la vida, aunque cada uno en su propio turno. ... Si los muertos no resucitan, “comamos y bebamos, que mañana moriremos.  ]g

« Mirad, os revelo un secreto: no todos moriremos, pero todos seremos transformados en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, al son de la trompeta final. Cuando resuene, los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos transformados (1 Corintios, 15: 12-32 y 15: 51-53). »

« Hermanos, no queremos que ignoréis la suerte de los que mueren, para que no os aflijáis como esos otros que no tienen esperanza. ¿No creemos que Jesús murió y resucitó? Pues también a los que han muerto, Dios, por medio de Jesús, los llevará con él. Mirad, esto que voy a deciros se apoya en una palabra del Señor: nosotros los que quedemos vivos para cuando venga el Señor no llevaremos ventaja a los que hayan muerto; pues cuando se dé la orden, a la voz del arcángel y al son de la trompeta celeste, el Señor en persona bajará del cielo; primero resucitarán los cristianos difuntos, luego nosotros, los que quedemos vivos, junto con ellos seremos arrebatados en nubes, para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Consolaos, pues, mutuamente con estas palabras (1 Tesalonicenses, 4: 13-18). »

Apostilla:

Mosterín no ofrece comentario alguno a estos textos porque opina que son absolutamente míticos, y sin fundamento racional. Aunque él no lo diga expresamente, con estas palabras, opina que se califican por sí solos y que expresan un pensamiento arbitrario, que con los mismos argumentos y en otras circunstancias históricas, podría haber sido de otro modo. Algo así, como se dice en inglés “wishful thinking”, un pensar arbitrario, voluntarioso e “idiosincrásico”, es decir, propio de la “idiosincrasia” o modo de ser (en todos los sentidos, incluido el psicológico de cada persona humana.

Yo tampoco hago comentario alguno en este momento, porque todo depende de los ojos con los que se mire. Pero ni siquiera se me ocurriría condenar a quien piense de un modo distinto al mío.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com


Miércoles, 15 de Septiembre 2010


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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