Notas
Hoy escribe Fernando Bermejo
Anthony Le Donne es un estudioso estadounidense, cristiano presbiteriano practicante, que ha sido discípulo de estudiosos tan conocidos en el campo de los estudios bíblicos como James Dunn o John Barclay. Anthony es autor de algunas obras interesantes, como The Historiographical Jesus: Memory, Typology, and the Son of David (2009) y Historical Jesus: What Can We Know and How Can We Know It? En su último artículo, publicado en el Journal for the Study of the Historical Jesus (primer número de 2012), Le Donne admite –como está ocurriendo cada vez más en los últimos años, especialmente en el ámbito anglosajón– la validez de las críticas realizadas por quien esto escribe (y por Dale C. Allison y Stanley Porter) al manido e insostenible modelo historiográfico de las “tres búsquedas”, asumiendo la necesidad imperiosa de escribir una historia diferente de la investigación sobre Jesús de Nazaret. Este fin de semana, recibí un correo de Anthony –que está casado y tiene una preciosa niña a la que alimentar– en que nos cuenta a sus amigos y colegas que se ha quedado sin trabajo. Hasta ahora, era profesor de “Nuevo Testamento y Judaísmo del Segundo Templo” en la Lincoln Christian University, pero ya no lo es. Es que la crisis económica no perdona, pensarán los lectores. Bueno, en este caso quien no ha perdonado ni tenido piedad no ha sido la crisis, sino, una vez más, los buenos cristianos correligionarios del propio Anthony. En este caso, cristianos no católicos. ¿Por qué la dirección de esta Universidad cristiana ha dicho “goodbye” a Anthony? Él mismo lo cuenta (traduzco): “Después de más de un año de presiones por parte de patrocinadores y donantes de la Universidad, de ciudadanos preocupados y de algunos empleados, el presidente ha decidido rescindir mi contrato. Se me ha dicho que esta decisión se ha tomado en respuesta directa a la publicación de mi libro de divulgación, Historical Jesus”. En suma, que una serie de cristianos bienpensantes han estado durante meses presionando –presionando, por supuesto, con muy cristiana presión– a la administración de la Universidad para que Anthony se quedara sin trabajo. Hasta que, finalmente, lo han conseguido. Pero, ¿por qué han hecho este despliegue de caridad estos cristianos? Esta es una cuestión cuya respuesta exigiría un tratamiento detallado, y que sería solo necesariamente hipotética. En todo caso, vaya por delante que el bueno de Anthony es un creyente convencido, y que en algunas cuestiones básicas tiene ideas bastante conservadoras y manidas (v. gr. acerca de por qué murió Jesús). ¿Tal vez Anthony cometió el error de hacer historia e historiografía en un contexto en el que la historia pone nerviosos a no pocos buenos cristianos? ¿Tal vez porque lo que dice sobre la percepción y la memoria siembra la confusión entre quienes creen que lo que los Evangelios dicen sobre Jesús es La Verdad, Toda la Verdad y Nada Más que la Verdad? Él mismo afirma que la administración de la Universidad “tuvo necesidad de apaciguar los temores de (lo que me dicen) es un grupo constituido en gran parte por personas de orientación antiintelectual”. De hecho, la historia sin anteojeras teológicas pone tan nerviosos a tantos cristianos que algunos de ellos, estudiosos y sedicentes teólogos de prestigio, han mantenido y mantienen que, por ejemplo, la investigación histórica sobre Jesús es algo tan superfluo e imposible como contraproducente. A pesar de que tal discurso esté plagado de inconsistencias, falsedades demostrables e incluso de contradicciones flagrantes (como ocurre con libros clásicos como el de Martin Kähler o el de Luke Timothy Johnson, como he demostrado por activa y por pasiva en algunos trabajos), muchos siguen pensando de este modo. El despido de Anthony Le Donne no me escandaliza lo más mínimo (a él tampoco, según parece), pues cualquiera puede prever qué se puede esperar, en cuestión de libertad de pensamiento, de una Universidad declaradamente confesional, con un credo muy determinado que esgrime honradamente en su página web. Me limito a hacer constar otro caso de tantos, a beneficio de inventario. En todo caso, desde aquí deseamos mucha suerte al bueno de Anthony, así como a todos aquellos creyentes tan caritativamente represaliados por sus Iglesias. Saludos cordiales de Fernando Bermejo
Miércoles, 2 de Mayo 2012
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Editado por
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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