Notas
Escribe Antonio Piñero
Foto: Werner Georg Kümmel, autor de la más famosa “Introducción al Nuevo Testamento” que conozco. James Dunn, cuya obra, “Jesús recordado” nos proporciona el hilo para nuestras reflexiones sobre el método de acercamiento al Jesús histórico, tiene muchos puntos de vista que me pareen sinceros y muy ajustados. En la misma p. 120, sobre la que se basaba mi comentario anterior, escribe: “Generaciones de estudiosos parecen haberse desentendido del Jesús de la historia. De hecho una de las más chocantes características de doscientos años de antiguas ‘búsquedas’ es el modo sistemático en el que se ha intentado distanciar a Jesús lo más rápido y lejos posible de su ambiente judío”. Mi comentario espontáneo a esta sentencia es sencillo: 1. No había una búsqueda sincera, sino que se partía de un a priori. 2. Ese a priori estaba movido por un trasfondo teológico que intentaba hacer de Jesús un únicum en su especie, tan genial como inclasificable en su ambiente. 3. Y aunque algunos puedan enarcar las cejas, debe decir que ese a priori es totalmente confesional. Ahora bien hay que confesar que partir a la búsqueda de un Jesús histórico con criterios previos no se da solo en la “búsqueda confesional”. Ha habido otros investigadores que se creían independientes, pero que han intentado “buscar” desde un punto de vista ya predeterminado. Pongo un ejemplo de un método de éxito a principios del siglo pasado: desde el marxismo teórico como método heurístico. Se pensaba, por ejemplo, que se podía encontrar en Jesús un adelantado de la lucha de clases, como K. Kautsky. Y otros, casi en la misma línea, como R. von Pöhlmann, veía en Jesús a un revolucionario que con sus palabras y hechos propugnaba una auténtica destrucción del orden social y económico de su tiempo, más que una construcción positiva. Otro caso sería la interpretación feminista a ultranza, que comenzó oficialmente en 1970 con Elisabeth Schüsler-Fiorenza. He dicho muchas veces que es casi imposible investigar sin prejuicios. Pero debe intentarse a toda costa. Algunos, sin embargo, alardean de su pre-sistema cuando anunciarn públicamente que se tiene un programa de investigación que coincide con el una confesión o ideología. Por esto me parece increíble (y a Dunn creo que también) lo que este escribe este consigna con un cierto estupor en la nota 100 de esta misma página, citando un artículo de C. Marsh (“Quest of the historical Jesus in New Historicist Perspective”, en la revista Biblical Interpretation 5 [1997] 403-437. El autor afirma que pueden distinguirse nueve “búsquedas de Jesús en total”: 1 La búsqueda positivista de un Jesús escatológico. 2 La búsqueda positivista de un Jesús NO escatológico. 3 La búsqueda “romántica”. 4 La búsqueda crítico-formal. 5 La búsqueda de un Jesús no judío. 6 La búsqueda histórico tradicional (cuidado aquí: “tradicional” no es sinónimo de tradicionalista”, sino de “análisis de las tradiciones” sobre Jesús). 7 La búsqueda existencialista. 8 La búsqueda judeocristiana. 9 La búsqueda postmoderna. Opino que en el momento mismo en el que añadimos un calificativo a la búsqueda, queda esta prácticamente inhabilitada. Y otra reflexión: a estas sencillas observaciones –y teniendo en cuenta que nunca se sube al Everest totalmente solo y de primeras, sino que se utilizan los campamentos previos–, pienso que de igual modo que los prejuicios hacen daños los juicios sesgados y casi previos sobre los resultados o intenciones de historiadores que han pretendido expresamente ser independientes, aunque no lo hayan logrado del todo. Esta posición nos cierra el camino para aprovechar sus hallazgos y n perder el tempo en construir de nuevo lo que ya está construido y es válido. Pongo algunos ejemplos de estudiosos con los que he tenido contacto personal y a los que he admirado y admiro aunque ya han fallecido. El primero es el de R. Brown (del que traduje su voluminosa “Introducción al Nuevo Testamento” en dos volúmenes, Trotta, Madrid) cuando escribe sobre Reimarus: “El interés de este en Jesús no iba más allá de sus deseo de reducir la misión de Jesús a un golpe político mesiánico” (“Jesus: God and Man : Modern Biblical Reflections”, McMillan Publishing, Londres, 1967, p. 53). O la opinión de Werner Georg Kümmel, del que tengo un libro dedicado, que sostenía sobre el mismo Reimarus que su interés era “indagar el papel que atribuir a Jesús en la emancipación del cristianismo de su matriz judía”… (The New Testament: The History of Investigation of his Problems, Abingdom, Nashville 1972, p. 90) frase que presupone varios juicios no bien fundados (en la versión inglesa de un original alemán menos accesible. Y otro ejemplo, (pero no sé de momento situarlo expresamente en un libro) de Joaquim Jeremias que dijo de Reimarus que estaba sencillamente “lleno de odio”. Así que, en síntesis, la investigación histórica ha de proceder intentando no tener prejuicios. De lo contrario, no es investigación. Saludos cordiales de Antonio Piñero http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html NOTA. La malévola pandemia ha hecho que el número 30 de la revista “Desperta Ferro”, sección de Arqueología &Historia (abri-mayo 2020) hada llegado tarde a los kioskos. El tema monográfico es “Los primeros cristianos”. He aquí el índice: · “La difusión del cristianismo en el Imperio Romano (siglos I y II d. C.)”: Fernando Rivas Rebaque · “Las primeras heterodoxias y herejías”: Antonio Piñero · “El estado romano frente al cristianismo”: Cándida Moss · “De iglesias a Iglesia. Diversidad y control en los primeros años cristianos”: Eugenio Gómez Segura. · “El alma del mundo. La vida cotidiana de los cristianos del siglo II”: Fernando Lillo Redonet · “El cristianismo primitivo desde otra óptica. Los textos apócrifos: Antonio Piñero · “Mártires y martirio en los dos primeros siglos del cristianismo”: Paul Middleton. Me parece que los temas son interesantes. Se da la casualidad que Fernando Rivas y Eugenio Gómez Segura (que ahora escribe en los Blogs y FBook) han sido alumnos míos y ahora felizmente colegas. Saludos de nuevo.
Jueves, 30 de Abril 2020
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Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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