CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
El libro del Génesis “liberado”
Escribe Antonio Piñero
 
La ficha completa del libro que deseo presentar hoy es: Editorial Blackie Books. 336 págs. 17X24; Cartoné, ISBN: 978-84-18733-38-3. Precio 27,90. Traductor y elección de comentarios: Javier Alonso López y el equipo editorial.
 
Me parece una idea muy buena de la Editorial Blackie Books publicar textos de gran impacto cultural, con una cuidada traducción por un especialista y con comentarios breves pero contundentes que ayudan muchísimo al encuadre sociológico e histórico de la época en la que se compuso el texto que se edita y que aclaran conceptos básicos desde el punto de vista de la crítica literaria e histórica. Las versiones se procuran fieles, las ilustraciones se seleccionan con gran cuidado y los comentarios son accesibles al público, claras y sencillas, pero puestas al día en cuanto a la investigación. En lo que respecta al Génesis esto es muy importante, porque la cantidad de versiones, estudios parciales o generales comentarios es absolutamente inmensa. La idea de ofrecer una versión liberada del Génesis, es muy buena.
 
El Génesis es probablemente el libro más editado, traducido y comentado de la Biblia, y probablemente, por ello de la humanidad. Su impacto ha sido enorme y lo sigue siendo, pues hay gentes que aún creen casi al pie de la letra que en ese libro se hallan las líneas maestras de la existencia de la divinidad, de la creación del universo y del ser humano como rey, dueño y señor de él. También es importante porque pone los cimientos del comportamiento sociológico negativo entre varón y mujer destacando con calidad la superioridad del varón sobre la fémina… pese lo que le pese a la inmensa mayoría de lectores hoy día.
 
Una lectura, por tanto, libre de pre-juicios de orden teológico es bienvenida. La publicidad de la Editorial afirma que la serie de clásicos que pretende traducir para liberarlos de ataduras sociológicas es muy grande, y sostiene que los comentarios que acompañan a los libros “liberados” –hago hincapié en ello– seguirán una línea que es válida para toda la serie. Los textos al margen o al final que acompañan al Génesis liberado, no son extractos que proceden voluntaria y libremente de manos distintas (con opiniones también distintas), sino que son textos escogidos, seleccionados cuidadosamente por el propio traductor y por el equipo que lo rodea con una intención didáctica clara. Bastantes de ellos son comentarios propios del traductor.
 
Estimo, pues, que la labor del traductor es, al menos en este libro, más amplia que la mera traducción. Por tanto, el lector debe tener en cuenta que todo el producto para la lectura que le ofrece este libro –aunque sea de autores diversos– procede también en último de su decisión que los incorpora a su comentario junto con otros propuestos por el equipo editorial que le rodea. No hay azar en la elección. Al asumir ideas ajenas, declarándolas como tales, se hacen propias en primer lugar del que hace la versión.
 
En el caso del Génesis los comentarios escogidos por el traductor, de índole filológica e histórica, están sobre todo al principio del libro, y son muy pertinentes. El traductor ha añadido también un índice personajes al final.  Por cierto: adoptaría la lectura Henoc para el personaje de Génesis 5,24, importantísimo para la cuestión posterior, judeocristiana del “Hijo del Hombre”. La transcripción con /h/ es más acorde con la tradición hispánica, no con la inglesa, in /h/ y con la del hebreo. De hecho la transcripción Henoc es la adoptada por la serie “Apócrifos del Antiguo Testamento”, la única que existe en español digna de ser considerada científica.
 
Una sugerencia: de acuerdo con el examen del vocablo hebreo baráh realizada por Gregorio del Olmo, palabra que normalmente se traduce por “creó (Dios)”, habría que corregir la idea de “creación” (griego epoíesen) introducida por la versión de los Setenta Intérpretes, y pensarla mejor como “dio forma”. Con otras palabras, si el sentido de baráh es “dar forma” y no “crear”, la divinidad no habría creado de la nada, sino que “solo” habría dado forma a una materia preexistente, pero que era un absoluto caos.  Por tanto, repito, si esta interpretación de Gregorio del Olmo fuera correcta, la idea de “creatio ex nihilo” (“creación a partir de la nada”) fue introducida por los judíos de lengua materna griega, que empezaron allá por el 270 a. C. a traducir al griego su libro más preciado el Génesis. De este modo los judíos helenísticos se oponían a la noción griega de que la materia es eterna, lo cual podría ser una competencia a la eternidad única y absoluta del Dios único.
 
Con esta interpretación del hebreo baráh, los judíos helenísticos quisieron acabar probablemente con una idea judía de la materia primordial que podría ser demasiado próxima, a su entender, a la de los griegos: la materia es eterna, pero caótica, la divinidad solo le otorga una forma que es productiva para generar el universo actual. Así pues, el pensamiento hebreo primitivo, alterado por la traducción al griego, no era la creación a partir de la nada, sino la mera “formación ordenante” de una materia, caótica, preexistente y eterna.
 
Y si fuera así, una concepción de la materia como eterna hubiese sido desde la antigüedad, por un lado, muy spinoziana y por otro, muy acorde con la interpretación del cosmos actual que tiene como trasfondo igualmente la idea de que la materia es eterna y subsistente. Ahora bien, al traducir el verbo hebreo baráh por “hizo” o “creó” los judíos helenísticos solo quisieron resaltar la omnipotencia del Dios único, que ya en el siglo III a. C. estaba muy bien formada en la mentalidad de los judíos piadosos. Fueron, pues, esos traductores quienes inventaron la “creación desde la nada”, no el pensamiento hebreo antiguo.
 
Debo insistir, volviendo a nuestro Génesis liberado en que los apuntes al margen y los textos al final ayudan a la comprensión de los lectores. En concreto, en el caso del Génesis, es fácil de imaginar que tales lectores han sentido inmensa curiosidad desde siempre por un texto que les lleva a los orígenes del mundo y de su especie. Por poner un ejemplo: les señala cómo la divinidad es compleja: el uso del plural Elohim, literalmente “dioses”, le revela cómo lo que se cuenta en los inicios del universo procede de una época muy, muy arcaica de la historia de Israel –una rama de los cananeos, semitas, que habitaban el Medio Oriente fértil desde el Mediterráneo hasta Mesopotamia– que participa también de otras culturas, como la sumeria.  
 
Otros comentarios –producto de esa actividad de equipo en la que participa también el traductor– destacan la claridad del texto genesíaco, la rapidez de la acción, el interés de las historias de los personajes principales, todo lo cual le conduce a leerlo compulsivamente. Las peripecias, crímenes y avatares de los actores de esa historia, el desarrollo de las diversas naciones, el relato de la elección en un pueblo entre otros es iluminadora del deseo de todo ser humano de ser él el propietario de todo. El Génesis es, pues, un libro inspirador, y su lectura proporciona una y otra vez un gran placer, aunque se sepa que el contenido es mítico, legendario.
 
Personalmente me han gustado tanto las ilustraciones como los comentarios y los textos elegidos, de uno u otro signo, para dar sentido a las cuestiones fundamentales que aborda el Génesis. Así que recomiendo la degustación de este, su lectura pausada y la contemplación de sus imágenes. El conjunto nos traslada desde el racionalismo y escepticismo de nuestro siglo XXI a un mundo más imaginativo y poético que si bien no nos ofrece soluciones a tenor de la ciencia de hoy día sí nos deleita con las perspectivas, ingenuas y cautivadoras de nuestros antepasados. Un viaje hacia atrás de –a menudo– unos tres mil años.
 
Enhorabuena a la editorial y al traductor / comentarista.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
https://www.trotta.es/   “Los libros del Nuevo Testamento”.
 
Jueves, 4 de Noviembre 2021

“Compartir” (315) Preguntas y respuestas de 02-11-2021


Virginidad perpetua de María según Isaías 7,14
 
 PREGUNTA:
 
Algunos de los que niegan la existencia del Jesús histórico sostienen además que el dogma de la Virgen María nació de un error, puesto que cuando se tradujeron las Escrituras hebreas al griego  los traductores se equivocaron en la palabra hebrea ‘almah’ como ‘parthenos’, que significa ‘virgen’. ¿Esto es real?
 
RESPUESTA:
 
La empresa de traducir el texto de la Biblia hebrea al griego comenzó hacia el 270 en Alejandría, bajo Ptolemeo II Filadelfo y se alargó durante más de cien años.
 
Supongo que en el Nuevo Testamento la pregunta se refiere al texto de Lucas 1, 26-27
 
26 En el sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea de nombre Nazaret 27 a una virgen desposada con un varón de nombre José, de la casa de David, y el nombre de la virgen era María.
 
Y mi comentario es
 
La anunciación a María es una leyenda tradicional, probablemente no inventada por Lucas, que pertenece al género literario bíblico de los anuncios celestes de una concepción milagrosa, y contiene sus elementos típicos (véase nota a vv. 12-13).
 
El origen de la leyenda no ha de buscarse en suelo judío, donde no hay aprecio casi ninguno por la virginidad (Is 7,14 = Mt 1,23 en hebreo no contiene alusión alguna a la virginidad), sino quizás en el posible influjo en las ideas judías sobre la realeza del mesías de la concepción misteriosa del faraón, encarnación real de Horus, de la mitología egipcia.
 
En el resto del Evangelio no hay rastro de la concepción virginal. Es posible que esta noción haya de buscarse en suelo helénico. Aparte de la idea general de que la divinidad tiene hijos entre los hombres, la imagen de un Zeus que cubre como una lluvia celeste a la virgen Dánae, la cual concibe y da a luz a Perseo, no es en nada diferente a la de una concepción milagrosa por la sombra del Espíritu Santo. Sin embargo, en una de las Reglas de Qumrán (1QSa 2,11-12) podría verse una alusión a la generación del Mesías por parte de Dios: «… cuando [Dios] engendre al Mesías con los hombres del consejo de la Comunidad», aunque entre los esenios en general el origen del mesías es meramente humano. En otro documento de Qumrán, 4Q246, se llama al mesías, grande, “hijo de Dios e hijo del Altísimo” (columna 1 al final y 2, al principio). En el Talmud de Babilonia el nombre del Mesías es una de siete cosas que son preexistentes al mundo Nedarim 39 b.
 
Respecto a virgen: probablemente Lucas piensa como Mateo en el texto griego de Is 7,14: María no es una joven simplemente casadera (hebreo ’almáh), sino que concebirá siendo virgen  (parthénos) al mesías. Esto es lo que interesa a los dos evangelistas; la virginidad perpetua, en el parto y después del parto, es un desarrollo posterior que no se consolidará hasta finales del siglo IV (influencia de san Jerónimo).
 
No es un error, pues: es una interpretación voluntaria del texto de Isaías 7,14. El nacimiento prodigioso del héroe era una leyenda usual en el mundo antiguo. De una manera u otra intervino en él la divinidad. Tales son los casos de Pitágoras, Demócrito, Platón, Alejandro Magno e incluso Octaviano Augusto.
 
Y esto es teología, no historia. Ahora, en el siglo XXI que cada uno piense como quiera.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
                                                         NOTA
 
Es probable que por diversos motivos de impresión, encuadernación y de fechas de mi traslado a Madrid, no pueda empezar a firmar los volúmenes de “Los libros del Nuevo Testamento” hasta el lunes 15 de noviembre 2021. Se retrasa, pues una semana (estaba pensada la firma para el 8 de noviembre). La cifra de ejemplares se acerca a los 700.

Saludos de nuevo.
Martes, 2 de Noviembre 2021

“Compartir” (314) Preguntas y respuestas de 28-10-2021


PREGUNTA:
 
Joseph F. Blumrich es posiblemente el más respetado ingeniero de la Nasa en el campo de autipropulsion, en toda la historia de la NASA y Doctor en historia por Harvard.
 
Blumrich, cómo experto en naves de propulsión, dedicó 42 años de su vida a analizar los relatos antiguos de luces u objetos aéreos de la antigüedad, y concluyó que muchos de los objetos voladores que figuran en la antigüedad, como las Vimanas hindúes o las luces del nacimiento de Jesús, son explicaciones primitivas de lo que hoy sabemos que son naves autopropulsadas.
 
En su libro "Las naves de Ezequiel", Blumrich, habla de la relación de luces bíblicas y naves autopropulsadas, y de que Ezequiel se encontró con una nave autopropulsada y con los miembros de su tripulación y no con un dios.
 
Blumrich analizó el objeto que emitía la luz que seguían los Magos de Oriente, girando prácticamente a 90°, continuando, parando etcétera y concluyó que sin duda ninguna era un objeto autopropulsado.
 
¿Qué le parece este planteamiento referido a Ezequiel y al nacimiento de Jesús?
 
RESPUESTA:
 
Tienen Ustedes amplia respuesta en un pequeño librito mío, “En directo desde el siglo I”, de Editorial  Lacónica ISBN 978-84-09-00784-4. Se trata de la transcripción de cinco conferencias mías y una de ellas responde exactamente a esta pregunta.
 
Título “Extraterrestres en vuelo rasante sobre el Néguev, o cómo se escribió el Antiguo Testamento”, pp. 11-50 Estás transcritas también las preguntas de los oyentes y mi respuesta. Se van a reír, se lo aseguro.
 
En síntesis mantengo que los relatos en los que algunos modernos ven descripciones de ovnis y extraterrestres son todos míticos y legendarios… ¿cómo puedo tomarlos como base para sostener que los antiguos estaban describiendo cosas reales, y que en realidad eran ovnis, pero que ellos los interpretaban de otra manera, erróneamente? Me parece imposible. No podemos dar credibilidad a to- da esta historia de ovnis en la Biblia sencillamente porque no podemos dar credibilidad a las historias que son interpretadas como eso; y, segundo, porque tampoco cabían en la mentalidad de los antiguos
 
Este pequeño libro tiene edición electrónica. El editor se llama Antón López y podéis entrar en la pag. Web de la Editorial Laconica.org
 
Y la otra respuesta está en mi libro “La vida de Jesús a la luz de los evangelios apócrifos”, que tiene un primera parte “La vida de Jesús según los evangelios canónicos”. La última editorial que lo ha reeditado es Herder. Perdonad, por favor, que no me repita.
 
 
Y, por último, no quiero escabullirme de dar una respuesta breve:
 
El planteamiento del Sr. Blumrich es implausible histórica y científicamente. O todos los historiadores independientes de historia antigua que tratamos de la Biblia estamos equivocados y el solo tiene razón. O al revés. En mi modesta opinión este planteamiento adolece del grave defecto de no estar bien informado sobre lo que se escribe (repito por historiadores profesionales independientes, la mayoría agnósticos), sobre la Biblia
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 

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Jueves, 28 de Octubre 2021

“Compartir” (313) Preguntas y respuestas de 26-10-2021.



 PREGUNTA:

¿Es probable que el hecho de que la resurrección tenga un montón de versiones distintas le dé mayor credibilidad puesto que nos han copiado de unas a otras?
 
RESPUESTA:
 
No sabemos si esas respuestas se copian unas a otras. Probablemente no, sino que cada una surge en un grupo de seguidores de Jesús. Pero la base legendaria es la misma en todas. Afirmo que la vivencia de que Jesús había resucitado era básica.
 
No puede negarse que la fe los cristianos primitivos era clara (nadie lo niega), pero yo no puedo conceder el marchamo de “historicidad” a “testimonios” sobre una experiencia visionaria, que estimo, con la psiquiatría general que son alucinaciones colectivas. Hay muestras modernas, por ejemplo, en las apariciones de la Virgen… Solo el que tenga fe previa le concede credibilidad histórica. Muchos niegan que sean alucinaciones colectivas porque no admiten el concepto o consideran que son demasiado diferentes para ser “colectivas”. Allá cada uno. Pero todas tienen la misma raíz que es la creencia en hechos sobrenaturales como realmente existentes. Un historiador no se mee en ese campo.
 
Y en segundo lugar, comenta la preguntante que las fuentes no cristianas justifican la existencia de Jesús, pero no del Cristo celestial. Sin embargo todas esas fuentes no cristianas lo denominan o bien “Cristo” / Ungido para los creyentes, o bien “mago”, pero confiriéndole una esencia sobrenatural al personaje. ¿Qué explicación tiene esto a nivel histórico?
 
Mi respuesta: las fuentes no cristianas no “beben” de investigaciones históricas personales, sino que oyen a los creyentes en Jesucristo y opinan sobre esas creencias que son a veces muy tardías (decenas y decenas de años tras la muerte de Jesús…, moment3os en lo que no había archivos que registraran esos “hechos”, sino solo transmisión oral).
 
Además la mayoría de las fuentes de las que disponemos procede de un cristianismo de sesgo paulino para el cual no le interesa ya el Jesús histórico, sino la mezcla indisoluble de Jesús y del Cristo celestial. Y ya he escrito mil veces que el Cristo celestial es ante todo una interpretación paulina, y por tanto teológica
 
En 2 Corintios 5,16 dice Pablo En 2 Cor 5,16-17:
 
De modo que desde ahora a nadie conocemos según la carne: y si conocimos a Cristo según la carne, ahora ya no lo conocemos. 17 Por tanto, si alguien está en Cristo, es una nueva creación; pasó lo viejo; mirad: ha surgido lo nuevo,
 
donde hay también un cierto tono negativo, pues en verdad a Pablo sólo le interesa el Resucitado, el Exaltado, el Viviente, que está entre los suyos. Y para potenciar el aspecto malo de la carne, o al menos en contraste con la voluntad de Dios, Pablo utiliza “carne y sangre”.
 
Respecto al v. 16 en concreto:  Si conocimos a Cristo según la carne: el sentido es inseguro: ¿conoció Pablo al Jesús de la historia? Quizás sí; pero ahora no interesa a Pablo de ese Jesús más que su muerte y resurrección como los eventos cruciales de la salvación, es decir, es decir lo que afecta sobre todo “el Cristo de la fe”. Por muy importante que haya sido el Jesús histórico, Pablo no piensa en todas sus cartas más que en el resucitado y el exaltado, el divino, que está vivo y presente en la comunidad. Y eso es pura teología.
 
El historiador se ocupa solo de decir cómo pudo producirse esta teología en el Mediterráneo oriental del siglo I y de sus efectos en sus creyentes, y la evolución histórica de ese grupo… Pero no explica el hecho sobrenatural en sí. Allá cada uno, personalmente con sus creencias, que no son juzgadas en modo alguno.
                                                            ………………
Otra noticia:
 
Me escribe Javier Manso, director comercial de Trotta, respecto a la aparición física del volumen “Los libros del Nuevo Testamento” lo siguiente:
 
“Como ya sabe, este es un libro peculiar, de muchas páginas y con un papel especial, y por lo tanto el proceso de impresión y encuadernación está siendo bastante complejo. Estamos en contacto diario con la imprenta, pero por desgracia a día de hoy no son capaces de darnos una fecha exacta en la que empezaremos a recibir los primeros ejemplares terminados. Todo apunta a que durante la semana que viene, pero no antes del miércoles o el jueves, ya podremos disponer de los libros, total o parcialmente, por lo que hemos quedado con ellos en que este lunes día 25 nos confirmen qué día vamos a recibirlos y en qué cantidad. Será en ese momento cuando podamos planificar con usted el viaje a Madrid para realizar el proceso de firmas. Lo más probable es que tengamos que retrasar la firma hasta la semana del 1 de noviembre”
 
Así que todavía quedan unos días de suscripción / preventa.
 
Les adjunto el enlace de la Última entrevista de RCNradio de Colombia:
 
 https://youtu.be/ZL_L6E6o2hs
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Martes, 26 de Octubre 2021

Una buena manera de comenzar a examinar el vocabulario de los estudios neotestamentarios quizá sea la expresión “orígenes del cristianismo”. Su génesis puede aportar algunas pistas sobre las fases o estratos que se pueden vislumbrar en la historia de esta religión.
Hoy escribe Eugenio Góme Segura.


063. Orígenes del cristianismo.
Jesús enseñando a sus apóstoles.

La expresión “orígenes del cristianismo” debería indicar el proceso de aparición de una religión que acabó siendo denominada “cristianismo”. Pero quizá debamos investigar algunos detalles sobre lo que creemos son los orígenes de esta religión.

Para comenzar por algún lado, podemos indicar que “cristianismo” es una palabra de curiosa etimología. Basada sobre el término griego Cristo, “christós” (χριστός), constituido en título del personaje conocido Jesús de Nazaret, “cristianismo” incluye la terminación -ismo que en griego viene a significar “actividad, doctrina, sistema”, tal como decimos “marxismo” o “fascismo”.

Pero este sufijo se añadió a una palabra de origen curioso: cristiano. Es curiosa porque, sobre el ya mencionado término griego “christós” se añadió el sufijo latino -anus. Éste indica “relación, pertenencia, procedencia”. “Cristiano”, por tanto, significaría que alguien o algo está relacionado con Cristo. Lo curioso es que esta denominación es romana, como demuestra el sufijo latino.

Esto lleva a pensar desde cuándo se utiliza el adjetivo “cristiano” en las propias fuentes neotestamentarias o de los primeros escritores de la literatura cristiana. Los datos de que dispongo indican que las citas más antiguas en las que podemos leer en griego la palabra “cristiano” (χριστιανός) son las siguientes:

Hch 11, 25-26: Y salió para Tarso a buscar a Saulo, y tras encontrarlo lo llevó a Antioquía. Y les sucedió que durante un año completo se unieron a esa iglesia y enseñaron, y que, en Antioquía por primera vez, los discípulos fueron llamados cristianos.

Hch 26, 27-29: “¿Crees, rey Agripa, en los profetas? Sé que crees”. Y Agripa a Pablo: “Por poco me convences de hacerme cristiano”. Pero Pablo (dijo): “Rogaría a Dios que, por poco o por mucho, no sólo a ti, sino también a todos los que me oyen hoy se convirtieran en lo que yo soy aparte de estas cadenas”.

El hecho que apunta la primera cita estaría datado muy tempranamente, cuando Pablo (entonces Saulo) conoció la comunidad de Antioquía entre los años 37-44. Sin embargo, es chocante que, si esta denominación ya era efectiva tan temprano, el propio Pablo no utilizara el término en ninguna de sus cartas reconocidas como auténticas y fechadas entre los años 50-58.

De hecho, según el estudioso alemán Neugabauer, en algunas ocasiones Pablo se sirvió de la expresión “en Cristo” para indicar algo así como “cristianamente”, es decir, “relativo a Cristo” o “al modo de Cristo”. Por ejemplo, el autor alemán argumentó que expresiones como “en la carne” equivalían a “carnalmente”, por lo que aconsejaba traducir “en cristo” como cristianamente en algún caso (οἶδα ἄνθρωπον ἐν Χριστῷ 2 Cor 12, 2: conozco a un “hombre en Cristo”, que él traduciría como “un hombre cristiano”).

De hecho, los fragmentos de Hechos antes mencionados son tardíos, evidentemente posteriores a la muerte de Pablo de Tarso, lo cual puede ilustrar un problema general de los términos de la religión cristiana si los estudiamos cronológicamente: su uso en autores de segunda o tercera generación quizá no sea el propio de quienes integraban la primera generación de seguidores o incluso del mismo Jesús de Nazaret.

Lo que sí podemos entender es que, para la época en que se editó el libro Hechos de los apóstoles (bien sea en los años noventa del primer siglo o unos veinte años más tarde, sigue el debate), la palabra “cristiano” estaba consolidada como el adjetivo que se refería a los seguidores de una nueva religión.

Es decir, los textos apuntalan las siguientes conclusiones:
  1. es casi una obligación distinguir el uso que cada escritor hizo de las palabras más importantes de la nueva religión;
  2. los diversos usos y autores han de ser estratificados convenientemente para no confundir los datos históricos que, con la buena fe exigible a quien investigue, pueden deducirse a la larga;
  3. la estratificación terminológica ha de exigir también un enorme rigor a la hora de traducir o de comentar la traducción ofrecida para cada texto.
Un tercer pasaje de notable antigüedad y posiblemente fechable a finales del siglo I es el siguiente (Didaché 12, 4):

“Si no tiene oficio, provean según la prudencia, de modo que no viva entre ustedes cristiano alguno ocioso”.

Referido a quienes aparecían por las comunidades de finales del siglo I y pretendían vivir, como se dice ahora, “del cuento”.

Si todos estos datos y deducciones son correctos, también podemos pensar qué queremos decir con “orígenes del cristianismo”:
  1. si se trata del momento mismo de la aparición del cristianismo, quizá ésta no sucediera en vida de Jesús de Nazaret, ni siquiera de Pablo de Tarso, sino cuando comenzamos a ver el término, hacia los años 80-90 del siglo I.
  2. si se trata de los acontecimientos que llevaron a la aparición de ese movimiento religioso, es necesario distinguir claramente para que “orígenes” no sea una palabra usada demasiado vagamente y acabemos por equivocarnos al confundir los “previos” con el “momento concreto”.
 
Saludos cordiales.
www.eugenigomezsegura.es
logos@eugeniogomezsegura.es
Domingo, 24 de Octubre 2021

“Compartir” (312) Preguntas y respuestas de 22-10-2021.



 
PREGUNTA: Que los cuatro evangelios canónicos recojan el hecho de la resurrección de Jesús, ¿ es un indicio al menos para que duden los escépticos?
 
RESPUESTA:
 
Debo confesar que este planteamiento no me parece correcto, ya que considero que la crítica histórica da por sabido que los cuatro evangelios NO son cuatro fuentes distintas, sino una sola, al menos en su dependencia de una tradición, aunque múltiple, sobre la resurrección de Jesús, nacida probablemente en Jerusalén y que quizás fuera el final del “Relato premarcano de la pasión”. Naturalmente, cada evangelista tiene además su tradición propia, ya oral o transmitida por escrito.
 
1. Marcos es el primer evangelio que depende de la tradición recogida por él sobre la resurrección al que añade una fe paulina en el sentido de la muerte en cruz de Jesús, a saber, que es un acto salvador, gracias al cual se salva toda la humanidad y no solo los judíos. El evangelio de Marcos contiene ciertamente historia, pero es ante todo un testimonio de fe.
 
2. Mateo en general copia de Marcos (transcribe el 80% de Marcos), copia dichos de Jesús de la “Fuente  de los dichos del Señor”, y añade un material propio. Y en lo que respecta al tema de la resurrección depende de Marcos y la tradición que este representa, que es en gran parte paulina.
 
3. Lucas copia de Marcos (transcribe más o menos el 60% de Marcos), copia dichos de Jesús  de la “Fuente  de los dichos del Señor”, y añade bastante  material propio. Se puede aplicar en parte a Lucas lo dicho en el punto anterior sobre Mateo.
 
4. El Evangelio de Juan tiene presente todo el material de los otros tres evangelistas anteriores y no copia directamente, sin que intenta corregirlos, alegando que no han dicho mentiras sobre Jesús, pero que sus evangelios (sí, los tres anteriores) son superficiales y no reflejan al verdadero Jesús, el espiritual y profundo, que es el suyo.
 
Conclusión: los cuatro evangelios son en realidad UNA fuente, no cuatro respecto en concreto al tema de la resurrección. Todas dependen sin duda de ciertas informaciones históricas sobre Jesús, pero son ante todo testigos de una fe previa.
 
Por consiguiente este argumento no me hace dudar.  Creo que todo esto está explicado en mi libro “Guía para entender el Nuevo Testamento”.
 
                                                             NOTA
 
Se va acaban el tiempo de adquirir con grandes ventajas económicas y con la firma del editor literario, que soy yo, del volumen “Los libros del Nuevo Testamento”.
 
Ahí va el enlace de una nueva entrevista explicativa:

 https://youtu.be/pLgdFDgWrBU
 
Saludos muy cordiales de Antonio Piñero
 
Viernes, 22 de Octubre 2021

Complemento lo escrito ayer: ¿Debo dudar si no estaré equivocado al no creer en la profecía de Isaías sobre la resurrección de Jesús? Los historiadores escépticos y no confesionales no creen en absoluto que la muerte y resurrección de Jesús hubiesen sido predichas por Isaías o bien por Jesús mismo. Así pues:


 PREGUNTA:
 
¿Debe el historiador escéptico dudar de su postura negativa respeto a la resurrección de Jesús?
 
RESPUESTA:
 
Ofrezco hoy –como complemento a lo aducido ayer– unos textos del Evangelio de Lucas en los que se trasluce esta fe previa en la resurrección de Jesús reforzada, o dibujada, con la interpretación del pasaje del segundo Isaías 52,14–53,12 que ayer reproduje. La crítica literaria del Antiguo Testamento afirma que hay tres profetas “Isaías”, distintos, dentro de los escritos presentados como nacidos de la pluma de un solo profeta, como si el vidente “Isaías” estuviese teniendo ante sus ojos lo que le iba ocurrir a Jesús de Nazaret
 
Lucas 18,31:
 
Se cumplirá todo lo escrito por los profetas para el Hijo del hombre: probablemente se refiere en primer lugar a «un como hijo de hombre» de Daniel 7,13-14, que ya la Fuente Q interpreta cristológicamente como título mesiánico, «Hijo del Hombre» y, en segundo, a las profecías del siervo de Yahvé. En Isaías, este no es entregado a los gentiles, pero sí Jesús –lo cual es un escarnio mayor para un judío–, quien sufre los mismos tormentos (Isaías 52,14 y 53,2-12, donde parece incluso que revive / resucita, cuando estaba prácticamente muerto). Pero ya he insistido en que estos pasajes se ven así referidos a Jesús porque previamente se cree ya firmemente en su resurrección. Es un tratamiento del texto una vez ocurridos los hechos.
 
 
Lucas 22,37:
 
“Y fue contado entre los inicuos”: cita de Is 53,12. Considerar a Jesús como el siervo de Yahvé, figura mesiánica, que sufre una muerte injusta, es claramente teología postpascual que apunta al sentido expiatorio de esa muerte. Los «inicuos» es además una profecía ex eventu, ya que presupone una crucifixión colectiva, en la que Jesús muere en medio de dos «malhechores», como los denomina Lucas (23,33), aunque en realidad eran sediciosos contra el Imperio.
 
Lucas 23,9:    
 
Jesús nada le respondió”: el silencio de Jesús ha sido fuente inagotable de inspiración para los exegetas, sobre todo confesionales: sobre todo como muestra de nobleza de alma y como manifestación del silencio del siervo sufriente de Isaías (53,7), figura que habría asumido Jesús. Pero no es un anuncio de su victoria final incluida la resurrección…
 
Pero todos estos pasajes, insisto, suponen la fe previa en la resurrección de Jesús y a partir de ahí se interpreta Isaías. Por tanto, solo puede “dudar” aquella persona que sea ya creyente previa. A mí personalmente no me hace dudar
 
Repito mi observación de ayer:
 
Faltan solo 3 días para el fin de la suscripción/preventa de “Los libros del Nuevo Testamento” con todas sus ventajas de precio muy bueno y con la rebaja posible según la Ley del libro. Envío aquí el enlace de una entrevista que me hizo Ariel Horovitz, del “Moriah International Center”, subida al Red e Facebook
 
https://www.facebook.com/182843291738509/posts/4730364576986335/
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Jueves, 21 de Octubre 2021

“Compartir” (311) Preguntas y respuestas de 21-10-2021. ¿Debo dudar si no estaré equivocado al no creer en la profecía de Isaías sobre la resurrección de Jesús? Los historiadores escépticos y no confesionales no creen en absoluto que la muerte y resurrección de Jesús hubiesen sido predichas por Isaías o bien por Jesús mismo. Así pues:


 
PREGUNTA:
 
¿Debe el historiador escéptico dudar de su postura negativa respeto a la resurrección de Jesús?
 
RESPUESTA:
 
Ofrezco hoy –como complemento a lo aducido ayer– unos textos del Evangelio de Lucas en los que se trasluce esta fe previa en la resurrección de Jesús reforzada, o dibujada, con la interpretación del pasaje del segundo Isaías 52,14–53,12 que ayer reproduje. La crítica literaria del Antiguo Testamento afirma que hay tres profetas “Isaías”, distintos, dentro de los escritos presentados como nacidos de la pluma de un solo profeta, como si el vidente “Isaías” estuviese teniendo ante sus ojos lo que le iba ocurrir a Jesús de Nazaret
 
Lucas 18,31:
 
Se cumplirá todo lo escrito por los profetas para el Hijo del hombre: probablemente se refiere en primer lugar a «un como hijo de hombre» de Daniel 7,13-14, que ya la Fuente Q interpreta cristológicamente como título mesiánico, «Hijo del Hombre» y, en segundo, a las profecías del siervo de Yahvé. En Isaías, este no es entregado a los gentiles, pero sí Jesús –lo cual es un escarnio mayor para un judío–, quien sufre los mismos tormentos (Isaías 52,14 y 53,2-12, donde parece incluso que revive / resucita, cuando estaba prácticamente muerto). Pero ya he insistido en que estos pasajes se ven así referidos a Jesús porque previamente se cree ya firmemente en su resurrección. Es un tratamiento del texto una vez ocurridos los hechos.
 
 
Lucas 22,37:
 
“Y fue contado entre los inicuos”: cita de Is 53,12. Considerar a Jesús como el siervo de Yahvé, figura mesiánica, que sufre una muerte injusta, es claramente teología postpascual que apunta al sentido expiatorio de esa muerte. Los «inicuos» es además una profecía ex eventu, ya que presupone una crucifixión colectiva, en la que Jesús muere en medio de dos «malhechores», como los denomina Lucas (23,33), aunque en realidad eran sediciosos contra el Imperio.
 
Lucas 23,9:    
 
Jesús nada le respondió”: el silencio de Jesús ha sido fuente inagotable de inspiración para los exegetas, sobre todo confesionales: sobre todo como muestra de nobleza de alma y como manifestación del silencio del siervo sufriente de Isaías (53,7), figura que habría asumido Jesús. Pero no es un anuncio de su victoria final incluida la resurrección…
 
Pero todos estos pasajes, insisto, suponen la fe previa en la resurrección de Jesús y a partir de ahí se interpreta Isaías. Por tanto, solo puede “dudar” aquella persona que sea ya creyente previa. A mí personalmente no me hace dudar

 
Repito mi observación de ayer:
 
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Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
 
Jueves, 21 de Octubre 2021

“Compartir” (310) Preguntas y respuestas de 20-10-2021.


PREGUNTA:
 
¿No deberían los escépticos e increyentes en la resurrección de Jesús por a prueba sus dudas al ver que la pasión de Jesús fue predicha por el profeta Isaías?
 
RESPUESTA:
 
Supongo que la pregunta se refiere a los cantos del Siervo de Yahvé, en especial 52,14–53, 12, que reproduzco:  
 
“He aquí que prosperará mi Siervo, será enaltecido, levantado y ensalzado sobremanera. 4 Así como se asombraron de él muchos - pues tan desfigurado tenía el aspecto que no parecía hombre, ni su apariencia era humana -  otro tanto se admirarán muchas naciones; ante él cerrarán los reyes la boca, pues lo que nunca se les contó verán, y lo que nunca oyeron reconocerán. 
 
“¿Quién dio crédito a nuestra noticia? Y el brazo de Yahvé ¿a quién se le reveló? 2 Creció como un retoño delante de él, como raíz de tierra árida. No tenía apariencia ni presencia; (le vimos) y no tenía aspecto que pudiésemos estimar. Despreciable y desecho de hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro, despreciable, y no le tuvimos en cuenta. ¡Y con todo eran nuestras dolencias las que él llevaba y nuestros dolores los que soportaba! Nosotros le tuvimos por azotado, herido de Dios y humillado. Ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. El soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus cardenales hemos sido curados. Todos nosotros como ovejas erramos, cada uno marchó por su camino, y Yahvé descargó sobre él la culpa de todos nosotros. Fue oprimido, y él se humilló y no abrió la boca. Como un cordero al degüello era llevado, y como oveja que ante los que la trasquilan está muda, tampoco él abrió la boca.
 
 
“Tras arresto y juicio fue arrebatado, y de sus contemporáneos, ¿quién se preocupa? Fue arrancado de la tierra de los vivos; por las rebeldías de su pueblo ha sido herido; y se puso su sepultura entre los malvados y con los ricos su tumba, por más que no hizo atropello ni hubo engaño en su boca.  Mas plugo a Yahvé quebrantarle con dolencias. Si se da a sí mismo en expiación, verá descendencia, alargará sus días, y lo que plazca a Yahvé se cumplirá por su mano. Por las fatigas de su alma, verá luz, se saciará. Por su conocimiento justificará mi Siervo a muchos y las culpas de ellos él soportará. Por eso le daré su parte entre los grandes y con poderosos repartirá despojos, ya que indefenso se entregó a la muerte y con los rebeldes fue contado, cuando él llevó el pecado de muchos, e intercedió por los rebeldes”. 
 
MI  COMENTARIO:
 
La primera y única vez que de una manera clara se interpreta este canto del siervo sufriente de Yahvé como predicción de la pasión de Jesús lo hace el evangelista /helenista Felipe (no el discípulo, uno de los Doce) al eunuco etíope en Hechos de apóstoles 8, 32-35.
 
Pero la mayoría de los críticos, incluidos los católicos, suponen exactamente al revés: que el relato de la pasión de Jesús está conformado de tal modo que se parezca a esta “profecía” y que no sabemos a quién se refiere.
 
Los intérpretes judíos, antes y después de la muerte de Jesús, y probablemente antes de que los judeocristianos de Jerusalén, vieron en este pasaje una profecía cumplida, pensaban que todo el texto se refería   simbólicamente no a un personaje concreto, sino a Israel, como pueblo personificado, que sufre el acoso de los paganos y que al final es vindicado por Yahvé. Desde luego jamás vieron en él la representación previa del Mesías.
 
Con otras palabras: ese relato de Isaías nos suena a la pasión de Jesús porque esta se ha dibujado teniendo en cuenta ese pasaje. Se requiere previamente la fe en que el pasaje isaiano es una predicción, inspirada por Dios, de lo que ocurrió en la pasión. Si no se tiene fe previa, no se sabe históricamente a quién se refiere.
 
 
                                                              NOTA
 
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Saludos cordiales de Antonio Piñero
Miércoles, 20 de Octubre 2021

Notas

8votos

Vuelvo a comentar para el blog de Antonio Piñero tras un periodo de trabajo. Iniciaré esta nueva andadura con una mezcla de arqueología y lingüística que resulta muy atractiva para afianzar los conocimientos sobre los orígenes del cristianismo.

Hoy escribe: Eugenio Gómez Segura.


062. Unas palabras. 1
Carl Sagan en 1987.

En un turno de preguntas tras una conferencia fechada en 1994, el astrónomo Carl Sagan se enfrentó a esta cuestión: ¿Hay, para Usted, algún dios? (Is there any god to you?). Él, anticipándose a cualquier mala impresión que se dedujera de lo que pensaba contestar, afirmó que no iba a dejar pasar ninguna pregunta y ésa, en concreto, tampoco.

Su discurso comenzó, pues, de una manera muy sencilla: mediante otra pregunta. Hubo de hacerlo así para captar la atención de los asistentes (si es que le hacía falta a semejante divulgador) porque se proponía ofrecer un punto de vista rara vez escuchado ante tal cuestión. La pregunta-respuesta fue la siguiente:
Let me ask you what do you mean when you use the word “god”.
Permítame preguntarle qué quiere Usted decir cuando se sirve de la palabra “dios”.

Tras una nueva pregunta por parte del coordinador, un poco contrariado (o confuso), Carl Sagan pasó entonces a mencionar algunas concepciones y definiciones de “dios”: un venerable anciano de piel blanca y brillante, barbado, sentado en el cielo, del que no hay evidencia; el dios de Einstein, muy cercano a la totalidad de las leyes físicas del universo (sería de locos negar que hay leyes en el universo, y si uno quiere que eso sea la divinidad, pues adelante) o el dios que reina y se retira, creador de todo y después olvidadizo con todo lo que ha creado...
Concluye Sagan diciendo: si me pregunta si creo en Dios, responda yo sí o diga no, Usted no sabrá, en definitiva, absolutamente nada. Es decir, si no concretamos, nada sabemos.

La anécdota me da pie para, al volver a trabajar en este blog, plantear algunas entradas sobre lo adecuado de saber de qué hablamos cuando nos referimos a los términos más importantes de los orígenes del cristianismo. Mucho de esto ya lo ha tratado Antonio Piñero en años anteriores, pero no estará de más para todas aquellas personas que se hayan unido en los últimos tiempos a este blog repasar algunos conceptos y entender algunas cuestiones de capital importancia para conocer, y hacerse una idea cabal, el proceso que durante unos cincuenta o sesenta años desembocó en la aparición del cristianismo entre las religiones que se seguían en el Imperio Romano.

Porque, con las palabras, sucede lo mismo que con los yacimientos arqueológicos: en realidad la historia de la Lengua es una ininterrumpida acumulación de características que añaden novedades a los significados. En un yacimiento uno encuentra diferentes niveles arqueológicos, unos paralelos a otros, pero también invadiéndose, cortándose, casi desafiándose, y sabremos qué busca el arqueólogo y cómo ha de pensar para ofrecer los resultados de su investigación si nos imaginamos una sucesión de niveles o épocas que explican la vida de los restos humanos, pues unas fases dejan lugar a otras.

La idea de una arqueología del cristianismo primitivo, más allá de lo evidentemente material, referida por tanto a las ideas, es posible técnicamente y muy necesaria didácticamente. Una muestra inicial de la misma en mi último libro, Hijos de Yahvé, una arqueología de Jesús y Pablo. (https://www.eugeniogomezsegura.es/hijos_de_yahve/).

Volviendo a las palabras, si asumimos ese proceso y, además, recapacitamos sobre la limitada cabida que cada una de ellas tiene en sus letras y sonidos, puede verse también como lógico el proceso inverso, que algunos significados o matices se vayan perdiendo a lo largo del camino.

Porque, cuando estudiamos el vocabulario, hemos de reflexionar sobre algunos detalles que hemos podido (y podemos) comprobar en nuestra propia vida: cómo algunas palabras se olvidan, caen en desuso; cómo algunas nacen y triunfan; el matiz que en las charlas entre amigos discutimos a propósito de un concepto, cosa que nos señala claramente que no siempre entendemos lo mismo que otras personas al usar un término.

De manera que, si somos capaces de definir y entender qué significaba en cada época concreta de la aparición del cristianismo una no muy larga pero sí relevante serie de palabras que atañen a la historia de la cristiandad, nuestras ideas se clarificarán. Algunas de ellas son “bautismo”, “Cristo”, “hijo de Dios”, “iglesia”, “cruz”, por supuesto “Dios”. A ellas me dedicaré en próximas entradas.

Y, claro está, si quienes consultan este blog tienen interés por alguna concreta que no vaya apareciendo y sea de importancia, les ruego nos indiquen mediante sus comentarios cuáles son para estudiar su tratamiento en el futuro.

La pregunta a Carl Sagan

Saludos cordiales,
Eugenio Gómez Segura.
www.eugeniogomezsegura.es
logos@eugeniogomezsegura.es

 
Domingo, 17 de Octubre 2021
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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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