CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
“La interpretación no cristiana de Pablo de Tarso” (Carlos A. Segovia). Prólogo (443-02)
Hoy escribe Antonio Piñero


Prometí la semana pasada transcribir hoy domingo el Prólogo a este más que interesante libro. Lo hago ahora, aunque pienso –si no me equivoco— que en algunos de los links/vínculos ofrecidos puede leerse también. Pero da igual. Aquí está:


PRÓLOGO


Este libro de Carlos A. Segovia es absolutamente indispensable en el panorama de los estudios sobre Pablo de Tarso en lengua española, pues presenta con rigor y claridad los resultados de una novedosa línea de investigación sobre la que la inmensa mayoría del público culto e interesado en los estudios sobre el cristianismo –y diría que incluso entre los profesionales de la teología- no tiene todavía ninguna o escasa información.

Esta línea investigadora se centra sin duda en el núcleo del pensamiento del apóstol Pablo e intenta ofrecer razonadamente una interpretación nueva, pero que se piensa como mucho más acorde con el carácter profundamente judío del personaje, La verdad es que desde antes de la Segunda Guerra Mundial se vienen planteando reiteradamente, sobre todo por autores en lengua inglesa, cuestiones básicas acerca de si entendemos correctamente el pensamiento de la figura más prominente del cristianismo después de Jesús. Pero en España tales debates han tenido escasa o nula repercusión hasta ahora.

Podríamos preguntarnos incluso si éste podría ser un silencio interesado, fomentado por las autoridades eclesiásticas a quienes en nada podría interesar que tales debates lleguen a la opinión pública.
Ciertamente, los temas tratados en este libro son de capital importancia para la comprensión cabal del pensamiento de Pablo y la respuesta que a ellos se ofrece es clara y, a los ojos de muchos, radical. El autor presenta ordenada y claramente las opiniones de los principales representantes del nuevo planteamiento, para abordar él mismo las cuestiones suscitadas por este repaso del estado de la investigación ofreciendo sus propias respuestas y procurando fundamentarlas con el análisis de los textos principales de las cartas de Pablo, en especial la Epístola a los romanos.

Ante todo se plantea el autor el alcance de la denominación común de Pablo como “Apóstol de los gentiles” y el papel que desempeña en verdad en su teología la incorporación de los paganos al grupo de creyentes en Jesús como mesías. No menos importante es abordar la cuestión conexa de la mal denominada “conversión” de Pablo, puesto que el Apóstol jamás la denomina así, sino “llamada” de Dios Padre o de Jesús. ¿Cómo pudo Pablo “convertirse” a algo si realmente éste algo no existía aún? Unida a esta cuestión va otra, también básica y frecuente, que se oye plantear muchas veces entre gentes interesadas por los orígenes de su fe: qué fundamento real tienen quienes defienden que fue Pablo y no Jesús el que creó, o fundó el cristianismo

Es sabido que existen hoy confesiones que se denominan cristianas, pero que no creen en la divinidad de Jesús. ¿Fue Jesús un ser divino, o no lo fue según la teología del Apóstol? Consecuentemente, al responder a tal pregunta el autor se plantea si el Nazareno fue para Pablo un hijo real, óntico –casi diríamos, para entendernos bien, hijo “físico” de Dios-- o por el contrario, si hay que entender tal filiación según el más puro estilo judío. Naturalmente la investigación trata de estudiar cómo entiende el sintagma “Hijo de Dios” no sólo el Antiguo Testamento, por muy importante que esto sea, sino también –y diría que ante todo— en la literatura judía religiosa compuesta entre los siglos III a.C. y I d.C., aunque no fuera aceptada en el canon de Escrituras sagradas. Y la razón es que tales textos, que intentan completar o precisar la teología del Antiguo Testamento, fueron en verdad el humus donde creció parte del pensamiento religioso no sólo de Jesús, sino también de Pablo y otros seguidores del Nazareno.

El debate sobre si la muerte de Jesús en la cruz tuvo realmente para el Apóstol el sentido sacrificial, es decir, el de una víctima cuya muerte borró ante Dios todos los pecados del mundo, es conocido por los lectores españoles ya que ha sido planteado ante todo por los teólogos de la Teología de la liberación. En este libro se aborda tal cuestión no a partir del estudio de los Evangelios, sino más atrás, señalando con razón que, a pesar del orden y presentación tipográfica del Nuevo Testamento que ofrece al lector primero los Evangelios y luego las epístolas paulinas, estas comenzaron a escribirse una dos décadas antes del primer escrito evangélico, en orden cronológico, el de Marcos.

El tema de “Pablo y la ley de Moisés” es también capital en este libro, como es natural. Pero, ¿debemos enfocarlo de un modo radicalmente distinto a lo usual? Puede haber dudas serias de que Pablo cuestionara la ley de Moisés de un modo tan absoluto como se mantiene normalmente. Otro tema básico es la conversión de los paganos según Pablo. El núcleo de la vida misionera del Apóstol fue su denodado intento de convertir a “gentiles”, no judíos, a la fe en Cristo cómo mesías. El nuevo enfoque radical del pensamiento paulino presentado en este libro se plantea cómo debe comprenderse tal afán y qué función desempeña en la teología de Pablo. Unido estrechamente a él se halla el espinoso problema de la increencia de la mayoría de los judíos en el personaje, Jesús, al que sus seguidores aclamaban como el verdadero mesías de Israel. Es éste uno de los temas cruciales de la última carta de Pablo, la dirigida a los romanos y es una cuestión que debía de angustiar realmente a Pablo. Situar la solución que ofrece la Epístola a los romanos dentro del esquema general del pensamiento del Apóstol es uno de los afanes principales de este libro.

El lector podrá encontrar, como muy sugestiva e interesante en mi opinión, la solución que él ofrece, que intenta bucear en cómo Pablo pudo concebir la aceptación de su muerte por parte de Jesús. La dilucidación de sus razones abocará también en este libro a indagar en qué sentido decía Pablo que, al final, “todo Israel se salvará”.
Como se ve, los temas abordados en este libro son cruciales, van a la raíz de la teología paulina y se enfrentan sin miedo a los espinosos problemas que una correcta interpretación suscita. Es claro que su respuesta tiene gran importancia para dilucidar cómo debe comprenderse hoy esta teología, que después de la muerte del personaje, Pablo, se convirtió en uno de los ejes principales sobre los que se vertebra la teología cristiana, junto con la elevada cristología --es decir la “ciencia sobre cómo debe considerarse a Jesús como mesías”— del Cuarto Evangelio,
No me cabe duda de que el libro presente suscitará una fuerte polémica intelectual. Algunas de sus interpretaciones son sin duda discutibles, y yo mismo tengo hacia ellas algunas reservas. Pero precisamente por ello el interés por leerlo puede ser aun más acuciante. Además, como el autor está perfectamente informado de la literatura que se ha generado últimamente sobre las cuestiones discutidas, el lector encontrará en las notas una bibliografía totalmente al día que le servirá de pista segura si desea profundizar en algunas de las cuestiones propuestas a discusión.

Es inútil y dañino a la larga el intento de evitar que estas nuevas líneas interpretativas, realizadas con toda seriedad y en el ámbito de la investigación universitaria, vean la luz entre los lectores de lengua hispana, como creo que ha podido pretenderse ya por quienes se sienten inseguros en sus posturas intelectuales, aun aparentando una notable firmeza externa en su defensa. Por ello, y aun no convencido en todos los casos por las nuevas tesis radicales, recomiendo vivamente su lectura. El lector verá que la interpretación usual del apóstol Pablo, tan básica para su fe, o para su cultura religiosa, no es tan segura como parece.

Saludos cordiales
Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com


Domingo, 10 de Febrero 2013


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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