CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Contenido de los Hechos Apócrifos de los santos Nereo y Aquiles
Hoy escribe Gonzalo Del Cerro

Valores doctrinales del MartNerAq

Si comparamos los Hechos sobre el Martirio de los santos Nereo y Aquiles con los cinco Hechos Apócrifos primitivos, notamos una notable y evidente diferencia. Los Hechos primitivos son densos en doctrina y abundan en fragmentos parenéticos, mientras que los relatos del MartNerAq carecen de esas características.

No hay apóstoles predicadores. Ni siquiera se mencionan reuniones de cristianos en las que resuene la voz de exposiciones teóricas o de exhortaciones de carácter práctico. Los pasajes dialogados prevalecen frente al relato de acontecimientos. La secuencia milagro-conversión-bautismo es ordinaria y frecuente, casi rutinaria. No hay conversiones que puedan considerarse fruto de una dialéctica doctrinal. Los pasajes más parecidos a las parénesis teórico-prácticas son las recomendaciones dirigidas a Domitila por sus siervos Nereo y Aquiles sobre los valores de la virginidad, que forman una parte sustancial de estos Hechos y les proporcionan un subido color encratita. Nereo y Aquiles insisten en los atractivos de la virginidad, tan amada por Dios como por los ángeles. Es la virtud que “aventaja a todas las virtudes” y “ocupa el segundo lugar después del martirio” (c. 6).

Más que una exposición positiva de la virginidad, las reflexiones de Nereo y Aquiles presentan un cuadro exageradamente pesimista sobre las sombras de la vida matrimonial. La mujer casada pierde su libertad y queda sometida a la tiranía de su marido (c. 3). Tiene que permanecer frecuentemente encerrada en casa y apartada del trato con otras personas, incluidos sus padres (c. 7). Muchos maridos son celosos, como fue el padre de la misma Domitila. Otros son adúlteros y corrompen a las criadas de la casa. Cuando surgen problemas, se ponen del lado de las criadas contra sus propias esposas.

El proceso completo de la concepción, la gestación y el parto es una secuencia de molestias y pesadumbres. La gestante tiene que soportar el peso, las hinchazones y la disminución de movimientos. Y esto en el caso de que todo vaya bien. Pues con harta frecuencia surgen contratiempos y es preciso trocear al feto dentro de las entrañas de la madre. En tal caso el niño “degüella a su propia madre antes de nacer mientras él es degollado antes de iniciar su nacimiento” (c. 4). Con frecuencia el niño nace enfermizo o contrahecho, lleno de pústulas o endemoniado. La madre debe exponer sus intimidades a los ojos de otras mujeres. Hasta queda desnuda ante hombres extraños por exigencias del arte de la medicina.

El matrimonio destruye de forma total e irrecuperable la integridad con que la naturaleza ha dotado a las mujeres. Cualquier otro defecto se corrige con el esfuerzo o con medios técnicos. El mismo pecado puede borrarse con la penitencia. Pero “la virginidad, una vez perdida, ya no puede recuperarse” (c. 5). La virgen conserva su libertad y se siente dueña de su destino y de su vida. La mujer casada queda muy condicionada en muchos aspectos de su vida `por la autoridad del marido y con su libertad claramente menguada.

Una práctica devota testificada en estos Hechos es el culto a los mártires, cuya virtud ocupa la cima de todas las virtudes (c. 6). Después de cada martirio se narra la preocupación de los fieles por recoger los cuerpos de los mártires y darles honrosa sepultura. Con frecuencia suelen edificar iglesias que sirven de santuarios en memoria de los mártires en ellas sepultados. Esas iglesias se convierten en lugares de peregrinación, donde se producen abundantes curaciones milagrosas. Los trece martirios narrados van seguidos sin excepción del testimonio de la devoción de los cristianos y del culto a la memoria de sus mártires.

En este sentido merece los honores de un recuerdo la iglesia del siglo IV, descubierta en las catacumbas de Domitila en Roma, en la que son evidentes las menciones de san Aquiles y la presunta memoria paralela de su compañero de servidumbre y martirio san Nereo.

(Catacumbas de santa Domitila en Roma)

Saludos cordiales. Gonzalo Del Cerro


Lunes, 11 de Febrero 2013


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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