CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Hechos Apócrifos de los santos Nereo y Aquiles
Hoy escribe Gonzalo Del Cerro

HechNerAqu. Domitila defiende su virginidad

Nuevos intentos de Aureliano para doblegar a Domitila

Cuando hubo eliminado a todos los santos de Cristo que formaban el círculo de amistades de Domitila, llamó el prefecto Aureliano a Sulpicio y Serviliano, dos de los más brillantes magistrados, que habían pretendido a dos nobles mujeres amamantadas con Domitila, llamadas Eufrosine y Teodora. Les encargó que hicieran venir a Domitila de la isla Poncia a Terracina. Luego, vendrían a ella sus dos amigas para intentar hacerla cambiar de criterio. Una vez que se encontraron juntas, Eufrosine y Teodora comían en común, mientras Domitila pasaba el tiempo en ayunos y oraciones.

Diálogo de Domitila con sus amigas sobre el matrimonio y la virginidad

Las dos amigas le preguntaron si es que ellas no podían servir a Dios porque comían y tenían relaciones con varones. Domitila les preguntó a su vez si, teniendo nobles varones, aceptarían casarse con hombres mezquinos y pobres. Respondieron que eso sería una locura. Lo mismo sería para ella abandonar a un esposo grande y maravilloso, Hijo de Dios y Salvador del Mundo, para unirse a un hombre mortal. Cristo, su esposo, había prometido la vida eterna a quienes conservaran la virginidad y confirmaba sus promesas curando enfermos, limpiando leprosos, resucitando muertos y haciendo toda clase de signos y prodigios.

Milagros de Domitila

Los datos aportados por Domitila dieron la oportunidad a sus dos amigas para recordar y plantear los problemas personales que padecían. Teodora se acordó de un hermano pequeño, enfermo de los ojos desde hacía un año. Si Domitila le devolvía la vista, creería todo lo que contaba de su esposo celestial. Eufrosine adujo el problema de una hija pequeña de su nodriza, que a causa de una enfermedad había perdido el uso de la palabra.

Llegó en primer lugar la hija de la nodriza de Eufrosine. Domitila se postró en oración durante varias horas. Se levantó luego, extendió sus brazos hacia el cielo e hizo sobre la niña la señal de la cruz diciendo: “En el nombre de nuestro Señor Jesucristo venga sobre ti la energía de tus labios y abra tu boca el Señor que abrió la boca del profeta Zacarías” (c. 22,2). A estas palabras de Domitila, dio un grito la niña afirmando que realmente existía el Dios de Domitila y proclamando felices a los que creen en Cristo, el Hijo de Dios.

A continuación se postraron Teodora y Eufrosine a los pies de Domitila, confesaron su fe en Cristo y fueron consagradas. Trajeron al hermano ciego de Teodora, que recuperó al punto la vista por la oración de Domitila. Los hombres y mujeres que habían venido de la ciudad, al ver tales prodigios, creyeron en Cristo y recibieron el bautismo. Las ideas y actitudes de Domitila conmovían a los testigos y los convencían más y mejor que las grandes peroratas dialécticas .

(Cuadro de las santas mártires Domitila, Teodora y Eufrosine)

Lunes, 15 de Abril 2013


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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