Notas
Escribe Antonio Piñero
Sigo comentando la “introducción” que ha escrito Xabier Pikaza para el libro “La infancia del cristianismo” de E. Trocmé, Madrid, Trotta, 2020. Al hablar de los años 30-35 d. C. acerca de la fractura que supuso en esos años la división de la comunidad entre “hebreos” y “helenistas” (Hechos de los Apóstoles 6), comenta Pikaza sobre el “Declive de los Doce”. De acuerdo con él totalmente en que es un problema sin resolver del todo la desaparición en el cristianismo primitivo de una institución que tanto relieve debió de tener en el Jesús histórico. Sospecho, sin embargo que la clave está en el autor, muy paulino de Hechos, que omite particularidades de la “iglesia” / grupo de sucesores directos de Jesús, porque eran demasiado judíos, celotas y probablemente nacionalistas y no encajaban nada bien con el universalismo paulino y con la imagen de unidad y concordia de la Iglesia que intenta transmitir el autor de Hechos. Luego sostiene Pikaza que el “clan de los parientes de Jesús no había aceptado el mensaje de este”. Parece sin duda correcta esta apreciación a tenor de lo que dice Marcos 3,21 (“Y cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decían: Está fuera de sí”, es decir, no estaba en sus cabales y por eso predicaba, etc.); Mc 6, 1-6, en especial lo siguiente: “Mas Jesús les dijo: No hay profeta sin honra sino en su tierra, y entre sus parientes, y en su casa. Y no pudo hacer allí una gran obra, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sus manos sobre ellos. Y estaba maravillado de la incredulidad de ellos”, y Jn 7,3: donde Jesús da el esquinazo a sus hermanos, que deseaban subir con él a Jerusalén, y se va luego por su cuenta con sus discípulos. Y en 7,5 el evangelista declara sin tapujos: “Porque ni aun sus hermanos creían en Él”. Y como es sabido, se produce un cambio súbito y repentino en la mentalidad de su familia, señalado por Hechos 1,14: “Todos éstos (los Once /Doce y alguno más) perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos”. El Nuevo Testamento no explica en ninguna parte este cambio. Así que, como es nuestra única fuente, nos quedamos sin saberlo. Luego señala Pikaza que Pablo con su lenguaje especial testimonia que Cristo se apareció también a Santiago “ratificando así su camino eclesial intrajudío”. Esta última frase (p. 17 del libro de Trocmé) es lo que no acabo de entender: I En el Nuevo Testamento Pablo y Santiago aparecen al principio como “amigos”, según testimonia Gálatas: 1,17-19: “Gal 1:17 ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco. Gal 1:18 Después, pasados tres años, subí a Jerusalén a ver a Pedro, y permanecí con él quince días, Gal 1:19 mas no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor”. Incluso en el comienzo del capítulo 2 de Gálatas no aparece enemistad alguna, ideo /teológica, en 2,9: “Y cuando Jacobo /Santiago, Cefas /Pedro, y Juan, que parecían ser columnas, percibieron la gracia que me fue dada, nos dieron a mí y a Bernabé las diestras de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión”. III Luego aparecen como enemigos, cuando Pablo describe la disputa que tuvo con Pedro acerca de si los judíos creyentes, circuncidados, podían comer con los gentiles creyentes, no circuncidados: “Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí en su cara, porque era de condenar. Porque antes que viniesen unos de parte de Jacobo/Santiago, él comía con los gentiles, mas cuando vinieron, se retraía y se apartaba, teniendo miedo de los que eran de la circuncisión. Y otros judíos también disimulaban con él; de tal manera que también Bernabé fue llevado con su simulación. Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como los judíos, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar? De aquí en adelante los “evangelios” la buena nueva sobre Jesús del grupo de Pablo y la de Santiago fueron enemigas totales en la teología respecto a los gentiles. Tal como se lee en el texto que acabo de transcribir la revelación divina otorgaba a Pablo le había dicho que los gentiles creyentes en Jesús Mesías tenían que seguir siendo gentiles. Por tanto, NO obligaba a los gentiles convertidos a la fe en Jesús a circuncidarse, pero los de Jacobo / Santiago sostenían lo contrario: SÍ tenían que circuncidarse tales gentiles si querían salvarse. Pablo afirma claramente que los gentiles no tienen que hacerse judíos (es decir, no tienen que circuncidarse) en 1 Corintios 7, 17-24: “Pero cada uno como Dios le repartió, y como el Señor llamó a cada uno, así ande. Y así ordeno en todas las iglesias. ¿Es llamado alguno siendo circunciso? Quédese circunciso. ¿Es llamado alguno incircunciso? Que no se circuncide. La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios. Cada uno quédese en el llamamiento en que fue llamado. ¿Eres llamado siendo siervo? No te dé cuidado; pero si puedes hacerte libre, procúralo más. Porque el que en el Señor es llamado siendo siervo, liberto es del Señor; asimismo también el que es llamado siendo libre, siervo es de Cristo. Por precio sois comprados; no os hagáis siervos de los hombres. Cada uno, hermanos, en lo que es llamado, en ello permanezca con Dios. Las doctrinas de Santiago/Jacobo y las de Pablo respecto a la circuncisión de los gentiles son contradictorias, pero afectan a algo con lo que no se puede jugar, la salvación. Ahora bien, insisto en que Pikaza sostiene que Cristo al aparecerse a Santiago, “ratificó así su camino eclesial intrajudío”. Comento: Pikaza no explica bien eso de “camino eclesial”: Pablo supone que hay DOS vías para la salvación, y su vía es “eclesial”; mientras que Santiago dice que solo hay UNA, que el gentil creyente se haga judío, y según Pikaza esta vía es también “eclesial”. Según Pablo también los gentiles se salvan con solo creer en Jesús y cumplir su ley mesiánica, la ley del amor (Gálatas 6,2): Pero según Santiago si los gentiles no se hacen judíos, aunque crean en Jesús como mesías, se condenan eternamente. Por tanto, las dos vías no pueden ser “eclesiales” ya que son contradictorias. Por eso no me parece que el Jesús resucitado, apareciéndose a Santiago, admita que solo se puede salvar un ser humano, aun creyendo en él, si no se hace judío… a menos que se admita que en la Iglesia (que es la heredera del Jesús resucitado por hipótesis (Mt 16,16-18) hay dos vías de salvación y no solo una. Hay ciertamente solución para este aparente dilema. Pero debe explicarse. Saludos cordiales de Antonio Piñero www.antoniopinero.com P. D. Sigue adelante mi curso sobre los cuatro Evangelios, más la clase introductoria gratis, el sábado 29 mayo a las 19 hombres de España, aunque puede verse en otro momento. Queda colgado en la Red de “Daat Ediciones” de Chile, el grupo que lo organiza, hasta el 30 de septiembre de 2021, Segunda clase: sábado 29 de mayo 2021, a las 19.00 horas españolas el momento presencial. Luego, como digo, queda grabado. https://youtu.be/sIJbOvABpUk
Jueves, 27 de Mayo 2021
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Editado por
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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