CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Hoy escribe Antonio Piñero

La cuestión sobre cómo leer Dn 7,13-14 (texto en postal 454-02) permitió a Boyarin leer Mc 2,10 (texto en postal anterior) fue la que guió a Boyarin a interpretar el texto de Marcos como una expresión (no queda claro si del Jesús histórico –para mí muy imporbable-- o el Jesús de la teología del evangelista) de que el Nazareno se consideró a sí mismo mesías divino-humano. Esa misma lectura le permite leer la escena de los discípulos desgranando espigas en sábado como muestra de que Jesús se creía el redentor divino y a la vez el mesías davídico. El conocido texto es el siguiente:

23 Y sucedió que un sábado, cruzaba Jesús por los sembrados, y sus discípulos empezaron a abrir camino arrancando espigas.
24 Decíanle los fariseos: «Mira ¿por qué hacen en sábado lo que no es lícito?»
25 El les dice: «¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y él y los que le acompañaban sintieron hambre,
26 cómo entró en la Casa de Dios, en tiempos del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió los panes de la presencia, que sólo a los sacerdotes es lícito comer, y dio también a los que estaban con él?»
27 Y les dijo: «El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado.
28 De suerte que el Hijo del hombre también es señor del sábado».

El pasaje es de enorme importancia par ala reconstrucción de la historia religiosa judía. Los temas son:
• ¿Por qué razón se atreven los discípulos a arrancar espigas en sábado?
• ¿Qué significado tiene que Jesús los defienda ardorosamente invocando la analogía con David?
• ¿Qué conexión hay entre los vv. 27-28 en donde se proclama que el Hijo del Hombre es señor del sábado y éste ha sido hecho para el ser humano? ¿Qué significado tgiene esa conexión?
• ¿Por qué da Jesús tantas razones?
• ¿Su respuesta tiene que ver con el estatus mesiánico de Jesús?

Existen todavía exegetas, sobre todo aquellos “ignorantes” que no quieren saber del profundo transfondo judío de los evangelios que sostienen que el pasaje es una interpolación. La respuesta no es satisfactoria, pero apunta hacia la tensión que se muestra entre la discusión legal (“haláquica”) en el siglo I entre los expertos en las Escrituras, que está ciertamente en el texto, y la transformación radical que suponen las palabras de Jesús, que es otro de los trasfondos seguros. Lo que convence a Boyarin de que el pasaje representa un recuerdo genuino de una controversia haláquica es que ese mismo argumento se encuentra en los “tanaítas” (lo primeros que merecen estrictamente el nombre de rabinos), expertos en la Ley del siglo II, posteriores ciertamente a los Evangelios.

El texto crucial, citado por Boyarin es de la Mekilta, tratado Shabbat,1:

“Rabí Ismael y R. Eleazar, hijo de Azarías y R. Akiva iban caminando y Leví Hassadar junto con R. Ismael, hijo del R. Eleazar, hijo de Azarías iban detrás de ellos. Y se suscitó una cuestión entre ellos: “De dónde conocemos que si un ladrón es sorprendido entrando con violencia en una caso, recibe un golpe y muere, el que se defiende no es reo de delito de sangre; pero si ello ocurre después de la salida del sol, el defensor es reo de delito de sangre (Ex 22,1-2: “1 Si el ladrón, sorprendido al perforar la pared, es herido mortalmente, no habrá venganza de sangre.2 Mas si esto sucede salido ya el sol, su sangre será vengada. - Debe restituir; si no tiene con qué, será vendido para restituir por su robo.”). Esta opinión es segura aunque no sepamos si el ladrón iba para robar o para matar. El razonamiento va desde “lo ligero a lo pesado” (es decir a fortiori): así como la muerte de una persona hace impura la tierra (de Israel) y expulsa la divina presencia de ella está por encima (de la ley de la observancia del) sábado (en el caso de un robo con violencia) ¡cuánto más el salvar una vida!
Pero R. Eleazar dio una respuesta diferente: “Así como la circuncisión que (salva) solamente un miembro de una persona está por encima (de la ley de la observancia del) sábado, ¡cuánto más el cuerpo entero!
R. Akiva dijo: “Si una muerte violenta está por encima del culto en el Templo que está por encima (de la ley de la observancia del) sábado, ¡cuánto más una vida!
R. José, el galileo, dijo: “Cuando se dice ‘Pero guarda mis sábados’, el vocablo ‘pero’ efectúa una distinción: hay sábados que se eliminan y otros que se observan (es decir, cuando se trata de una vida, esto está por encima del sábado)”.
R. Simón, el hijo de Menasías: “Mirad se dice: ‘Observad el sábado porque es santo para vosotros; el sábado fue entregado para vosotros y no vosotros para el sábado”. R. Natán dijo: “Se dice: ‘Los hijos de Israel guardaron el sábado para guardar el sábado por genraciones’. Profanad un sábado por él (el que está enfermo) para que pueda observar muchos sábados”.
Los investigadores cristianos que intentan hallar en las palabras de Jesús cosas radicalmente nuevas y en oposición al judaísmo señalan que esta sentencia de Jesús sobre la no observancia del sábado indica que él estaba en radical oposición a la ley de Moisés y que vino para fundar una religión del amor en contra de otra fundada en el legalismo. Sin embargo, este texto cuyo contenido es del siglo II, indica que no hay contradicción alguna entre Jesús y los rabinos posteriores, pues el paralelismo de ideas es sorprendente. Y el paralelismo aumenta en el caso del Evangelio de Mateo 12,5-6, que añade algo que no se encuentra en Marcos pero que supone una relación estrecha con la comparación con el Templo de R. Akiva:

“5 ¿Tampoco habéis leído en la Ley que en día de sábado los sacerdotes, en el Templo, quebrantan el sábado sin incurrir en culpa? 6 Pues yo os digo que hay aquí algo mayor que el Templo”.

Como se ve, no hay oposición alguna entre Jesús y el judaísmo. Lo que añaden los evangelistas es la relación expresa de la superioridad del Hijo del Hombre respecto a la observancia del sábado. Puede haber en todo caso una oposición entre los rabinos y Jesús en que para éste se trata de la salvación de una vida de cualquier hombre, mientras que la discusión entre los rabinos se refiere solo a la salvación de la vida de un judío. Pero este universalismo es también judío porque en la visión de Dn 7,13-14 se dice que a “uno como hijo de hombre” ( posteriormente el Hijo del Hombre en griego) Dios le otorga el poder sobre todas las naciones. Ello supone no una abrogación de la Torá, sino su cumplimento.

Igualmente el ejemplo del Jesús evangélico que rememora el caso de David que quiebra en apariencia el sábado, indica que en tiempos de Jesús se discutía en qué casos debía hacerse una sanación también en sábado (o dar de comer al hambriento en ese día). Jesús discute intrafrisaicamente con algunos rigoristas que interpretaban la observancia del sábado con un rigor insoportable para Jesús. Alguien ha sostenido que la discusión relatada en la Mekilta (véase arriba) es un influjo de los evangelios… pero es altísimamente improbable que los rabinos del siglo II hayan leído los evangelios.

Hay que señalar también a propósito de Mc 2,25 la posibilidad de que la analogía con el comportamiento de David sea una radicalización apocalíptica, propia de Jesús, que fue eliminada por los rabinos posteriores (un reflejo estaría en la eliminación de Mc 2,27 por Mateo y Lucas).

El Jesús evangélico da un paso más al afirmar que el Hijo del Hombre es señor del sábado, pues no se trata sólo de una discusión meramente legal entre humanos sino de la sentencia jurídica acerca de que la Ley puede ser cambiada por el Mesías… porque también es divino. Esta alusión a Dn 7,13-14 explica, según Boyarin, la unión en Marcos de los vv. 27 y 28 [Este es uno de los argumentos que empleo yo en la futura “Guía para entender a Pablo” –espero que salga a lo largo de 2014—antes de haber leído a Boyarin] y la sentencia sobre el Hijo del Hombre = mesías davídico como ser divino y señor del sábado.

Se podría objetar que Jesús innova radicalmente, contra los rabinos posteriores que señalaban, basándose en el Génesis, que las disposiciones sobre el sábado sólo “están en el cielo”, es decir, sólo el Dios único puede ser “señor del sábado” y no el Hijo del Hombre. Pero esta objeción es muy débil ya que el texto de Daniel indica que Dios otorga al Hijo del Hombre potestad delegada sobre la tierra. Por tanto puede cambiar las cosas “que están en el cielo” pero cuya aplicación afecta a la tierra.

Pero una vez probado que existía esa controversia haláquica dentro del judaísmo del siglo I y que Jesús no se apartaba en absoluto del judaísmo ni fundaba con ella ninguna nueva religión, debe insistirse en que el Jesús de Marcos hace –más allá de los rabinos—una lectura de este poder del Hijo del Hombre sobre el sábado que se extiende a otra leyes (Mc 7, 7, 17-20:

“7 Y cuando, apartándose de la gente, entró en casa, sus discípulos le preguntaban sobre la parábola. 18 El les dijo: «¿Conque también vosotros estáis sin inteligencia? ¿No comprendéis que todo lo que de fuera entra en el hombre no puede contaminarle, 19 pues no entra en su corazón, sino en el vientre y va a parar al excusado?» - así declaraba puros todos los alimentos -. 20 Y decía: «Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre”),

y de la unión del mesías davídico con el Hijo del Hombre. Muchos de los judíos contemporáneos de Jesús que rechazaban este argumento no era porque estuvieran en desacuerdo con esta teoría sino porque no creían que Jesús de Nazaret fuera precisamente el Hijo del Hombre [de nuevo Boyarin da por supuesto que la mayoría de los judíos del siglo I sabía que “Hijo del Hombre” era un título cristológico: lo cual es muy dudoso como veremos más tarde]. Pero de cualquier modo, según Boyarin, esta noción de un mesías también divino, “un segundo poder en el cielo” es también judío… y no hay que buscarlo en suelo griego [Esta opinión absoluta es también muy discutible, pues la noción de “segunda divinidad” que él ve en el transfondo israelita muy antiguo, del traspaso de poderes de una divinidad vieja a otra joven… es posible que no sea así sino que se produzca por la especulaciones judías desde el siglo III antes de Cristo sobre la Sabiduría y el Logos de Dios que son realmente de fondo platónico… dentro del judaísmo mismo y “provocadas” por el platonismo vulgarizado “en vigor” desde el siglo a.C. ].

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com


Viernes, 30 de Agosto 2013


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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