Notas
Hoy escribe Antonio Piñero
Para que el lector de este blog no se desoriente en la explicación que seguirá de 1 Corintios A y B, adelanto que organizaremos las líneas principales del pensamiento de 1 Corintios en general según el siguiente esquema que reúne noticias de todos los capítulos de la carta: 1. Ataque de Pablo a la idea misma de formar “partidos”. 2. Crítica especial a los “espirituales”: 2.1 Descripción en particular de este grupo. 2.2 Nociones que comparte Pablo con los de este grupo. 2.3 Argumentos que opone el Apóstol a las concepciones de los “espirituales”. 3. Otros temas o cuestiones que afectan a la comunidad en general. 1. Ataque de Pablo a la idea misma de formar “partidos”. Como hemos sostenido, 1 Corintios contiene ante todo un ataque general de Pablo contra la tendencia misma a formar facciones religiosas basadas en una posible adhesión a las personas que han impartido el bautismo cristiano y que por tanto pueden haber tenido ideas diferentes en puntos concretos de teología. La idea central al principio de su carta es: ¿cómo puede habérseles ocurrido a los corintios formar partidos? Nadie puede ni debe gloriarse de formar un grupo especial dentro del cristianismo basándose en hombres. Según el Apóstol (3,5-9) es absurdo mostrar preferencias por unos misioneros del evangelio en detrimento de otros: 6 Yo planté, Apolo regó, pero era Dios quien hacía crecer; 7 por tanto, ni el que planta significa nada ni el que riega tampoco; cuenta el que hace crecer, o sea, Dios. 8 El que planta y el que riega hacen uno, aunque el salario que cobre cada cual dependerá de lo que haya trabajado. 9 Es decir, nosotros trabajamos juntos para Dios; labranza de Dios, edificio de Dios sois vosotros. 10 Conforme al don que Dios me ha dado, yo, como hábil arquitecto, coloqué el cimiento, pero otro levanta el edificio (3,5-9). Por tanto, lo único que importa es Cristo Jesús: él es el que otorga el crecimiento en la fe. Obsérvese cómo la expresión “en Cristo” se repite nueve veces en los diez primeros versículos de la carta, lo que indica que Pablo insiste en Cristo como fundamento único en cuestiones de fe. Aceptar diferencias entre mediadores humanos del Evangelio es, según Pablo, propio de gente poco formada, “carnal”, no “espiritual” (3,1: “Por mi parte, hermanos, no pude hablaros como a hombres de espíritu, sino como a gente débil, como a cris¬tianos en la infancia.”). Todos los misioneros, Pablo, Pedro, Apolo o cualquier otro, son servidores de Cristo (4,1: “Según esto, que se nos considere a nosotros servidores Cristo y encargados de anunciar los secretos de Dios,”) y sobre éste debe fundarse un único sentir (1,10). Pablo vuelve a este tema en 3,5-16 + 4,1-13: estos dos pasajes tienen una idea principal: la fe es como una semilla de Dios; los misioneros pueden contribuir a plantarla o regarla, pero es Dios solo el que otorga el crecimiento. 4 A ver, cuando uno dice «yo estoy con Pablo» y otro «yo, con Apolo», ¿no sois como gente cualquiera? 5 En fin de cuentas, ¿qué es Apolo y qué es Pablo? Auxiliares que os llevaron a la fe, cada uno con lo que le dio el Señor. 6 Yo planté, Apolo regó, pero era Dios quien hacía crecer; 7 por tanto, ni el que planta significa nada ni el que riega tampoco; cuenta el que hace crecer, o sea, Dios. 8 El que planta y el que riega hacen uno, aunque el salario que cobre cada cual dependerá de lo que haya trabajado. 9 Es decir, nosotros trabajamos juntos para Dios; labranza de Dios, edificio de Dios sois vosotros (3,4-9). 11 Ahora que atención cada cual a cómo construye; porque un cimiento diferente del ya puesto, que es Jesús Mesías, nadie puede ponerlo (3,11) 16 ¿Habéis olvidado que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? 17 Si uno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo y ese templo sois vosotros (3,16). 7 Vamos a ver, ¿quién te hace a ti superior?, y, en todo caso, ¿que tienes que no hayas recibido? Y si de hecho lo has recibido, ¿a qué tanto orgullo, como si nadie te lo hubiera dado? (4,7) Por tanto, y como conclusión general, en opinión de Pablo es absurdo crear partidos o facciones dentro del cristianismo porque todo depende de Dios. Una digresión: Esta idea fundamental servirá de paso a Pablo para una digresión: defenderse de sus detractores (9,1-3): 1 ¿No soy libre?, ¿no soy apóstol?, ¿es que no he visto a Jesús Señor nuestro?, ¿no es obra mía el que vosotros seáis cristianos? 2 Si para otros no soy apóstol, al menos para vosotros lo soy, pues el sello de mi apostolado es que vos¬otros sois cristianos. 3 Esta es mi defensa contra los que me discuten, y formular una ardorosa apología de su condición de apóstol (9,1-23) y de su modo de entender el apostolado. Él es apóstol de verdad porque • Su apostolado tiene como fundamento una revelación divina (9,1). • Su apostolado ha sido bendecido por Dios. Ha tenido mucho éxito (9,2: un ejemplo es la fundación misma de la iglesia de Corinto. • Su apostolado es verdadero porque se basa en algo tan cristiano como la renuncia a ciertos derechos y en un notable esfuerzo de: - Renuncia al matrimonio para dedicarse mejor al apostolado: • “4 ¿Acaso no tenemos derecho a comer y beber?, 5 ¿acaso no tenemos derecho a viajar en compañía de una mujer cristiana como los demás apóstoles, incluyendo a los hermanos del Señor y a Pedro?, 6 o ¿somos Bernabé y yo los únicos que no tenemos derecho a dejar otros trabajos? 7 ¿Cuándo se ha visto que un militar corra con sus gastos?, ¿quién planta una viña y no come de su fruto?, ¿qué pastor no se alimenta de la leche del rebaño?” (9,4-6). - Renuncia al derecho a ser mantenido por la comunidad; el verdadero apóstol no pide dinero; él prefiere trabajar, ganar su propio sustento y no ser gravoso a nadie (9,8-18). • “8 ¿Que son humanas las razones que alego?, ¿o es que la Ley, por su parte, no dice también eso? 9 Porque en la Ley de Moisés está escrito: «No pondrás bozal al buey que trilla» (Dt 25,4). ¿Le importan a Dios los bueyes, 10 o lo dice precisamente por nosotros? Sí, se escribió por nosotros, porque el que ara tiene que arar con esperanza, y el que trilla, con esperanza de obtener su parte. 11 Si nosotros hemos sembrado para vosotros lo espiritual, ¿será mucho que cosechemos nosotros de vuestros bienes materiales? 12 Si otros comparten los bienes de que disponéis, nosotros con mayor razón. Sin embargo, no hicimos uso de ese derecho, al contrario, siempre renunciamos a él para no crear obstáculo alguno a la buena noticia del Mesías. 13 Bien sabéis que a los que celebran el culto el templo los sustenta y que los que atienden al altar tienen su parte en las ofrendas del altar. 14 Pues también el Señor dio instrucciones a los que anuncian el evangelio diciéndoles que vivieran de su predicación.15 Yo, sin embargo, nunca he hecho uso de nada de eso, ni tampoco escribo estas líneas con intención de reclamarlo, más me valdría morirme que... Nadie me privará de este motivo de orgullo. 16 Porque el hecho de predicar el evangelio no es para mí un motivo de orgullo, ése es mi sino, ¡pobre de mí si no lo anunciara! 17 Si lo hiciera por mi voluntad, tendría mérito; pero si me han confiado un encargo independientemente de mi voluntad, 18 ¿dónde está entonces mi mérito? En predicar el evangelio ofreciéndolo de balde, sin aprovecharme del derecho que me da esa predicación.” - Esfuerzo de acomodación o intento de “hacerse todo a todos” para ganarlos a todos para Cristo: • 19 Soy libre, cierto, nadie es mi amo; sin embargo, me he puesto al servicio de todos, para ganar a los más posibles. 20 Con los judíos me porté como judío para ganar ju¬díos; con los sujetos a la Ley, me sujeté a la Ley, aunque personalmente no esté sujeto, para ganar a los sujetos a la Ley. 21 Con los que no tienen la Ley, me porté como libre de la Ley, para ganar a los que no tienen Ley -no es que yo esté sin ley de Dios, no, mi ley es el Mesías-; 22 con los inseguros me porté como un inseguro, para ganar a los inseguros. Con los que sea me hago lo que sea, para ganar a algunos como sea. 23 Y todo lo hago por el evangelio, para que la buena noticia me aproveche también a mí (9,19-23). Algunos comentaristas han insistido en que este tipo de vida apostólica es eminentemente escatológico-apocalíptico. La idea del fin del mundo cercan está siempre presente: Pablo se presentó ante los corintios con un mensaje en el que la esperanza escatológica tenía bastante peso. Su renuncia a la familia y al dinero fácil, sus señales y milagros (2 Cor 12,12) y sus carismas espirituales (1 Cor 14,18) iban bien de acuerdo con la espera ardiente de un fin del mundo próximo. Seguiremos Saludos cordiales de Antonio Piñero www.antoniopinero.com
Domingo, 26 de Diciembre 2010
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Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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