CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Hoy escribe Fernando Bermejo

La conexión entre creencias apocalípticas y comportamientos violentos es una constante en la historia de la humanidad; de tal conexión hay ejemplos abundantes en la historia del cristianismo (y también, desde luego, fuera de él). En el anterior texto de esta serie veíamos que la existencia de esa conexión en el judaísmo antiguo parecería en principio difícil de probar, pero se ha conjeturado que una posible excepción viene dada por el Rollo de la Guerra de Qumrán (1QM).

Sintetizaremos en este y siguiente(s) post(s) los resultados obtenidos por varios especialistas, especialmente los de J. Duhaime, publicados en su monografía The War Texts: 1QM and Related Manuscripts (T&T Clark, Londres, 2004) así como algunos artículos en torno a la relación entre 1QM y tratados de táctica militar grecorromanos, tanto de este autor como de Steven Weitzman y Russel E. Gmirkin, publicados en las revistas Revue de Qumran, Journal for the Study of Judaism, Dead Sea Discoveries, y en volúmenes especializados.

Aunque Yigael Yadin, entre otros autores, sugirió que el Rollo de la Guerra fue concebido como un manual de guerra real, las prácticas descritas y prescritas en el Rollo de la Guerra han resultado a menudo a los estudiosos claramente faltas de sentido práctico, y más rituales que militares. Términos como “fantástico”, “irreal” o “idealizado” son bastante comunes en descripciones académicas del Rollo de la Guerra. La razón es que los hijos de la Luz deben seguir un plan litúrgico muy preciso, haciendo pausas frecuentemente para efectuar rituales y entonar himnos, con lo que la actividad militar resultante no parece permitir la rapidez y la improvisación que se necesitan en las batallas reales.
Así, por ejemplo, en un artículo publicado en 1988 en la Revue de Qumran, Jean Duhaime concluyó que “es casi imposible que este tratado haya sido concebido para una guerra real”. En su opinión, esta obra procedería de una comunidad incapaz de entablar una guerra pero opuesta a la forma en que otros grupos estaban efectuando sus operaciones militares. Aunque Duhaime señaló una serie de paralelos con tratados militares griegos y romanos, señaló también una pronunciada diferencia entre ellos: los manuales militares griegos y romanos son casi totalmente no religiosos en su orientación. De hecho, eran generalmente pragmáticos, mientras que el Rollo de la Guerra es marcadamente religioso en su orientación, fundándose en oraciones, ritual y seres divinos para llevar adelante la batalla. Sobre esta base, Duhaime concluyó que el Rollo de la Guerra es un “tratado táctico utópico”: emplea la forma del tratado militar, pero no expresa sino las fantasías de un grupo religioso que vive lejos de los campos de batalla y está privado de poder militar real.

Esta idea, sin embargo, no es totalmente convincente. De hecho, en su monografía citada supra, el propio Duhaime parece haber repensado la cuestión, pues reconoce que no se puede descartar por completo la posibilidad de que el Rollo de la Guerra fuera usado por sacerdotes que se hallaban junto a “tropas reales” que preparaban una guerra real. En otro trabajo, este autor llega incluso a sugerir que una de las funciones del Rollo de la Guerra puede haber sido la de proporcionar la motivación religiosa necesaria para estimular a los judíos que se enfrentaban a un ejército griego o romano mejor equipado.

Aunque no parece haber testimonios suficientes para resolver la cuestión de si el Rollo de la Guerra fue usado o concebido para ser usado para preparar una guerra real, sí cabe abordar la cuestión desde otro punto de vista, a saber, repensando el supuesto contraste entre lo religioso y lo pragmático que subyace a varias lecturas del texto. Esto es lo que han hecho recientemente algunos autores, y son sus argumentos los que consideraremos próximamente.

Saludos cordiales de Fernando Bermejo

Miércoles, 25 de Julio 2012


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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