Notas
Hoy escribe Fernando Bermejo
Prosigo (y, en principio, termino) aquí una lista de observaciones críticas al texto original de la edición de la importante obra A History of Christianity, de Diarmaid MacCulloch, que espero sea de interés tanto para quienes disponen de la edición de Penguin como para quienes tengan la desgracia de haber adquirido la edición española actualmente disponible. Me referiré en lo que sigue a la paginación de la edición inglesa de Penguin. Excepto la primera observación (que versa sobre una cuestión discutible), las restantes se refieren a errores señalados a MacCulloch y reconocidos como tales por este. P. 107. “The Jewish-led Christ-followers regrouped in the town of Pella in the upper Jordan valley…”. Debe tenerse en cuenta que MacCulloch no tiene en cuenta aquí la posibilidad, esgrimida por varios estudiosos (como Samuel G.F. Brandon, en The Fall of Jerusalem and the Christian Church), de que la historia de Pella –narrada en la Historia eclesiástica de Eusebio de Cesarea– pueda no ser fiable. P. 253, última línea: Refiriéndose al fin del imperio persa sasánida en la década de 640, MacCulloch se refiere a “the three-centuries-old empire”. Sin embargo, cuando ese imperio desapareció a manos de los árabes musulmanes, el imperio sasánida tenía algo más de cuatro siglos de existencia, pues nació con Ardashir en el primer cuarto del s. III. Así pues, el texto inglés debería modificarse a: “the four-centuries-old empire”. P. 297. Acerca del Virgilio de Dante, MacCulloch escribe: “his role as Dante’s guide through the underworld in the great fourteenth-century poem Inferno”. Esto puede resultar confuso no solo para los lectores que conocen la obra de Dante como Commedia (en español, normalmente la “Divina Comedia”), sino también para los que saben que Virgilio es el guía de Dante no solo en el Infierno, sino también en el Purgatorio. MacCulloch reconoce este extremo y ha propuesto cambiar “Inferno” por “Commedia”. P. 315. En relación a Prisciliano, el autor escribe: “He was burned at the stake, the only Western Christian to be given the treatment which the pagan Emperor Diocletian had prescribed for heretics until the eleventh century”. El problema de esta afirmación es doble. Por un lado, Prisciliano no fue quemado en la hoguera, sino decapitado. Por otro, hay que tener en cuenta que el (presunto) heresiarca no fue ejecutado solo, sino con varios compañeros y seguidores. MacCulloch ha propuesto para ediciones posteriores un texto sensiblemente diferente: “He was beheaded: later, eleventh-century Western Christians would directly imitate the pagan Emperor Diocletian’s action against Manichees by burning fellow-Christians at the stake”. (El autor se refiere aquí al edicto antimaniqueo de Diocleciano. Me permito remitir a los lectores interesados en este curioso documento a mi artículo: “El rescripto antimaniqueo de Diocleciano. Causas e impacto histórico”, en E. Suárez de la Torre – E. Pérez Benito (eds.), Lex Sacra. Religión y Derecho a lo largo de la Historia. Actas del Congreso de la Sociedad Española de Ciencias de las Religiones, Valladolid 15-18 octubre 2008, Valladolid, 2010, pp. 97-106). P. 835: “Hohenzollern Prussia triumphed between 1867 and 1870 over first the Austrian…”. La primera fecha (1867) debe ser cambiada por 1866, dado que Prusia venció a Austria en ese año. P. 903: “American Methodism was in effect the first of the new foundations, since it stonily ignored John Wesley’s annoyance and gave itself episcopal organisation in 1787” Esa organización episcopal del metodismo norteamericano no tuvo lugar en 1787, sino algunos años antes: en 1784. P. 999. Al referirse a la ola de abusos de menores por eclesiásticos cristianos que empezó a salir a la luz a finales del s. XX, y en particular al protegido de Juan Pablo II y Josef Ratzinger, Marcial Maciel, MacCulloch escribe: “Marcial Maciel Degollado, a participant in the Cristero war in his youth”. Este es un dato erróneo, dado que Maciel (que nació en 1920) tenía 9 años cuando la guerra de los Cristeros terminó. Es cierto que hubo “cristeros” entre sus parientes de más edad, pero la historia de su participación en la “Cristiada” es falsa. En realidad, el dato es curioso, pues esa historia es otro de los embustes de ese mentiroso compulsivo que, a la par que pertinaz abusador de menores, fue el fundador de los Legionarios de Cristo. (Por cierto, este episodio está explicado en un magnífico libro que tuve ocasión de comentar en este blog hace algún tiempo, el del sociólogo y psicoanalista mejicano Fernando M. González, Marcial Maciel. Los Legionarios de Cristo, Tusquets). Con el fin de alterar lo menos posible su texto pero de tener en cuenta el carácter inventado de la historia, MacCulloch ha sugerido la siguiente redacción alternativa: “Marcial Maciel Degollado (who sometimes claimed to have been a participant in the Cristero war in his youth)…”. Aunque seguramente sería posible detectar algún otro error, debería quedar claro que los errores señalados son escasos, atribuibles casi siempre a simples deslices o –como los relativos a Jesús– a una distorsión del personaje tan exitosamente propalada por los teólogos y predicadores, que ha afectado de modo generalizado a la práctica totalidad del así llamado “mundo de la cultura”. La calidad de la obra del profesor de Oxford no se ve sensiblemente menoscabada por su presencia. Cuestión aparte, por supuesto, es la casi inacabable plaga de errores contenida en la traducción española perpetrada para Debate por el sr. Ricardo García Pérez, sobre la cual ya dijimos en su momento lo suficiente como para que resulten oportunos ulteriores comentarios. Saludos cordiales de Fernando Bermejo
Miércoles, 27 de Junio 2012
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Editado por
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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