CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Hoy escribe Antonio Piñero

Seguimos con el tema Figuras a medias entre el cielo y la tierra (III)

Decíamos en la nota pasada que había otro personaje interesante que, siendo esencialmente un hombre, ocupaba sin embargo, en el imaginario judío un lugar importante en el ámbito sobrehumano y semiceleste: Mequisedec. El texto fundamental sobre esta figura aparece en los manuscritos del Mar Muerto (Qumrán): He aquí el pasaje:

g[ “Su interpretación para los últimos días se refiere a los cautivos, de los que dice: ‘Para proclamar a los cautivos la liberación… de la heredad de Melquisedec, pues […] y ellos son la heredad de Melquisedec, que los hará retornar a ellos. Él proclamará para ellos la liberación para librarlos [de la deuda] de todas sus iniquidades. Y esto suce[derá] en la primera semana del jubileo que sigue a los nue[ve] jubileos. Y el día [de las expiacio]nes es el final del jubileo décimo en el que se expiará por todos los hijos de [Dios] y por los hijos de [Dios] y por los hombres del lote de Melquisedec… pues es el tiempo del ‘año de gracia’ para Melquisedec, para exal[tar en el pro]ceso a los santos de Dios por el dominio del Juicio como está escrito sobre él en los cánticos de David que dice: ‘Elohim se yergue en la asam[blea de Dios], en medio de los dioses juzga ]g…

g[ Melquisedec ejecutará la venganza de los juicios de Dios [en ese día, y ellos serán liberados de las manos] de Belial y de las manos de todos los espíritus de su lote]. En su ayuda (vendrán) todos los ‘dioses de la [justicia’; él] es qu[ien prevalecerá ese día sobre] todos los hijos de Dios, y pre[sidirá la asamblea] ésta. Éste es el día de [la paz del que] habló [Dios de antiguo por las palabras de Is]aías profeta, que dijo: ‘Qué bellos son sobre los montes los pies del pregonero que anuncia la paz… diciendo a Sión ‘tu Dios [reina’]. Su interpretación: Los montes son los profe[tas...].  ]g
Y el pregonero es [el un]gido del Espíritu del que habló Daniel… y el pregonero del] bien que anuncia la salva[ción es aquél del que está escrito que él se lo enviará… ‘para conso[lar a los afligidos’… Su interpretación]: para instruirlos en todos los tiempos del mundo […] ella (la comunidad) ha sido apartada de Belial… en los juicios de Dios como está escrito sobre él: ‘Diciendo a Sión: tu Dios reina’. [Si]ón es [la congregación de todos los hijos de justicia, los] que establecen la alianza, los que evitan marchar [por el ca]mino del pueblo… Melquisedec, que los librará de la mano de Belial” (col. II, 1-25; versión de García Martínez, Textos de Qumrán, 186-7). ]g

El texto b[no es nada fácil de entender si no se tiene en cuenta la “escatología” (ciencia [revelada por Dios] sobre le final del mundo) de los esenios derivada del Libro de Daniel]b.

Según este “profeta” (todo el capítulo 9), desde el tiempo de la revelación a él concedida hasta el final, hasta la gran batalla contra las huestes de Satanás, la derrota de éste y el comienzo del tiempo escatológico, han de pasar 70 semanas de años = 490 años = 10 jubileos de 49 años cada uno.

El texto dice que han pasado 9 jubileos y que se está en la primera semana de años (7 años) del último o décimo jubileo. El final del mundo, pues, está cerca. para el autor del pasaje. El que ha escrito este texto –quizá el Maestro de justicia de la comunidad, o alguien parecido- piensa que está viviendo en esos momentos anteriores a la gran batalla escatológica, que precede al tiempo mesiánico o “reinado de Dios”.

Éste es el momento en el que los justos serán liberados:

a) de sus “deudas”, es decir, de sus pecados (aramaísmo: antigua versión del Padrenuestro: “Perdónanos nuestras deudas [pecados; ofensas a Dios] así como nosotros perdonamos a nuestros deudores” [los que nos han ofendido]). En esos días “se expiará por todos los pecados”.

b) de sus enemigos escatológicos

De entre los justos hay algunos que pertenecen al "lote" de Melquisedec, es su año de gracia. En el juicio divino, donde parece que también interviene Melquisedec, los “santos” (= judíos justos) quedarán vindicados por la divinidad. En ese tiempo quedarán liberados del poder de Satán = Belial.


Este tiempo mesiánico es el día de la paz, que tiene un pregonero que lo anuncia (y lo pone en práctica). Ese pregonero es el “Ungido del Espíritu”, por tanto un mesías, que instruirá a la comunidad que ha sido apartada de Belial.

En ese momento se ejecutará el “reinado de Dios” (“tu Dios reina”) y el pueblo de ese reinado es la “congregación de los hijos de la justicia, los que son fieles a la Alianza, los que evitan marchar por el camino (de pecado) del pueblo” en general.

Es Melquisedec el que los libera de los lazos de Belial/Satanás, pues ejecuta la venganza de los hijos de Dios sobre los malvados.


Comentario de Sacchi:

« Del texto anterior se deducen algunas consecuencias: 1) Melquisedec es un ser sobrehumano, un ’elohim . 2) Su tarea es la de conducir a los judíos hacia el camino recto, por la conversión. 3) Es él quien proclama la remisión de las faltas pasadas. 4) Tiene quizás también la tarea de presidir el juicio divino (el texto no es claro) o, ciertamente al menos, de ejecutar la venganza de Dios.

Estas funciones son típicamente mesiánicas pues se trata de acciones salvíficas. Debe notarse que la importancia de estas funciones ha crecido enormemente respecto al mesianismo antiguo. El incremento en importancia de las funciones está acompañado, si puede decirse así, del crecimiento de la naturaleza del personaje mesiánico que asume características cada vez más sobrehumanas. El mesías futuro del Libro de los Sueños (del que trataremos más tarde) tendrá la naturaleza de los patriarcas; pero ahora Elías, Henoc y luego Melquisedec están decididamente por encima de lo humano, porque nacieron pero no murieron. » (p. 415)

Pero obsérvese que este mesías no es todavía un “mesías” tal como se entiende en el cristianismo, pero se acerca. Por ello puede ser caracterizado al menos como “personaje mesiánico”: tiene el sacerdocio –celeste- y es un “rey legítimo”. Lo importante es que actúa como personaje humano-celestial, brazo derecho de Dios que asegura la victoria en el combate escatológico, parecido en sus funciones al arcángel Miguel en el capítulo 12 del Libro de Daniel.

En síntesis: tenemos aquí, en este texto sobre Melquisedec,


a) Un ser humano

b) Que no ha muerto

c) Que ha sido elevado por Dios al cielo

d) Que actúa como brazo de Dios

e) Que es sacerdote y juez escatológico (interviene también en el juicio divino)

f) Que conduce al tiempo después de la batalla escatológica o tiempos mesiánicos.


Seguiremos con estos personajes interesantes que parecen formar el contexto inmediato del mesianismo cristianismo.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

El Concilio de Jerusalén. Nociones básicas del judeocristianismo”

Manera de entrar, si a alguien le interesare: pinchar en el enlace que se halla en la página presente, abajo en la derecha.

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Magíster de religiones de la Universidad

PABLO DE OLAVIDE de Sevilla 2009-2010


Información previa en la postal del día 27-06-2009 , y en el enlace siguiente:

http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp


Saludos de nuevo.
Miércoles, 1 de Julio 2009
Hoy escribe Antonio Piñero



Presentamos aquí el proyecto de un magister de Historia de las religiones que ofrece la Univerisad sevillana "Pablo de Olavide". Dado que estas materias no se cultivan apenas en la Universidad española, un proyecto de este tipo es extraordinariamente bienvenido.



MÁSTER UNIVERSITARIO
RELIGIONES Y SOCIEDADES


Universidad Internacional de Andalucía

UNIVERSIDAD PABLO DE OLAVIDE
SEVILLA

CURSO 2009-2010






Objetivos generales

La religión ha sido y es una de las claves de la Humanidad. A lo largo de la Historia y en el mundo actual, la religión se revela como una de las fuerzas que mueven al individuo y al grupo, que originan cambios políticos, que generan rasgos culturales. Por tanto, el objetivo más ambicioso de este máster es sin duda proporcionar a los estudiantes una perspectiva precisa del lugar de la religión y de las distintas religiones en la historia del mundo.
Profundizar en el conocimiento de las religiones se ha convertido en algo urgente. Por una parte, el siglo XXI comienza marcado a fuego por conflictos que, bajo la etiqueta de “religiosos”, esconden un complejo entramado de factores que van mucho más allá de la religión, pero que están unidos a ella de manera indisoluble. Por otra, los movimientos migratorios son cada vez más frecuentes, y hoy somos conscientes de que la convivencia pacífica entre culturas exige tanto conocer la propia identidad, cuanto entender y respetar la identidad de los otros.
El conocimiento científico de la génesis, del desarrollo y de la situación actual de las grandes tradiciones religiosas debe contribuir a la comprensión global del pasado y el presente, y sobre todo al diseño de las estrategias para el futuro. Entendemos que la educación ha de asumir su responsabilidad en la construcción de la paz, y que ahondar en el conocimiento de las religiones propias y ajenas es condición indispensable para eludir el conflicto.
La actual política educativa ha reconocido todos estos aspectos y está comenzando a generar estrategias que promueven el conocimiento de la religión. En este sentido, el objetivo de este máster es triple: por una parte, contribuir a la formación de los docentes que enseñan religiones en los diferentes niveles educativos; por otra, presentar distintas líneas de investigación que puedan engendrar nuevos conocimientos sobre las religiones y enriquecer su estudio; por último –aunque no menos importante-, proporcionar formación sobre las tradiciones religiosas a todo el que desee profundizar en ellas y a quienes trabajan en contacto con diferentes culturas y religiones (políticos, diplomáticos, trabajadores sociales, cooperantes).

Para lograrlo, los objetivos específicos de este máster son los siguientes:

1. Ofrecer conocimientos generales sobre la religión como sistema cultural y sobre la articulación de las creencias, los ritos y los códigos éticos.
2. Ofrecer un aparato metodológico para el análisis y la enseñanza del fenómeno religioso, mediante la presentación de las principales teorías y métodos de las distintas escuelas y la formación en el análisis de los testimonios.
3. Ofrecer conocimientos específicos sobre las principales tradiciones religiosas del mundo y favorecer el estudio comparado de todas ellas.
4. Promover el estudio interdisciplinar de la religión, incluyendo en su análisis otras disciplinas (Historia, Sociología, Antropología, Política, Derecho) e incluyendo a la religión entre las categorías explicativas de todas ellas.
5. Promover el análisis de la situación de las distintas religiones en el mundo actual, mediante la reflexión sobre la relación entre la religión y la sociedad.
6. Apuntar líneas de investigación novedosas a los alumnos interesados en iniciarse en la carrera investigadora.


Estructura académica

Máster de carácter semipresencial (60 créditos ECTS), que consta de dos partes:

1. Módulo de formación teórica (45 créditos ECTS), dividido a su vez en:


a) Fase de trabajo personal tutorizado de manera virtual (3 ECTS): programa de lecturas diseñado por los directores académicos del Máster y el comité científico, para la preparación de la fase presencial. Una vez realizadas las lecturas, habrá un control virtual que será necesario superar para pasar a la fase siguiente.

b) Fase presencial: sesiones teóricas repartidas en 8 módulos y lectura de las obras recomendadas por el coordinador de cada módulo.

Sólo el último módulo es común para ambas alternativas, y tendrá lugar durante la última semana de junio.

Tras cursar cada uno de los módulos, los alumnos deberán responder a las correspondientes pruebas virtuales, antes de pasar a la fase final del máster.


2. Módulo de investigación (15 créditos ECTS) durante el cual, de forma individual y bajo la dirección de uno o más profesores, se desarrollará el Trabajo de Investigación, cuya propuesta definitiva habrá sido previamente elaborada en la fase presencial. Este módulo está destinado a iniciar a los alumnos en las técnicas de investigación y en la exposición de sus resultados ante un público especializado.


Con carácter optativo, los alumnos que lo deseen podrán cursar

1) Un módulo de “Didáctica de las Religiones”, que constará de 7 ECTS; en este caso, el Trabajo de Investigación al que se refiere el párrafo anterior equivaldrá sólo a 8 créditos ECTS. El módulo de Didáctica constará de sesiones presenciales (que tendrán lugar durante el mes de mayo de 2010) y culminará en la preparación y presentación de una Unidad Didáctica que versará sobre el tema elegido por el alumno para su Trabajo de Investigación.

2) Un módulo de “Laicidad y Derechos Humanos”, que constará de 7 ECTS; en este caso, el Trabajo de Investigación al que se refiere la introducción del apartado 2 equivaldrá sólo a 8 créditos ECTS.



Contenido de la fase presencial

En cualquiera de las dos modalidades presenciales (8 semanas u 8 meses), la estructura del programa es idéntica. Se trata de cursar los siguientes 8 módulos:


1. Teorías y métodos del estudio de la religión (5 ECTS)
Sesiones de clase + tutorías virtuales
Coordinador: Dr. Francisco Díez de Velasco (Univ. La Laguna)



2. Manifestaciones religiosas de la Antigüedad (4 ECTS)
Sesiones de clase + tutorías virtuales
Coordinadores: Dr. Jaime Alvar Ezquerra (Universidad Carlos III)
Dra. Elena Muñiz Grijalvo (UPO)


3. Los monoteísmos, I: Judaísmo (4 ECTS)
Sesiones de clase + tutorías virtuales
Coordinadores: Dr. Julio Trebolle Barrera (Univ. Complutense)
Dr. Juan Manuel Cortés Copete (UPO)


4. Los monoteísmos, II: Cristianismo (7 ECTS)
Sesiones de clase + tutorías virtuales
Coordinador: Dr. Antonio Piñero Sáenz (Universidad Complutense)


5. Los monoteísmos, III: Islam (7 ECTS)
Sesiones de clase + tutorías virtuales
Coordinador: Dr. Emilio González Ferrín (Univ. Sevilla)


6. Religiones orientales: Hinduismo y Budismo (4 ECTS)
Sesiones de clase + tutorías virtuales
Coordinador: Dr. Amador Vega (Univ. Pompeu Fabra)
Dr. José Antonio Antón Pacheco (Univ. Sevilla)


7. Religiones en América: Tradiciones indígenas, cristianismos (4 ECTS)
Sesiones de clase + tutorías virtuales
Coordinador:


8. Religiones y sociedad actual (7 ECTS)
Sesiones de clase + tutorías virtuales
Coordinador: Dr. José Mª Contreras Mazario (UPO)
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9. Religiones en América: Tradiciones indígenas, cristianismos (4 ECTS)
Carácter: Optativo
2 sesiones + tutorías virtuales + 2 conferencias

10. Laicidad y Derechos Humanos (7 ECTS)
Carácter: Optativo
4 sesiones + tutorías virtuales + 3 conferencias

11. Didáctica de las Religiones (7 ECTS)
Carácter: Optativo

4 sesiones + tutorías virtuales + 3 conferencias

Enlace de Internet para obtener más información





Martes, 30 de Junio 2009
Hoy escribe Antonio Piñero

Decíamos en la nota pasada que había otro personaje interesante en el ámbito sobrehumano y semiceleste: Mequisedec.

Antes del descubrimiento de los Manuscritos del Mar Muerto sabíamos de Melquisedec lo que dice la Biblia hebrea, la Epístola a los hebreos del Nuevo Testamento y un apócrifo del Antiguo Testamento, del ciclo de Henoc, el Libro II de Henoc o Henoc eslavo.

Lo que de él se decía era los siguiente, antes del descubrimiento de los Manuscritos:

« 1 Gn 14,18-20: “18 Entonces Melquisedec, rey de Salem, presentó pan y vino, pues era sacerdote del Dios Altísimo, 19 y le bendijo diciendo: «¡Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de cielos y tierra, 20 y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos!» Y le dio Abram el diezmo de todo.”  »

El Salmo 110,4 hace de Melquisedec no sólo un rey, sino también sacerdote:

« “Lo ha jurado Yahvé y no ha de retractarse: «Tú eres por siempre sacerdote, según el orden de Melquisedec".  »

El salmo se refiere históricamente al rey; más tarde todo él será interpretado como un oráculo sobre el futuro mesías; finalmente los cristianos lo aplican a Jesucristo: el fue el que cumplió al pie de la letra este vaticinio.

2. Por la Epístola a los Hebreos conocemos una cierta teología del paulinismo (judeocristiano, como el autor del Evangelio de Mateo) que terminaba por hacer de Jesús, un laico piadoso, un sacerdote único cuyo sacrificio, también único, en la cruz había eliminado todo valor del resto de los sacrificios del templo de Jerusalén. Jesús era, pues, un sacerdote de un orden especialísimo, el de Melquisedec, tomando la idea del Salmo 110 en interpretación cristiana (5,6.10). Este orden es el que sustituye con su único preste (Jesús) al orden de Aarón completo, el sacerdocio judío (Heb 6,20; 7,10-15.17).

3. El Libro II de Henoc (eslavo; Apócrifos del Antiguo Testamento, vol. IV, Cristiandad, Madrid, 1984, pp. 196ss)

En él se narra que Melquisedec era hijo de Nir, personaje también desconocido en la tradición hebrea, quien a su vez era hijo Lamec, hijo de Matusalén, hijo de Noé, hijo de Henoc. Se trata por ello de un personaje antediluviano que nació virginalmente, según este texto, de Sopanima, mujer de Nir, después de que éste hubiera sido ya proclamado por el pueblo sumo sacerdote.

Hay dos textos, uno largo y otro breve. Dice la recensión larga (no sabemos hasta qué punto hay en ella intervención de mano cristiana):

« Encontrándose Sopanima ya en edad avanzada, concibió el día de la muerte en su seno, sin que Nir hubiera dormido con ella ni la hubiera tocado desde el día en el que el Señor había encomendado su ministerio entre el pueblo. »

El niño nació con las insignias sacerdotales y capaz de hablar como un adulto. Era “sacerdote de sacerdotes por siempre” (2 Hen 71,29 [recensión B, más breve; 23,23 de la recensión A, larga]).

Y lo importante es que cuando sobrevino el tiempo del diluvio, el arcángel Miguel bajó del cielo, tomó al niño y lo llevó a salvo al Edén, donde -según la tradición judía- aún vive y vivirá para siempre.

Entre los descubrimientos de Qumrán se ha encontrado un fragmento referido a este personaje, 11QMelch, copiado alrededor de la mitad del siglo I a.C. El texto documenta que el mito de Melquisedec ya estaba vivo mucho más antes de lo que podíamos pensar.

Comenta Sacchi al respecto:


« Aunque sólo sea basándonos en un notable indicio negativo, podríamos remontarnos hasta el siglo II a.C. a propósito de estas ideas en torno a Melquisedec: el libro de los Jubileos –un midrás del Génesis que muestra una tendencia general a extenderse en numerosos detalles— omite completamente el episodio de Melquisedec tal como se narra en Gn 14,17-20. Evidentemente, el autor prefería no mencionar la figura de este patriarca o incluso permitir que se pensara que jamás había existido… (p. 415) »

Es decir, de algún modo al autor de Jubileos no le gustan estos personajes sobrehumanos porque acercan demasiado al hombre al ámbito de la divinidad. Dios es absolutamente único y su figura debe ser preservado de toda posible comparación con lo material. Pero precisamente su estatus a medias entre el cielo y la tierra hace de Melquisedec un personaje muy interesante para nosotros, porque –como veremos- tiene funciones salvadoras y casi diríamos que mesiánicas.

Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“Oposición cerrada a las concepciones de Pablo. Teología básica del judeocristianismo”

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Saludos de nuevo.

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Magíster de religiones de la Universidad

PABLO DE OLAVIDE de Sevilla 2009-2010


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Lunes, 29 de Junio 2009
Hoy escribe Antonio Piñero

Lo notable respecto al desarrollo de las ideas mesiánicas, que van a emerger en el siglo II a.C. y que tendrán grandes consecuencias posteriormente, se halla en que las esperanzas judías se irán fijando más y más en varios personajes del pasado que son humanos ciertamente, pero que ocupan un lugar intermedio entre el cielo y la tierra.

Ya antes del 200 a.C. la religiosidad judía sabía de dos personajes de su tradición que se distinguían por no haber muerto y, en consecuencia, por vivir en algún lugar celestial, sin precisar demasiado: Elías y Henoc.

El primero había sido llevado al cielo en un carro de fuego. 2 Re 2,11 dice:

« 11 Iban caminando - Elías y su discípulo Eliseo- mientras hablaban, cuando un carro de fuego con caballos de fuego se interpuso entre ellos; y Elías subió al cielo en el torbellino. 12 Eliseo le veía y clamaba: «¡Padre mío, padre mío! Carro y caballos de Israel! ¡Auriga suyo!» Y no le vio más. Asió sus vestidos y los desgarró en dos. 13 Tomó el manto que se le había caído a Elías y se volvió, parándose en la orilla del Jordán. 14 Tomó el manto de Elías y golpeó las aguas diciendo: ¿Dónde está Yahvé, el Dios de Elías?» Golpeó las aguas, que se dividieron de un lado y de otro, y pasó Eliseo.

15 Habiéndole visto la comunidad de los profetas que estaban enfrente, dijeron: «El espíritu de Elías reposa sobre Eliseo.» Fueron a su encuentro, se postraron ante él en tierra, 16 y le dijeron: «Hay entre tus siervos cincuenta hombres valerosos; que vayan a buscar a tu señor, no sea que el espíritu de Yahvé se lo haya llevado y le haya arrojado en alguna montaña o algún valle.» El dijo: «No mandéis a nadie.» 17 Como le insistieran hasta la saciedad dijo: «Mandad.» Mandaron cincuenta hombres que le buscaron durante tres días, pero no le encontraron. »

Obsérvese que la leyenda es en extremo poderosa:

· Elías desaparece;

· Continúa vivo;

· Su lugar de residencia está en los cielos;

· Pero su espíritu sigue actuando en la tierra: Eliseo hace con el manto de Elías un milagro igual al de Moisés en el paso del Mar Rojo: dividir en dos las aguas.

Un pasaje agregado por algún profeta desconocido al final del libro de Malaquías (3,23-24; en otras versiones se numera como 4,5-6), de fecha imposible de precisar, afirmaba lo siguiente:

« 5 He aquí que yo os envío al profeta Elías antes que llegue el Día de Yahvé, grande y terrible. 6 El hará volver el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres; no sea que venga yo a herir la tierra de anatema. »


El profeta afirma que

· Elías habrá de regresar a la tierra algún día

· Su misión es pacificar a Israel e invitar al pueblo a convertirse antes del Gran Día de Yahvé (el Gran Juicio que se concibe no como absolutamente final, sino el previo antes del establecimiento del reino de Dios. Elías ha de intervenir para evitar que Dios castigue a Israel.

Así pues, la tarea de Elías parece concebirse como relativamente limitada: no tenía que establecer el reino de Israel, sino colaborar de algún modo a la salvación, sin necesidad de ser rey ni sacerdote. Pero el resultado de tal colaboración con Dios es de tipo mesiánico: la salvación. Y ésta sería algo diferente y algo superior a un mero reino temporal, sin que se piense que éste va a dejar de existir. La "salvación" es acá en la tierra.

Henoc es un personaje de características semejantes. El Libro del Génesis dice de él:

« “Desapareció porque había caminado con Dios y Él lo tomó (consigo)” (Gn 5,24). »

Henoc tenía las mismas características sobrehumanas de Elías (había nacido pero no muerto) y se le recordaba en el Génesis como una figura ligada a la astronomía: vivió 365 años, tantos como los días del calendario solar. Con otras palabras era un ser humano y al mismo tiempo celeste.

Alguna vez hemos dicho que en torno a Henoc se desarrolla una gran literatura apocalíptica. Este personaje será el escogido por Dios para revelar verdades desconocidas. Así, en el Libro de los Vigilantes (cuyos orígenes son del siglo IV a.C., aunque las copias que tenemos sean posteriores y se han conservado como parte del Libro I de Henoc = Apócrifos del Antiguo Testamento, vol. V, Cristiandad, Madrid, 1982, pp. 39ss ) se lo presenta como aquel que va manifestar cómo es en verdad el universo.

Afirma el inicio del Libro I de Henoc que éste personaje bendice a los “elegidos y a los justos que van a estar presentes en el día de la aflicción -el fin del mundo presente- fijado por Dios para apartar (= aniquilar) a todos los malos y perversos”. Esto quiere decir que el enmarque de su revelación es escatológico: el fin de los días:

« Hubo un varón justo… visiones que no son pera esta generación, sino para una lejana que ha de venir. (En esos días) saldrá el Santo de su morada… y se mostrará con su milicia y aparecerá con toda su fuerza desde el cielo… »

Pues bien, Henoc además del final del mundo revela cómo es el orden del cosmos, las cámaras de los vientos, toda la creación, los fundamentos de la tierra… cómo fue la caída de los ángeles malos y cómo ellos se encargaron de difundir el mal en la tierra enseñando a los humanos cosas que no debían aprenderse…

La posición de Henoc es altísima, superior a la de los ángeles, pues hace de mediador entre éstos y Dios. Lleva mensajes a la divinidad de parte de los ángeles caídos, que invocan el perdón, y devuelve a éstos la respuesta negativa de Dios (1Henoc [Libro de los Vigilantes] 12-13).

Henoc fue también el primer judío que hizo un viaje a los infiernos (1Henoc [Libro de los Vigilantes] 22), en el extremo de occidente, donde visitó el lugar donde estaban las almas de los difuntos ya juzgadas individualmente (las buenas separadas de las malas) y en espera del Gran Juicio colectivo y final.

Así pues, la tradición presenta en Henoc una figura imponente que es humana pero que habita en los cielos. Lo que revela Henoc son verdades que sirven para la salvación, para comprender mejor los planes de Dios y sus intervenciones. Es una figura humana y a la vez sobrehumana porque Dios le utiliza como mensajero y revelador.

Realmente no se puede decir que en estos siglos (IV-II a.C.) Henoc fuera considerado un mesías estricto, como se entenderá después. Pero Henoc es un intermediario entre Dios y los hombres; tiene una posición importante… para la salvación.

Seguiremos en la próxima nota con otro personaje sobrehumano y salvador, Melquisedec.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“Teología básica del judeocristianismo (I)”

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Viernes, 26 de Junio 2009
Cronología de los Hechos Apócrifos
Hoy escribe Gonzalo del Cerro

Cronología de los HchAp (III)

Los Hechos de Pedro y los Hechos de Juan

Las coincidencias entre estos dos apócrifos son tantas y tan sorprendentes que autores tan autorizados como Lipius, Zahn y James llegaron a defender la unidad de autor para ambos. Rechazada esta hipótesis en la actualidad, queda abierta la puerta a una eventual interdependencia, o como quieren algunos, de una dependencia común con relación a tradiciones y usos corrientes en ambientes cristianos.

No vamos a detenernos en la enumeración de los posibles paralelismos existentes entre ambos Hechos. Pero sí en dos pasajes que me parecen definitivos: el tema de la Polimorfía (HchJn 88-93; HchPe 20-21) y la lista de apelativos dedicados a la cruz en los HchJn 98,2 o a Jesús en los HchPe 20,9.

En el tratamiento del tema de la Polimorfía, los HchJn son más plásticos e imaginativos, más originales. Los HchPe son más abstractos, moderados y concisos. Los de Juan se apartan más de los datos bíblicos en el relato de la Transfiguración, y de la ortodoxia en la presentación del aspecto de Jesús. Así, en la historia de la vocación de Juan y Santiago, Jesús se deja ver como niño y adulto, calvo y barbado o joven de barba incipiente, pequeño y alto, de pecho blando y duro (HchJn 88s). Después aparece como material unas veces, y otras como incorpóreo que camina sin tocar la tierra ni dejar huella (HchJn 93,1). En la Transfiguración, Jesús no llevaba vestidos, tenía los pies blancos llenos de luz y la cabeza apoyada en el cielo.

Para los HchPe todo el pasaje es más bien una manera de subrayar la transcendencia divina. Y si Jesús es grande y pequeño, hermoso y feo, joven y anciano, también es temporal y eterno, visible e invisible, desconocido y conocido (HchPe 20,7). Finalmente, resume Pedro la intencionalidad de estos relatos diciendo: “Por tanto, hermanos, como tantas veces he referido, Dios es más grande que nuestros pensamientos” (HcPe 21,6).

En las listas de los apelativos, es tan grande la coincidencia que se debe hablar de dependencia, bien directa entre sí, bien de ambos con respecto a una fuene común. Los HchPe recogen dieciocho apelativos referidos a Jesús. Los HchJn enumeran dieciséis aplicados a la cruz luminosa mediante la partícula poté (unas veces, otras). De estos apelativos, nueve son comunes en las dos listas, lo que, de no haber una interdependencia, sería demasiada casualidad. También en este pasaje, son los HchJn más originales y arcanos. La cruz recibe diversos apelativos, unas veces uno, otras veces otro, “en atención a los hombres”. Los HchPe los convierten en una loista aplicada a Jesús, lo que está más de acuerdo con la tradición bíblica.

Entre los HchJn y los HchPe, el orden original cronológico es, pues, con bastante probabilidad: HchJ > HchPe. Y si incluimos los HchPl, tendríamos la sucesión cronológica: HchJn > HchPe > HchPl.

Pongo las dos listas de apelativos tan como vienen en el texto de ambos apócrifos:

HchJn 98,2: “Por vuestra causa la cruz luminosa es llamada por mí unas veces Verbo; otras, mente; otras, Jesús; otras, Cristo, puerta, camino, pan, semilla, resurrección, Hijo, Padre, Espíritu, vida, verdad, fe, y otras, gracia”.

HchPe 20,9: “A este Jesús lo tenéis, hermanos, como puerta, luz, camino, pan, agua, vida, resurrección, refrigerio, perla, tesoro. semilla, abundancia, grano de mostaza, viña, arado, gracia, fe, palabra”. (El cuadro: Pedro y Juan corren hacia el sepulcro).

R. A. Lipsius, Die Apokryphen Apostelgeschichten und Apostellegenden, II, 272.
Th. Zahn, Geschichte des neutestamentlichen Kanons, II 860.
M. R. James, Apocrypha Anecdota, V, I, XXIss.






Jueves, 25 de Junio 2009

Hoy escribe Antonio Piñero


La espera de un descenso de Dios a la tierra directamente, sin un rey interpuesto o un mesías –tal como hemos visto en la nota anterior a propósito de los textos del Libro de los Proverbios y de los Jubileos- podría parecer una herencia de las esperanzas mesiánicas sin mesías que había inaugurado el Tercer Isaías en el Antiguo Testamento (“He aquí que pondré como magistrado la Paz y por gobierno la Justicia”: Is 60,17), ya que no parece haber ningún intermediario entre la intervención divina y la salvación humana.

Obsérvese a este propósito:

· Paz y Justicia son como personificaciones de la actividad divina que obra en el interior de los humanos como un don,

· Se piensa que el mundo futuro estaría gobernado y condicionado de esta manera por este impulso de Dios en el corazón de los humnos.

Probablemente, en esta concepción hay una herencia del pensamiento de un establecimiento más claro del dominio de Dios sobre la tierra sin mesías, pero a la vez se da la incorporación de una noción parcialmente nueva: Dios mismo vendría a habitar entre los hombres, según el texto de Proverbios y el de Jubileos anteriormente visto.

De cualquier modo en las dos ideas (1. Dios gobernará por medio de las Virtudes personificadas que Él pone en el corazón de los mortales; 2. Dios habitará entre los hombres) se concibe un mundo acá abajo, muy humano, en absoluto sólo espiritual, sino un mundo en el que los hombres son felices en esta tierra. Pero en la segunda noción la intervención de Dios sería directa.

Con palabras de Sacchi (p. 413): en esta segunda idea se imaginaba que la intervención de Dios iba a ser tan completa que Él mismo viviría entre los hombres. O dicho de otro modo: en esta última concepción la divinidad se convertiría en mediadora entre sí misma y los hombres, casi como si se hiciera hincapié en la idea de que jamás hombre alguno podría ejecutar las funciones del ungido mesiánico, dada la desmesura con la que aparecía su tarea. Según esta noción, las funciones del mesías no pueden ser ejecutadas por otro que no sea Dios mismo. Sólo Él puede ser el mesías.

Tras una concepción de este tipo se encuentra ciertamente la ideología de la primera apocalíptica (anterior a la época de los Macabeos) que dirigía su mirada al cosmos entero y no sólo a la tierra, y a la vez la insistencia de la apocalíptica posterior (tras los Macabeos) que no pierde de vista el universo, pero que se centra más en Dios que gobierna la historia de Israel.

De cualquier modo se trata de una idea que no tuvo amplia difusión. La esperanza de que Dios habría de descender a la tierra para habitar entre los hombres quedó en un estado embrionario: más de posibilidades extremas que en forma de teoría completamente elaborada.

Sin embargo, tal idea -Dios desciende a la tierra- está en la base de una noción nueva de mesianismo –un “mesianismo celeste”- en la que el mesías tiene ribetes sobrehumanos, noción que empezó a desarrollarse en el siglo II a.C. y que continuó en el siglo I a,C. hasta alcanzar su máxima expresión en el cristianismo un poco de tiempo después


Seguiremos . Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“El impacto del cristianismo paulino”

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Saludos de nuevo.



Miércoles, 24 de Junio 2009


Hoy escribe Antonio Piñero

Seguimos de la mano de Paolo Sacchi (Historia del judaísmo en la época del Segundo Templo, Trotta, Madrid, 2004), que ha estudiado bien la historia, religión y religiosidad de este período en el judaísmo, con la exposición del nuevo sesgo y del impulso/crecimiento que adquieren las ideas en torno al “mesías” a partir sobre todo de la crisis espiritual que desembocó en la insurrección de los Macabeos.

Fue esta época tiempo de abundantes guerras entre Egipto y Siria (es decir, entre los reinos sucesores de Alejandro Magno: Lágidas y Seléucidas) que se disputaban entre otros el dominio sobre la franja palestina. Ante la inseguridad, las injusticias y matanzas, unidas al deseo general de los judíos de no dejarse asimilar por el espíritu griego, las esperanzas de salvación se tornan con más fuerza hacia el cielo.

Los sabios de la época sadoquita (es decir, la que va desde la vuelta del exilio en Babilonia hasta la gran rebelión macabea hacia el 167 a.C.; se trataba de una teocracia gobernada por sumos sacerdotes descendientes de Sadoc, el sacerdote de David) habían preparado con su teología la idea de la nueva intervención divina, más o menos directa, en los asuntos de la tierra. Creían ya en una presencia de Dios entre los hombres que debía realizarse plenamente por ejemplo a través de la mediación de la Sabiduría, más o menos hipostasiada, cuya función era llevar al mundo de los hombres cierta justicia divina: la felicidad y el juicio contra los malvados. Proverbios 1,20-32; 8,1-9,6 lo indican claramente:

g[ 1, 20 La Sabiduría clama por las calles, por las plazas alza su voz, 21 llama en la esquina de las calles concurridas, a la entrada de las puertas de la ciudad pronuncia sus discursos: 22 «¿Hasta cuándo, simples, amaréis vuestra simpleza y arrogantes os gozaréis en la arrogancia y necios tendréis odio a la ciencia? 23 Convertíos por mis reprensiones: voy a derramar mi espíritu para vosotros, os voy a comunicar mis palabras. 24 Ya que os he llamado y no habéis querido, he tendido mi mano y nadie ha prestado atención […] 26 también yo me reiré de vuestra desgracia, me burlaré cuando llegue vuestro espanto, 27 cuando llegue, como huracán, vuestro espanto, vuestra desgracia sobrevenga como torbellino, cuando os alcancen la angustia y la tribulación […] 33 Pero el que me escucha vivirá seguro, tranquilo, sin temor a la desgracia.»

8,1 ¿No está llamando la Sabiduría? y la Prudencia, ¿no alza su voz? 2 En la cumbre de las colinas que hay sobre el camino, en los cruces de sendas se detiene; 3 junto a las puertas, a la salida de la ciudad, a la entrada de los portales, da sus voces: 4 «A vosotros, hombres, os llamo, para los hijos de hombre es mi voz.

8,22 «Yahvé me creó, primicia de su camino, antes que sus obras más antiguas. 23 Desde la eternidad fui fundada, desde el principio, antes que la tierra […] 27 Cuando asentó los cielos, allí estaba yo, cuando trazó un círculo sobre la faz del abismo […] 30 yo estaba allí, como arquitecto, y era yo todos los días su delicia, jugando en su presencia en todo tiempo, 31 jugando por el orbe de su tierra; y mis delicias están con los hijos de los hombres.» 32 «Ahora pues, hijos, escuchadme, dichosos los que guardan mis caminos. ]g

« 9:1 La Sabiduría ha edificado una casa, ha labrado sus siete columnas, 2 ha hecho su matanza, ha mezclado su vino, ha aderezado también su mesa. 3 Ha mandado a sus criadas y anuncia en lo alto de las colinas de la ciudad: 4 «Si alguno es simple, véngase acá.» Y al falto de juicio le dice: 5 «Venid y comed de mi pan, bebed del vino que he mezclado; 6 dejaos de simplezas y viviréis, y dirigíos por los caminos de la inteligencia.» »

Comenta Sacchi:

En esos momentos surge la necesidad de que Dios mismo venga un día a habitar entre los hombres, porque sólo Él parece poder garantizar el contenido de lo que nosotros llamamos la esperanza mesiánica: la felicidad en la tierra unida a una vida religiosa plena cumplidora de la Ley.

Este movimiento de espera mesiánica se encuentra documentado en su formulación más completa en el Libro de los Jubileos. Dios mismo deberá bajar un día a los hombres para dar vida a una renovación total del cosmos:

« Hasta que yo (Dios) descienda (a la tierra) y more con ellos (los hombres) por los siglos de los siglos…

Y el ángel de la faz… tomó las tablas de la distribución de los años desde la creación, (las de la) Ley y la revelación de los septenarios y de los jubileos según cada año… desde el día de la nueva creación –cuando los cielos y la tierra y todas sus criaturas sean renovados según las potencias celestiales y según la creación terrestre– hasta el día que sea creado el santuario del Señor en Jerusalén, sobre el monte Sión, y se renueven todas las luces (los astros) para remedio, salvación y bendición de todos los elegidos de Israel, y así sea desde aquel día por siempre en la tierra (Libro de los Jubileos 1,26 y 29; Apócrifos del Antiguo Testamento, Cristiandad, Madrid, 19 vol. II, 1982, pp. 82-83). »

La nueva creación será una renovación total que afectará a todo el cosmos, desde el santuario de Jerusalén hasta los cielos y sus astros, que por fin dejarán de enviar a la tierra sus influjos maléficos.


Seguiremos con más textos y más comentarios. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“En el último tercio del siglo I sólo había dos tipos importantes de cristianismo”

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Lunes, 22 de Junio 2009
Hoy escribe Antonio Piñero

Volvemos a los momentos posteriores al retorno del exilio de Babilonia, donde hemos visto que empezaron a cuajarse elementos mesiánicos, aunque incipientes. Y comentábamos como el pasaje del Deuterozacarías 9,9-10 comenzó a tener una lectura mesiánica de futuro. Seguimos de la mano de Paolo Sacchi, quien ha hecho ya un resumen espléndido del tema.

"La versión griega del libro de Zacarías (compuesta en el siglo II a.C., aproximadamente: un momento en el que -como veremos- empiezan a crearse las concepciones más nítidas del mesianismo…, pero cuando ya se ha cerrado el Antiguo Testamento) subraya la interpretación mesiánica del pasaje sustituyendo “haré desaparecer” por “él hará desaparecer”: el mismo verbo, pero en tercera persona (Véase el pasaje reproducido en la nota anterior).

El sujeto por tanto de la frase se convierte en “el rey”, ya no habla Yahvé por medio de un oráculo, sino que se da protagonismo al rey como mesías. Hay además otro cambio interesante: el término “victorioso/salvado” (en hebreo nosha’) es sustituido por el participio activo del verbo griego para salvar (sózo), que debe traducirse como “salvador”. Gracias a estas transformaciones del texto porfético de la versión griega, podemos saber que en el siglo II a.C. se leía seguramente esta profecía con categorías mesiánicas.

Así pues,inmediatamente tras la época de Zorobabel -y antes de que se produjera la versión griega de este pasaje en el siglo II- la ideología mesiánica perdió vigor un tanto porque había desaparecido la monarquía davídica… Se necesitaba tiempo para que las gentes entendieran la promesa de Dios a Israel –hecha a David por medio del profeta Natán- de que nunca faltaría un descendiente sobre tu trono… (2 Samuel 7,16, literalmente: “Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí; tu trono estará firme, eternamente”) como algo comprensible también alegórica o ampliamente: vendría en el futuro un “rey” o dirigente que haría lo mismo que hizo David… restaurar a Israel en toda su gloria... aunque no fuera descendiente suyo directamente, es decir por familia.

A falta de mejores razones, no se puede afirmar que desapareciera esta concepción “mesiánica” aunque estuviera en sus momentos iniciales y tambaleantes. Al menos puede decirse que los textos de la Biblia hebrea que se consideraban “mesiánicos” continuaron leyéndose en las sinagogas. Pero el mesianismo permaneció inactivo durante unos dos/tres siglos al menos en el seno de la cultura de la clase dominante jerusalemita.

A la luz de la crisis de la dinastía davídica se explica la nueva interpretación de los “privilegios de la realeza unida a la familia de David” en 2 Is 55,3 (“Aplicad el oído y acudid a mí, oíd y vivirá vuestra alma. Pues voy a firmar con vosotros una alianza eterna: las amorosas y fieles promesas hechas a David”): en ausencia de la dinastía davíidica -que se ha terminado- tienen sentido aún porque se vinculaban o aplicaban a todo Israel.

El Tercer Isaías, defraudado quizás por los acontecimientos ocurridos en torno a Josué y Zorobabel, podía hablar entonces de un mundo futuro y feliz que habría de llegar sin mesías alguno:

“He aquí que pondré como magistrado la Paz y por gobierno, la Justicia” (Is 60,17).

En este caso tenemos un verdadero mesianismo sin mesías que muestra cómo las expectativas mesiánicas tenían cierta fuerza y razón de ser con independencia de cualquier situación contingente.

La espera de un tiempo feliz en el futuro sin intermediarios aparece también en los dos profetas que se pueden fechar con suficiente probabilidad en el siglo V a.C.: Abdías y Joel.

Abdías escribió seguramente después de la destrucción de Jerusalén que se recuerda en su obra. Más difícil es establecer cuánto tiempo después, porque no conocemos los acontecimientos posteriores a los que alude. La datación de Joel es particularmente controvertida, pero en conjunto el siglo V a.C. parece la fecha más probable.

Los judíos de Jerusalén vivieron después de Nehemías un periodo poco significativo pero tranquilo; los grandes ideales que habían animado a los profetas del exilio y a los de la primera época sadoquita habían quedado arrinconados, y la salvación parecía haberse limitado al buen funcionamiento de Jerusalén en su condición de estado vasallo del Imperio persa.

El libro de las Crónicas refleja bien esta actitud. Sin embargo, la espera de un mundo mejor tampoco estaba ausente de esta sociedad. Se esperaba y se glorificaba la restauración de Jerusalén, pero la atención estaba esencialmente dirigida al ser humano, no al rey.

Alguno podría pensar entonces que el “mesianismo”, al modo tradicional de un rey futuro no tendría ya sentido o era una esperanza demasiado nebulosa, porque esta esperanza estaba ya manifiestamente realizada. Así el Sirácida (Libro del Eclesiástico) cuando escribe lo siguiente:

g[ ¿Cómo haremos el elogio de Zorobabel?
Es como sello en la mano derecha (de Dios)
E igualmente Josué, hijo de Yosédec;
que en su tiempo construyeron un altar
y levantaron un templo santo [al Señor],
destinado a una gloria eterna” (Eclo 49,11-12). ]g

Puede pensarse que para este autor el “mesianismo” (la idea el posible reino feliz en esta tierra en donde dios gobierna) estaba centrado en que ya existía el Templo, en que éste era eterno, que el culto era lo único importante, y que las naciones acabaría convirtiéndose al culto a Yahvé… eso sería todo lo más a lo que podría esperar una “época mesiánica”…

Si aún existía una idea mesiánica de tipo tradicional, debe buscarse en el norte, entre los samaritanos, aunque su mesianismo no se basaba en la espera de un ungido, sino en la de un profeta (esto lo vemos también en tiempos de Jesús: seguía esperándose que al final de los tiempos vendría un gran profeta. Algunos pensaron que era Jesús).

Sin embargo, veremos que estas esperanzas diluidas o casi adormecidas en los siglo V-IV-III a.C. habrían de revivirse en el siglo II a.C., época de los Macabeos. Indicios hay bastantes.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“La vista puesta en los lectores potenciales. Cómo y por qué puede esta visión haber conformado la presentación de su obra en el evangelista Marcos”

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Saludos de nuevo.




Viernes, 19 de Junio 2009

Notas

Cronología de los HchAp
Hoy escribe Gonzalo del Cerro

Cronología de los HchAp (II)

Los HchPe y los HchPl

Aceptado como válido el testimonio de Tertuliano, tenemos el dato de que los HchPl fueron escritos antes que el libro De Baptismo. Y dado que esa obra es de los alrededores del año 200, los HchPl fueron compuestos antes de esa fecha, que sería el término ad quem de referencia, pero con el tiempo suficiente para que fueran conocidos en África.

Partimos, pues, de esa fecha para determinar no solamente la de los HchPl, sino también la de los demás HchAp primitivos. Tomamos, además, el “único contacto absolutamente seguro” en opinión del Prof. A. Piñero entre los distintos HchAp, cual es el episodio del Quo vadis? Es un episodio que aparece en el Martirio de Pedro, cap. 6, correspondiente al 36 de los Actus Vercellenses. Otro episodio, en cierto modo duplicado del anterior, es el de los HchPl en el Papiro de Hamburgo (PH) 7. En cambos casos se trata de un encuentro en visión de Jesús con Pedro o Pablo respectivamente. El encuentro tiene lugar en relación a Roma. En el diálogo de la visión con los apóstoles, hay una frase paralela en forma y en sentido. En HchPe (AV 35) dice el aparecido: “Entro en Roma para ser crucificado”. En los HchPl (PH 7,39), dice también Jesús: “Otra vez voy a ser crucificado” (stauroûsthai).

En los HchPe el apóstol protagonista huye de Roma para escapar de la persecución que se cierne sobre la comunidad cristiana. Las mujeres de la cercanía del César lo habían avisado. Al salir por las puertas de la ciudad, se encuentra con el Señor que se dirigía en dirección a Roma. Pedro le pregunta sorprendido: “¿Cómo por aquí?” El Señor responde: “Voy a Roma para ser crucificado”. Pedro replica: “¿A ser crucificado otra vez?” La respuesta no podía ser más clara: “A ser otra vez crucificado”. Pedro comprendió la indirecta, recapacitó y regresó a la ciudad.

En PH 7, Pablo iba dormido en el barco que lo conducía a Roma. Tiene una visión en la que ve al Señor, denominado siempre kýrios, que llegaba andando sobre el mar. El Señor despierta a Pablo, que lo reconoce como rey del cielo. Pero viendo que el Señor venía “cabizbajo y entristecido”, Pablo le preguntó el motivo. La respuesta del Señor fue la que ya hemos reflejado: “Pablo, voy a ser crucificado de nuevo”. Y añadió: “Levántate, vete a Roma y exhorta a los hermanos para que permanezcan en la vocación del Padre”- A continuación siguió caminando sobre el mar delante del barco como para indicarle el recto camino.

Frente a este episodio, caben dos posturas esenciales. De existir una hipotética dependencia, o los HchPl dependen de los HchPe, o son los los HchPe los que dependen de los HchPl. Personalmente, yo me inclino por la originalidad de los HchPe frente a los HchPl (PH). Por estas razones:

1) El relato de los HchPe es más sencillo y coherente. Pedro huye de Roma ante la persecución que amenaza, y el Señor le viene a decir de manera plástica que regrese.

2) El Señor se lo insinúa afirmando que va a Roma para ser crucificado (aoristo de acción puntual staurōthēnai).

3) Pedro entiende que se va a cumplir en él la crucifixión mencionada.

4) Después, regresa Pedro a Roma y consuela de hecho a los fieles, como le había recomendado la visión (Mart. 7).

5) El diálogo recuerda ciertos detalles de la conversación de Jesús con Nicodemo, como la alusión al nuevo nacimiento con la misma palabra usada por el apócrifo (anōthen).

El relato de los HchPl es menos coherente y más complejo:

1) El apóstol se dirigía ya a Roma, por lo que no parece lógico que la aparición se lo recomiende: “Ve y entra en Roma”-

2) Pablo ya está viendo al Señor cuando el texto sigue diciendo: “Y se le apareció el Señor caminado sobre el mar”.

3) La tristeza del Señor y su recomendación (”consuela a los hermanos”) parecen reflejar la situación y el ambiente de los HchPe (Martirio 5-7).

4) El uso del infinitivo de presente, confirmado por la cita de Orígenes (Comm. in Ioan. XX,12), indica una situación habitual que podría referirse a una persecución duradera.

5) Si la expresión se refiriera al martirio anunciado de Pablo, no tendría sentido su reacción: mē génoito, Kýrie (“que esto no suceda”).

6) La enigmática frase del Señor aparece después de una laguna de tres líneas en el papiro. Pero tal como está, no tiene contexto referencial que la enmarque.

7) En cuanto al adverbio ánōthen, notemos que la frase fundamental no tiene adverbio en los HchPe. El término pálin aparece en el diálogo posterior. Es una palabra mucho más usada en el NT, con una frecuencia de 140 veces contra 13- Pero pálin se usa como sinónimo de ánōthen en Jn 3,7. Al contrario, como Pedro en Mt 16,22, parece que quiere apartar al Señor de su propósito, que él entiende como Pedro en Mt, no de su propia muerte sino de la del Señor.

En conclusión, el episodio en los HchPe es simple, claro y coherente. En Los HchPl, es un cúmulo de escenas sin demasiada cohesión, en donde loa frase fundamental (“Voy a ser crucificado de nuevo”) no tiene otra justificación contextual que la tristeza del Señor. Y a no ser que las líneas perdidas tuvieran elementos que situaran la frase en un contexto coherente, el texto de PH no tiene apenas conexiones definitivas con la frase en cuestión.

La conclusión lógica es que los HchPe son anteriores a los HchPl.

El cuadro es el Quo vadis ? de Aníbal Carracci (s. XVII)

Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro





Jueves, 18 de Junio 2009
Hoy escribe Antonio Piñero


De la mano de P. Sacchi seguimos comentando la época después del exilio en Babilonia en lo que respecta a la evolución del concepto de mesías. Para esta época interesante pero muy oscura hay otro pasaje de Zacarías (9,9-10) que merece recordarse:

« ¡Regocíjate enormemente, hija de Sión; canta de júbilo, hija de Jerusalén! He aquí que viene a ti tu rey. Es justo y victorioso, humilde, y cabalga en un asno, un pollino, hijo de una asna. Haré desaparecer de Efraín los carros de guerra, y los caballos de Jerusalén; el arco de combate desaparecerá. Anunciará la paz a los gentiles; su dominio será de mar a mar, desde el Río hasta los confines de la tierra (Texto hebreo masorético, es decir, tradicional). »

Este pasaje pertenece a la segunda sección del libro de Zacarías, capítulos 9-14, que se denomina técnicamente Deuterozacarías, porque probablemente salió de la mano de un discípulo, no del profeta mismo. No se sabe cuándo se escribió, pero se piensa que es un producto casi un siglo posterior al profeta Zacarías, por tanto en torno al siglo IV a.C. Este pasaje será importante para los cristianos, porque en él se verá el trasfondo (uno de los trasfondos) de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén = Evangelio de Marcos 11,1-10.

Permítaseme ofrecer aquí –a modo de inciso y con un salto en el tiempo- un complemento interesante, que se olvida siempre, a ese trasfondo de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Y lo voy a hacer de la mano de Javier Alonso en el libro La verdadera historia de la Pasión, Edaf, Madrid, 2008, pp. 132-133:

“Se suele olvidar (además del pasaje del Deuterozacarías) otros textos del Antiguo Testamento que aportan unos matices interesantes. En el primer libro de los Reyes leemos que, poco antes de morir, el rey David ordena a sus servidores que lleven a cabo las acciones necesarias para asegurar el traspaso de poderes según sus deseos:

g[ Y díjoles éste [David]: Tomad con vosotros a los servidores de vuestro señor y montad a Salomón, mi hijo, sobre mi propia mula y bajadle a Gihón. Allí le ungirá Sadoq con el profeta Natán, por rey sobre Israel. […] Bajaron y montaron a Salomón sobre la mula del rey David y le condujeron a Gihón. El sacerdote Sadoq tomó de la tienda el cuerno del óleo y ungió a Salomón. Entonces hizo sonar el cuerno, y todo el mundo exclamó: “¡Viva el rey Salomón!” Luego todas las gentes subieron tras él y las gentes tañían las flautas y rebosaban en algazara tan grande que parecía que se desgarraba la tierra en su vocerío (1 Re 1, 33-40). ]g

Este pasaje se refiere a Salomón como al rey de Israel que entra en su ciudad, Jerusalén, en medio de escenas de júbilo y -lo que es más importante para la similitud con el gesto de Jesús-, montado en un asno uno para asemejarse a la profecía de Zacarías; el otro en una mula; no en un caballo de guerray haciendo su ingreso en la ciudad por el Gihón, en el valle del Cedrón que comunica el Monte de los Olivos con Jerusalén.

La referencia es bastante clara y las gentes que estaban acogiendo a Jesús en Jerusalén -y que apreciaban mucho la figura de Salomón- tendrían este pasaje bíblico en la mente. Por tanto, para ellos Jesús estaría declarándose rey de Israel ante su pueblo (en estos momentos es rey/mesías), pues emplea el mismo procedimiento llevado a cabo por Salomón, a la vez que se identifica conscientemente con el "rey" de la profecía de Zacarías por la utilización del asno en vez de la mula.

Si de algo no deben quedar dudas es de que los presentes entendieron a la perfección el mensaje, pues la sociedad judía de la época estaba enormemente familiarizada con las citas o alusiones a pasajes del Antiguo Testamento, y más si se referían a la posible llegada de un mesías o a la proclamación de un rey que los liberase del yugo romano.

En consecuencia, recibieron a Jesús como lo que creían que llegaría a ser, el nuevo rey de Israel. ¿De qué otro modo se pueden entender las expresiones proferidas por el pueblo: "¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito el reino que viene de David, nuestro padre!" de Mt 21,9?
Pero no sólo eso. El acto de extender los mantos en el suelo al paso de Jesús significa que los presentes responden actuando según el tipo de otro texto veterotestamentario relacionado también con la unción de un rey, en concreto de Jehú por parte de un profeta enviado por Eliseo.

« Apresuráronse ellos a tomar cada uno su manto, los colocaron a sus pies sobre los desnudos escalones e hicieron sonar el cuerno y exclamaron: ¡Jehú es rey! (2 Re 9, 13). »

Debemos recordar que esta manifestación popular no se produce de manera fortuita, sino que es el propio Jesús quien ha dispuesto todos los detalles de su entrada en Jerusalén, y es absolutamente consciente de la reacción que va a provocar entre sus compatriotas.

Y no sólo los judíos parecen entenderlo en este sentido. También los romanos parecen ver en Jesús un personaje con pretensiones monárquicas y con una actitud poco favorable hacia los señores extranjeros de la tierra de Israel. La acusación ante Pilato se centrará en estos tres puntos:

« Hemos averiguado que éste revoluciona a nuestra nación y prohíbe pagar tributos al emperador y dice que es el ungido, rey (Lc 23,2). »

Tras la acusación, la condena a muerte en la cruz, un suplicio reservado a los sediciosos, y el titulus crucis que se coloca sobre la misma afirmando que el crucificado era el rey de los judíos, confirman esa imagen de mesías davídico, si no de un marcado carácter guerrero, sí al menos de claro tono desafiante.

De estos paralelismos ofrecidos por los textos resulta lógico deducir que al menos al final de su vida, Jesús se consideró mesías de Israel. Y se puede pensar razonablemente que el modelo con el que se identificó fue el más familiar en el imaginario de sus compatriotas, el de un rey de estirpe davídica que asumiría el gobierno del pueblo elegido tras liberarlo del yugo extranjero.

No queda claro por el resto de los pasajes evangélicos el modo cómo iba a actuar Jesús en concreto. Parece excluirse que Jesús emprendiera una auténtica acción armada continuada contra los romanos. Pero no queda claro si Jesús iba a asumir la iniciativa de comenzar una acción violenta –se ha pensado siempre en la llamada “Purificación del Templo” (narrada por el Evangelio de Marcos casi inmediatamente después de la entrada triunfal)- para luego esperar que Dios actuara por su cuenta, por ejemplo con “doce legiones de ángeles”, como indica el Evangelio de Mateo 26,53.

A este carácter de expulsión de los romanos y su administración de algún modo –de lo contrario no podría instaurarse el reino de Dios, ni cumplirse las funciones de rey mesiánico- habría que añadir además un tono apocalíptico en las manifestaciones generales de Jesús que se basaría en su convicción de la inminente llegada del fin del mundo, tal como se concebía en aquellos instantes, y como indica el discurso escatológico del capítulo 13 del Evangelio de Marcos.

Hemos introducido aquí un paréntesis a propósito del famoso texto del Deuterozacarías que nos ha valido para comentar las circunstancias de la época de Zorobabel y proyectarlas hacia Jesús. En la próxima nota seguiremos directamente con el tema del "mesianismo" incipiente en el Antiguo Testamento.

Seguiremos, pues. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“El núcleo del argumento sobre los recuerdos acerca de Jesús”

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Saludos de nuevo.




Miércoles, 17 de Junio 2009
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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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