CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Hoy escribe Antonio Piñero

Decíamos en la nota pasada que había otro personaje interesante en el ámbito sobrehumano y semiceleste: Mequisedec.

Antes del descubrimiento de los Manuscritos del Mar Muerto sabíamos de Melquisedec lo que dice la Biblia hebrea, la Epístola a los hebreos del Nuevo Testamento y un apócrifo del Antiguo Testamento, del ciclo de Henoc, el Libro II de Henoc o Henoc eslavo.

Lo que de él se decía era los siguiente, antes del descubrimiento de los Manuscritos:

« 1 Gn 14,18-20: “18 Entonces Melquisedec, rey de Salem, presentó pan y vino, pues era sacerdote del Dios Altísimo, 19 y le bendijo diciendo: «¡Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de cielos y tierra, 20 y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos!» Y le dio Abram el diezmo de todo.”  »

El Salmo 110,4 hace de Melquisedec no sólo un rey, sino también sacerdote:

« “Lo ha jurado Yahvé y no ha de retractarse: «Tú eres por siempre sacerdote, según el orden de Melquisedec".  »

El salmo se refiere históricamente al rey; más tarde todo él será interpretado como un oráculo sobre el futuro mesías; finalmente los cristianos lo aplican a Jesucristo: el fue el que cumplió al pie de la letra este vaticinio.

2. Por la Epístola a los Hebreos conocemos una cierta teología del paulinismo (judeocristiano, como el autor del Evangelio de Mateo) que terminaba por hacer de Jesús, un laico piadoso, un sacerdote único cuyo sacrificio, también único, en la cruz había eliminado todo valor del resto de los sacrificios del templo de Jerusalén. Jesús era, pues, un sacerdote de un orden especialísimo, el de Melquisedec, tomando la idea del Salmo 110 en interpretación cristiana (5,6.10). Este orden es el que sustituye con su único preste (Jesús) al orden de Aarón completo, el sacerdocio judío (Heb 6,20; 7,10-15.17).

3. El Libro II de Henoc (eslavo; Apócrifos del Antiguo Testamento, vol. IV, Cristiandad, Madrid, 1984, pp. 196ss)

En él se narra que Melquisedec era hijo de Nir, personaje también desconocido en la tradición hebrea, quien a su vez era hijo Lamec, hijo de Matusalén, hijo de Noé, hijo de Henoc. Se trata por ello de un personaje antediluviano que nació virginalmente, según este texto, de Sopanima, mujer de Nir, después de que éste hubiera sido ya proclamado por el pueblo sumo sacerdote.

Hay dos textos, uno largo y otro breve. Dice la recensión larga (no sabemos hasta qué punto hay en ella intervención de mano cristiana):

« Encontrándose Sopanima ya en edad avanzada, concibió el día de la muerte en su seno, sin que Nir hubiera dormido con ella ni la hubiera tocado desde el día en el que el Señor había encomendado su ministerio entre el pueblo. »

El niño nació con las insignias sacerdotales y capaz de hablar como un adulto. Era “sacerdote de sacerdotes por siempre” (2 Hen 71,29 [recensión B, más breve; 23,23 de la recensión A, larga]).

Y lo importante es que cuando sobrevino el tiempo del diluvio, el arcángel Miguel bajó del cielo, tomó al niño y lo llevó a salvo al Edén, donde -según la tradición judía- aún vive y vivirá para siempre.

Entre los descubrimientos de Qumrán se ha encontrado un fragmento referido a este personaje, 11QMelch, copiado alrededor de la mitad del siglo I a.C. El texto documenta que el mito de Melquisedec ya estaba vivo mucho más antes de lo que podíamos pensar.

Comenta Sacchi al respecto:


« Aunque sólo sea basándonos en un notable indicio negativo, podríamos remontarnos hasta el siglo II a.C. a propósito de estas ideas en torno a Melquisedec: el libro de los Jubileos –un midrás del Génesis que muestra una tendencia general a extenderse en numerosos detalles— omite completamente el episodio de Melquisedec tal como se narra en Gn 14,17-20. Evidentemente, el autor prefería no mencionar la figura de este patriarca o incluso permitir que se pensara que jamás había existido… (p. 415) »

Es decir, de algún modo al autor de Jubileos no le gustan estos personajes sobrehumanos porque acercan demasiado al hombre al ámbito de la divinidad. Dios es absolutamente único y su figura debe ser preservado de toda posible comparación con lo material. Pero precisamente su estatus a medias entre el cielo y la tierra hace de Melquisedec un personaje muy interesante para nosotros, porque –como veremos- tiene funciones salvadoras y casi diríamos que mesiánicas.

Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“Oposición cerrada a las concepciones de Pablo. Teología básica del judeocristianismo”

Manera de entrar, si a alguien le interesare: pinchar en el enlace que se halla en la página presente, abajo en la derecha.

Saludos de nuevo.

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Magíster de religiones de la Universidad

PABLO DE OLAVIDE de Sevilla 2009-2010


Información en el enlace siguiente:

http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp

Lunes, 29 de Junio 2009


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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