Al estudiar, en la medida de nuestras posibilidades, la vida de Jesús de Galilea, es necesario enfrentarse a un hecho fenómeno cultural: su vida nos llega mediante textos, textos escritos en griego sobre un personaje cuyos origen y religión estaban en Judea. Es decir, debemos entender que los datos biográficos judíos en buena medida fueron transferidos a una cultura diferente. Se puede comprobar este trasvase al estudiar la presentación de Jesús como héroe de dos culturas: la hebrea y la clásica.
En ambos mundos (como en el nuestro) se intentaba recrear popularmente la vida de sus personajes ilustres según las características propias de cada uno. Así, ha de resultar lógico buscar en la
Biblia hebrea y
Septuaginta profecías, avisos, explicaciones inadvertidas a pasajes oscuros u olvidados, en el caso que nos ocupa, siempre desde el punto de vista de los seguidores de Jesús. Esta forma de pensar se manifiesta claramente en los datos biográficos del nacimiento y la infancia, y es indispensable para entender cómo fue fraguándose su caracterización como héroe. De hecho, la comparación entre algunos personajes bíblicos y Jesús es fácil y revela los esfuerzos por circunscribir su figura en la tradición judía. Los datos básicos de esa comparación entre lo que los evangelios dicen de Jesús y la
Biblia son: anuncio del nacimiento (que además será milagroso), exigencia de confianza en Yahvé, dificultades de supervivencia forzadas por actores políticos. Tres casos son ejemplo de esta tendencia: Isaac, José y Moisés.
Isaac (
Gn 20-22) fue el hijo esperado y gestado milagrosamente por Sara, casada con Abraham. Mujer estéril y ya muy mayor, concibió de resultas de una promesa de Yahvé. También Sansón nació contra pronóstico de mujer estéril y fue salvador de los judíos. Por tanto, nacer de forma milagrosa ya era atributo de dos grnades personajes de la tradición hebrea.
Por otro lado, viajar en aquellos tiempos siendo niño era sumamente peligroso. José (
Gn 37-45) era hijo de Jacob y Raquel, y uno de los doce patriarcas de las tribus de Israel. Debido a la envidia que suscitó entre sus hermanos huyó a Egipto, donde acabó siendo consejero del faraón. Tras muchos años volvió de allí reconocido por su padre y superada la envidia de sus hermanos. De Jesús se dice en
Mateo (
Mt 2, 13-15):
Tras marcharse ellos, he aquí que un ángel del Señor se aparece en un sueño a José para decir: “Al despertarte coge al niño y a su madre y huye a Egipto, y permanece allí hasta que te diga; pues Herodes va a buscar al niño para matarlo”. Él se despertó y tomó al niño y a su madre de noche y se marchó a Egipto, y permaneció allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera lo dicho por el Señor por medio de su profeta cuando decía:
De Egipto llamé a mi hijo.
De hecho, las últimas palabras del pasaje son cita de
Os 11,1. Esta simple referencia es una muestra de la costumbre ya mencionada de buscar referencias para caracterizar a los personajes importantes.
Moisés (Éx 1-2) moldeó igualmente a Jesús. Como Jesús, Moisés sobrevivió a una matanza de recién nacidos que promulgó un faraón anónimo; Moisés, además, fue recordado como el gran legislador y el hombre que devolvió a su pueblo a la tierra prometida.
Estos detalles plantean la posibilidad de que las narraciones insertas en
Mateo y
Lucas no sean otra cosa que anécdotas de claro sabor bíblico utilizadas para adornar o urdir la desconocida infancia de Jesús. Si a esto unimos los oscuros datos sobre Belén o Nazaret y la fecha dispar del nacimiento, o la divergencia en cuanto a genealogías, la conclusión es que, ya para la segunda generación de seguidores de Jesús, y quizá especialmente para la parte griega, hubo un vacío de información que era imprescindible completar. Pero no como fuera, sino según las ideas de cada escritor.
De hecho, la labor se llevó a cabo según las dos tendencias ya mencionadas, que no se excluyeron:
- la primera es hebrea: buscar en la Biblia antecedentes que sirvieran para entender a Jesús dentro de esa religión;
- la segunda es helenística: apuntar en el recién nacido y su infancia detalles que serán característicos durante la madurez del personaje.
Una pista de que este segundo procedimiento es ajeno a la tradición judía es que en ningún caso se habla en la Biblia de una peripecia que dé pistas sobre la personalidad y futuras hazañas del protagonista de un relato a tan temprana edad. Es posible que esto fuera así porque la cultura judía definía claramente la edad a la que un varón sería considerado integrante pleno de la sociedad, veinte años, con los derechos y deberes bien especificados. No había opción para un adolescente.
Observemos que
Mateo se inicia con la declaración de nacimiento excepcional de una virgen anticipado por
Is 7, 14; continúa con la fantasiosa presencia de los reyes de Oriente, que permite incluir la persecución de los niños inocentes y la huida a Egipto, esto refrendado a su vez por una cita de
Génesis (
Gn 35, 19). Esta tendencia asemeja al protagonista con los grandes personajes de la historia sagrada según un detenido estudio de las cualidades que se quería resaltar de su vida en este mundo.
En cuanto a la elección del modelo biográfico de estilo griego, esta tendencia llevó a incluir detalles de la infancia que demostraran el dicho castellano “genio y figura hasta la sepultura”, en concreto la escena en que Jesús, con pocos años, era capaz de asombrar a los ancianos cuando discutía con ellos en el templo. El ejemplo típico de este proceder es la narración que Heródoto (1, 114-115) ofrece sobre la vida de Ciro el grande, fundador del imperio persa. Cuando era un niño, Ciro destacaba siempre entre sus compañeros de juegos porque, cuando jugaban “a las guerras” Ciro destacaba como organizador o jefe de su bando, incluso por encima de niños aristócratas a las que se hubiera atribuido plenamente esa capacidad como innata. Jesús discutiendo en el templo y venciendo a los mayores es una anécdota en este sentido griego de la biografía de grandes personajes.
Extracto de mi libro Jesús de Galilea: una reconstrucción arqueológica,
Amazon.
Una entrevista que Alonso Naranjo me hizo a propósito del libro en su canal
Indagando en la Biblia.
Saludos cordiales.
[[1]]url:#_ftnref1 Gn 37-45.