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Ante las constantes nuevas exigencias y retos, las organizaciones públicas y privadas han de asumir la irreversible situación de que las infraestructuras críticas deben alinear e integrar los sistemas y planes de seguridad física y lógica o ciberseguridad necesarios para proteger sus actividades frente a los riesgos y las amenazas en evolución permanente, así como cumplir con las nuevas regulaciones que las distintas instituciones, nacionales e internacionales, están implementando para proteger la seguridad global de tan esenciales elementos estructurales.
Nuestra sociedad está en permanente evolución, aumentando a velocidades de vértigo la conectividad a través de Internet de sus infraestructuras y organizaciones, lo que, además de permitirnos disfrutar de unas comodidades y funcionalidades extremas, hace que los sistemas y dispositivos de gestión y seguridad pueden encontrarse en el punto de mira de quienes pretendan aprovecharse de las vulnerabilidades que faciliten una puerta de entrada a los datos e información confidencial de las organizaciones.
Las soluciones para garantizar la protección y el funcionamiento que las infraestructuras críticas actuales requieren, han de ser enfocadas con especial rigor, pero es igual de importante el poder expandir sus capacidades en el tiempo, ampliando conocimientos e imaginación para anticiparnos y enfrentar nuevos desafíos de forma global y con especial atención a su resiliencia.
Nuevos retos y exigencias para 2023
La guerra de Ucrania y sus actuales amenazas, sabotajes y consecuencias está provocando un nuevo planteamiento de Seguridad Global y de Protección de Infraestructuras Críticas, principalmente en el ámbito de la Unión Europea.
Estos hechos ponen de manifiesto nuevos retos y exigencias para la Seguridad Pública y Privada y su especial integración operativa, que requieren de una revisión y actualización de los medios tecnológicos y las medidas organizativas provistas para dar respuesta a los consiguientes riesgos y amenazas.
Nuevo marco de cooperación europea
En el pasado mes de junio se celebró en Madrid la XXX Cumbre de la Alianza Atlántica (OTAN) con la presencia de 40 líderes internacionales. Durante este encuentro de alto nivel se aprobó el nuevo “Concepto Estratégico de la OTAN”, un documento clave que define los desafíos de la organización internacional para la próxima década, y que finalizó con un acuerdo para reforzar las capacidades de la Alianza. Los representantes de los países miembros coincidieron en la necesidad de incrementar el gasto y las inversiones en defensa y seguridad para afrontar nuevos tipos de amenazas híbridas, como las derivadas de las tecnologías disruptivas, los ciberataques o el terrorismo.
No obstante, para estar a la altura de esos nuevos objetivos, hemos de redefinir las políticas de seguridad, crear una nueva cultura de seguridad integral e integrada, establecer los mecanismos de control y gestión de la seguridad física y lógica, monitorear el sistema de seguridad y, sobre todo, hacer hincapié en la resiliencia.
Con todo ello, la Unión Europea (UE) quiere asegurarse que sus capacidades sigan el ritmo de la realidad, y apoya a los Estados miembros en la mejora de la protección de los ciudadanos y las infraestructuras críticas contra las amenazas terroristas y organizaciones delictivas.
Nueva protección de las infraestructuras críticas
Por definición, las infraestructuras críticas son vitales para el funcionamiento de las sociedades modernas. Sin suministros confiables de energía o transporte o funcionamiento de sus infraestructuras críticas (sanitarias, financieras, suministros, etc.), nuestra forma de vida actual no sería posible. Por esta razón, la UE y sus Comisiones se han dedicado durante mucho tiempo a fomentar la resiliencia de las infraestructuras críticas frente a todo tipo de riesgos naturales o provocados por el hombre.
En este sentido, la nueva propuesta de Directiva de la Comisión Europea ha multiplicado su actividad normativa, principalmente, en el campo de la ciberseguridad y, entre las distintas iniciativas, se encuentra una nueva propuesta para reforzar la ciberseguridad de las entidades que prestan servicios esenciales en la UE: la Directiva sobre la Resiliencia de Infraestructuras Críticas.
Por otro lado, la UE y OTAN suman sus fuerzas ante la competencia de China y las amenazas a estas infraestructuras mediante la firma de una nueva Declaración Conjunta, por la que ampliarán su cooperación geoestratégica para proteger mejor sus infraestructuras críticas en el contexto de la guerra rusa en Ucrania. Con la firma recientemente esta nueva Declaración Conjunta hace patente que la Alianza es “esencial" para la seguridad euroatlántica y reconoce el “valor” de una defensa comunitaria más capaz.
“Nuestra declaración deja claro que la OTAN sigue siendo la base de la defensa colectiva y que sigue siendo esencial para la seguridad euroatlántica”, indicó el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, tras la firma de la Declaración, la tercera tras las impulsadas en 2016 y 2018 por las dos organizaciones.
“Estamos decididos a llevar la asociación entre la OTAN y la Unión Europea al siguiente nivel, para abordar en particular la creciente competencia geoestratégica, los problemas de resiliencia y la protección de las infraestructuras críticas, así como las tecnologías emergentes y disruptivas del espacio, las implicaciones del cambio climático para la seguridad, la interferencia y la manipulación de la información”, resumió Stoltenberg sobre los objetivos de esta tercera etapa de cooperación.
Por su parte, Úrsula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, reconoció que sabotajes como el sufrido por el gasoducto Nord Stream 2 “muestra que debemos tener más responsabilidad en la seguridad de nuestra red de infraestructuras”. Con ello, ambas partes quieren llevar la asociación “a un nuevo nivel”.
Redefinir la Seguridad global
Los desafíos que sugiere el nuevo contexto global de riesgos y amenazas, requieren soluciones de seguridad innovadoras, que incorporen a la inteligencia y la tecnología como bases de una estrategia de seguridad necesaria para operar en las organizaciones y la sociedad en su conjunto.
Tenemos una nueva oportunidad para establecer una verdadera seguridad global humana y ciudadana más allá de la defensa ante la “amenaza” rusa o china.
Hemos de establecer una redefinición para avanzar en la Seguridad Global de un mundo de retos colectivos y futuro incierto, con necesidad de entender las nuevas dinámicas sociales, económicas, energéticas y tecnológicas en el desarrollo de ese amplio concepto que es la seguridad global que va a definir el presente y futuro próximo.
En especial, hemos de analizar el posible impacto en lo que se refiere a los riesgos y amenazas en las infraestructuras críticas y reestudiar las complejidades de la toma de decisiones, poniendo lupa al liderazgo de la seguridad global como tarea imprescindible para el futuro esperable de la prevención y la protección.
Solo una seguridad global, integral e integrada, puede garantizar una protección eficiente frente a amenazas globales, y supone una aplicación de la seguridad en la que se han de tener en cuenta los aspectos geoestratégicos, humanos, legales, sociales, económicos y técnicos de todos los riesgos y amenazas que pueden afectar a las personas, bienes e infraestructuras integrantes en la actividad de unos países aliados por el bien común y la seguridad conjunta.
La realidad indica que más que pensar en un régimen de seguridad y defensa, lo que habría que desarrollar es un sistema de seguridad basado en la verdadera y comprometida cooperación, es decir, una práctica que aplica la colaboración para solucionar problemas de inestabilidad interna con una visión holística y una integración operativa de la seguridad pública y la privada.
Dedicado por más de 30 años a la Consultoría e Ingeniería de Seguridad y Defensa por más de 20 países como asesor para asuntos aeroportuarios, puertos, cárceles hospitales, entidades bancarias, museos, transporte ferroviario, servicios de Correos y puertos.
Es socio fundador y presidente para Europa de la Federación Mundial de Seguridad (WSF), Director para Europa de la Secretaría Iberoamericana de Seguridad, Asesor gubernamental en materia de integración operativa de seguridad pública y privada en diversos países latinoamericanos.
Como experiencia académica es profesor de postgrado en ICADE (Universidad Pontificia Comillas de Madrid) desde 1986, codirector de postgrado en la Facultad de Psicología (Universidad Complutense de Madrid) y director del Curso de Seguridad en Infraestructuras Críticas del Instituto General Gutierrez Mellado de la UNED, así como conferenciante habitual y profesor en más de 20 países sobre Seguridad y Defensa.
Su representación institucional es principalmente como Miembro Experto de la Comisión Mixta de Seguridad del Ministerio del Interior, Director para Europa de la Federación Panamericana de Seguridad (FEPASEP), representante “ad honores” de la Federación de Empresas de Seguridad del MERCOSUR (FESESUR), asesor del BID (Banco Interamericano de Desarrollo) para asuntos de Seguridad Ciudadana y Observatorio de Delincuencia en Panamá, socio fundador y de honor del Observatorio de Seguridad Integral en Hospitales (OSICH), socio fundador y vicepresidente de la Asociación para la Protección de Infraestructuras Críticas (APIC)
Autor y director de la BIBLIOTECA DE SEGURIDAD, editorial de Manuales de Proyectos, Organización y Gestión de Seguridad
Actualmente es presidente y director del Grupo de Estudios Técnicos (GET), socio-senior partner de TEMI GROUP Consultoría Internacional y socio-director de CIRCULO de INTELIGENCIA consultora especializada.
Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850