En una visión global, el nuevo año 2024 comienza con los permanentes desafíos, derivados de conflictos, tanto nuevos, como longevos o casi olvidados, que siguen forzando el desplazamiento desordenado de millones de personas. Una amenaza alimentada por otras, como las desigualdades, la miseria y los desastres ambientales, sin contar con las sempiternas vulneraciones de los derechos humanos, que desencadenan o agravan la situación de inseguridad en todo el planeta.
Según destaca el Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB) en su anuario, “2023, ha sido uno de los años más conflictivos en el mundo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial" y subraya que "en solo doce meses, la violencia política ha aumentado un 27%". Así, los pronósticos para 2024 no son precisamente alentadores.
Las guerras y la violencia impulsaron el desplazamiento mundial de poblaciones hasta una cifra estimada de 114 millones de personas a finales de septiembre de 2023.
El éxodo al que tantos millones de seres se ven forzados va acompañado de riesgos y peligros también crecientes, muchas dificultades y pocas garantías de protección y de éxito en su lícita huida hacia espacios y sociedades más habitables.
Presente de grandes riesgos y amenazas
El Foro Económico Mundial, en su reciente informe sobre los Riesgos Mundiales para 2024, advierte de un panorama global en el que los avances en el desarrollo humano se están reduciendo lentamente en muchos países, dejando a los estados y a las personas amenazadas sin recursos frente a riesgos nuevos o resurgentes, teniendo en cuenta que, al aumento de los conflictos armados entre estados, se suma la creciente indigestión informativa que resulta de la desinformación intencionada e interesada, que llena de ruido las mentes humanas, interviene en su toma de decisiones desde el miedo, potenciando los propios conflictos, reduciendo su resiliencia e incrementando las vulnerabilidades.
Dentro de este panorama, la polarización social está entre las causas y los efectos de más difícil abordaje. La creciente desigualdad da lugar a que la porción social más desfavorecida viva en una tensión explosiva, contemplando la ostentación de los más pudientes, y preocupada por una crisis económica persistente, el incremento constante del coste de la vida y los riesgos y amenazas entrelazadas, sin que la información circulante pueda prevenir los focos de ignición.
Esta situación pone de manifiesto, además, que la solidaridad y la ayuda humanitaria no dan abasto ante el aumento de conflictos y la ONU se revela impotente para rebajar las escaladas bélicas o conflictos de todo tipo.
Tendencias en seguridad para 2024
Ante el aumento de la desinformación y los conflictos las organizaciones tienen que ser dinámicas y creativas en cuanto a la forma en que realizan la protección de sus activos, ya sean estos tangibles o intangibles y, para ello, se ha de integrar una serie de medidas estratégicas y de controles físicos y tecnológicos claves para la prevención y protección de las propias organizaciones o infraestructuras.
Así, cabe destacar aspectos clave como:
- La revisión, análisis y evaluación de los riesgos, amenazas y vulnerabilidades ante las nuevas situaciones y exigencias de seguridad.
- La revisión continua de los Planes de Seguridad integral e integrada y su respuesta ante contingencias.
- La puesta al día de los sistemas de protección y control de acceso, los sistemas de videovigilancia y los procedimientos de gestión del riesgo y las seguridades.
- La integración de la Inteligencia Artificial, como una de las tecnologías fundamentales para remodelar la industria de la prevención y la protección.
- La actualización de los planteamientos de Ciberseguridad, pilar básico de cualquier responsabilidad corporativa, convertida en tendencia siempre emergente.
- La puesta al día de la Protección de la Información y Datos, preocupación aumentada por el incremento de ataques a la privacidad a nivel mundial.
Todo lo anterior merece desarrollo aparte, pero podemos concluir que, para dar respuesta a los nuevos retos y exigencias ante los riesgos y amenazas emergentes es necesario aceptar que la actualización de las tecnologías de seguridad es cada vez más necesaria y debe integrarse como una parte más de la organización, considerándola como una inversión que permite obtener un retorno, a través de la búsqueda de soluciones que ayuden a optimizar las tareas, automatizar los procesos y mejorar la eficiencia del equipo y la organización.
Hemos de convocar a los líderes sectoriales para que se dispongan a repensar las medidas necesarias para abordar los nuevos retos y exigencias ante los riesgos globales y amenazas emergentes, y centrar la cooperación global público-privada en la creación rápida de defensas (prevención + protección) con soluciones y acuerdos que aborden la integración de la inteligencia artificial (IA) en la gestión y la toma de decisiones en materia de seguridad.
Todo ello sin olvidar que el motor de actualización y cambio eficiente pasa por educar para un mundo en paz y especializar nuestras herramientas de capacitación y nuestras aptitudes y actitudes para conseguirlo.