Artículos y comunicaciones
Viernes, 8 de Junio 2007 - 17:24
Durante los trabajos de campo llevados a cabo durante las campañas de los años 2004 al 2006, en desarrollo del Proyecto Sen-en-Mut en la TT 353, hipogeo situado al pie del templo de la reina Hatshepsut en Deir El Bahari, se han descubierto interesantes datos que llevan al equipo de trabajo del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto a cuestionarse un nuevo enfoque de este magnífico monumento, altamente representativo del arte religioso de la dinastía XVIII, durante el Imperio Nuevo y, al mismo tiempo, lugar emblemático de la arqueología en Egipto.
Sen-en-Mut. Camára 'A'. Muro este, mitad sur. TT 353
Un poco de historia
En el mes de enero del año 1927 el arqueólogo norteamericano Herbert Winlock, director de la misión arqueológica del Metropolitan Museum of Art of New York en el área de Deir El Bahari, descubría, al proceder a la limpieza de una hondonada situada junto al ángulo noroeste de la primera terraza del templo de la reina Hatshepsut, una entrada excavada en una de las paredes del pequeño farallón, tapiada con doble murete hecho con mortero de adobe con cascotes que iniciaba un corredor descendente con escalones hasta una sala llena de lascas de caliza, casi hasta el techo.
La gran sorpresa del arqueólogo americano fue comprobar que los relieves que se podían contemplar en los muros de la sala donde desembocaba el estrecho pasadizo mostraban a uno de los hombres más misteriosos y, el mismo tiempo, significativos de la historia de Egipto. El Mayordomo de Amón Sen-en-Mut.
De este modo, la perplejidad del intrépido arqueólogo fue enorme al producirse el inesperado hallazgo del hipogeo excavado literalmente bajo el templo de la reina Hatshepsut. Después de las primeras investigaciones y al desescombrar pacientemente el monumento se reveló que la primera cámara, después de un descenso de ochenta y seis escalones, tenía dibujado en su techo un esplendente e increíble mapa del cielo. ¡Se trataba del techo astronómico más antiguo de la historia de la humanidad!. Los muros, estaban materialmente cubiertos de jeroglíficos deliciosamente tallados, desde el techo hasta el suelo.
Terminados los trabajos de excavación se comprobó que el monumento, dotado con tres cámaras comunicadas por un pasadizo, de las que solo la primera estaba decorada, profundizaba 90,00 metros en el corazón de la roca, llegando hasta 42,00 metros bajo la superficie, dentro del recinto del templo.
En la última habitación, la que parecía ser especial por su configuración arquitectónica, pues tenía su techo excavado en forma de bóveda simbolizando probablemente el firmamento, se hallaron, dentro de un pequeño pozo situado en el rincón noroeste, diversos objetos que aumentaron la sorpresa de los excavadores. Entre ellos, la tapa de un vaso canópico con forma de cabeza humana. Este detalle significaba para los arqueólogos que aquél lugar habría podido estar destinado a ser depósito de las vísceras momificadas de una eventual momia, quizás la del propio Sen-en-Mut.
El hecho es, que se sabía que Sen-en-Mut se había hecho construir su tumba casi en la cumbre de la colina de Gurnah, y que dicho monumento había sido visitado, entre otros, por el egiptólogo alemán Karl R. Lepsius a mediados del siglo XIX. Esto planteaba un enigma de difícil solución. Si, como era comúnmente admitido, la TT 71 fue la tumba de Sen-en-Mut, entonces ¿qué explicación y finalidad podía tener el hipogeo que acababa de descubrir?.
Con intención de encontrar la clave del misterio, Winlock excavó y limpió durante la campaña del año 1930-1931 la tumba número 71. Allí encontró, destruido en miles de fragmentos, el sarcófago de cuarcita amarilla que el poderoso Sen-en-Mut se había hecho labrar para acoger a su momia. Igualmente, descubrió bajo la entrada del monumento funerario otra pequeña cámara subterránea que albergaba, inviolada, los cuerpos momificados de sus padres, Ra-Mose y Hat-Nefer.
Todo ello llevó a pensar a los miembros del equipo norteamericano que la TT 353, junto a Deir El Bahari era, sin duda, la segunda tumba conocida de un mismo personaje: El Mayordomo de Amón Sen-en-Mut.
El asunto era realmente insólito. No se conocían casos anteriores en los que una misma persona de origen no real se hiciera construir dos tumbas para sí mismo.
El enigma se resolvió aceptando que la primera tumba (la nº 71 de Sheij Abd El Gurnah) habría sido comenzada al principio del periodo en el que el Mayordomo de Amón alcanzó sus mayores cotas de poder junto a la reina-faraón Hatshespsut.
Después, por razones no conocidas, Sen-en-Mut decidiría suspender la construcción de su antigua morada de eternidad, ordenando la excavación y decoración otra nueva: la TT 353.
De este modo, quedó admitido en el mundo de la egiptología que la TT 71 era la primera tumba de Sen-en-Mut, en tanto que la segunda, era la TT 353.
Las primeras sorpresas
En noviembre del año 2003 comenzó la primera campaña de trabajos de ejecución del Proyecto Sen-en-Mut de reexcavación, limpieza y estudio de la TT 353, encomendado por el SCA de Egipto al Instituto de Estudios del Antiguo Egipto.
Los trabajos de dicha campaña consistieron básicamente en la exploración detallada del lugar donde se encontraba situado el monumento, y en el interior del monumento mismo.
Una primera aproximación a la TT 353 y al área arqueológica circundante, abrió numerosos interrogantes acerca de la verdadera naturaleza del hipogeo. Tras las primeras comprobaciones y mediciones provisionales se hizo manifiesto que existían serias dificultades para introducir un sarcófago de las dimensiones de las del de Sen-en-Mut, reconstruido y exhibido en el Metropolitan Museum of Art de New York, por el estrecho pasadizo de descenso. Semejantes objeciones fueron formuladas por los arquitectos del equipo en cuanto a las posibilidades prácticas de manipular el sarcófago dentro del monumento con intención de depositarlo, como sería lo lógico, en la tercera de las cámaras del hipogeo.
En las jornadas dedicadas a la exploración del entorno arqueológico también se observó la peculiar disposición del la entrada de la TT 353 penetrando hacia las entrañas del templo de Hatshepsut. Desde el camino de los obreros de Deir El Medina hacia el Valle de los Reyes, en las alturas que sobrevuelan majestuosamente el conjunto de los templos reales excavados y construidos en el circo de Deir El Bahari, se hacía patente que la TT 353 era como una especie de capilla anexa secreta, no evidente, del templo construido en terrazas para la reina Hatshepsut.
Rápidamente, observando desde las alturas el extraordinario conjunto arquitectónico desplegado a nuestros pies reconstruimos en nuestra mente el que pudo haber sido el pensamiento de Sen-en-Mut antes de iniciar para su soberana la construcción del Esplendor de los Esplendores. Allí, albergados por el semicírculo formado por los farallones de la montaña tebana se podrían contemplar el templo funerario del gran rey Neb-Hepet-Ra Montu-Hotep, de la dinastía XI, con su pasadizo con cripta situado delante del edificio-santuario propiamente dicho y, algo a su izquierda, en el lugar que luego ocuparía la primera terraza del de Hatshespsut, el modesto templo funerario construido con adobe para Dyeser-Ka-Ra Amen-Hotep I, el segundo soberano de la dinastía XVIII.
Probablemente por razones políticas, Sen-en-Mut decidió elegir aquel lugar, justo enfrente del Gran Templo del dios Amón de Karnak, al otro lado del Nilo, para albergar el templo de su Señora. Desmontaría el templo funerario de Amen-Hotep I, y así, quedarían juntos dentro del espacio físico del magnífico circo, el templo del unificador de Egipto al término de la crisis del Primer Periodo Intermedio, y el de la reina y sus antepasados, con una especialísima presencia del dios Amón en su interior, padre carnal de Hatshepsut y protector de la realeza ejercida por la mujer-faraón.
¿Y él?. ¿Por qué no construirse para sí mismo una capilla con la que estar en contacto permanente con el área sagrada, lugar exclusivamente destinado a dar culto a los dioses y a sus hijos terrenales, los reyes de Egipto?.
De todas las observaciones realizadas y de los trabajos llevados a cabo se impuso que, además de las tareas de excavación y limpieza del interior de la TT 353, en las campañas siguientes habría que abordar el detallado estudio topográfico del área y la realización de precisas labores técnicas tendentes a determinar con exactitud la ubicación, orientación y dimensiones del monumento.
También se revelaron como tareas imprescindibles la exploración con toma de dimensiones y orientaciones de monumentos circundantes relacionados con la TT 353, principalmente la TT 71 y ciertas partes del interior del Templo de Hatshepsut.
Las dudas se convierten en certezas
Así las cosas, durante la campaña del año 2004 se llevaron a cabo los trabajos acordados por el equipo. Comprobadas las dimensiones de la entrada al monumento arrojaban entre 0,755 m. y 0,990 m. de anchura en los escalones exteriores a la entrada y en el hueco de acceso, propiamente dicho. El sarcófago poseía una anchura de 0,880 m. lo que hacía prácticamente imposible su acceso al interior del pasadizo, en el estado de excavación del mismo.
Mayores dificultades se planteaban en el interior del monumento. El pasadizo en su entrada a la cámara ‘A’ dio una dimensión de 0,650 m.; en el acceso a la segunda, la ‘B’, 0,675 m. y 0,800 m. para la tercera, la cámara ‘C’.
De esta manera se imponía descartar absolutamente la utilidad pura y exclusivamente funeraria de la TT 353. Nunca se pensó albergar el sarcófago de Sen-en-Mut en el interior del monumento.
La comprobación de la orientación del eje longitudinal del hipogeo arrojó nueva luz sobre nuestras investigaciones. Estableciendo como elemento principal de la primera cámara la estela de falsa puerta existente en el muro oeste, se observó y comprobó, con la alegría y alborozo propios de un importante descubrimiento que los dos ojos existentes en la parte superior de estela se encontraban perfectamente alineados con otros dos ojos, rodeados en sendos óvalos que se pueden ver esculpidos en la mitad norte de la fachada exterior de capilla de la diosa Hat-Hor, en el interior del recinto del templo. ¡Apenas una inapreciable desviación norte de 26,50 cms. separa el centro del par de ojos esculpidos en la pared de TT 353 y los existentes en el muro de la capilla de la diosa Hat-Hor, distantes entre sí 238 m.!. Esta línea continua por enmedio de otros dos ojos existentes en el segundo muro interior de la capilla de la diosa Hat-Hor.
Esta averiguación obligó a plantear la hipótesis de que la primera cámara del hipogeo estaba ‘conectada en su orientación’ con la capilla de Hat-Hor. Pero, y dentro de ese edificio sagrado, ¿adónde nos conducía la línea ideal que habíamos localizado?. Pues bien, se comprobó por los arquitectos del equipo con los instrumentos técnicos adecuados que dicha línea pasa exactamente por el lugar donde se muestra una efigie arrodillada de Sen-en-Mut, esculpida y, prácticamente escondida a la vista profana, en el muro de unas de las pequeñas capillas del interior del santuario.
Al propio tiempo, procediendo al examen epigráfico de la cámara ‘A’, en una primera lectura de los jeroglíficos allí inscritos se pudo comprobar que, en el muro sur, se habían incluido las invocaciones nº 220 a 222 de los Textos de las Pirámides.
Esto significaba que Sen-en-Mut se había procurado para su uso personal fórmulas cuyo contenido había estado tradicionalmente destinado a ser incluido en los muros de las salas del sarcófago existentes dentro de las pirámides construidas para los reyes del Imperio Antiguo.
Las invocaciones hablan de la capacidad que tiene el sujeto a cuyo nombre están inscritas para convertirse en el dueño de la Corona Roja, símbolo de la realeza del Bajo Egipto. En la mentalidad egipcia esto equivalía a la verdadera posibilidad de controlar el poder que se suponía que dicha corona otorgaba al rey.
La presencia de los nombres de Sen-en-Mut alineados en igual tamaño con los de sus padres y los de la propia reina-faraón Hatshepsut ofreció otra evidencia a propósito de la anomalía protocolaria y funcional que se recoge en la decoración del hipogeo. Un simple cortesano no podría incluir sus nombres al mismo tamaño que los de su reina que, al fin y al cabo, eran los de un ser de naturaleza divina, sin una razón de peso. Por otra parte, este tipo de inscripción era extraña a las utilizadas normalmente en las capillas funerarias de particulares.
Aún quedaba algo por comprobar. A todo el equipo le llamó la atención el hecho de que en el templo de la dinastía XI situado junto al de Hatshepsut existiera una galería excavada bajo el patio, en dirección al corazón del templo, con una longitud de 110 m.
Fue descubierta por Howard Carter en 1907 y, al final de la misma, se hallaba una cámara con el techo abovedado, (como el de la tercera cámara de la TT 353). En el interior de dicha cámara se descubrió una magnífica estatua del rey Neb-Hepet-Ra Montu-Hotep, (hoy exhibida en el Museo Egipcio de El Cairo), cubierta por un lienzo, ataviada con el vestido blanco de Jubileo real, y tocada con la Corona Roja, símbolo de la realeza del Bajo Egipto.
Rápidamente se impuso la necesidad de comprobar los datos de las mediciones y orientaciones de este otro hipogeo, construido para un rey que había derrotado a los monarcas heracleopolitanos, destruyendo la capital del Bajo Egipto y apoderándose por derecho de conquista de la Corona Roja, con lo que reunió en su persona la condición antigua de rey del Alto y del Bajo Egipto.
Tal monumento estaba claramente destinado a perpetuar el derecho de posesión y propiedad de la Corona Roja a favor del rey que, con su conquista guerrera había dado los primeros pasos para conseguir la reunificación de las Dos Tierras, después de la caída del Imperio Antiguo.
¿Quizás pretendió Sen-en-Mut emular de algún modo a aquel antiguo rey?.
Todas estas observaciones han abierto el camino para tratar de desentrañar la verdadera naturaleza del hipogeo TT 353 en el que sigue trabajando el equipo del IEAE de Madrid.
Hoy, nos encontramos en situación de poder afirmar que el templo de la reina Hatshepsut en Deir El Bahari tenía una dependencia oculta, pero que formaba parte ritual del mismo, excavada por orden y para el servicio religioso del Mayordomo de Amón, Sen-en-Mut.
Dicha dependencia es el hipogeo numerado como TT 353, y que, en consecuencia, el mismo no es la segunda tumba de Sen-en-Mut, puesto que solo tuvo una que conozcamos hasta el momento, y esta es la TT 71.
La campaña del año 2007, en el desarrollo de los trabajos del Proyecto Sen-en-Mut, que se iniciará en el próximo mes de octubre permitirá continuar las investigaciones científicas que concluyan tan apasionante investigación.
Francisco Martín Valentín
Director del Proyecto Sen-en-Mut
Más conocimiento sobre el tema se encontrará en:
http://www.institutoestudiosantiguoegipto.com/senenmut/es/presentacion.shtml
Bedman, T. y Martín Valentín, F. Sen-en-Mut. El hombre que pudo ser rey de Egipto. Ed. Oberon, Madrid, 2004.
En el mes de enero del año 1927 el arqueólogo norteamericano Herbert Winlock, director de la misión arqueológica del Metropolitan Museum of Art of New York en el área de Deir El Bahari, descubría, al proceder a la limpieza de una hondonada situada junto al ángulo noroeste de la primera terraza del templo de la reina Hatshepsut, una entrada excavada en una de las paredes del pequeño farallón, tapiada con doble murete hecho con mortero de adobe con cascotes que iniciaba un corredor descendente con escalones hasta una sala llena de lascas de caliza, casi hasta el techo.
La gran sorpresa del arqueólogo americano fue comprobar que los relieves que se podían contemplar en los muros de la sala donde desembocaba el estrecho pasadizo mostraban a uno de los hombres más misteriosos y, el mismo tiempo, significativos de la historia de Egipto. El Mayordomo de Amón Sen-en-Mut.
De este modo, la perplejidad del intrépido arqueólogo fue enorme al producirse el inesperado hallazgo del hipogeo excavado literalmente bajo el templo de la reina Hatshepsut. Después de las primeras investigaciones y al desescombrar pacientemente el monumento se reveló que la primera cámara, después de un descenso de ochenta y seis escalones, tenía dibujado en su techo un esplendente e increíble mapa del cielo. ¡Se trataba del techo astronómico más antiguo de la historia de la humanidad!. Los muros, estaban materialmente cubiertos de jeroglíficos deliciosamente tallados, desde el techo hasta el suelo.
Terminados los trabajos de excavación se comprobó que el monumento, dotado con tres cámaras comunicadas por un pasadizo, de las que solo la primera estaba decorada, profundizaba 90,00 metros en el corazón de la roca, llegando hasta 42,00 metros bajo la superficie, dentro del recinto del templo.
En la última habitación, la que parecía ser especial por su configuración arquitectónica, pues tenía su techo excavado en forma de bóveda simbolizando probablemente el firmamento, se hallaron, dentro de un pequeño pozo situado en el rincón noroeste, diversos objetos que aumentaron la sorpresa de los excavadores. Entre ellos, la tapa de un vaso canópico con forma de cabeza humana. Este detalle significaba para los arqueólogos que aquél lugar habría podido estar destinado a ser depósito de las vísceras momificadas de una eventual momia, quizás la del propio Sen-en-Mut.
El hecho es, que se sabía que Sen-en-Mut se había hecho construir su tumba casi en la cumbre de la colina de Gurnah, y que dicho monumento había sido visitado, entre otros, por el egiptólogo alemán Karl R. Lepsius a mediados del siglo XIX. Esto planteaba un enigma de difícil solución. Si, como era comúnmente admitido, la TT 71 fue la tumba de Sen-en-Mut, entonces ¿qué explicación y finalidad podía tener el hipogeo que acababa de descubrir?.
Con intención de encontrar la clave del misterio, Winlock excavó y limpió durante la campaña del año 1930-1931 la tumba número 71. Allí encontró, destruido en miles de fragmentos, el sarcófago de cuarcita amarilla que el poderoso Sen-en-Mut se había hecho labrar para acoger a su momia. Igualmente, descubrió bajo la entrada del monumento funerario otra pequeña cámara subterránea que albergaba, inviolada, los cuerpos momificados de sus padres, Ra-Mose y Hat-Nefer.
Todo ello llevó a pensar a los miembros del equipo norteamericano que la TT 353, junto a Deir El Bahari era, sin duda, la segunda tumba conocida de un mismo personaje: El Mayordomo de Amón Sen-en-Mut.
El asunto era realmente insólito. No se conocían casos anteriores en los que una misma persona de origen no real se hiciera construir dos tumbas para sí mismo.
El enigma se resolvió aceptando que la primera tumba (la nº 71 de Sheij Abd El Gurnah) habría sido comenzada al principio del periodo en el que el Mayordomo de Amón alcanzó sus mayores cotas de poder junto a la reina-faraón Hatshespsut.
Después, por razones no conocidas, Sen-en-Mut decidiría suspender la construcción de su antigua morada de eternidad, ordenando la excavación y decoración otra nueva: la TT 353.
De este modo, quedó admitido en el mundo de la egiptología que la TT 71 era la primera tumba de Sen-en-Mut, en tanto que la segunda, era la TT 353.
Las primeras sorpresas
En noviembre del año 2003 comenzó la primera campaña de trabajos de ejecución del Proyecto Sen-en-Mut de reexcavación, limpieza y estudio de la TT 353, encomendado por el SCA de Egipto al Instituto de Estudios del Antiguo Egipto.
Los trabajos de dicha campaña consistieron básicamente en la exploración detallada del lugar donde se encontraba situado el monumento, y en el interior del monumento mismo.
Una primera aproximación a la TT 353 y al área arqueológica circundante, abrió numerosos interrogantes acerca de la verdadera naturaleza del hipogeo. Tras las primeras comprobaciones y mediciones provisionales se hizo manifiesto que existían serias dificultades para introducir un sarcófago de las dimensiones de las del de Sen-en-Mut, reconstruido y exhibido en el Metropolitan Museum of Art de New York, por el estrecho pasadizo de descenso. Semejantes objeciones fueron formuladas por los arquitectos del equipo en cuanto a las posibilidades prácticas de manipular el sarcófago dentro del monumento con intención de depositarlo, como sería lo lógico, en la tercera de las cámaras del hipogeo.
En las jornadas dedicadas a la exploración del entorno arqueológico también se observó la peculiar disposición del la entrada de la TT 353 penetrando hacia las entrañas del templo de Hatshepsut. Desde el camino de los obreros de Deir El Medina hacia el Valle de los Reyes, en las alturas que sobrevuelan majestuosamente el conjunto de los templos reales excavados y construidos en el circo de Deir El Bahari, se hacía patente que la TT 353 era como una especie de capilla anexa secreta, no evidente, del templo construido en terrazas para la reina Hatshepsut.
Rápidamente, observando desde las alturas el extraordinario conjunto arquitectónico desplegado a nuestros pies reconstruimos en nuestra mente el que pudo haber sido el pensamiento de Sen-en-Mut antes de iniciar para su soberana la construcción del Esplendor de los Esplendores. Allí, albergados por el semicírculo formado por los farallones de la montaña tebana se podrían contemplar el templo funerario del gran rey Neb-Hepet-Ra Montu-Hotep, de la dinastía XI, con su pasadizo con cripta situado delante del edificio-santuario propiamente dicho y, algo a su izquierda, en el lugar que luego ocuparía la primera terraza del de Hatshespsut, el modesto templo funerario construido con adobe para Dyeser-Ka-Ra Amen-Hotep I, el segundo soberano de la dinastía XVIII.
Probablemente por razones políticas, Sen-en-Mut decidió elegir aquel lugar, justo enfrente del Gran Templo del dios Amón de Karnak, al otro lado del Nilo, para albergar el templo de su Señora. Desmontaría el templo funerario de Amen-Hotep I, y así, quedarían juntos dentro del espacio físico del magnífico circo, el templo del unificador de Egipto al término de la crisis del Primer Periodo Intermedio, y el de la reina y sus antepasados, con una especialísima presencia del dios Amón en su interior, padre carnal de Hatshepsut y protector de la realeza ejercida por la mujer-faraón.
¿Y él?. ¿Por qué no construirse para sí mismo una capilla con la que estar en contacto permanente con el área sagrada, lugar exclusivamente destinado a dar culto a los dioses y a sus hijos terrenales, los reyes de Egipto?.
De todas las observaciones realizadas y de los trabajos llevados a cabo se impuso que, además de las tareas de excavación y limpieza del interior de la TT 353, en las campañas siguientes habría que abordar el detallado estudio topográfico del área y la realización de precisas labores técnicas tendentes a determinar con exactitud la ubicación, orientación y dimensiones del monumento.
También se revelaron como tareas imprescindibles la exploración con toma de dimensiones y orientaciones de monumentos circundantes relacionados con la TT 353, principalmente la TT 71 y ciertas partes del interior del Templo de Hatshepsut.
Las dudas se convierten en certezas
Así las cosas, durante la campaña del año 2004 se llevaron a cabo los trabajos acordados por el equipo. Comprobadas las dimensiones de la entrada al monumento arrojaban entre 0,755 m. y 0,990 m. de anchura en los escalones exteriores a la entrada y en el hueco de acceso, propiamente dicho. El sarcófago poseía una anchura de 0,880 m. lo que hacía prácticamente imposible su acceso al interior del pasadizo, en el estado de excavación del mismo.
Mayores dificultades se planteaban en el interior del monumento. El pasadizo en su entrada a la cámara ‘A’ dio una dimensión de 0,650 m.; en el acceso a la segunda, la ‘B’, 0,675 m. y 0,800 m. para la tercera, la cámara ‘C’.
De esta manera se imponía descartar absolutamente la utilidad pura y exclusivamente funeraria de la TT 353. Nunca se pensó albergar el sarcófago de Sen-en-Mut en el interior del monumento.
La comprobación de la orientación del eje longitudinal del hipogeo arrojó nueva luz sobre nuestras investigaciones. Estableciendo como elemento principal de la primera cámara la estela de falsa puerta existente en el muro oeste, se observó y comprobó, con la alegría y alborozo propios de un importante descubrimiento que los dos ojos existentes en la parte superior de estela se encontraban perfectamente alineados con otros dos ojos, rodeados en sendos óvalos que se pueden ver esculpidos en la mitad norte de la fachada exterior de capilla de la diosa Hat-Hor, en el interior del recinto del templo. ¡Apenas una inapreciable desviación norte de 26,50 cms. separa el centro del par de ojos esculpidos en la pared de TT 353 y los existentes en el muro de la capilla de la diosa Hat-Hor, distantes entre sí 238 m.!. Esta línea continua por enmedio de otros dos ojos existentes en el segundo muro interior de la capilla de la diosa Hat-Hor.
Esta averiguación obligó a plantear la hipótesis de que la primera cámara del hipogeo estaba ‘conectada en su orientación’ con la capilla de Hat-Hor. Pero, y dentro de ese edificio sagrado, ¿adónde nos conducía la línea ideal que habíamos localizado?. Pues bien, se comprobó por los arquitectos del equipo con los instrumentos técnicos adecuados que dicha línea pasa exactamente por el lugar donde se muestra una efigie arrodillada de Sen-en-Mut, esculpida y, prácticamente escondida a la vista profana, en el muro de unas de las pequeñas capillas del interior del santuario.
Al propio tiempo, procediendo al examen epigráfico de la cámara ‘A’, en una primera lectura de los jeroglíficos allí inscritos se pudo comprobar que, en el muro sur, se habían incluido las invocaciones nº 220 a 222 de los Textos de las Pirámides.
Esto significaba que Sen-en-Mut se había procurado para su uso personal fórmulas cuyo contenido había estado tradicionalmente destinado a ser incluido en los muros de las salas del sarcófago existentes dentro de las pirámides construidas para los reyes del Imperio Antiguo.
Las invocaciones hablan de la capacidad que tiene el sujeto a cuyo nombre están inscritas para convertirse en el dueño de la Corona Roja, símbolo de la realeza del Bajo Egipto. En la mentalidad egipcia esto equivalía a la verdadera posibilidad de controlar el poder que se suponía que dicha corona otorgaba al rey.
La presencia de los nombres de Sen-en-Mut alineados en igual tamaño con los de sus padres y los de la propia reina-faraón Hatshepsut ofreció otra evidencia a propósito de la anomalía protocolaria y funcional que se recoge en la decoración del hipogeo. Un simple cortesano no podría incluir sus nombres al mismo tamaño que los de su reina que, al fin y al cabo, eran los de un ser de naturaleza divina, sin una razón de peso. Por otra parte, este tipo de inscripción era extraña a las utilizadas normalmente en las capillas funerarias de particulares.
Aún quedaba algo por comprobar. A todo el equipo le llamó la atención el hecho de que en el templo de la dinastía XI situado junto al de Hatshepsut existiera una galería excavada bajo el patio, en dirección al corazón del templo, con una longitud de 110 m.
Fue descubierta por Howard Carter en 1907 y, al final de la misma, se hallaba una cámara con el techo abovedado, (como el de la tercera cámara de la TT 353). En el interior de dicha cámara se descubrió una magnífica estatua del rey Neb-Hepet-Ra Montu-Hotep, (hoy exhibida en el Museo Egipcio de El Cairo), cubierta por un lienzo, ataviada con el vestido blanco de Jubileo real, y tocada con la Corona Roja, símbolo de la realeza del Bajo Egipto.
Rápidamente se impuso la necesidad de comprobar los datos de las mediciones y orientaciones de este otro hipogeo, construido para un rey que había derrotado a los monarcas heracleopolitanos, destruyendo la capital del Bajo Egipto y apoderándose por derecho de conquista de la Corona Roja, con lo que reunió en su persona la condición antigua de rey del Alto y del Bajo Egipto.
Tal monumento estaba claramente destinado a perpetuar el derecho de posesión y propiedad de la Corona Roja a favor del rey que, con su conquista guerrera había dado los primeros pasos para conseguir la reunificación de las Dos Tierras, después de la caída del Imperio Antiguo.
¿Quizás pretendió Sen-en-Mut emular de algún modo a aquel antiguo rey?.
Todas estas observaciones han abierto el camino para tratar de desentrañar la verdadera naturaleza del hipogeo TT 353 en el que sigue trabajando el equipo del IEAE de Madrid.
Hoy, nos encontramos en situación de poder afirmar que el templo de la reina Hatshepsut en Deir El Bahari tenía una dependencia oculta, pero que formaba parte ritual del mismo, excavada por orden y para el servicio religioso del Mayordomo de Amón, Sen-en-Mut.
Dicha dependencia es el hipogeo numerado como TT 353, y que, en consecuencia, el mismo no es la segunda tumba de Sen-en-Mut, puesto que solo tuvo una que conozcamos hasta el momento, y esta es la TT 71.
La campaña del año 2007, en el desarrollo de los trabajos del Proyecto Sen-en-Mut, que se iniciará en el próximo mes de octubre permitirá continuar las investigaciones científicas que concluyan tan apasionante investigación.
Francisco Martín Valentín
Director del Proyecto Sen-en-Mut
Más conocimiento sobre el tema se encontrará en:
http://www.institutoestudiosantiguoegipto.com/senenmut/es/presentacion.shtml
Bedman, T. y Martín Valentín, F. Sen-en-Mut. El hombre que pudo ser rey de Egipto. Ed. Oberon, Madrid, 2004.
Francisco J. Martín Valentín y Teresa Bedman
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Editado por
Francisco J. Martín Valentín y Teresa Bedman
Francisco J. Martín Valentín es egiptólogo. Director del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto. Director de la Misión Arqueológica Española en Asasif, (Luxor Occidental Egipto), desarrollando actualmente el “Proyecto Visir Amen-Hotep. TA 28". Director de la Cátedra de Egiptología ‘José Ramón Mélida’. Teresa Bedman es egiptóloga. Gerente del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto. Co-directora de la Misión Arqueológica Española en Asasif, (Luxor Occidental Egipto), desarrollando actualmente el “Proyecto Visir Amen-Hotep. TA 28”. Secretaria de la Cátedra de Egiptología ‘José Ramón Mélida’.
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