CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero

Para entender si Jesús tenía el concepto griego o el hebreo sobre el alma es preciso examinar, aun brevemente, el contexto de la Judea romana y, finalmente, examinar las pocas ocasiones en las que los evangelios se refieren a esta idea.

Hoy escribe Eugenio Gómez Segura


067. El alma (4): Jesús de Nazaret.
Jesús elige a sus apóstoles, la nueva creación (icono del siglo XIV).
 
  1. Judea romana.
En muchos pasajes de la literatura encontrada en Qumrán el uso que prevalece es el habitual del mundo hebreo y cananeo, es decir, el alma como elemento vital de un conjunto y un elemento que siente, aunque en estos casos no se interpreta como ajeno al conjunto. Es tan fuerte esta idea que puede aparecer con un carácter reflexivo, el nepher como una forma de decir “él mismo”, “ella misma”. De ahí a identificar en el nepher la persona misma sólo hay un paso, que de hecho se da, pues los enemigos buscan perder el “alma” de los justos, es decir, a los justos; y éstos se entregan completamente a Yahvé entregando su nepher. Yahvé salva y redime el alma (nepher), o sea, la persona misma con su vida corporal y psicológica, de ninguna manera se trata de una cuestión metafísica, sino de una redención personal, de una vida vivida según los preceptos, una vida terrena.

Pero, por otra parte, la influencia helenística se hizo sentir entre los rabinos de la época, en algunos casos del siglo II de nuestra era. Así, se reconoce que si la humanidad cumple la Ley actúa de una forma celestial, no como las simples criaturas terrestres. Siguiendo el razonamiento se pensó que el alma habita en el cuerpo y le otorga la fuerza para actuar según los mandamientos divinos. Incluso se pensaba que, durante el sueño, el alma (nepher) ascendía a los cielos para retomar fuerzas, recobrar nueva vida, una idea que claramente mezcla la concepción antigua hebrea y la helenística. Desde luego, algunos rabinos pensaron en la preexistencia del alma y un origen divino de la misma. Aunque hay una sutil diferencia con el mundo griego: los rabinos no parecen haber menospreciado el cuerpo aun considerándolo diferente a la parte divina. Y verdaderamente, la idea de unidad entre cuerpo y alma se mantiene, como demuestra que pensaran que, tras la resurrección, ambas partes se reunirían, y dicha unidad sería la juzgada en el Juicio Final. No está aquí, por tanto, la idea cristiana, que sigue pareciendo más griega que hebrea.
  1. Jesús de Nazaret.
El catálogo de usos de psyché en el Nuevo Testamento es amplio, aunque muestra algunas consideraciones muy chocantes con lo que tradicionalmente concebimos como cristiano. De hecho, es aconsejable tratar el tema distinguiendo entre lo que podemos reconstruir de Jesús en los evangelios y lo que podemos observar en el resto de escritos (cartas principalmente).

En general puede decirse que hay usos dependientes de la tradición más hebrea del Antiguo Testamento: Mt. 6, 25 indica que alma es paralela al cuerpo: “Por eso os digo: dejad de preocuparos por vuestra vida, qué comeréis o qué beberéis, ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis. Pues ¿no es la vida más que el alimento y el cuerpo más que el vestido?” Aquí la palabra vida traduce el griego psyché, “alma”, y el paralelo es evidente, es decir, la necesaria complementariedad es evidente.

En Mt 2, 20, la vida del Jesús niño está en peligro, pero se dice psyché, y no es posible entender “alma” al modo cristiano. En otros casos parece más apropiado también entender psyché como la persona al completo, no simplemente su alma. Pero esto puede ser debido al hecho de que los autores de los evangelios se sirvieron de abundante material del Antiguo Testamento (por ejemplo Hch 3, 23). Mt 11, 29-30 puede ser un caso interesante, pues la unidad de cuerpo y alma parece presidir el pasaje: “Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, porque soy dulce y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras vidas (psyché); pues mi yugo es benigno y mi carga leve”.

Además, “alma” parece ser en realidad el asiento de los sentimientos, un sinónimo de corazón.

Pero puede aparecer un sentido distinto, el de la vida real a diferencia de la vida física. Mc 8, 35-37 es, en este sentido, digno de mención:

35 Pues quien quiera salvar su psyché la perderá; pero quien pierda su psyché por causa mía y de la buena noticia la salvará. 36 Pues, ¿de qué sirve que el hombre gane el mundo y perjudique su psyché? 37 Pues, ¿qué compensación daría un hombre por su psyché?

Se reconoce por los estudiosos que “por causa mía y de la buena noticia” es un añadido a una frase que podría ser original de Jesús. Y también se traduce generalmente en esta frase la idea de “vida” más que de “alma”. Vida en sentido total y divino, un compendio de la Ley en sus dos partes, la que atañe a Yahvé y la que atañe a los hombres, es decir, un sentido del Antiguo Testamento. Porque la vida religiosa no es diferente a la vida física para el judaísmo de la época. No se trata de ascetismo sino de integridad judía. Una integridad tanto de carácter moral atendiendo a la Ley de Yahvé como a la complementariedad de cuerpo y alma como unidad. Esa vida (esa “alma”), por otra parte, es un regalo de la divinidad, que permite vivir en la Tierra como creación (criatura) que se atiene a los designios del dios de los cielos.

Un último fragmento puede ser también de interés, Mt 10, 28:

“Y no sigáis temiendo a quienes matan el cuerpo pero no pueden matar la psyché; en cambio, temed más a quien pueda aniquilar la psyché y el cuerpo en la gehena”.

La idea de que Yahvé puede destruir cuerpo y alma (soma y psyché en el texto griego), obliga a recordar, una vez más, los conceptos del Antiguo Testamento. Sólo Dios controla la unidad cuerpo-alma, pero en el texto no parece indicarse una independencia entre cuerpo y alma, sino que se debe atender a quien cuida del todo (Dios), no a quien cuida de una de una parte malinterpretando la realidad de la unidad cuerpo-alma.  Por último, que el alma se pierda en la gehena junto al cuerpo no permite entenderla como algo independiente de éste.

Por tanto, Hay que seguir a la espera para encontrar un concepto cristiano de alma inmortal y sujeta al Juicio final.
 
 
 
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Lunes, 27 de Diciembre 2021

“Compartir” (324) de 24-12-2021


Jesús y el nombre de Dios del Antiguo Testamento
Escribe Antonio Piñero

PREGUNTA:
 
1 "En el primitivo judaísmo no se podía nombrar a Dios, pero de alguna manera se daba a entender cuando se refería a él, de hecho en el antiguo testamento, figura Jehová o Yahvé (o el tetragrámmaton que lo identifica) unas 10000 veces. 
 
2 ¿Por qué Jesús jamás nombra ni a Yahvé,  ni a Jehová, ni jamás se le traduce con el tetragrámmaton, ni referencia nominal alguna al dios judío?
 
 
3 Jesús llama a dios "ABBA" pero ¿por qué en el Antiguo Testamento jamás sale ni una sola vez esa denominación "ABBA" hacia Dios?
 
 
4 ¿Le parece que es compatible con el mensaje de Jesús, el Dios que ordena degollar a todos los hombres a todas las mujeres y a todos los niños incluso lactantes a sus burros y a sus mulas de un pueblo con el Dios de pon la otra mejilla que propugna Jesús?"
 
 
RESPUESTA:
 
1 y 2:
 
Cierto que el Antiguo Testamento aparece Elohim o Yahvé miles de veces. Pero en la época de Jesús y por mera tradición, para cumplir el Segundo mandamiento, los judíos se habían acostumbrado a la ley consuetudinaria de no nombrar a Dios. Lo denominaban Altísimo, Presencia, Lugar, Palabra, Sabiduría, o de cualquier modo. Cada uno a su gusto. Y todo el mundo entendía. No era preciso nombrar a Dios. Solo el Sumo Sacerdote, el día del ayuno General expiatorio (Yom Kippur) pronunciaba el nombre de Yahvé, en voz baja en el Santo de los Santos, y postrado de hinojos.
 
3. Abbá es un vocablo arameo y el Antiguo Testamento está escrito en hebreo (menos 10,11 de Jeremías y 2,4-7,28 de Daniel). Por tanto, la pregunta tiene poco sentido. Abbá es uno de so signos, si duda, de la familiaridad con Dios que debía de tener un profeta, como él lo era. Abbá no es “papaíto”, lenguaje infantil, sino “Papá” que puede ser utilizado con respeto también por los adultos. En el Antiguo Testamento el título de Dios “(mi) Padre es tan raro que los especialistas señalan solo Eclesiástico 51,10. Pero en Qumrán hay dos testimonios de este uso. El primero en 4Q372: “Mi padre, mi Dios, no me abandones a los gentiles”, atribuido apócrifamente a Josué en un salmo compuesto por él y 4Q460 5,6, donde se lee “Mi padre y mi Señor” (véase “Los hombres de Qumrán, Trotta, Madrid, 1993 de F. García Martínez y J. Trebolle, p. 243). Es uso, por tanto, es un rasgo muy idiosincrático de Jesús, pero no único.
 
4. Habría que preguntárselo a Jesús. Tal como aparece su figura en los Evangelios, Jesús ni se lo plantea. En el siglo I se consideraba normal que Dios tratara fatal a los impíos, a sus descendientes y en general a todos los enemigos de su pueblo elegido. Les parecía estupendamente (véase el cántico de Zacarías en Lucas 1,67-79. Y el libro de Zacarías, en el que en 9,9 presenta un mesías manso y humilde, en 12,3.9; 13,2.8; 14,2 se habla de que Dios destruirá sin piedad a todos los habitantes dela tierra que se opongan a Israel. Jesús conocía y aprobaba el libro de Zacarías, porque aceptaba muy probablemente que el reino de Dios se instauraría en Jerusalén, y que Dios entraría en la ciudad desde  el monte de los Olivos (véase Zac 14).
 
He repetido mil veces que Jesús no es solo el profeta del Dios misericordioso, sino también el del Dios castigador con el fuego eterno del infierno (seis veces en los Evangelios). Casi el 40 % del Evangelio de Mateo es un aviso del castigo de un Dios enfurecido contra los impíos.
 
Por tanto, pienso que un judío piadoso y fanático no experimentaba ninguna contradicción entre un Dios, padre amoroso, y un Dios cruel con los enemigos de Israel, que eran los suyos.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero

Breve entrevista con “Aragón Radio”, programa “Abismo”.

https://youtu.be/4syBrxCDKSw
Viernes, 24 de Diciembre 2021

“Compartir” (323) Preguntas y respuestas de 22-12-2021.


PREGUNTA:
 
"Había por esta época un hombre sabio, Jesús, si es que es lícito llamarlo un hombre, pues era un hacedor de maravillas, un maestro tal que los hombres recibían con agrado la verdad que les enseñaba. Atrajo a sí a muchos de los judíos y de los gentiles. Él era el Cristo, y cuando Pilato, a sugerencia de los principales entre nosotros, le condenó a ser crucificado, aquellos que le amaban desde un principio no le olvidaron, pues se volvió a aparecer vivo ante ellos al tercer día; exactamente como los profetas lo habían anticipado y cumpliendo otras diez mil cosas maravillosas respecto de su persona que también habían sido preanunciadas. Y la tribu de cristianos, llamados de este modo por causa de él, no ha sido extinguida hasta el presente.” (Antigüedades. XVIII.3.3).
Antiguedades 20.9.1.cuando relata la condena de Santiago el hermano del Señor a ser apedreado dice «Jesús, es llamado Mesías o Cristo».
 
J. Dunn afirma que hay un «amplio consenso» entre los estudiosos con respecto a la naturaleza de la auténtica referencia a Jesús en el Testimonium y lo que se vería en el pasaje sin las interpolaciones.
 
Entre otras cosas, la autenticidad de este pasaje podría ayudar a dar sentido a la referencia posterior en el libro 20, capítulo 9, 1, donde Josefo se refiere a la lapidación de «Jacobo, el hermano de Jesús».
 
P. Maier : "Como judío, Josefo no habría reivindicado a Jesús como el Mesías, excepto si se hubiese convertido secretamente."
 
Van Voorst, mantiene que la afirmación «aquellos que lo habían amado primero no lo abandonaron» tiene las características de la escritura de Josefo y apunta a la continuidad del cristianismo. Tambien afirma que es difícil imaginar que la frase «reciben la verdad con placer» que se utiliza en el Testimonium es el trabajo de un interpolador cristiano, pues los escritores cristianos en general evitaban el uso de la palabra «placer» (ηδονή en griego) en un sentido positivo debido a su asociación con el hedonismo.
 
A. Köstenberger mantiene que el Testimonium incluye vocabulario y estilo  indudablemente josefino.
 
L. Feldman explica el silencio sobre la escasez de referencias a Josefo antes de Orígenes y Eusebio, porque Josefo era ignorado por los primeros escritores cristianos anteriores a Orígenes al ser poco conocido, y no lo suficientemente sofisticado en asuntos históricos.
 
L. Feldman, P. L. Maier, G. Vermes, Chilton y Evans afirman de manera individual, razonada y separada,  que es aceptada la autenticidad del pasaje de Jacobo, en el cual se recoge «el ya mencionado Cristo» y esta autenticidad confirma la autenticidad  del Testimonium, porque «con toda probabilidad el Testimonium es esa referencia previa».
 
Cl. Setter, sostienen que «hombre sabio» no es lo que propio de un interpolador cristiano y sostiene que el Testimonium indica que Josefo si oye hablar de Jesús, de su muerte y si le considera hacedor de milagros.
 
G. Vermes, afirma también que Flavio Josefo si consideraba a Jesús un hacedor de milagros
 
C. Evans, G. Vermes y Van Voorst, por separado, sostienen que lo que le da autenticidad es que no hace hincapié en el papel de los lideres judios en la muerte de Jesús, sino que mantiene el estilo esperado en Josefo, el cual se muestra neutral.
 
Santiago. N. Mason se sorprende del poder del lobby “anti Chrestus” que no cuestionan las obras de Josefo por haber tenido la intervención de un escriba pero se vuelcan en esta. Mantiene Mason que los copistas cristianos eran muy conservadores al transmitir cualquier texto .Por ejemplo las obras de Filón no fueron alteradas y eso que era muy favorable a las ideas de los cristianos, por lo que es “antihistoricista” suponer interpolaciones cristianas en el Testimonium, más allá de un interés predeterminado en tumbar una fuente no cristiana de Jesús a cualquier precio.
 
¿Qué opina usted de lo que opinan estos expertos?
 
RESPUESTA:
 
Pues que en líneas generales están bien, aunque en algunos se les nota un tanto el afán apologético.
 
Las preguntas son
 
1. ¿Qué grado de historicidad se le puede dar al pasaje en el que Flavio Josefo, dice, de Jesús que era un "hacedor de maravillas"?
 
 2. ¿Hay algún texto que niegue el hecho de que Josefo escribiera "se volvió a aparecer vivo ante ellos"
 
3. ¿Se podría decir que Flavio Josefo pudo considerar a Jesús un hacedor de milagros?
 
4. ¿Las historias de milagros de Jesús son las que pueden hacerle llevar a Flavio a decir que Jesús hacía "maravillas"?
 

RESPUESTA:
 
A 1. (1 ¿Qué grado de historicidad se le puede dar al pasaje en el que Flavio Josefo, dice, de Jesús que era un "hacedor de maravillas"?)
 
La versión disminuida del Testimonio Flaviano, eliminando las posibles inserciones cristianas es para mí el siguiente:
 
“Por esta época vivió Jesús, un hombre [sabio]. Fue autor de obras sorprendentes y maestro de hombres que acogen la verdad con placer, y atrajo no solamente a muchos judíos, sino también a muchos griegos. Y, aunque Pilato, instigado por las autoridades de nuestro pueblo, lo condenó a morir en cruz, sus anteriores adeptos no dejaron de amarlo. Y hasta el día de hoy existe la tribu de los cristianos, que se denomina así en referencia a él”.
 
Por tanto es muy posible que Flavio Josefo escribiera que Jesús fue “autor de  obras sorprendentes”.
 
¿De dónde sacó esta información? Estrictamente no lo sabemos. Probablemente de los judeocristianos de Roma con os que mantendría contactos y con os que hablaría alguna vez sobre Jesús.
 
Que un hombre hiciera “cosas sorprendentes” a los ojos de sus contemporáneos case bien con la imagen de Jesús sanador y exorcista. Ningún historiador imparcial niega, creo que Jesús lo fuera, ya que sanadores y exorcistas los hay incluso en el siglo XXI. Gente con potencia psicológica enorme, unida a una fe inmensa en el poder del sanador por parte del paciente obran maravillosas incuso hoy día.
 
A 2. (¿Hay algún texto que niegue el hecho de que Josefo escribiera "se volvió a aparecer vivo ante ellos"):
 
No conozco ninguno. Pero en el fondo esta pregunta importa poco, ya que los antiguos creían sin más en la resurrección de los muertos.
 
Ahora bien, en el caso de Josefo, lo más probable  es que él, como buen judío, no creyera que Jesús hubiese resucitado. Si lo hubiese creído, se habrá hecho cristiano. Y no consta.
 
A 3. (¿Se podría decir que Flavio Josefo pudo considerar a Jesús un hacedor de milagros?)
 
Claro que sí. Ya he respondido de este modo en 1. Creer que una persona era sanador y exorcista (había muchos en la época), no suponía en absoluto que Flavio Josefo creyera que Jesús fuera el mesías. ¡Ni mucho menos!
Así que del texto de Flavio Josefo solo se obtiene –uy es mucho– que él da testimonio de que Jesús  de Nazaret existió. Fue un personaje perfectamente datable para él.
 
A 4. (“4. ¿Las historias de milagros de Jesús son las que pueden hacerle llevar a Flavio a decir que Jesús hacía "maravillas"?)
 
Se supone que la pregunta se refiere a los Evangelios. Es poco probable que Flavio Josefo leyese los Evangelios (compuso su obra “Antigüedades de los judíos” entre los años 85-95 de nuestra era. Probablemente no habían llegado a sus manos ejemplares. Quizás en todo caso de Marcos. Pero, repito, la información le veían delos judeocristianos de roma.   Bastaba con eso.
 
Y ahora añado información sobre este “Testiminio Flaviano” (“Antigüedades XVIII 63-64), tomadas de mi libro “Aproximación al Jesús histórico” 4ª edición de 2019, Editorial Trotta, Madrid, que imagino puede ser de mucho interés para Ustedes, y que es un libro de fácil acceso y barato. Pro considero que es un tanto estúpido que tenga yo que estar citando cosas de muchos  libros míos, totalmente accesibles.
 
PP.  30-32 del libro citado:
 
“Hay frases que son ciertamente imposibles en Flavio Josefo, pues representan una clara profesión de fe cristiana y ese autor no le era; no lo fue nunca. Por tanto, son claramente añadidos cristianos. Si quitamos esas frases más que dudosas, diría que imposibles, quedaría el texto así:
 
Por esta época vivió Jesús, un hombre [sabio]. Fue autor de obras sorprendentes y maestro de hombres que acogen la verdad con placer, y atrajo no solamente a muchos judíos, sino también a muchos griegos. Y, aunque Pilato, instigado por las autoridades de nuestro pueblo, lo condenó a morir en cruz, sus anteriores adeptos no dejaron de amarlo. Y hasta el día de hoy existe la tribu de los cristianos, que se denomina así en referencia a él.
 
Parece que este pasaje puede atribuirse sustancialmente a Josefo, pues su estilo e ideas son típicamente suyas. Opino, pues, que la hipótesis de la “autenticidad de ese texto, pero con retoques” es la más convincente. Y existe un argumento suplementario en pro de su autenticidad. Casi todos los investigadores mencionan este famoso pasaje tal cual lo hemos transcrito al principio, aislándolo de su contexto y considerándolo en sí mismo, pero pocos hacen hincapié en el final del texto sobre Jesús que sirve de empalme con el siguiente y que me parece iluminador:
 
Y por el mismo tiempo (de Jesús) ocurrió otra cosa terrible (héteron ti deinón) que causó gran perturbación entre los judíos (ethorýbei toùs ioudaíous).
 
 
Ciertamente el pasaje aclara mucho. De él se trasluce que el núcleo del testimonio de Flavio Josefo sobre Jesús estaba dentro de una lista de personajes y sucesos tristes y malos que impulsaron a los judíos a la desastrosa sublevación del 66 d.C. Por tanto, el historiador judío estaba dando unos breves toques sobre tipos dañinos para el judaísmo y en concreto menciona la vida de un personaje mesianista, Jesús de Nazaret, cuya existencia había causado daños al pueblo judío, pues había potenciado las expectativas mesiánicas; había contribuido notablemente al ambiente exaltado general que llevó al pueblo judío a la catástrofe del año 70 d.C.: destrucción de Jerusalén del pueblo, de gran parte del país, innúmeras gentes hechas prisioneras y esclavas, y muchos muertos.
 
 
Flavio Josefo no tenía ningún interés en inventarse la existencia de un Jesús nefasto y colocarla dentro de una lista de personajes para él desastrosos. Luego, si eliminamos los retoques cristianos, el pasaje es un testimonio directo de la existencia de Jesús. Por tanto, el texto no puede eliminarse alegre y desenvueltamente de la discusión, como si todo él fuera un añadido voluntario, con ánimo falsario, por obra de un escriba cristiano que apoyaba así la existencia de un personaje que en el fondo era un puro mito. El argumento ser revela insostenible. Lo único que hizo el escriba cristiano fue manipular el texto y presentar a Jesús a mejor luz. Así el retoque consistió en a) eliminar un posible principio del texto que ponía a Jesús dentro de una lista de personajes indeseables; b) añadir tres frases (las arriba destacadas); c) cambiar la más que probable palabra de Josefo sophistés, “sofista” (Jesús era un sofista más) por sophós = “sabio”. Teniendo todo esto en cuenta, no es extraño que el texto de Josefo reconstruido por R. Esissler en su obra de 1931 Jesús rey que nunca reinó sea bastante plausible y haya comenzado del siguiente modo:
 
 
Por aquel tiempo ocurrió el inicio de nuevas perturbaciones: Jesús, varón sofista… (archè néon thorýbon).
 
 
La reconstrucción del texto griego originario está citada en una amplia nota por el editor, Louis Feldman, en la p. 48 del volumen IV de las Obras de Josefo de la Loeb Classical Library, de 1965. L. Feldman era un excelente filólogo y un judío muy religioso y conservador, de quien no cabe esperar tantas simpatías por Jesús como para no declarar espurio un texto de Flavio Josefo si así lo creyera. Así pues, según el historiador judío, Jesús de Nazaret agitó con su predicación a las masas judías y fue un eslabón más de los que la condujo a la catástrofe. Lo mismo que antes Juan el Bautista, que aparece por ello en la misma lista. Y lo coloca en la lista por considerarlo un hombre de cuya predicación se temían desórdenes públicos. Pero  no duda en presentarlo como un judío honesto y bueno. Con Jesús hizo lo mismo: lo situó en la lista de personajes que contribuyeron a exaltar el mesianismo judío que condujo a la catástrofe, pero reconoció aspectos interesantes, por ejemplo haber impulsado un movimiento de seguidores que en su tiempo seguía con vida en Roma, donde él vivía.
 
 
Por tanto, si no es posible rechazar en bloque este texto como totalmente inauténtico, y si estimamos la mención josefina de Jesús como muy negativa, no sospechosa de ser una interpolación, debo concluir que es un testimonio directo de la existencia histórica de Jesús de Nazaret. 
 
 
Algún estudioso podría argumentar que este pasaje de Josefo es demasiado positivo respecto a Jesús, aun despojado de las posibles glosas cristinas. Pero el argumento tampoco es válido: si se estudian las palabras que este texto, en apariencia o por hipótesis más o menos neutro sobre Jesús, utiliza para describir la actividad de Jesús, observaremos que se emplean en el resto de su obra para designar actos negativos. Es esta una tarea propia de especialistas, en la que no puedo detenerme y mostrar listas de palabras unidas a una discusión filológica de su significado en este preciso texto, pero sus resultados son también muy concluyentes
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Enlace a otra entrevista nueva sobre “Los libros del Nuevo Testamento!

https://www.ivoox.com/programa-17-12-2021-audios-mp3_rf_79759771_1.html?fbclid=IwAR0GkFmxXL2HY6nsreP_Mz26mm_BAp3uoHDDHFuaWg7UC2Pwa1ZbggWTDGE
Miércoles, 22 de Diciembre 2021

“Compartir” (322) de 20-12-2021. Preguntas y respuestas


Sobre el lugar del nacimiento de Jesús
Escribe Antonio Piñero

Foto: Basílica de san Francisco en Asís. 

Pregunta

6.1. Las Escrituras informan que el rey de Judea, Jehoiaquim “Estaba sentado en la casa de invierno, en el mes noveno [Kislev, que corresponde a noviembre-diciembre], con un brasero ardiendo delante de él” (Jeremías 36,22)
¿Podría ser en invierno el nacimiento de Jesús, con esos pastores que duermen en el exterior con braseros?)
 
6.2. Lucas dice que María dio a luz a Jesús y lo colocó en un pesebre «porque no había lugar para ellos en el mesón». (La palabra griega es katályma)
 
¿Hay algún problema histórico en considerar como posible el nacimiento en un pesebre ya que no encontraron otro sitio?
 
Respondo a 6.1:
 
El nacimiento de Jesús y su momento es indiscernible para la historia. NADA podemos decir de él, y menos sobre el momento.  Las dos fuentes, en especial Lucas, son altísimamente legendarias. Así que declaro mi ignorancia sobre el momento.
 
Respecto a 6.2
 
La pregunta, como la anterior supone que hay que prestar un mínimo de rigor histórico a la historia del nacimiento de Jesús. Y ahí discrepamos profundamente el preguntante y yo. Repito que no concedo a este “Lucas” (además no fue él, sino otro personaje el que añadió esos capítulos al Evangelio ya compuesto; he hablado de esto ya) un cero absoluto en “confianza histórica”.
 
Y piénsese sin más que hasta en este detalle hay una profunda contradicción: el relato de Mateo (que nada sabe del traslado y del censo) supone que José tiene una casa en Belén. María da a luz en su casa.
 
Por el contrario, Lucas supone el viaje desde Nazaret, que no hay sitio en la posada, etc. Así que ni siquiera sé si el pesebre es histórico o no.
 
A propósito sobre el nombre “Jesús·
Hace tiempo, publiqué un alegato contra la idea de Richard Carrier de que el nombre de “Jesús” (y más aún “Jesucristo”) es un puro invento.
 
Me pregunto ¿Pudieron los cristianos equivocarse y movidos por su fe afirmaron que un cierto personaje –por ejemplo el presunto padre biológico de Jesús, llamado Ben (“hijo de”) Pantera o Ben Stada, pudo ser llamado “Jesús” (aunque él no se llamara así originariamente)– porque creían  que Yahvé lo había resucitado y la había nombrado “salvador de los judíos” (Jehoshúa significa “Yahvé salva”), dando fe a las alucinaciones de las mujeres del grupo?
 
 
Me parece una hipótesis implausibilísima. Supone que los discípulos siguieron a una suerte de fanático religioso que predicaba el reino de Dios futuro, que se llamaba Ben Pantera (pongamos), y que luego le cambiaron el nombre a Jesús cuando creyeron que era el “Salvador”. No creo verosímil en absoluto esta hipótesis.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
Otra entrevista acerca de “Los libros del Nuevo Testamento”: https://youtu.be/yN-fna4n5qE
 
 
Lunes, 20 de Diciembre 2021

“Compartir” (321) Preguntas y respuestas de 17-12-221.


El Corán y el nacimiento / naturaleza de Jesús
Escribe Antonio Piñero
 
PREGUNTA:
 
La Biblia habla de María Virgen, el Corán habla de María Virgen (Azora XIX, 16/27). Ambos libros reconocen a Gabriel como el mensajero de Dios. El Corán dice que Jesús sabía desde que era un bebé que iba a resucitar, y le llama "verbo de la verdad" (Azora XIX, 28/27- 35/34). Acaba el Corán poniendo la duda sobre otros planetas: "Te ha elegido sobre todas las mujeres de los mundos". Pregunto:
 
1. ¿Puede ser Jesús enviado de otro universo paralelo?
2. ¿No le parece contradictorio analizar el nacimiento de un ser que podría ser sobrenatural, descartando ya a priori, elementos sobrenaturales?
 
RESPUESTA:
 
Primero: para responder debo resumir primero lo que de Jesús dice el Corán más o menos literalmente
 
La presencia de Jesús en el Corán, de acuerdo con lo que constituye una de las características del texto sagrado de los musulmanes, es muy dispersa. No se contiene en una sola azora o capítulo, sino que está desperdigada a lo largo de todas sus aleyas, y no sigue un orden cronológico, ni siquiera temático. En general, se puede apreciar un tratamiento extenso sobre la figura de Jesús en las azoras 3, 4, 5 y 19. Y menciones tangenciales en las 2, 6, 7, 9, 21, 23, 33, 42, 43, 57, 61 y 66. Citas que, en la mayoría de los casos, están muy relacionadas con las referidas a su madre.



Su nombre es el Ungido, Jesús, hijo de María (C. 3, 45). Es un enviado de Dios y su Palabra; es un espíritu que procede de El (C. 4, 171), no en el sentido trinitario cristiano. Jesús es espíritu como una criatura más a través de la cual Dios ejecuta alguna acción especial. Tan espíritu de Dios a estos efectos es Jesús, como el arcángel Gabriel que se presenta a María para anunciarle que está encinta (C 19, 17). Mahoma, por ejemplo, es también otro “enviado”, antes del cual han pasado otros enviados” (C. 3, 144).
 
 
Téngase en cuenta que en la exégesis islámica, el enviado (árabe rasul) recibe un grado podríamos decir superior al que recibe el mero profeta (árabe nabí). Se suele caracterizar al enviado o “rasul” como el profeta cuya profecía viene acompañada con un libro escrito. Y Jesús, desde ese punto de vista, es “rasul” sin duda: Moisés es un atecedente de Jesús. Luego viene este con el Evangelio, que contiene sin duda “dirección y luz” (C. 5, 46).



Respecto a 5.1: En este marco se puede responder que la frase “Te ha elegido sobre todas las mujeres de los mundos" (respecto a María, la madre del enviado Jesús) no se refiere a otros planetas.
 
¡Ni se les habría ocurrido! El que formule esta suposición está muy lejos de meterse en la mentalidad de un árabe del siglo VII: en su mundo eso ni cabía en absoluto… Piénsese que en el entorno de Mahoma hasta la recepción de la revelación coránica, la literatura religiosa principal estaba el siríaco, es decir arameo occidental, lengua que fue oficial del Imperio persa, lengua en la que los árabes cultos podían leer lo que hoy llamamos el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y muchos apócrifos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. El Corán es un producto árabe, sin duda, pero a partir de una mentalidad previa influida profundamente por la ideología judía y cristiana, con gran cantidad de apócrifos. Este conjunto era una ideología religiosa que la revelación coránica intenta poner al día, acomodarla a la mentalidad y necesidades de los árabes del siglo VII, y en cierto sentido ofrecer su superación / culminación ya que Mahoma es el último y más excelente profeta/enviado de la tríada Moisés – Jesús– Mahoma.
 
Por tanto el significado de “te he elegido entre todas la mujeres que podrían pensarse en este mundo… el único que hay…”.  Por tanto, apoyarse en el Corán para sostener que Jesús es “proveniente de universos paralelos” sonaría a algo incomprensible a un personaje religioso de la Península arábiga del siglo VII.
 
Respecto a 5.2:
 
Jesús no es para el Corán un ser sobrenatural, sino un profeta/enviado, como Mahoma o Noé, sobre todo. Por tanto un hombre. Un mero hombre, aunque excepcional. Plantear que el que escribió el Corán pensaba en elementos sobrenaturales, más allá de la invasión del Espíritu divino profético, en el cuerpo y mente del profeta (lo que no le transportaba a otra entidad…seguía siendo un mero hombre aunque iluminado)…, siento decir que es no entender nada del Corán ni del islam.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero

https://www.youtube.com/watch?v=7UtGpe7_csE
Viernes, 17 de Diciembre 2021

“Compartir” (320) de 15-12-2021


¿Existió realmente la estrella de Belén?
PREGUNTA:
 
Igual que ocurre en su novela “El Trono maldito” en el que hay personajes como Rut o el jefe de policía que dan la impresión de ser inventados, las interpolaciones de que se ordenó un censo etc. y otras más del principio del evangelio de Mateo. ¿No pueden estar ensombreciendo el hecho de que sí hubo una luz que llevó a los "magos" hasta el niño?
 
En general en el Nuevo Testamento, ¿se estará hablando de una base cierta aunque adornada para hacer algo súpercristo lógico? ¿Han podido perjudicar las interpolaciones cristológicas de los evangelistas? (cuando no hacía falta, porque el hecho de la llegada del hijo de Dios o de "un dios" fue real).
 
RESPUESTA:
 
Las bases de esta pregunta, si no entiendo mal, y es difícil de entender, o los supuestos que motivan la pregunta son:
 
1. Existe la sospecha de que hubo una luz, sea cual fuere, que llevó a los magos hasta Jesús.
 
2. La llegada del hijo de Dios a la tierra fue real.
 
3. Por ello son innecesarias las “interpolaciones cristológicas” de los evangelistas acerca de Jesús. Se supone que bastaría con que hubiesen narrado más sencillamente el hecho, de que Dios se había encarnado en un niño que había nacido y que hubo una luz misteriosa que lo anunció. No era añadir especulaciones teológicas propio de los evangelistas que hacen “interpolaciones”.
 
4. Y del mismo modo que una novela histórica, “El trono maldito”, hay añadidos de ficción, Rut y su marido el jefe de la policía, personajes ficticios que pueden ocultar en algo la verdad histórica que fundamenta la novela, del mismo modo el evangelista “Mateo” añadió, interpoló, “noticias” innecesarias, lo cual oscureció, por ejemplo que la luz era “una estrella” y que hubo en realidad una luz que condujo a los magos hacia Jesús.  
 
Si mi intelección es correcta, respondo que no puedo aceptar como historiador ninguno de los cuatro  puntos, ya que son meras especulaciones sobre la base, indudablemente histórica para el preguntador, de que tras la noticia de los magos de Mateo hubo un hecho real.
 
No lo creo, ciertamente. En mi opinión, y allá cada uno con sus creencias (un buen historiador jamás debe pretender quitar la fe de otros, sino exponer lo que cree que se puede aproximar a lo sucedido históricamente), opino que es sumamente improbable que detrás de la leyenda de los Magos haya el menor átomo de verdad histórica.
 
Se trata de un invento piadoso de quien creyó (un grupo de judeocristianos creyentes y un relator que lo puso por escrito y lo añadió al Evangelio de Mateo)  que Jesús de Nazaret es realmente el hijo de Dios encarnado. Esto es teología, no historia. Y la teología pertenece al ámbito de la fe. No me meto ahí.
 
Esto lo he escrito muchas veces. Tiene usted el libro “La vid (oculta) de Jesús a la luz de los evangelios apócrifos y canónicos”, publicado por la editorial Tritemio, Madrid 2018, ISBN 978-84-16651-10-8
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Miércoles, 15 de Diciembre 2021

Una vez presentadas las líneas generales de los respectivos conceptos de “alma” que en las culturas hebrea y griega antigua existieron, es hora de ver cómo se conjugaron ambas cosas en la cultura helenística, la vida cultural que, desde Alejandro Mago hasta época romana, impregnó el Mediterráneo oriental.

Hoy escribe: Eugenio Gómez Segura.


066. El alma (3): la cultura popular y las traducciones.
Papiro P.Duk. 740 con salmo 88, versículos 15-18 de la traducción de la Biblia hebrea al griego.

Las creencias populares de la época helenística sobre el alma eran ya fuerza imparable cuando se tradujo la Biblia Hebrea al griego. Eso no quiere decir que los conceptos popularizados de la cultura antigua y la filosofía encajaran en la traducción bíblica. Si el pueblo pensaba que el alma era una parte del ser que conocía, sentía, pensaba, y era la personalidad manifiesta de la persona, también creía que lo propio del cuerpo no era lo propio del alma (comer, dormir frente a alegría o pena, por ejemplo). Además, se pensaba que el alma estaba relacionada con los diversos cielos, viajaba por ellos durante el sueño y estaba, en general, relacionada con el universo y que, tras la muerte, viajaban a un lugar concreto donde incluso podían ser castigadas, premiadas. Pero también podía considerarse el alma como la vida misma de una persona, y así, salvar un alma era salvar a una persona, incluyendo tanto lo físico como lo anímico.

Pero el helenismo incluyó también a la provincia persa de Yehud y a los hebreos que ya se habían extendido por el mundo oriental (Egipto, Siria, Babilonia, etc.). Así que cabe la posibilidad de que, además de lo que conocemos sobre la antropología de la Biblia Hebrea, se produjeran otras interpretaciones favorecidas por la dominante cultura griega.

La traducción griega, conocida como Los Setenta o Septuaginta, se sirvió de la palabra psyché en sentido más bien antropológico que filosófico, de manera que, aun siendo chocante, cuando se lee la traducción en griego o la versión española de esa traducción, debemos considerar que el alma es uno de los constituyentes de la vida física tal como pensaba la cultura hebrea antigua. La conclusión más interesante que se deriva de los estudios sobre el tema es que, en Los Setenta, falta esa concepción que hacía del alma algo inmaterial o al menos invisible, elemento esencial distinguible del cuerpo y capaz de existir más allá de la vida física. Así pues, si encontramos expresiones como carne y alma (Is 10, 18 o Salmo 62, 2) se refieren a la persona al completo, a su vida como ser finito.

No obstante, en algunos casos de Septuaginta parece que asoman conceptos más filosóficos que hebreos. Y, de hecho, otra cosa es encontrar la palabra psyché en la literatura judía posterior, especialmente si consideramos las ideas fariseas sobre la resurrección. El libro conocido como 1 Macabeos muestra una gran mayoría de usos de la palabra como referida a lo psicológico, lo cual es un indicio de la gran influencia griega cuando el texto es nuevo, es decir, no es una traducción de la Biblia Hebrea y, por tanto, puede mostrar mejor las influencias culturales helenísticas.

La colección de sentencias conocida como Pseudo Focílides, del s. I d. C., muestra claramente la influencia griega: el alma (psyché) sigue viviendo tras la muerte (105 y ss), bien vuelva a Dios o sea llevada por ángeles, según comentan el Apocalipsis de Esdras (6, 4) y el Testamento de Abrahán (6, 5). E incluso se pensaba que cuerpo y alma serían reunidos para el juicio final.

Pero hay datos todavía más helenizantes. El libro denominado Sabiduría es una clara muestra: en 9, 13-15 se abre paso la idea de que el cuerpo es una cárcel para el alma:

13 ¿Qué hombre, en efecto, podrá conocer la voluntad de Dios? ¿Quién hacerse idea de lo que el Señor quiere? 14Los pensamientos de los mortales son tímidos e inseguras nuestras ideas, 15pues un cuerpo corruptible agobia el alma y esta tienda de tierra abruma el espíritu lleno de preocupaciones. (Traducción de Cantera-Iglesias).

Pero no se trata de un alma divina, sino de una parte del cuerpo capaz de recibir el espíritu (pneuma) que emana de la divinidad para algunos santos.

La situación intelectual y teológica es más compleja que en el periodo definido únicamente por la antropología y religión semíticas; muestra hasta qué punto el bagaje filosófico griego ha de ser mencionado y atendido a la hora de acercarse a los orígenes del cristianismo.

Saludos cordiales.
 
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logos@eugeniogomezsegura.es
 

 
Domingo, 12 de Diciembre 2021

"Compartir". Preguntas y respuestas 319 de 10-12-2021


Escribe Antonio Piñerp
 
PREGUNTA:
 
1"En el primitivo judaísmo no se podía nombrar a Dios, pero de alguna manera se daba a entender cuando se refería a él, de hecho en el antiguo testamento, figura Jehová o Yahvé (o el tetragrámmaton que lo identifica) unas 10000 veces. 
 
2 ¿Porque Jesús jamás nombra ni a Yahvé,  ni a Jehová, ni jamás se le traduce con el tetragrámmaton, ni referencia nominal alguna al dios judío?
 
 
3 Jesús llama a dios "ABBA" pero ¿por qué en el Antiguo Testamento jamás sale ni una sola vez esa denominación "ABBA" hacia dios?
 
 
4 ¿Le parece que es compatible con el mensaje de Jesús, el Dios que ordena degollar a todos los hombres a todas las mujeres y a todos los niños incluso lactantes a sus burros y a sus mulas de un pueblo con el Dios de pon la otra mejilla que propugna Jesús?"
 
 
RESPUESTA:
 
1 y 2 Cierto que el Antiguo Testamento aparece Elohim o Yahvé miles de veces. Pero en la época de Jesús y por mera tradición, para cumplir el Segundo mandamiento, los judíos se habían acostumbrado a la ley consuetudinaria de no nombrar a Dios. Lo denominaban Altísimo, Presencia, Lugar, Palabra, Sabiduría, o de cualquier modo. Cada uno a su gusto. Y todo el mundo entendía. No era preciso nombrar a Dios. Solo el Sumo Sacerdote, el día del ayuno General expiatorio (Yom Kippur) pronunciaba el nombre de Yahvé, en voz baja en el Santo de los Santos, y postrado de hinojos.
 
3. Abbá es un vocablo arameo y el Antiguo Testamento está escrito en hebreo (menos 10,11 de Jeremías y 2,4-7,28 de Daniel). Por tanto, la pregunta tiene poco sentido. Abbá es uno de esos signos, sin duda, de la familiaridad con Dios que debía de tener un profeta, como él lo era. Abbá no es “papaíto”, lenguaje infantil, sino “Papá” que puede ser utilizado con respeto también por los adultos. En el Antiguo Testamento el título de Dios “(mi) Padre es tan raro que los especialistas señalan solo Eclesiástico 51,10. Pero en Qumrán hay dos testimonios de este uso. El primero en 4Q372: “Mi padre, mi Dios, no me abandones a los gentiles”, atribuido apócrifamente a Josué en un salmo compuesto por él y 4Q460 5,6, donde se lee “Mi padre y mi Señor” (véase “Los hombres de Qumrán, Trotta, Madrid, 1993 de F. García Martínez y J. Trebolle, p. 243). Es uso, por tanto, es un rasgo muy idiosincrático de Jesús, pero no único.
 
4. Habría que preguntárselo a Jesús.

Tal como aparece su figura en los Evangelios, Jesús ni se lo plantea. En el siglo I se consideraba normal que Dios tratara fatal a los impíos, a sus descendientes y en general a todos los enemigos de su pueblo elegido. Les parecía estupendamente (véase el cántico de Zacarías en Lucas 1,67-79. Y el libro de Zacarías, en el que en 9,9 presenta un mesías manso y humilde, en 12,3.9; 13,2.8; 14,2 se habla de que Dios destruirá sin piedad a todos los habitantes dela tierra que se opongan a Israel. Jesús conocía y aprobaba el libro de Zacarías, porque aceptaba muy probablemente que el reino de Dios se instauraría en Jerusalén, y que Dios entraría en la ciudad desde  el monte de los Olivos (véase Zacarías 14).
Jesús no es solo el profeta del Dios misericordioso, sino también el del Dios castigador con el fuego eterno del infierno (seis veces en los Evangelios). Casi el 40 % del Evangelio de Mateo es un aviso del castigo de un Dios enfurecido contra los impíos.
 
Por tanto, pienso que un judío piadoso y fanático no experimentaba ninguna contradicción entre un Dios, padre amoroso, y un Dios cruel con los enemigos de Israel, que eran los suyos.
 
Saludos.
Viernes, 10 de Diciembre 2021

8-12-2021


Escribe Antonio Piñero
 
 
Uno de los argumentos importantes en contra de que el proceso de "conversión" (que no es “conversión”, como creo que y sabemos, sino “llamada” a ser proclamador de Jesús como mesías; no se convierte al cristianismo porque este no existía aún) es que Pablo (dice él en Gálatas que fue una revelación: “Mas cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia” Gálatas 1,15).
 
Normalmente la revelación nuclear de una idea “nueva” sobre la divinidad a un místico es normalmente repentina, solo que hay que suponer a Pablo debía estar reflexionado como los seguidores de Jesús soportaban estoicamente su persecución (que por cierto, tampoco sabemos qué hacían los perseguidos).Tras una etapa de reflexión, lo más probable es que la revelación consistiera nuclearmente un una idea. “Yo persigo a unos que dicen que el mesías ha venido ya”. “¡Pues es verdad!”.
 
Por tanto no se convierte a una fe estrictamente nueva sino. Sino solo a la idea de que “Los perseguidos por mí tienen razón” acerca de que Jesús es el mesías…, lo cual es estrictamente judío.
 
Pablo no se contenta con esa idea. Tiene una consciencia tremenda de haber sido llamado para ser profeta / proclamador de Jesús y se retira a Arabia, lejos de su cuidad normal de residencia, probablemente Damasco, a pensar... durante nada menos que tres años: “Mas, cuando Aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo, para que le anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre, sin subir a Jerusalén donde los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, de donde nuevamente volví a Damasco. Luego, de allí a tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas y permanecí quince días en su compañía. Y no vi a ningún otro apóstol, y sí a Santiago, el hermano del Señor.  Y en lo que os escribo, Dios me es testigo de que no miento. Luego me fui a las regiones de Siria y Cilicia” (Gálatas 1,15-22)
 
Tres años… pensando… se supone y ejercitándose. ¿Iba a ir a predicar a los árabes convincentemente a un Jesús sobre el que tenía que madurar mucho sus ideas sobre él? No podemos negarlo pero sería una idea propia de incipientes, hasta que Pablo decide volver a Damasco, y de ahí a Jerusalén donde vivían los seguidores estrictos de Jesús. Respecto a las “condiciones de posibilidad” del surgimiento de la creencia en la resurrección de Jesús me he referido siempre a los más íntimos, y en especial al grupo de mujeres que seguía a Jesús. Creo que no se puede hablar nada de Pablo dentro de ese grupo.
 
Ciertamente, parece que –como hemos indicado– de distinguirse el surgimiento de la creencia en la idea de que Jesús había resucitado, idea que se formó pronto entre el grupo de seguidores que le fueron fieles… pero eso no afectó a Pablo, que casi de repente de la noche a la mañana pasó de perseguidor de los seguidores de Jesús a proclamador de Jesús como mesías redentor.
 
No parece, pues, plausible que sin hablar con alguno de los seguidores predicara a Jesús muy pronto tras su “llamada” con todo lujo de detalles…con las presuntamente pocas ideas de Ananías.
 
Así que nada apunta a un cambio repentino de las ideas de Pablo sobre Jesús salvo el núcleo de la revelación inicial. Por tanto, me parece que Pablo necesito bastante tiempo para formar su teología sobre la muerte y resurrección de Jesús, y sin duda también no solo construyendo sobre lo que enseñó Ananías, Pedro y Jacobo, sino que su teología sobe Jesús se fue enriqueciendo de lo oía de la comunidad de Antioquía (Hch 13,1). Así que podemos decir que el convencimiento nuclear de Jesús como mesías fue quizás rápido, pero su teología sobre ese hecho fue un cambio muy madurado.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
https://www.trotta.es/libros/los-libros-del-nuevo-testamento/9788413640242/
 
Miércoles, 8 de Diciembre 2021

“Compartir” (318) Preguntas y respuestas de 06-12- 2021


Escribe Antonio Piñero

PREGUNTA:
 
“Profesor: usted mismo ha repetido en multitud de ocasiones que los apóstoles no hacían ni caso a Jesús y que, en ocasiones incluso parecía que ni le entendían, pareciendo unos pazguatos incluso sus propios familiares y hermanos tampoco le creían hasta que se produjo su presunta resurrección. No parece que impresionara Jesús a sus apóstoles hasta después de muerto, eso sí, después de muerto algo debió de hacer en vida, y como muestra podemos recordar a Santiago y su conversión súbita en líder de la iglesia en Jerusalén”.
 
RESPUESTA:
 
O yo me he expresado muy mal, o Usted ha entendido mal. Eso que Usted dice no lo he dicho nunca tal como usted lo dice.
 
Lo que yo he afirmado en multitud de casos es que –desde el punto de vista histórico– la idea del Nuevo Testamento de que los discípulos eran tontos y pazguatos, y que después de al menos doce meses de convivencia continua con Jesús, con decenas y decenas de discursos públicos, parábolas y ejemplos, etc., siguieran los discípulos sin entender a Jesús en casi nada, es una idea absolutamente inverosímil.
 
No parece posible que un Jesús que atraía a montones de gentes, al menos al principio en Galilea, que predicaba en un lenguaje popular, con parábolas, ejemplos caseros, citas conocidas de la Biblia y exageraciones o hipérboles retóricas para destacar las ideas principales que deseaba transmitir, no fura entendido por sus discípulos. Jesús hablaba muy claro.
 
A la vez, me confirmo en la idea de que el Nuevo Testamento presenta a los discípulos como con poca inteligencia. Véase un par de textos evangélicos de la presentación neotestamentaria de los discípulos de Jesús como no dotados de habilidad cognoscitiva:
 
Mc 4,10-13:
 
“Cuando quedó a solas, los que le seguían a una con los Doce le preguntaban sobre las parábolas. Él les dijo: «A vosotros se os ha dado el misterio del Reino de Dios, pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas, para que por mucho que miren no vean, por mucho que oigan no entiendan, no sea que se conviertan y se les perdone. Y les dice: «¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, entonces, comprenderéis todas las parábolas?”
 
Marcos 9,31-32:
 
 “Porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará. Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle”
 
Y otro texto de Hechos de apóstoles 4,13:
 
“Viendo la valentía de Pedro y Juan, y sabiendo que eran hombres sin instrucción ni cultura, estaban maravillados”.
 
Pues bien, afirmo que el Evangelio sobre todo quiere magnificar a Jesús aunque lo haga una manera, torpe. Presentar a los discípulos como un tanto lerdos pazguatos, no solo engrandece la figura de Jesús y presenta du doctrina como doctrina, sino que además
 
1. Se realza más la labor del Espíritu Santo en Pedro y Juan si se los presenta en Hechos 4,13 como rústicos e imperitos.
 
2. Que presentar a los discípulos como gente incapaz de comprender es una manera de justificar la huida asombrosa y cobarde de tales discípulos varones tras la muerte de Jesús (no de las mujeres).
 
3. Que presentarlos así se justifica como de origen divino, como inspiración de lo Alto, la labor teológica de la construcción de un nuevo mesianismo sufriente, insólito dentro del judaísmo, hecho por sus seguidores más íntimos.
 
Por tanto, lo más verosímil históricamente es que dado lo buen pedagogo que debía de ser Jesús, los discípulos lo entendieran perfectamente, y que hubo de causar una honda impresión en sus seguidores. Y que estos no eran tontos se deduce de que –aparte de la labor teológica de Pablo– los primeros seguidores de Jesús también construyeron algunas doctrinas teológicas de envergadura, como la nueva teología del Hijo del Hombre.
 
Así que yo jamás he sostenido lo que dicen que he sostenido, a saber que el culpable del mal entendimiento de los discípulos podría deberse al poco impacto de Jesús en ellos. Es muy posible que el mal pedagogo sea yo y no Jesús, y se me haya entendido mal.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Lunes, 6 de Diciembre 2021
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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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