CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Vida de Santiago el Mayor según sus Hechos Apócrifos
Hoy escribe Gonzalo del Cerro

Texto de las historias. Fecha de composición. Autor

La historia de Santiago de Zebedeo, que presento en este bosquejo de su vida y martirio, está tomada de las obras de Abdías de Babilonia, Pseudo Abdías obviamente. Pues el primer obispo de Babilonia, consagrado obispo por los mismos apóstoles según la tradición, no puede ser el autor de estos relatos que no van más allá del siglo VI.

Las obras del Pseudo Abdías son un grupo de obras conservadas en latín, que tratan de la vida de diferentes apóstoles y de su martirio. La obra en su conjunto alcanzó una gran difusión en la edad media, como prueba la atención que merecieron en la Leyenda Aurea de Giacomo Della Voragine. En diez libros recoge su autor leyendas sobre todos los apóstoles, en las que van incluidas las relativas a Pablo, que completan así el número de los Doce. El título preferido por los estudiosos modernos es el de Colección del Pseudo Abdías. De este personaje cuenta el apócrifo que era discípulo de Simón y Judas, que vino con ellos desde Judea y que fue consagrado por ellos como primer obispo de Babilonia.

La obra sería original de un tal Cratón, presunto discípulo también de estos mismos apóstoles, y fue compuesto en diez volúmenes. Abdías habría escrito un resumen: pauca selegimus (“Hemos seleccionado unas pocas cosas”: StMe 20). La complejidad de la obra se hace patente por la diversidad de títulos con que aparece en los distintos manuscritos: Pasiones, Milagros de los Apóstoles, Gestas y Martirios. Este último epígrafe es precisamente el término empleado por la advertencia adjunta a la historia de Simón y Judas: “Ahora bien, Abdías, obispo de Babilonia, que fue ordenado por estos apóstoles, escribió las gestas (gesta) de los mismos santos apóstoles en lengua hebrea, que fueron traducidas todas al griego por un discípulo del mismo Abdías, de nombre Eutropio”. La historia de Santiago, el hijo de Zebedeo, está contenida en el libro IV de la Colección del Pseudo Abdías. Las tradiciones recogidas en la Colección eran conocidas ya por Clemente de Alejandría y por Eusebio de Cesarea.

Ministerio de Santiago en el Pseudo Abdías

Identidad de Santiago de Zebedeo

La narración del Pseudo Abdías hace en el umbral de su obra una relación de los datos de su personalidad. Era hijo de Zebedeo y hermano de Juan el evangelista. El Salvador le pidió que lo siguiera cuando se encontraba en el mar en compañía de su padre y de su hermano Juan. Después de la pasión del Señor recibió en suerte las regiones de Judea y Samaría como tierras de misión. En efecto, recorría aquellas provincias entrando en las sinagogas y demostrando que en Cristo se habían cumplido los vaticinios que sobre él habían anunciado los Profetas.

Hermógenes y Fileto, adversarios de Santiago

Dos personajes, conocidos ya por el corpus paulino, trataron de refutar su argumentación negando que Jesús fuera el Hijo de Dios enviado como Mesías al mundo. Pero Santiago hacía una sabia demostración a base de las Escrituras con tanta riqueza de citas y tanta lógica, que Fileto se convirtió a la fe de Santiago. No contento con ello, se dirigió a su maestro, el mago Hermógenes, para referirle las razones dialécticas y taumatúrgicas de su conversión. Santiago hacía toda clase de milagros, curaba a los enfermos, expulsaba a los demonios de los posesos y hasta resucitaba a los muertos. Con ello demostraba que el verdadero Hijo de Dios es aquel al que crucificaron los judíos. Invitaba a su maestro Hermógenes a acudir a Santiago para pedirle perdón y hacerse discípulo suyo.

Hermógenes, encendido en ira, “ató a Fileto con vínculos mágicos” (c. 2,3) y le retó para que Santiago lo liberara. Fileto envió a un amigo para que comunicara a Santiago lo sucedido. El apóstol le envió su sudario con la promesa de alivio y liberación. Apenas el enviado tocó con el sudario a Fileto, quedó éste libre de las ataduras mágicas y fue corriendo a contar a Santiago los detalles de su peripecia.

Hermógenes provocó a los demonios con sus artes mágicas para que fueran a Santiago y se lo trajeran en compañía de Fileto. Quería vengarse de ellos por medio de burlas y amenazas. Pero cuando llegaron los demonios al lugar donde estaba Santiago, empezaron a dar alaridos por el aire pidiendo piedad. El apóstol les preguntó por qué habían venido. Contestaron que Hermógenes los había enviado para que llevaran a Santiago y a Fileto hasta él. Pero cuando se iban acercando, unos ángeles los habían atado con cadenas de fuego dejándolos en el tormento. Santiago ordenó a los ángeles que desataran a los demonios para que regresaran a Hermógenes y lo trajeran atado hasta Santiago.

Los demonios ataron a Hermógenes las manos a la espalda con cuerdas y lo llevaron a Santiago. El apóstol le dirigió un reproche lleno de avisos acerca de su conducta pasada. Sin embargo, no permitía a los demonios que se tomaran venganza de Hermógenes ni que le hicieran daño. Al contrario, preguntó a los demonios por qué no arrestaban a Fileto a quien tenían a su alcance. Los demonios respondieron que no podían tocar ni siquiera a una hormiga que estuviera bajo los dominios y la protección del apóstol Santiago, que aprovechó la ocasión para dirigir a Fileto y a los presentes una suprema lección. Todos conocían la recomendación del Señor de no devolver mal por mal. De acuerdo con la palabra del Señor, Santiago mandaba a Fileto que devolviera el bien por el mal que de Hermógenes había recibido. Concretaba su recomendación diciendo que si el mago lo había atado, él lo soltara, si él quiso llevarlo encadenado por los demonios, él le permitiera ir libre a donde quisiera. Era una forma nueva de tratar al prójimo.

(Cuadro de Rubens. Santiago el Mayor porta la espada como instrumento de su martirio).

Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro


Lunes, 27 de Agosto 2012


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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