Notas
Hoy escribe Antonio Piñero
El proyecto de una nueva versión de la Biblia, totalmente universitario, que es la “Biblia de San Millán”, del que he hablado alguna vez aquí, se engloba dentro de una empresa intelectual más amplia que se titula “Biblias Hispánicas”. Si no me equivoco también lo hemos mencionado en este Blog. Este proyecto estudia y edita textos que sirven para conocer no sólo el mundo de la Biblia en español, sus diversas versiones, su estilo de hacer exégesis del texto, etc., sino también para editar textos que se desempolvan de viejas bibliotecas y archivos y se publican a veces por vez primera como material sobre la historia de la lengua española. Este es el caso con el libro que hoy presentamos y con el que será presentado mañana. Su ficha: cg[Andrés Enrique-Arias (editor), La Biblia Escorial I.I.6. Transcripción y estudios (Colección digital “Biblias hispánicas), Instituto Orígenes del español-Cilengua [Centro Internacional de investigación de la lengua española, que pertenece a la Fundación San Millán de la Cogolla], Logroño 2010, 98 pp. + CD con el texto completo. ISBN: 978-84-937654-6-0.]cg El libro ofrece la transcripción íntegra de una versión hispánica de la Biblia que se terminó hacia el año 1270, por tanto unas décadas antes de que se editara la General Estoria de Alfonso X el sabio, que contiene la transcripción, a veces parafraseada de muchos libros bíblicos. La versión que ofrece este libro, con su CD adjunto, no está completa, por desgracia, porque el manuscrito es sólo la segunda parte de una Biblia entera, Antiguo y Nuevo Testamento, cuya primera parte quizás sea otro manuscrito escurialense, el denominado A8. Comienza nuestro texto con el libro de los Proverbios y contiene: Eclesiastés, Cantar de los cantares, Sabiduría, Eclesiástico, Profetas mayores (Isaías, Jeremías, Lamentaciones, Baruc, Ezequiel y Daniel) y los 12 profetas menores. El Nuevo Testamento está completo. Comenta el prologuista, el Prof. Claudio García Turza, director de Cilengua, que lo “bueno de esta edición paleográfica, fundamentada sobre sólidos criterios científicos, es que el investigador, o el curioso, puede incorporar el texto al ordenador y realizar así búsquedas orientadas al desarrollo de análisis lingüísticos y filológicos de la mayor entidad”. Para facilitar el cotejo con el texto latino subyacente (pues es la Vulgata la que se traduce, no los textos hebreo y griego de los originales) la disposición de la Biblia editada sigue la división y numeración de capítulos y versículos de la Vulgata Stuttgartensia. Esta edición tiene también un Índice, muy útil, de todas las formas registradas. El Prof. Turza, experto entre otras cosas en Gonzalo de Berceo y su ámbito, comenta también que la consulta del Nuevo Testamento de esta Biblia Escurialense le ha permitido comprender totalmente, por fin, ciertas formas difíciles castellanas que aparecen en los poemas de Berceo y en otras obras del Mester de Clerecía. La edición presente refleja el texto (que a veces se denomina también E6) más importante quizás para el conocimiento del castellano de la Edad Media. La lengua estaba ya lo suficientemente consolidada como para emprender nada menos la versión completa de toda la Biblia al español. Y lo hace con una fidelidad y elegancia verdaderamente admirables. Pero no es una versión de las lenguas originales (el AT podría haber sido hehco ya q había muchos judíos en España). El peso de la Iglesia con su amor por la Vulgata pesaba mucho en el siglo XIII. El libro contiene una introducción del editor, Andrés Enrique-Arias, que explica los objetivos globales del trabajo y su importancia, ya que por fin se presenta una edición completa y accesible de este manuscrito que supera las parciales hechas hasta el momento, realizadas gracias a trabajos desperdigados y tesinas de licenciatura o tesis doctorales no siempre fácilmente accesibles.. Sigue luego una descripción y análisis científico del manuscrito a cargo de Gemma Avenoza (de la Universidad de Barcelona): origen, datación, enmiendas, adiciones del copista y anotaciones de lectura. Pedro Sánchez-Prieto y María Jesús Torrens (Universidad de Alcalá- CSIC, respectivamente), analizan la paleografía, grafía y fonética del texto desde el triple punto de vista de la codicología, paleografía y de la lingüística. Es en verdad interesante observar cómo incluso antes de las ediciones de Alfonso X el sabio existía ya en castellano una ortografía consolidada y sólida, muy coherente. Cristina Matute y Enrique Pato (Universidad de las Islas Baleares / Saint Luis University in Madrid / Universidad de Montreal) analizan el texto desde el punto de vista de la morfología y de la sintaxis, y presentan una valoración de las variantes que este manuscrito ofrece respecto a los textos alfonsíes posteriores. La presencia de arcaísmos y formas innovadoras a la vez es una buena muestra de cómo se va formando la lengua española en este siglo XIII. También presenta formas dialectales curiosas que hacen pensar en un cambio de traductores o copistas según los libros, o bien que el manuscrito se compuso en una zona de transición que se veía afectada por lenguas circunvecinas del castellano. Finalmente, el editor, Andrés Enrique-Aias, estudia la traducción en sí en el contexto de los primeros ensayos de las versiones bíblicas al castellano (“romanceamientos”). Sin llegar a la seguridad absoluta, Enrique-Aias opina -como antes apuntamos- que otro manuscrito de El Escorial, denominado E8, que presenta otras partes del Antiguo Testamento ausentes del E6, es quizás la parte que falta del intento común de presentar, aunque quizás a la vez por manos diversas, una traducción completa de la Biblia al castellano anterior a la época de Alfonso X. El texto latino que subyace al E6 no es propio de España, no está elaborado críticamente aquí, sino importado de Francia. El romanceador empleó un manuscrito del tipo “Biblia de París”, ciudad en donde se había hecho un esfuerzo por presentar un texto común de la Vulgata para los comentarios y discusiones sobre el texto de la Universidad. Como hoy tenemos ya ediciones críticas estupendas, podemos afirmar que el texto base es de relativa poca calidad, pues contiene bastantes corrupciones, hoy enmendadas. Quedan muchos interrogantes sin resolver aún sobre esta Biblia (no sabemos cuántas manos intervinieron en su elaboración, ni quién la patrocinó ni cuáles eran sus destinatarios), pero es claro que se trata de una empresa aparte de traducción de la que luego se emprendió en los scriptoria de Alfonso X. Es de un carácter más vernacular, menos culto que la obra alfonsí…, pero demuestra el potencial traductor que existía en la España del siglo XIII, aunque tuviéramos que recurrir al país vecino para el establecimiento del texto de la Vulgata. Los franceses iban por delante. Por último es de destacar cómo el castellano de la versión está salpicado a veces de hebraísmos que proceden directamente de la Vulgata, por tanto hebraísmos de textos difíciles veterotestamentarios que se han respetado en el texto latino y que luego han pasado al castellano. Personalmente me parece en extremo interesantes que se sigan elaborando y publicando estos estudios a pesar de la penuria económica que estamos atravesando. Felicito a los autores y al Prof. García Turza por su empeño. Queda mucho por hacer. Pienso que la tarea misma de la “Biblia de San Millán”, con su esfuerzo de traducción bastante literal pero bella y correcta (no en vano será corregida en cuanto al estilo por gentes del entorno de la Real Academa Espaola de la Lengua, incluso por un poar de académicos, será también un acicate para continuar más tarde estudiando y elaborando un mapa de las peculiaridades de exégesis española de la Biblia desde la Edad Media que puede arrojar resultados interesantes. Éstas serán publicaciones suplementarias (algunas de ellas están ya en vías de realización, como el estudio los análisis exegéticos de Nicolás de Lira, en obras que está realizando Isabel Velázquez, catedrática de latín de la Complutense). Saludos cordiales de Antonio Piñero. Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Martes, 22 de Marzo 2011
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Editado por
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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