CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
San Bartolomé según los Apócrifos
Hoy escribe Gonzalo del Cerro

Muerte del gran dragón

Siguió el relato con un largo contencioso de Felipe con un enorme dragón de cien codos de longitud. Y cuando todo terminó con la expulsión de los demonios en forma de largas serpientes, vástagos de la gran Víbora, Bartolomé y Mariamne recibieron la eucaristía de manos de Felipe (XI A 10,1). El leopardo y el cabrito, testigos de la eucaristía de Bartolomé y Mariamne, se echaron a llorar con amargura. Felipe preguntó a Bartolomé por qué lloraban los dos animales.

El leopardo, haciendo de improvisado Demóstenes, se adelantó con una larga respuesta que explicaba los pasos de su transformación y acababa en la queja de que no pudieran participar, ellos también, de la santa eucaristía. Su conocimiento de las nuevas realidades cristianas era argumento suficiente para recomendar la cima de su conversión expresada en la eucaristía. Felipe tomó su copa, la llenó de agua y la esparció sobre el leopardo y el cabrito, que acabaron totalmente transformados en figuras humanas. Los dos animales pronunciaron una sentida acción de gracias, seguida de plegarias de glorificación del Señor que les había concedido una nueva forma de vida.

Caminaron Felipe, Bartolomé y los dos animales hacia la ciudad de los ofitas, donde encontraron un dispensario abandonado. Establecieron allí su lugar de operaciones practicando las curaciones de cuantos se acercaban a ellos en demanda de auxilio. Felipe preguntó a Bartolomé por el cofre que el Salvador les había entregado cuando se encontraban en Galilea. Se trata de una caja de medicinas de la que se habla también en los Hechos de Pedro y los XII Apóstoles y que Jesús / Litargoel entregó a sus discípulos para que realizaran curaciones de toda clase de enfermedades. Cf. Hechos de Pedro y los XII Apóstoles (9,20ss y 10,30s), en la Biblioteca de Nag Hammadi II 237-238. El texto en español puede verse también en la edición de los Hechos Apócrifos de los Apóstoles, vol. I, de A. Piñero y G. Del Cerro (BAC 2004, pp. 673-682).

A partir del Hecho XV, Bartolomé y Mariamne forman grupo con Felipe en el desarrollo de su ministerio y en la participación del martirio. Cuenta el autor del apócrifo que, llegados a la ciudad de Ofiorima o Hierápolis, residían los apóstoles en casa de un cristiano, de nombre Estaquis. El nombre de la ciudad significa exactamente “Calle de las Sierpes”, como la famosa vía de Sevilla. Con Felipe estaban Mariamne, su hermana, y Bartolomé, presentado aquí como “uno de los setenta discípulos” de Jesús. Felipe y Bartolomé enseñaban la doctrina cristiana a los habitantes del lugar. Nicanora, la esposa del procónsul, se convirtió a la fe con gran disgusto de su marido Tiranógnofo, enemigo de los apóstoles de Jesús. Felipe, Bartolomé y Mariamne unían sus oraciones por la piadosa mujer. Una vez más, la fe pudo vencer al poder temporal, aunque el procónsul se tomó una airada venganza con los que habían cambiado la mentalidad de su mujer.

(Encuentro de san Bartolomé con san Juan evangelista)

Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro

Lunes, 7 de Enero 2013


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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