CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Escribe Antonio Piñero


Pregunta:


Me gustaría saber qué opina sobre la Biblia descubierta en el año 2000 en Ankara, la llamada \"Biblia de Turquía\"o el \"Evangelio de Bernabé\". Cuyas revelaciones en ella expuestas ponen al descubierto una serie de cuestiones que dejan en entredicho a la doctrina católica. Algunos aspectos inquietantes que manifiesta son: - Que Jesús sólo fue un profeta, no el hijo de Dios. - Que los judíos fueron a capturar a Jesús en el huerto. - No fue crucificado, se crucificó a Judas en su lugar. - Lo que plantea la pregunta ¿Quién resucitó al tercer día?. - Que fue arrebatado al ¿tercer cielo? al de los dioses, semidioses y dioses zoomorfos y que le dijo a su madre María cuando se le apareció que estaba vivo, que Dios le había concedido la inmortalidad, etc.



RESPUESTA:


Esa Biblia procede del 1.500 d.C. aproximadamente, y ciertamente acoge una serie de interpretaciones de ese presunto “Evangelio de Bernabé”, que es a la vez, muy tardío, desde luego en torno al siglo XIII. Es muy posible que este “Evangelio de Bernabé” sea una versión deformada –para hacer propaganda a la versión islámico / coránica de la muerte de Jesús –que a su vez se basa en apócrifos cristianos que circulaban en Arabia en el siglo VI, en época de Mahoma— de un texto “evangélico” que –también en parte—acaba en el siglo XIV como el presunto original del Evangelio de Mateo escrito en hebreo y que se llamó evangelio de Shem Tob.

Por tanto, en primer lugar, si estas suposiciones son correctas, empezamos por el valor de Shem Tob como base parcial del Evangelio de Bernabé. Escribí el 8 de agosto del 2014 en la serie Compartir (8) lo siguiente:

Es bien conocido que este “evangelio” procede del siglo XIV Este evangelio está dentro de un tratado sefardí escrito en hebreo titulado “Even Bohan”. Fue compilado y completado alrededor del año 1385, por el médico judío Shem Tov Ben Isaac Ben Shaprut, en Tarazona. De ningún modo es un ejemplar de un presunto evangelio de Mateo compuesto originalmente en hebreo, porque el Evangelio de Mateo fue compuesto en griego.

Según la tradición de Papías, Mateo, uno de los Doce, fue el primer Evangelista y compuso su historia de Jesús en hebreo (arameo), que cada uno tradujo como pudo. Pero la crítica no acepta esta opinión por dos razones fundamentalmente:

• Primera razón: porque el Evangelio de Mateo llegado hasta nuestros días no es una traducción del arameo, sino una obra compuesta originalmente en griego. Recuérdese que Mateo utiliza como base de su escrito a Mc y la “Fuente Q”, ambos en lengua griega. Por tanto, o bien ese “Mateo arameo” se ha perdido, o bien el “Mateo” que poseemos es otro evangelio.

• No es posible tampoco que haya sido compuesto por uno de los Doce, pues éste tendría información de primera mano y no seguiría tan extensamente fuentes previas… y en griego. El autor de Mt es un escritor cristiano de segunda generación, puesto que utiliza textos escritos. Por tanto, parece quedar excluido que sea uno de los Doce, el publicano Mateo/Leví, cuya vocación se narra en Mt 9,9.

Algunos estudiosos han supuesto que este desconocido autor pertenece a una “escuela de escribas cristianos”, por su modo de manejar las Escrituras y porque se puede ver una alusión al propio autor en la mención al buen “escriba” que saca de su tesoro cosas viejas y nuevas (13,52). Esta suposición, sin embargo, no se puede probar aunque sea atractiva.

Por tanto, no se sabe quién es verdaderamente el autor del Evangelio de Mateo. El que la tradición eclesiástica lo haya puesto bajo el nombre de un discípulo de Jesús es sólo un intento de dar autoridad a un evangelio muy querido e importante por su riqueza doctrinal para el buen desarrollo de una Iglesia aún con pocos años.

El autor es ciertamente un judío helenizado, pero de tradición palestina (conoce muchas sentencias de Jesús recogidas por la comunidad cristiana palestina), docto en las Escrituras, que vive y compone su evangelio dentro de una comunidad judeocristiana mixta, con mezcla de otros creyentes procedentes del paganismo. Su grupo aún no está separado completamente de la Sinagoga, pero se encuentra en fuerte tensión respecto al judaísmo oficial, el “nuevo”, el que se desarrolla después de la caída de Jerusalén (“judaísmo rabínico”).

El Evangelio de Mateo dice expresamente “sus sinagogas” en 4,23 refiriéndose a los judíos, pero se ve que no ha roto sus lazos definitivamente con el judaísmo: hay que seguir pagando la contribución al Templo (17,24-27); aunque el "nuevo Israel" (los cristianos) tenga su código legal propio, este código es al fin y al cabo la antigua Ley más las interpretaciones de Jesús. La ética del Jesús de Mateo se resume en dos formulaciones netamente judías: la "regla de oro" (7,12 = Dt 6,5) y el doble mandato del amor (22,27-40 = Lv 19,18). Su impulso fundamental, la imitación de Dios (5,48), es también muy judío.

Tal como se deduce de la escena final de su Evangelio (28,19), este judío cristiano tiene un enorme interés por la tarea misionera de su nueva fe, una misión a todo el mundo ciertamente, pero sobre todo a los judíos a la vez tan cercanos y lejanos, a quienes intenta convencer de que deben ver en Jesús al nuevo Moisés.

Consecuentemente: todo lo que Usted dice que pone en entredicho la “doctrina católica” y que son “inquietantes” vale tanto como si yo me invento un nuevo evangelio hoy día e “inquieto” a la doctrina católica. A esta doctrina, que empieza a formarse con Pablo de Tarso hace casi veinte siglos, lo que digan apócrifos y otros escritos modernos les importa un comino.

Igualmente se puede responder a sus preguntas concretas que enumero:

- Que Jesús sólo fue un profeta, no el hijo de Dios, respondo. Respondo: depende cómo se entienda “hijo de Dios” que para los judíos en esa época de Jesús podía significar, “ungido”, y, por tanto, mesías.

- Que los judíos fueron a capturar a Jesús en el huerto. Respondo: no sabemos si fueron los judíos estrictamente. Parece mucho más probable la versión del Evangelio de Juan de que una “cohorte” romana es a que prendió a Jesús. Que la acompañaran unos cuantos judíos, es probable también. Pero los evangelistas han cargado las tintas contra los jefes de los judíos haciéndolos intervenir más de lo que probablemente ocurrió

- No fue crucificado, se crucificó a Judas en su lugar: A esto he respondido muchas veces: es altamente inverosímil que ni lo fuera por el denominado “criterio de dificultad”: es muy difícil pensar que los cristianos inventaran que no lo fuera, o que muriera otro por Jesús, ya que la afirmación de la muerte real del mesías Jesús creó una enorme dificultad que hubo de ser respondida teológicamente con inmenso esfuerzo. Nadie tira piedras a su propio tejado.

- Lo que plantea la pregunta ¿Quién resucitó al tercer día? Que fue arrebatado al ¿tercer cielo? al de los dioses, semidioses y dioses zoomorfos y que le dijo a su madre María cuando se le apareció que estaba vivo, que Dios le había concedido la inmortalidad, etc.

Todo esto son obviedades y creaciones fantásticas que se deducen desde ese escrito espurio como si fuese auténtico, y que por lo tanto no hay que responderlas. Créame: Si los historiadores hubieran de responder a todas las tonterías que se escriben, no daríamos abasto, ni aunque fuéramos legión y no nos dedicáramos más que a eso: a responder a todo lo que se le ocurra a la gente. El que Usted se haya creído eso me ha costado a mí el tiempo de responderle. Lo hago con mucho gusto, ciertamente… pero ¡no podría trabajar!

Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com


Lunes, 25 de Enero 2016


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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