CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Muerte de san Bernabé en Salamina de Chipre
Hoy escribe Gonzalo del Cerro

Muerte de Bernabé en Salamina de Chipre

El judío Bariesús apareció de nuevo en la estela de Bernabé. Incitó a sus correligionarios judíos para que arrestaran al apóstol y lo llevaran al tribunal del gobernador de la isla. Se presentó entonces un pariente de Nerón, hombre importante y poderoso llamado Eusebio, quien se unió a los judíos locales en la operación de acabar con Bernabé.

La narración del apócrifo resulta por demás detallada y plástica en el relato del martirio del apóstol: “Los judíos, tomando de noche a Bernabé, le ataron una soga al cuello y lo arrastraron desde la sinagoga al hipódromo. Lo sacaron fuera de la puerta de la ciudad, lo rodearon y le prendieron fuego de manera que sus huesos quedaron reducidos a ceniza. Inmediatamente, en aquella misma noche tomaron las cenizas y las envolvieron en una sábana que sellaron con plomo con intención de arrojarlas al mar” (c. 23,2). La tradición pone estos sucesos an la antigua capital de Chipre.

Vuelve al texto la referencia al autor de la narración de los hechos. Cuenta, en efecto, cómo se desarrollaron los sucesos tras la muerte de Bernabé. El narrador, Timón y Rodón salieron de noche, recogieron las cenizas del santo y las escondieron en una gruta en la que antes habían habitado los jebuseos o primitivos preisraelitas. En otro escondite cercano escondieron los escritos doctrinales que Bernabé había recibido de Mateo. A pesar de la persecución de los judíos, pudieron escapar y refugiarse en la aldea de Limnes en el extremo sur oriental de la isla.

Marcos y sus compañeros Timón y Rodón se dirigieron a la playa cercana, donde encontraron una nave que estaba presta para zarpar hacia Egipto. Se embarcaron en ella y navegaron hasta arribar a la ciudad de Alejandría. Allí permaneció Marcos predicando y enseñando cuanto había aprendido de los apóstoles. Alejandría es, en efecto, el lugar en el que la tradición señala el lugar donde Marcos ejerció el final de su ministerio.

Termina el autor el relato de los viajes y el martirio de Bernabé recordando que fueron los apóstoles de Jesús quienes lo bautizaron y le cambiaron el nombre de Juan por el de Marcos. A su recuerdo une como colofón de su narración la habitual doxología que pone fin a muchos de los Hechos Apócrifos.

(Gimnasio de Salamina de Chipre)

Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro

Lunes, 9 de Julio 2012


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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