CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Hoy escribe Antonio Piñero



Continuamos con el tema del mesianismo en el Antiguo Testamento y en época de Jesús, con sus figuras que son humanas, pero que el pueblo comienza a considerar súper extraordinarias, casi suprahumanas.


Una nota curiosa implícita en lo dicho hasta aquí: es algo aparentemente extraño para los cristianos de hoy -pero está universalmente admitido por los investigadores- que este uso absoluto (“el mesías”, sin más, como se dirá entre los cristianos ya del siglo I) no aparece en la literatura judía anterior al final del siglo I d.C. fuera del Nuevo Testamento.

Sólo hay un caso raro, cuestionable y dudoso porque se trata de un texto fragmentario de Qumrán (1QSa 2, 11-12; pero sí aparece “el ungido de la justicia” en 4QCommGenA [4Q252] 5, 3-4).

Pero, más tarde en ese mismo siglo, tenemos textos plenamente judíos en los que aparece “el mesías” en sentido absoluto = 4 Esdras 12, 32; 2 Apocalipsis de Baruc 29, 3; 30, 1, como hemos visto ya (¿Se trata de una reacción judía contra el uso cristiano?).

Por tanto, como se afirma comúnmente en la investigación, parece muy claro que en el tiempo de Jesús el término “ungido/ mesías” estaba en camino de convertirse en una expresión usual para designar al futuro monarca davídico, que es un personaje súper extraordinario, dotado con los dones más excelentes de la divinidad.

Es cierto que expresiones similares como “el ungido del Señor” y “mi/su ungido” sí aparecen con frecuencia en el judaísmo de la época. Por ejemplo: Salmos de Salomón 18, 5; 1 Henoc 48, 10; 52, 4; 2 Apocalipsis de Baruc 39, 7; 40, 1; 72, 2), en donde la característica real es casi siempre obvia, como es también el caso en los usos veterotestamentarios de estas frases (por ejemplo 1 Samuel 2, 10.35; Salmo 2, 2).

Por otro lado, en el Nuevo Testamento asimismo, “El ungido” o “El mesías” = christos es en ocasiones el rey escatológico esperado del linaje de David (cf., por ejemplo, Mt 1, 1; Mc 10, 47-48; 11, 9-10; Rom 1, 3) que parece ser muy judío y no tener rasgos estrictamente cristianos.

Para aumentar la sensación de pluralismo de nociones mesiánicas, señalemos también que algunos judíos de la época de Jesús soñaron con la futura redención del mundo por parte de Dios sin asignar una importancia primaria a un mesías davídico o incluso sin invocarlo en absoluto.

• A veces se esperaba que un ángel importante sería la figura principal de esta redención. Por ejemplo, Dn 10, 12-13; 12, 1; 1 Henoc. 10; 1QSa 2, 12-14; 11QMelquisedeq, texto que hemos transcrito ya en este blog y que volveremos a transcribir más adelante. Veamos algunos ejemplos:


- Daniel 10,10.16. 11-12:

“ 10 Y, he aquí, una mano me tocó, e hizo que me moviese sobre mis rodillas, y sobre las palmas de mis manos. 16 Y he aquí, que algo como un hijo de hombre tocó mis labios. Y abrí mi boca, y hablé, y dije a aquel que estaba delante de mí: Señor mío, con la visión se trastornaron mis dolores sobre mí, y no me quedó fuerza 11 Y me dijo: Daniel, varón de deseos, está atento a las palabras que yo te hablaré, y levántate sobre tus pies; porque he sido enviado ahora a ti. Y estando hablando conmigo esto, yo estaba temblando. 12 Y me dijo: Daniel, no temas, porque desde el primer día que diste tu corazón a entender, y a afligir tu alma delante de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y yo soy venido a causa de tus palabras… (el texto es muy complicado pero parece que lo que se le dice a Daniel es que un ángel -con semejanza de ser humano y que es Miguel- será el que ha de traer por orden de Dios la redención final, escatológica al Israel oprimido


- Daniel 12,1:

“Mas en aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está por los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue después que hubo gente hasta entonces; mas en aquel tiempo tu pueblo escapará, todos los que se hallaren escritos en el libro” = el “mesías” para el “profeta Daniel” (en torno al 168 a.C. no es un ser humano, sino el ángel Miguel. En qumrán Miguel no es el mesías, ciertamente, pero capitanea las fuerzas celestes que ayudan al mesías guerrero a vencer a los kittim, los enemigos escatológicos de Israel (= os romanos; como en el Apocalipsis cristianos).

- 1 Henoc 10,11ss:

Después del Diluvio, sucederán 70 generaciones de hombres y luego vendrá el fin. Éste será muy parecido al que describe el Apocalipsis, pues el Diablo será atado, encadenado eternamente en un abismo de fuego. Entonces vendrá para Israel el reinado de Dios definitivo sobre la tierra, en una suerte de Jauja feliz :

“Entonces serán humildes todos los justos, vivirán hasta engendrar mil hijos y cumplirán en paz todos los días de su mocedad y vejez. En esos días toda la tierra será labrada con justicia, toda ella quedará cuajada de árboles y será llena de bendición. Plantarán en ella toda clase de árboles amenos y vides, y la parra que se plante en ella dará frutos en abundancia. De cuanta semilla sea plantada en la tierra una medida producirá mil, y cada medida de aceitunas producirá diez tinajas de aceite.”

El, o bien los que obrarán estas maravillas, serán los ángeles, probablemente Uriel y Gabriel. Aquí no hay “mesías” humano, sino angélico.


• Otras veces se esperaba la vuelta de un héroe veterotestamentario como Elías (por ejemplo, Mal 4, 5-6; Eclesiástico 48, 10) , que actuaría no sólo como el último profeta, sino como verdadero mesías:

Malaquías 4,5-6:

“5 He aquí, yo os envío a Elías el profeta, antes que venga el día del Señor, grande y terrible. 6 El convertirá el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres; para que yo no venga, y hiera con destrucción la tierra”

Eclesiástico 48,10:

“Fue (Elías) designado para calmar la ira antes de que estallara… para restablecer as tribus de Jacob…”

En otros casos ese héroe será -como veremos- Henoc o Mequisedeq

• En otras se creía que Dios operaría la redención por sí mismo sin un intermediario concreto (por ejemplo 1 Henoc 1,3): “Saldrá el Santo grande de su morada y desde allí caminará al monte Sinaí y se mostrará con toda su milicia (los ángeles) y aparecerá con toda su fuerza desde le cielo… se hundirá la tierra y perecerá todo cuanto hay en ella, tendrá lugar el juicio universal…Dios custodiará a los elegidos y habrá misericordia para ellos; serán todos de Dios, triunfarán serán benditos y brillará para ellos la luz divina… (como se ve la redención final tiene trasgos también muy parecidos al Apocalipsis cristiano)


Sin embargo, entre las figuras escatológicas esperadas, el mesías davídico era probablemente la más famosa, y esta importancia ayuda a explicar por qué Jesús fue considerado como el mesías a pesar de una trayectoria vital que era con mucho no mesiánica, ya que él a si mismo jamás se proclamó mesías (aunque la entrada en Jerusalén y la purificación del Templo tienen rasgos claramente mesiánico, como hemos escrito muchas veces).

En el Antiguo Testamento y el judaísmo antiguo, el mesías davídico está relacionado a menudo con los antiguos elementos políticos de la función propia del rey, que incluía el éxito militar. Esta es en parte la razón por la que un aspecto importante de la imagen davídica, desde la historia de David y Goliat, es la habilidad en la batalla (1 Sm 17; 2 Sm 8 y 22; etc.).

Asimismo en el Salmo 2, que se convirtió en el hontanar de ciertas concepciones mesiánicas posteriores, los reyes de la tierra se rebelan contra el Señor y “su ungido” el monarca davídico reinante, pero son aplastados con la barra de hierro de este último.

Otros tradiciones veterotestamentarias y judías sobre el futuro vástago de David acentúan también el aspecto militar (por ejemplo, Is 11, 4; Salmos de Salomón 17, 22-25; 4Q285 5, 2-6; 2 Apocalipsis de Baruc 39-40; 4 Esdras 13, 3-11). Basta con citar los Salmos de Salomón, que en esa aspecto son muy claros:

“22 Rodéale de fuerza, para quebrantar a los príncipes injustos, para purificar a Jerusalén de los gentiles que la pisotean, destruyéndola, 23 para expulsar con tu justa sabiduría a los pecadores de tu heredad, para quebrar el orgullo del pecador como vaso de alfarero, 24 para machacar con vara de hierro todo su ser, para aniquilar a las naciones impías con la palabra de su boca, 25 para que ante su amenaza huyan los gentiles de su presencia y para dejar convictos a los pecadores con el testimonio de sus corazones.”

A causa de esta asociación con el militarismo, el mesianismo davídico fue probablemente un factor importante en el chispazo que prendió las grandes rebeliones judías contra los romanos en los siglos I y II.

La orientación militar y política del mesianismo davídico se refleja también en algunos pasajes del Nuevo Testamento. Por ejemplo, Hechos 1, 6

“Entonces los que se habían juntado le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restituirás el Reino a Israel en este tiempo?”;

Apocalipsis 19, 11-15ss,

"Y vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco; y el que estaba sentado sobre él, era llamado Fiel y Verdadero, el cual en justicia juzga y pelea. 12 Y sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno ha conocido sino él mismo; 13 y estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es llamado Palabra de Dios. 14 Y los ejércitos que están en el cielo le seguían en caballos blancos, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio. 15 Y de su boca sale una espada aguda, para herir con ella los gentiles; y él los regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor, y de la ira del Dios Todopoderoso.

¡Un texto cristiano que no puede ser más judío! (incluido el concepto de "Palabra/Memrá (arameo) de Yahvé).

Aunque se expresen también reservas sobre este matiz (por ejemplo, Juan 6, 15:

“Y sabiendo Jesús que habían de venir para arrebatarle, y hacerle rey, volvió a retirarse al monte, él solo".

Es muy importante caer en la cuenta que la redención final, para algunos, o muchos, judíos, no vendría por mano de hombre, aunque apoyada por Dios, sino por mano celeste, divina.

Seguiremos

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com


Sábado, 18 de Junio 2011


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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