NotasHoy escribe Antonio Piñero Seguimos con el intento de aclarar quiénes fueron los adversarios de Pablo en Galacia, tema fundamental para esclarecer el pensamiento del Apóstol en esta Carta 5. Tampoco hay indicios claros en la Carta de que se trate de dos clases diferentes de adversarios/predicadores/misioneros, de dos “frentes de adversarios”. Más bien parece que Pablo no piensa en dos clases de enemigos sino que ataca siempre a un solo bloque. Sostener que Pablo no acaba de ver ese frente doble porque había sido mal informado, o porque no había entendido bien lo que pasaba en Galacia –como piensan algunos comentaristas- es demasiado suponer. Es pensar que un intérprete moderno de la Carta a los gálatas sabe más que Pablo mismo. 6. Igualmente es difícil afirmar con sólidas razones que estos judíos que arribaron a Galacia predicaban un judeocristianismo sincrético, Es decir, con mezcla de ideas de otras religiones en concreto paganas. El punto principal en el que se basan los comentaristas que abonan esta hipótesis está en el cap. 4 de la carta, donde Pablo afirma que si los gálatas hacen caso a los nuevos misioneros y abandonan el evangelio de la libertad sirven a los “elementos del mundo” (4,9). Estos intérpretes piensan que esa frase significaba rendir culto a espíritus astrales para garantizarse la benevolencia de éstos, idea que era muy propia de la religión pagana en general y de la gnosis: los “elementos del mundo” serían los espíritus que rigen este mundo en cuanto opuestos a Dios de alguna manera (estos espíritus se llaman técnicamente “arcontes”, es decir jefes que forman la corte del Demiurgo, la “otra divinidad” –distinta al Dios trascendente, que ha creado el mundo, según la gnosis). Ahora bien, hemos indicado antes en la explicación de este pasaje que tal suposición es innecesaria y que choca con la afirmación de Pablo en 4,3: « “Nosotros, cuando éramos menores de edad” –es decir, cuando estábamos bajo la tutoría de la Ley y debíamos cumplirla— “vivíamos como esclavos bajo los elementos del mundo”. » ¿Acaso Pablo sostiene que los judíos piadosos, observantes de la Ley tienen una religión sincrética o gnóstica porque adoran a elementos = espíritus o ángeles arcontes a las órdenes del Demiurgo o que adoran a espíritus astrales para hacerlos favorables a sus intereses? No parece en absoluto probable ni verosímil. Es más sencilla la explicación que hemos propuesto y que no exige pensar en un fuerte componente astral dentro de la religión judía común (la de Pablo): los nuevos predicadores eran simplemente judeocristianos que intentaban corregir la, según ellos, deficiente predicación del Evangelio por parte de su adversario, Pablo; a éste le faltaba proclamar que la ley mosaica seguía siendo obligatoria. El Apóstol reacciona y argumenta: aceptar la versión del cristianismo de mis adversarios es volver a la esclavitud siendo ya libres. ¿Por qué? Porque significa algo así como ser paganos de nuevo y de algún modo servir a los “elementos del mundo”. Para ejemplificar su audaz razonamiento Pablo utiliza dos veces el concepto de “elementos del mundo”, refiriéndose en ambos casos a los ángeles o espíritus, pero con su mente puesta en dos facetas de la actuación de éstos. Una la de seres espirituales que, según la tradición judía (p. ej., en el Libro de Henoc), controlan el universo por orden divina; otra como autores de algún modo de la Ley, transmitida a Moisés a través de ellos. En síntesis: Pablo ha establecido una comparación osada dando a las palabras “elementos del mundo = ángeles” una significación ligeramente variante en cada ocasión de su argumento. Éste sigue los siguientes pasos: 1. Los paganos politeístas adoran a “elementos del mundo” a los que erróneamente llaman dioses. Son “falsos” dioses porque en realidad son espíritus/ángeles, que controlan el orden del universo tal como Dios quiere. 2. Los cristianos que han adoptado el evangelio de Pablo están libres de cumplir la Ley, pues han sido salvados por la fe en Cristo en el marco de la promesa a Abrahán. 3. Pero si se deciden a cumplir la Ley de nuevo, vuelven a servir a los “elementos del mundo”. Pero Pablo no alude ahora a ángeles que controlan los movimientos de los astros, sino a los ángeles que sirvieron como promulgadores de la Ley a Moisés a través de los ángeles. Como se ve, Pablo viene a decir algo bastante ofensivo para unos oídos judíos: la Ley es hasta cierto punto un producto de los ángeles, no de Dios directamente. Es una estupidez, afirma el Apóstol, liberarse de un servicio a los ”elementos/ángeles”, controladores del mundo = salir del paganismo politeísta bautizándose en Cristo, para luego volver a servir de nuevo a los “elementos del mundo” = ángeles que fueron casi los autores de la Ley, pues la promulgaron y entregaron a los hombres a través de Moisés. Un razonamiento contundente. Saludos cordiales de Antonio Piñero. www.antoniopinero.com …………….………………… Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema: “” Manera de entrar, si a alguien le interesare: pinchar en el enlace que se halla en la página presente, abajo en la derecha. Saludos de nuevo.
Miércoles, 15 de Abril 2009
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Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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