Notas
Hoy escribe Gonzalo del Cerro
Partimos de la afirmación básica de que en la época en que se escriben los Hechos Apócrifos de los Apóstoles, no existe una doctrina a la que atengan los que son considerados gnósticos. Puieden consultarse, por ejemplo, en este punto la Introduction â l’étude du Gnosticisme au I et au II siécle, París ,1903, de E. de Faye, p. 141. Por consiguiente, no es posible encontrar una regula fidei con la que comparar los HchAp. El gnosticismo era una forma de pensar y de ser en la que entraban componentes tanto cristianos como paganos. Ya decía Hipólito que estos herejes tomaban sus opiniones no de la Sagrada Escritura, sino de la sabiduría de los griegos (cf. J. Montserrat Torrents, Los Gnósticos, Madrid, 1983, II 8 y 21). En efecto, las teorías de Platón dejan en la ideología gnóstica conceptos tan característicos como el del cuerpo como cárcel del alma. Pero también ciertos ambientes judíos, como el del monasterio de Qumrán con su tendencia a la expresión dualística del pensamiento, son perceptibles tanto en las doctrinas como en la terminología de los gnósticos. En su versión cristiana, el gnosticismo tiene estos principios básicos: a) El espíritu del hombre, consustancial con el ser divino, está prisionero de la materia y suspira por su liberación. b) Tiene necesidad de un redentor que le otorgue el verdadero conocimiento (gnosis) de su origen y su destino. c) En ese conocimiento consiste la verdadera salvación. d) Una cosmogonía a base de emisiones por parejas a partir del Ser perfecto y mediante una terminología complicada que contiene elementos de origen tan variado como el pitagorismo, el hermetismo y la astrología. e) Una teología basada en la exégesis alegórica del Nuevo Testamento. f) Todo dentro de un contexto de elegidos o iniciados que han conseguido ya el conocimiento, mientras los demás siguen sumidos en la ignorancia. Acerca de estos temas ofrece una excelente síntesis A. Piñero en su estudio sobre “El infinito asequible. El gnosticismo cristiano en los siglos II y III” en los Cursos de Verano del Escorial, 1989, La gnosis y el conocimiento de lo oculto, Universidad Complutense de Madrid. El hombre se siente, en consecuencia, extraño en este mundo, añora la paz, el descanso, la luz de la otra vida que es la verdadera. El regreso, en suma, a su primitivo y original estado. Uno de los rasgos más característicos del gnosticismo es el dualismo, que da origen a múltiples antinomias: conocimiento-ignorancia, luz-tinieblas, materia-espíritu, vida-muerte, etc. La obsesión de conocer el origen es la razón del interés de los gnósticos por el libro bíblico del Génesis- Así se explican las palabras de Valentín, según Clemente de Alejandría, que pueden valer como una definición de su gnosis: “Lo que nos hace libres no es el bautismo solo, sino también la gnosis: (el conocer) quiénes somos, qué llegamos a ser, dónde estábamos, dónde hemos caído, hacia donde nos dirigimos, de qué hemos sido liberados, qué es el nacimiento, qué el nuevo nacimiento” (Clem. Alej., Excerpta ex Theod., 78, 2). Desde el punto de vista literario, se aprecia en los gnósticos una clara tendencia retorizante y el uso de una terminología esotérica, que podría estar motivada por su afán de ocultar sus doctrinas a los no iniciados. En este sentido, son mu aficionados a la alegoría como forma de presentación de sus conceptos. Por eso, muchas de sus ideas teológicas están basadas en la exégesis alegórica de la Escritura. E. Peterson, en su artículo "Gnosi" en la Enciclopedia Cattolica V 876, afirma que “los gnósticos hacen un uso abundante de palabras figurativas”. Después de esta rápida ojeada por la gnosis, se impone la pregunta: ¿Son los Hechos Apócrifos de los Apóstoles escritos realmente gnósticos? O lo que es lo mismo: ¿Contienen los HchAp los rasgos característicos del gnosticismo? No necesitamos insistir en el hecho de que la línea divisoria entre ortodoxia y herejía no estaba clara y definitivamente fijada en el siglo II. Faltaba en los litigios doctrinales “un criterio seguro de ortodoxia”, como dice Montserrat Torrents en la obra citada (I 38). Además, en una época de enfrentamiento con las ideas judía y griega, no era difícil ceder a la tentación de aceptar elementos considerados compatibles con la doctrina cristiana. Y realmente, ciertos conceptos típicos del gnosticismo son susceptibles de una interpretación ortodoxa. Pablo suspiraba por verse libre “de es cuerpo de muerte” (Rom 7,24). Los cristianos, que antes eran tinieblas, ahora son luz (Ef 5,8). La economía del evangelio consiste en la revelación de unos misterios antes escondidos (Col 1,26; Ef 3,9). El concepto de “plērōma” tiene evidentes resonancias gnósticas en Ef 1,23; 3,19; 4,13; Col 1,19, 2,9. Como las tiene toda la teología del corpus ioanneum. Sobre todo este tema, es útil consultar el libro de W. Schmittals, Neues Testament und Gnosis (Nuevo Testamento y Gnosis), Darmstadt. A pesar de todo, la antigua tesis de Lipsius sobre el origen gnóstico de los HchAp está hoy generalmente abandonada. Aunque no faltan quienes la secundan cuando analizan ciertos pasajes de algunos HchAp, como los de Juan y Tomás. Si bien, después de tantos estudios, se deben hacer algunas matizaciones. Entre otras razones, porque también el concepto de gnosticismo ha sufrido variaciones en la consideración de los expertos. Además, los distintos HchAp, a pesar de sus numerosas semejanzas, no pueden incluirse sin más en un mismo juicio genérico. Como también deben excluirse del juicio general sobre un Hecho Apócrifo concreto aquellos fragmentos considerados como ajenos al autor del texto primitivo. En los HchJn, existen fragmentos clara e indiscutiblemente de origen gnóstico. Son los capítulos 92-102 y el 109. En ellos están contenidos el famoso Himno de la Danza y la revelación del misterio de la cruz (HchJn 94-102) y de una prolija plegaria con motivo de la última eucaristía celebrada por Juan (HchJn 109). Ya notamos en otra ocasión cómo el fragmento de HchJn 94-102 interrumpía un discurso coherente, que empieza en HchJn 88, queda interrumpido en HchJn 94 y continúa en HchJn 103. Pero el resto cabe dentro de los límiter4s de la ortodoxia, incluido el pasaje sobre la polimorfía de Jesús (HchJn 87-93). De todos modos, es natural que los que juzgan los HchJn sin excluir estos fragmentos, consideren esos Hechos Apócrifos como portadores de ideas heréticas. (Continuaremos) Saludos cordiales de Gonzalo del Cerro ....................... Hoy, en el otro blog, "El blog de Antonio Piñero" el tema tratado es "Pasión por el reino de Dios" Manera de entrar en este blog: pinchando en el link de esta página, abajo a la derecha, "el blog de Antonio Piñero". Saludos de nuevo
Jueves, 16 de Abril 2009
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Editado por
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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