CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Literatura Pseudo Clementina. Las Homilías griegas.
Hoy escribe Gonzalo Del Cerro

Homilía III (43-50)

El debate entre Pedro y Simón Mago llega a un punto de vueltas y revueltas en torno a la personalidad del Creador. La unidad de Dios parece descartada en opinión de Simón, desde el momento en que el mismo Dios advierte a los primeros padres del peligro de que el hombre logre cotas de sabiduría propias de los dioses (Gén 3,4). El Creador manifestaba un sentimiento, humano si los hay, de envidia. No podía consentir que los seres creados por su poder le hicieran competencia.

Presciencia de Dios, Adán y Moisés

Estaba claro que Adán, como después Moisés, gozaban del privilegio de la presciencia. Es decir conocían cosas antes de que sucedieran. Pero la presciencia de Adán no tenía sentido sin la presciencia de Dios que lo había creado. De ahí el escándalo del autor de la Escritura cuando recuerda que Dios necesitaba “considerar” como si lo necesitara a causa de su ignorancia. Otro tanto parece desprenderse del hecho de que Dios necesitara de alguna manera conocer si Abrahán le obedecería (Gén 22,1). Por ello, Pedro afirma con absoluta contundencia que es falso lo que dice la Escritura refiriéndose a Dios: “Se arrepintió de haber creado al hombre” (Gén 6,6). Dios ya sabía con su infinita presciencia que el hombre acabaría desviándose hacia el mal.

Pedro podía, en consecuencia preguntarse “cómo era posible que convivieran las tinieblas, la oscuridad y la tormenta (pues esto también está escrito) con el que desplegó un cielo puro, creó el sol para que diera luz y definió el inmutable orden de los cursos de las estrellas innumerables? Así, Simón, el manuscrito de Dios, (me refiero al cielo), manifiesta el designio puro y firme del que lo ha creado” (H III 45,3-4). Para las dudas y afirmaciones de Simón, tenía Pedro una respuesta en lo que denomina el “manuscrito de Dios”, su obra visible y el presunto mundo invisible que se extiende más allá de las estrellas visibles y comprobables.

Verdades y falsedades contra Dios en las Escrituras

Es verdad que la Escritura contiene palabras calumniosas contra Dios, pero el resto de la Biblia contiene palabras y reflexiones contrarias a esas calumnias, que no han sido escritas por una mano profética. El requerimiento de Simón para que Pedro demostrara la base de sus criterios abre las puertas a un debate más amplio sobre el tema.

Pedro recurre al hecho de la presencia de manos extrañas en la composición de las Sagradas Escrituras. “La ley de Dios, según la tradición, fue entregada por Moisés, y no por escrito, a setenta varones para que pudiera ser transmitida a la posteridad. Después de la asunción de Moisés fue escrita por alguien, pero no por Moisés” (H III 47.1). Explica estos hechos porque la Ley narra la muerte de Moisés, que no pudo ser hecha por el legislador. Cuenta Pedro que la Ley permaneció unos quinientos años después de Moisés custodiada en el templo. Y allí estaba cuando en tiempos de Nabucodonosor pereció en un incendio. Por todos estos detalles, la Ley no pudo dar testimonio de lo que iba a suceder con ella. Lo que, sin embargo, no vale para negar la presciencia de Moisés, como profeta que era. Por el contrario los que escribieron sobre ella podían equivocarse ya que no eran profetas.

Simón pregunta sobre los criterios

Simón, hombre de acreditada dialéctica, no acababa de comprender los razonamientos de Pedro. No comprendía los sistemas para separar las cosas verdaderas de las falsas. Pedro le responde que existe un fragmento de la Ley escrita que permite reconocer sin error la Providencia de Dios, criterio infalible para distinguir las cosas verdaderas de las falsas. Simón preguntó acerca de ese fragmento importante para discriminar la verdad o falsedad de los temas discutidos. La respuesta de Pedro no podía eludir la pregunta de Simón. Moisés dio la respuesta sin titubeos con una alusión directa a uno de los temas de esta primera discusión de Pedro, que es el Profeta Verdadero. Éstas son sus palabras: “No faltará un príncipe de Judá, ni un caudillo de su semilla hasta que venga su dueño; él es la expectación de las gentes. Si alguno, pues, pudiera comprender al que venga después de que falte de Judá un príncipe y un caudillo, el que será la expectación de las gentes, aquél podrá reconocer por los acontecimientos que el que ha venido es el verdadero. Y convencido por su enseñanza, sabrá cuáles de las Escrituras son las verdaderas y cuáles las falsas”. Pedro incluye la referencia concreta del texto aludido. Está contenido hacia el final del primer libro de la Ley (concretamente en Dt 18,15-22).

Las lecciones del Profeta Verdadero

Simón insistió en solicitar nuevos datos sobre el tema discutido. Pensó que el Profeta Verdadero habría enseñado a sus discípulos a distinguir las Escrituras verdaderas de las falsas. Pedro recordó una discusión de Jesús con los saduceos. Era el pasaje de Mc 12,24 y Mt 22,29: “Por eso os equivocáis al desconocer las cosas verdaderas de las Escrituras, porque ignoráis el poder de Dios”. Y si les echó en cara que desconocían la verdad de las Escrituras, está claro que es porque también hay en ellas cosas falsas. Era el mismo argumento sobre los cambistas. Pues “también cuando dijo «Sed probados cambistas»” basado posiblemente en algún apócrifo, es porque hay palabras auténticas y espurias.

Saludos cordiales. Gonzalo Del Cerro






Domingo, 2 de Marzo 2014


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





Tendencias de las Religiones


RSS ATOM RSS comment PODCAST Mobile