Notas
Hoy escribe Antonio Piñero
Seguimos exponiendo el artículo “mesías” en el Antiguo Testamento, según el Diccionario Herder de exégesis y teología bíblica del 2011. La promesa de Miqueas 5,1-5 está fuertemente reelaborada. He aquí el texto: “Reúnete ahora en tropas, oh hija de guerreros; nos han sitiado; con vara herirán en la mejilla al Juez de Israel. 2 Pero tú, Belén Efratá, aunque eres pequeña entre los millares de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas han sido desde el principio, desde la eternidad. 3 Pero los dejará hasta el tiempo que dé a luz la que ha de dar a luz; entonces el resto de sus hermanos volverán a los hijos de Israel. 4 Y Él estará, y apacentará con el poder de Yahvé con la majestad del nombre de Yahvé su Dios; y permanecerán; porque ahora Él será engrandecido hasta los fines de la tierra. 5 Y Éste será nuestra paz. Cuando el asirio venga a nuestra tierra, y cuando pise nuestros palacios, entonces levantaremos contra él siete pastores, y ocho hombres principales”. Este pasaje (Miqueas fue contemporáneo de Isaías y de Oseas, por tanto del siglo VIII a.C.) espera –como expresión de un nuevo comienzo—que en la patria de David, Belén, surja un pastor davídico que inaugurará un reinado universal de paz. Esta promesa fue reinterpretada por los siguientes pasajes de profetas posteriores: Jeremías 23,5-6; 33,14-18 y Ezequiel 33,14-18 + Ez 17,22-24 + Ez 34,23-24 y Ez 37,22-25. Estos pasajes son en parte reescrituras escalonadas del auténtico mensaje profético que anuncian la reinstauración del reino de David y lo insertan en un programa de restauración de Israel después del exilio. Leemos lo esencial de estos pasajes: Jeremías 23,5-6: “He aquí que vienen días, dice Yahvé, en los cuales levantaré a David un Renuevo justo, y un Rey reinará y prosperará, y hará juicio y justicia en la tierra. 6 En sus días será salvo Judá, e Israel habitará seguro; y éste es su nombre por el cual será llamado: Yahvé, justicia nuestra.” Ezequiel 33,14-18: “Y dice Yahvé al impío: De cierto morirás; si él se volviere de su pecado, e hiciere juicio y justicia, 15 si el impío restituyere la prenda, devolviere lo que hubiere robado, caminare en los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá. 16 No se le recordará ninguno de sus pecados que había cometido; hizo según el derecho y la justicia; vivirá ciertamente. 17 Luego dirán los hijos de tu pueblo: No es recto el camino del Señor. ¡El camino de ellos es el que no es recto! 18 Cuando el justo se apartare de su justicia, e hiciere iniquidad, morirá por ello”. Ezequiel 17,22-24: “Así dice Yahvé el Señor: Y yo tomaré el más alto de los renuevos de aquel alto cedro, y plantaré; del principal de sus renuevos cortaré un tallo, y lo plantaré sobre un monte alto y sublime. 23 En el monte alto de Israel lo plantaré, y alzará ramas, y llevará fruto, y se hará magnífico cedro; y todas las especies de aves habitarán debajo de él, a la sombra de sus ramas habitarán. 24 Y sabrán todos los árboles del campo que yo Yahvé abatí el árbol sublime, levanté el árbol bajo, hice secar el árbol verde, e hice reverdecer el árbol seco. Yo Yahvé hablé e hice”. Ezequiel 34,23-24: “Y suscitaré sobre ellas a un pastor, y Él las apacentará; a mi siervo David; Él las apacentará, y Él será su pastor. 24 Yo Yahvé seré su Dios, y mi siervo David será príncipe en medio de ellos. Yo Yahvé he hablado.” Ezequiel 37,22-25: “Y los haré una nación en la tierra, en los montes de Israel; y un rey será a todos ellos por rey; y nunca más serán dos naciones, ni nunca más serán divididos en dos reinos. 23 No se contaminarán ya más con sus ídolos, ni con sus abominaciones, ni con ninguna de sus transgresiones; y los salvaré de todas sus habitaciones en las cuales pecaron, y los limpiaré; y ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios. 24 Y mi siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un pastor. Andarán en mis decretos y guardarán mis estatutos y los pondrán por obra. 25 Y habitarán en la tierra que di a mi siervo Jacob, en la cual habitaron vuestros padres, en ella habitarán ellos, y sus hijos, y los hijos de sus hijos para siempre; y mi siervo David les será príncipe para siempre” Otras promesas posteriores semejantes de restauración del dominio pacífico de Israel sobre el mundo son Ageo 2,20-23 y Zacarías 4,1-6 + 10-14, junto con 6,9-15. Todas ellas aparece en conexión de algún modo con la reconstrucción del Segundo Templo después del exilio iniciada por Zorobabel. Pero tales promesas no fueron confirmadas por la historia subsiguiente por lo que se reinterpretaron pasándolas a un futuro más o menos mediato. El posterior vaticinio de Zacarías 9,9-10 “Alégrate mucho, hija de Sión; da voces de júbilo, hija de Jerusalén: he aquí, tu Rey vendrá a ti, Él es justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna. 0 Y de Efraín destruiré los carros, y los caballos de Jerusalén; y los arcos de guerra serán quebrados; y hablará paz a las naciones; y su señorío será de mar a mar, y desde el río hasta los confines de la tierra” es de época helenística (posterior al siglo IV a.C.) y habla de un rey pobre y modesto de Jerusalén, probablemente de la casa de David, pero que con el poder de Dios instaurará un reino universal de paz. Se trata de unos momentos en los que el profeta ve que Israel no tiene poderío político ninguno, pero que con la ayuda de Yahvé, manifestada en el rey, ocupará su puesto de rectora de todas las naciones, Como se ve es verdad lo que dijimos en la nota 194-03 que el primer centro de gravedad del mesianismo está centrado sobre la monarquía en Israel. ¿Por qué? Porque era creencia común de esas épocas que sólo el rey era el mediador entre Dios y el pueblo, el personaje que podía transmitir al pueblo las bondades divinas Finalizaremos pronto. Saludos cordiales de Antonio Piñero. Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Sábado, 30 de Julio 2011
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Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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