CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Escribe Antonio Piñero
 
 
8. El octavo criterio para indagar la autenticidad de los dichos de Jesús es el resto o huellas que el arameo, lengua madre de Jesús ha dejado en las palabras conservadas de en griego. Siendo el arameo el idioma más hablado en Judea y Galilea en el siglo I d.C. y obviamente la lengua materna de Jesús, es lógico esperar en las tradiciones que de él se derivan y se presentan traducidas al griego mantengan rastros de esa lengua en la que Jesús pensaba y se expresaba.
 
No obstante, creo que este criterio no es más que un aspecto de los que se refieren al estilo de Jesús o al ambiente social en el que vivió. Por consiguiente, vale más para confirmar que para probar la historicidad de un dicho o un hecho.
 
El texto del Evangelio de Marcos recoge en exclusiva varias palabras pronunciadas en arameo por Jesús:
 

1) En la resurrección de la hija de Jairo: Talithá, kûmi (“Muchacha, levántate”: Mc 5,41).
 
2) En la curación del sordomudo: Hiftah / Ephphatá (“Ábrete”: Mc 7,34).
 
3) La invocación al Padre en Getsemaní: ’Abbá (“¡Padre!”: Mc 14,36).
 
4) El grito desde la cruz, de mayor color arameo que el paralelo de Mt 27,46. El ’Elohí de Mc 15,34 es más arameo que el ’Elí de Mateo.
           
 
En opinión de la mayoría, el estudio de los vestigios arameos en los textos del Nuevo Testamento es muy útil para entender mejor los conceptos originados en ese idioma. Ahora bien, si el arameo era la lengua dominante en la Palestina del siglo I. d.C., los judíos cristianos podían formular en su lengua materna conceptos que estuvieran más o menos de acuerdo con la doctrina del Maestro y luego atribuírselos a éste, lo mismo que griegos cristianos podían valerse de sus conocimientos lingüísticos para paliar el excesivo color arameo de un texto. Por eso, creo que el “argumento arameo” es un buen indicio para situar ciertos dichos en su contexto; en ocasiones para profundizar en el significado del dicho al retrotraducirlos a esa lengua, y en otra para resolver aparentes incongruencias de los dichos jesuánicos ya traducidos a la lengua.  
 
Pero, al margen de otros criterios, no va más allá de la posibilidad y hasta de una cierta probabilidad, sobre todo porque si se comparan las retroversiones realizadas por diversos especialistas, se ve que divergen entre sí –a menudo bastante–, con lo cual surgen muchas dudas sobre a qué retroversión atenerse.
 
 
Mañana expondremos el noveno y último criterio que hemos seleccionado entre los casi quince que se suelen enumerar en los tratados sobre ellos.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com

Miércoles, 7 de Diciembre 2016


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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