CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Escribe Antonio Piñero


Comento, como prometí ayer, el único texto largo que tenemos sobre Melquisedec y que procede de los Manuscritos del mar Muerto.


El autor del texto dice que han pasado nueve “jubileos” y que se está en la primera semana de años (7 años) del último o décimo jubileo. El final, pues, está cerca. El que ha escrito este texto –quizá el Maestro de justicia de la comunidad, o alguien parecido- piensa que está viviendo en esos momentos anteriores a la gran batalla escatológica, que precede al tiempo mesiánico o “reinado de Dios”.


Éste es el momento en el que los justos serán liberados:


a) de sus “deudas”, es decir, de sus pecados (antigua versión del Padrenuestro: “Perdónanos nuestras deudas [pecados; ofensas a Dios] así como nosotros perdonamos a nuestros deudores” [los que nos han ofendido]). En esos días “se expiará por todos los pecados”.


b) de sus enemigos escatológicos, es decir, del final de los tiempos.


De entre los justos hay algunos que pertenecen al lote de Melquisedec, es su año de gracia. En el juicio divino, donde parece que también interviene Melquisedec, los “santos” (= judíos justos) quedarán vindicados. En ese tiempo quedarán liberados del poder de Satán = Belial.


Este tiempo mesiánico es el día de la paz, que tiene un pregonero que lo anuncia (y lo pone en práctica). Ese pregonero es el “Ungido del Espíritu”, por tanto un mesías, que instruirá a la comunidad que ha sido apartada de Belial.


En ese momento se ejecutará el “reinado de Dios” (“tu Dios reina”) y el pueblo de ese reinado es la “congregación de los hijos de la justicia, los que son fieles a la Alianza, los que evitan marchar por el camino (de pecado) del pueblo” en general.


Es Melquisedec el que los libera de los lazos de Belial/Satanás, pues ejecuta la venganza de los hijos de Dios sobre los malvados.



He aquí el comentario a este texto de Paolo Sacchi “Historia del judaísmo en la época del Segundo Templo”, Editorial Trotta, Madrid, 2004:


Del texto anterior se deducen algunas consecuencias: 1) Melquisedec es un ser sobrehumano, un ’elohim . 2) Su tarea es la de conducir a los judíos hacia el camino recto, por la conversión. 3) Es él quien proclama la remisión de las faltas pasadas. 4) Tiene quizás también la tarea de presidir el juicio divino (el texto no es claro) o, ciertamente al menos, de ejecutar la venganza de Dios.


Estas funciones son típicamente mesiánicas pues se trata de acciones salvíficas. Debe notarse que la importancia de estas funciones ha crecido enormemente respecto al mesianismo antiguo. El incremento en importancia de las funciones está acompañado, si puede decirse así, del crecimiento de la naturaleza del personaje mesiánico que asume características cada vez más sobrehumanas. El mesías futuro del Libro de los Sueños (del que trataremos más tarde) tendrá la naturaleza de los patriarcas; pero ahora Elías, Henoc y luego Melquisedec están decididamente por encima de lo humano, porque nacieron pero no murieron.


Pero obsérvese que este mesías no es todavía un “mesías” tal como se entiende en el cristianismo, pero se acerca. Por ello puede ser caracterizado al menos como “personaje mesiánico”: tiene el sacerdocio –celeste- y es un “rey legítimo”. Lo importante es que actúa como personaje humano-celestial, brazo derecho de Dios que asegura la victoria en el combate escatológico, parecido en sus funciones al arcángel Miguel en el capítulo 12 del Libro de Daniel.

En síntesis: tenemos aquí, en este texto sobre Melquisedec,



a) Un ser humano
b) Que no ha muerto
c) Que ha sido elevado por Dios al cielo
d) Que actúa como brazo de Dios
e) Que es sacerdote y juez escatológico (interviene también en el juicio divino)
f) Que conduce al tiempo después de la batalla escatológica o tiempos mesiánicos.

Finalmente toda esta tradición es recogida por el desconocido autor de la Epístola a los Hebreos, que hace de Jesús de Nazaret un sacerdote (nada menos… Esto supone una idealización histórica enorme, ya que Jesús que siempre un laico), y un sacerdote eterno, definitivo, el que no “tiene padre ni madre” como Melquisedec. Los textos de la Epístola a los hebreos son:

5,7-10

El cual, habiendo ofrecido en los días de su vida mortal ruegos y súplicas con poderoso clamor y lágrimas al que podía salvarle de la muerte, fue escuchado por su actitud reverente,
8 y aun siendo Hijo, con lo que padeció experimentó la obediencia;
9 y llegado a la perfección, se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen,
10 proclamado por Dios Sumo Sacerdote = a semejanza de Melquisedec. =


6,18-20:

Para que, mediante dos cosas inmutables por las cuales es imposible que Dios mienta, nos veamos más poderosamente animados los que buscamos un refugio asiéndonos a la esperanza propuesta,
19 que nosotros tenemos como segura y sólida ancla de nuestra alma, y = que penetra hasta más allá del velo, =
20 adonde entró por nosotros como precursor Jesús, hecho, a = semejanza de Melquisedec, = Sumo = Sacerdote para siempre. =

7,10-24:


10 Pues ya estaba Leví en las entrañas de su padre cuando = Melquisedec le salió al encuentro. =
11 Pues bien, si la perfección estuviera en poder del sacerdocio levítico - pues sobre él descansa la Ley dada al pueblo -, ¿qué necesidad había ya de que surgiera otro sacerdote a = semejanza de Melquisedec, = y no «a semejanza de Aarón»?
12 Porque, cambiado el sacerdocio, necesariamente se cambia la Ley.
13 Pues aquel de quien se dicen estas cosas, pertenecía a otra tribu, de la cual nadie sirvió al altar.
14 Y es bien manifiesto que nuestro Señor procedía de Judá, y a esa tribu para nada se refirió Moisés al hablar del sacerdocio.
15 Todo esto es mucho más evidente aún si surge otro sacerdote a semejanza de Melquisedec,
16 que lo sea, no por ley de prescripción carnal, sino según la fuerza de una vida indestructible.
17 De hecho, está atestiguado: = Tú eres sacerdote para siempre, a semejanza de Melquisedec. =
18 De este modo queda abrogada la ordenación precedente, por razón de su ineficacia e inutilidad,
19 ya que la Ley no llevó nada a la perfección, pues no era más que introducción a una esperanza mejor, por la cual nos acercamos a Dios.
20 Y por cuanto no fue sin juramento - pues los otros fueron hechos sacerdotes sin juramento,
21 mientras éste lo fue bajo juramento por Aquel que le dijo: = «Juró el Señor y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre» - =
22 por eso, de una mejor Alianza resultó fiador Jesús.
23 Además, aquellos sacerdotes fueron muchos, porque la muerte les impedía perdurar.
24 Pero éste posee un sacerdocio perpetuo porque permanece = para siempre. =
Si lee atentamente estos textos, verá que se trata de una pura especulación teológica. Aquí no hay historia ninguna


En síntesis: “La orden” de Melquisedec no existe.
“El orden” de Melquisedec no es más que una leyenda muy antigua que la tradición y el folclore religioso de Israel retrotrae a Abrahán que debió de vivir hacia el siglo XIV a.C.

El autor de Hebreos declara teológicamente que el culto en el templo de Jerusalén ya no es válido, pues sus sacrificios han sido sustituidos por un solo sacrificio, la muerte en cruz del mesías Jesús, y que ese mesías es a la vez víctima y sacerdote.

Con ese sacrificio único se consigue el perdón perpetuo de Dios de los pecados de los hombres, Dios aplaca su ira contra ellos y se torna siempre dispuesto, si hay arrepentimiento, a aceptarlo y a concederles la salvación. Así –según el autor de Hebreos– se acaba el judaísmo y comienza el culto cristiano (= de Cristo = el Mesías, Jesús ) que es totalmente distinto.

Y no hay mucho más.

Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com

Lunes, 8 de Agosto 2016


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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