Notas“Compartir” (305) de 13-10-2021. Preguntas y respuestas.Escribía ayer que Pablo era muy atrevido comparándose nada menos que con el profeta Jeremías y que semejante atrevimiento se debió a las circunstancias en las que se compuso la Carta a los gálatas. El motivo para escribirla fue un hecho muy doloroso para el apóstol Pablo: esta comunidad se había dejado seducir por otros predicadores del Evangelio y se había apartado de sus enseñanzas. Y más doloroso porque de Gálatas 4,13 se deduce que Pablo había sido el fundador de la comunidad, que ahora se siente traicionado. Probablemente había establecido Pablo una serie de pequeñas comunidades domésticas (es decir, se reunían en la casa más espaciosa entre los conversos) en el llamado segundo viaje misionero cuando pasó por aquella región según Hechos de Apóstoles 16,6 (“Atravesaron Frigia y la región de Galacia…”). En la Carta a los Gálatas habla Pablo de “falsos hermanos” que le negaban el título de apóstol. ¡A él nada menos! Argumentaban que él no pertenecía a los Doce; que no era seguidor inmediato de Jesús y que por tanto no era “apóstol” en sentido estricto (por cierto: éste es también el punto de vista de Lucas en los Hechos de apóstoles donde designa a Pablo con el título de apóstol solo una vez, si no me equivoco: Hch 14,14 y a la misma altura que Bernabé). Esos adversarios eran muy probablemente misioneros itinerantes judíos, judeocristianos podrían denominarse, procedentes de Palestina, quizá de Jerusalén. Aunque defendían una concepción diferente del judeocristianismo, sus ideas debían sonar muy plausibles, ya que obtuvieron un éxito rápido entre los gálatas (1,6). Sostenían que la información de Pablo seguramente procedería de alguna información humana, es decir, del contacto con otros judeocristianos que le hubieran adoctrinado erróneamente. Según la imagen que he ofrecido en tantas ocasiones sobre el Jesús de la historia, hay que confesar que estos judeocristianos defendían una teología que se acercaba mucho más a la del Jesús histórico que a la de Pablo en el punto crucial del valor que tenía la ley de Moisés como camino de salvación. Y que Pablo ciertamente se había “convertido” a esa fe (en ese momento totalmente judía) en el mesías de Israel, Jesús. No hay otra conversión e insisto en que aún no había “cristianismo” digno de ese nombre. ::::::::::::::::::::::::: Hoy les transcribo el enlace a una entrevista que me pareció sorprendentísima, al menos para mí. No conocía de nada a la entrevistadora. Y por cierto no sé ni siquiera su nombre, porque firma con pseudónimo. Pero me pareció que al leer ella mi explicación sobre la suscripción/preventa de “Los libros del Nuevo Testamento”, la entrevistadora interpretó por su cuenta exactísimamente la “filosofía” de fondo que ha regido el proyecto. Ahí va el enlace y ustedes juzgarán si exagero o no. repito: No la conocía de nada… https://www.youtube.com/watch? Saludos cordiales de Antonio Piñero
Miércoles, 13 de Octubre 2021
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Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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