Notas
Escribe Antonio Pñero
Pregunta: Tengo una consulta referente a Marcos 3,21. En la traducción Reina Valera se lee "Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decían: Está fuera de sí." Como Usted sabe en algunas biblias "los suyos" se traduce como su familia. En otros habla de "sus parientes." Cual seria la traducción mas cercana al texto griego mas aceptado? Por otro lado hay discusiones en la afirmación "porque decían", tercera persona del plural que según algunos se refiere a los mismos familiares y según otros se refiere "a la gente que se agolpo" que se nombra en el versículo inmediatamente anterior. Según el texto girego, esa parte de la frase ¿A quién se aplicaría? ¿Quién es que lo dice? R.: Quien dice esa frase no es la gente que escucha atentísimamente a Jesús, sino quienes vienen a buscarlo para sacarlo de allí. Mi traducción es la siguiente: 20 Y fue a una casa, y se congregó de nuevo la multitud, de modo que no podían ni comer. 21 Y los suyos, oyéndolo, salieron para apoderarse de él por la fuerza, pues decían: “¡Está fuera de sí!”. Anotaría sobre este texto lo siguiente: 20 fue: así en singular: Jesús sólo. Marcos omite también aquí, como en perícopas pasadas, el nombre de Jesús. Luego escribe “podían” en plural para que los discípulos participen también sobre todo de su inclusión en la “familia de Dios”, al final. a una casa: el evangelista no especifica cuál. Muchos opinan que la casa debía de estar en Cafarnaún (la de Pedro, según el cap. 1). Pero, si su familia oye de él y llega pronto, esa casa bien pudo estar en Nazaret. Cualquiera que sea la tradición que está detrás, Marcos convierte la escena en ideal, plena de significado teológico, no estrictamente histórica en todos sus detalles. comer: literalmente “comer pan”: semitismo, genérico para significar cualquier comida. 21 y los suyos: normalmente en griego el sintagma “los suyos” significa sus parientes, amigos íntimos o muy allegados. Aquí, por el final de la perícopa, es su familia al parecer. apoderarse por la fuerza: traducción parafrástica de un solo vocablo griego, kratein; el mismo que se emplea cuando se habla aferrarse a tradiciones perniciosas en 7, 3s y en el prendimiento Mc 14,1. 46. El sentido es, pues, muy negativo. fuera de sí: griego exeste, de la misma raíz que da en castellano “éxtasis”. El estar fuera de sí y ser poseído por el demonio aparecen juntos en Jn 10,20: (Jesús) “tiene un demonio y está loco”. Es difícil que esta historia que dibuja a un Jesús fuera de sí haya sido inventada por los cristianos primitivos. Por tanto es un reflejo histórico de ciertas malas relaciones, al principio, de Jesús y su familia, a causa de su predicación. Luego la familia se pasa a su bando: así en Hch 1,14. Aquí se detiene la primera parte de esta sección que trata de la familia de Jesús. Se interrumpe con el relato de la polémica en torno al origen de los exorcismos de Jesús, y acabado éste, se sigue con el tema de su familia en el v. 31. Es una técnica literaria de Marcos denominada “emparedado” o “sandwich”. Le remito además al comentario de Joel Marcus, El Evangelio según Marcos, vol. I, p. 307, Edit. Sígueme. Salamanca 306. En mi opinión este comentario es muy bueno y debería formar parte de la biblioteca de todo interesado en el primer Evangelio. CITA: 3, 20. Fue. Gr. erchetai. Muchos manuscritos tienen el verbo en plural: erchontai (fueron). Pero esta lectura es probablemente una armonización secundaria de escribas posteriores, a partir de la lista anterior de los discípulos y del plural de la segunda parte de este mismo versículo («no podían ni comer») . 21. Sus parientes. Gr. hoi par’ autou, literalmente «los de al lado de él». En griego clásico, esta frase se refiere a los enviados y embajadores, pero en los LXX y en otros textos de la literatura helenística significa partidarios y seguidores (cf. 2 Mac 11, 73; 12, 27; 2 Mac 11, 20) o padres y otros familiares (cf. Prov 31, 21; Susana 33 [= Dan 13, 33]; Josefo, Ant. 1, 193) . En el presente caso, parece que el contexto exige que interpretemos el término como referido a los parientes, pues los hoi par’ autou se distinguen de los discípulos, mencionados en el versículo anterior y parece también que Marcos se refiere al mismo grupo de personas en la segunda parte del «sándwich» o emparedado del conjunto del pasaje, cuando habla de «su madre y sus hermanos» (3, 31) . 1 Mac 9, 44 ofrece un paralelo cercano, donde a y V leen tois par’ autou, mientras que A tiene tois adelphois autou, «sus hermanos» . Como ha puesto de relieve W. L. Lane , el que D, W y algunos manuscritos de la Vetus Latina hayan cambiado ese término (hoi par’ autou) y hayan puesto en su lugar «los escribas y el resto» muestra que algunos escribas cristianos, trasmisores del texto de Marcos, no estaban conformes con la idea de que los parientes más cercanos de Jesús lo consideraran demente. decían. Gr. elegon. Algunos, como por ejemplo M. J. Lagrange , han sugerido que el verbo se utiliza aquí de modo impersonal, como en francés on disait (se decía, la gente iba diciendo). Pero como señala E. Best , si el sentido fuera ése, la frase de 3, 21 debería estar en orden inverso: («Pues decían: ¡Está fuera de sí! Y sus parientes… salieron para agarrarlo por la fuerza»). Además, el sujeto de las frases marcanas con gar (pues) se encuentra normalmente en el contexto inmediato. La interpretación impersonal del «decían» constituye ante todo un intento académico para proteger del descrédito a la familia de Jesús, similar a la tendencia de las variantes textuales que hemos comentado en la nota anterior. Está fuera de sí. Gr. exeste, literalmente «ha salido de sí» (del estado normal de salud mental). En esa línea se sitúan diversas expresiones populares modernas: «fuera de sí, enajenado». El verbo es una forma compuesta de histemi = «estar», «estar firme», que se utiliza en 3, 24-26 para hablar del dominio de Satán. Así pues, para Marcos la verdadera «inestabilidad» no reside en la personalidad de Jesús, sino que proviene del dominio del diablo. En el siguiente versículo, los escribas acusan a Jesús de posesión diabólica. Esta yuxtaposición de locura y posesión resulta probablemente deliberada, dado que la locura se atribuye a menudo a la influencia demoníaca, como en Jn 10, 20: «Tiene un demonio y está loco». El pasaje de Juan, como el nuestro, plantea el tema de si, poseído por un demonio, Jesús sería capaz (dynatai) de realizar milagros de curación. Resulta interesante señalar que personas a las que se acusa de posesión demoníaca, en un contexto de cruce o choque cultural, como a Jesús en nuestro pasaje, suelen estar en conflicto con sus núcleos familiares . Los lectores de Marcos habrían sido capaces de identificarse con estas acusaciones contra la salud mental de Jesús, porque los cristianos eran considerados a veces perturbados mentales (cf. Hch 26, 24-25; 2 Cor 5, 13; 1 Cor 14, 23). Esta acusación resulta particularmente pertinente, porque la actividad carismática extraordinaria suele vincularse con la acusación de locura. 3, 20-21. La familia de Jesús. Parte 1. Este pasaje comienza con la entrada de Jesús en una casa, después de haber permanecido en una montaña con el recién fundado grupo de los Doce. No se especifica la situación de la casa, pero los lectores pueden suponer probablemente que está cerca de o en Nazaret, porque aparecen rápidamente la madre y los hermanos. La presencia de Jesús atrae de inmediato a una multitud, y Jesús y los Doce se encuentran tan ocupados en atender a los que vienen que no tienen ni tiempo para comer. En la tradición premarcana era posiblemente Jesús el único que se hallaba abrumado de trabajo (cf. 3, 30a: «él vino a casa»), pero Marcos ha incluido a los discípulos («no podían ni comer») a fin de vincular nuestra historia con la anterior, poniendo así de relieve la imagen de los Doce como un grupo escogido «a fin de que pudieran estar con él» (3, 14). Los miembros de familia de Jesús llegan a la conclusión de que está enajenado. Es difícil penetrar en la razón que tuvieron para pensar así. El que Jesús hubiera llegado a ser tan popular que lo buscan sin cesar ¿puede significar que se ha vuelto loco? De todas formas, la reacción de los familiares es semejante a la de otras personas que aparecen en el evangelio y que interpretan las buenas obras de Jesús en sentido negativo. En el siguiente versículo, los escribas presentarán los exorcismos como prueba de una contaminación diabólica y en 6, 1-6 sus paisanos reconocerán sus milagros y su sabiduría, pero se escandalizarán de ellos. Probablemente Marcos habría interpretado todos estos casos de oposición espontánea como prueba del «misterio del reino de Dios» (4, 11). En algún sentido, este extraño antagonismo debía servir para algún propósito de Dios, pues no hay nada que pueda explicarlo, según el evangelio (cf. comentario sobre 6, 1-6a). De algún modo, la desfavorable estimación de la familia de Jesús por parte de Marcos a cauda de su veredicto negativo queda reforzada por la yuxtaposición aparentemente redaccional de ese veredicto con la similar opinión de los enemigos constantes de Jesús, que son los escribas. Más aún, el gesto de la familia que quiere apoderarse con violencia de Jesús (kratesai) con la clara finalidad de impedirle actuar, anticipa el uso del mismo verbo para aludir a los esfuerzos de los enemigos de Jesús cuando lo prendan (cf. 12, 12; 14, 1.44-45). Estos rasgos muestran que Marcos es el más duro de todos los evangelios cuando pinta la relación de Jesús con su familia, y resulta interesante saber qué razón tiene para ello. En algún sentido, el retrato que Marcos ofrece de las tirantes relaciones entre Jesús y su familia debe responder a un fondo histórico. Nos hallamos ante un tipo de historia que la Iglesia no habría creado probablemente por sí misma, pues parece situar tanto a Jesús como a su familia en una luz dudosa. Por otra parte, Jn 7, 3 apoya el tema central de esta historia, diciendo que los hermanos de Jesús no creían en él. Sea como fuere, la mayor dureza del texto de Marcos necesita explicarse mejor. Una teoría de amplia aceptación apela al hecho de que la familia de Jesús era muy influyente en la Iglesia de Jerusalén antes de los años setenta ; también se ha apelado a que Santiago, el hermano de Jesús, estaba muy identificado con una postura de observancia estricta de la Torá (cf. Gal 2, 12; Hch 21, 18-25) y que Pedro se sentía muy vinculado con este partido según Gal 2, 11-14.Así pues, la familia de Jesús, y quizás incluso sus discípulos, pueden representar en Marcos la Iglesia judeocristiana de Jerusalén, observante de la Torá, contra la que lucha el evangelista, como representante de un cristianismo gentil, que no se siente obligado por el cumplimiento de la Torá . A pesar de la falta de pruebas directas para esta tesis, resulta digno de señalar que 7, 17-18 relaciona a los discípulos con la concepción de los fariseos que no entienden la actitud de Jesús hacia la Ley («¿Tampoco vosotros tenéis entendimiento?»). Sin embargo, un factor que quizás influyó aún más es probablemente el que algunos cristianos de Marcos tuvieron que romper con los miembros de sus propias familias . De modo general, la acusación de locura contra Jesús resulta semejante a la que a menudo se ha lanzado contra la salud mental de los primeros cristianos (cf. la nota sobre «está fuera de sí», en 3, 21). Esta explicación se apoya en la forma en la que, en el conjunto de la narración de Marcos, aparece enmarcada la referencia a la tensión de Jesús con su familia (tanto en nuestro pasaje como en 6, 3), situándose entre dos referencias a los discípulos que abandonan a sus familias, como aparece en 1, 18-20 y en 10, 28-31. En el último caso, Jesús alaba a los que han dejado a sus familias «por mi causa y por el evangelio», prometiéndoles que recibirán una nueva familia «con persecuciones». El matiz de la persecución familiar aparece de nuevo en 13, 12-13, donde Jesús predice que algunos de sus discípulos serán entregados traicioneramente a la muerte por sus propios parientes y serán «odiados por todos, a causa de mi nombre». (p. 317-318) FIN DE CITA Saludos cordiales Antonio Piñero Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Miércoles, 11 de Marzo 2015
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Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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