CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Hoy escribe Gonzalo del Cerro

Uso de la Escritura en los HchAnd

I. El contenido

15. El contenido básico del pasaje retórico de HchAnd 33, 1-3 es que los cristianos “somos de Dios”, es decir, del misericordioso, del mejor, del hermoso, del uno, del que permanece.

Es el convencimiento de los escritores y predicadores bíblicos. Lo que leemos en Prov 16,4 (Vgt) –uniuersa propter semetipsum operatus est Dominus- (“todo lo hizo el Señor para sí mismo”), forma parte de las ideas fundamentales de la historia bíblica. Jesús lo proclamaba en la última plegaria de la Cena: ”Son tuyos” (Jn 17,6.9). “En él vivimos, nos movemos y existimos” proclamaba Pablo en el Areópago citando a los clásicos (Hch 17,28). A los corintios escribía: “Todo es vuestro, vosotros de Cristo, Cristo de Dios” (1 Cor 3,23). Y a los romanos: “El que vive, vive para Dios” (Rom 5,10-11). Cf Gál 2,19: Pablo, muerto a la Ley, vive para Dios.

16. En el mismo alegato del principio del códice Va gr. 808, Andrés se despide de sus discípulos con unas consideraciones que contienen ecos del discurso de Jesús en la Cena: “Ni vosotros os alejaréis de mí…, ni yo me alejaré de vosotros” (HchAnd 34,1).

A su vez decía Jesús: “No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros… En aquel día conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí y yo en vosotros” (Jn 14,18-20). En estas palabras vemos también la misma idea de la promesa de Jesús en Mt 28,20: “Yo estoy con vosotros todos los días hasta la consumación del mundo”.

17. La solemne afirmación de Andrés de que no será apartado de sus discípulo va seguida de una expresa motivación “gracias a su (de aquél, Cristo) mediación” (mesitéian). También en las relaciones de Andrés con sus discípulos actuará Cristo como mediador, como lo es en las relaciones de los cristianos con el Padre.

La idea de que Cristo es mediador (mesítēs) la encontramos en 1 Tim 2,5: “Uno es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús”. Lo afirma solemnemente el autor de la epístola a los hebreos con tintes de particular trascendencia. En efecto, Cristo es “el mediador de la nueva alianza” (Heb 8,6; 9,15; 12,24), siempre con el término que repite el Apócrifo (mesítēs).

18. Según el texto de HchAnd 34,2, los fieles “se sentían confirmados en la esperanza del Señor”.

Que Cristo es nuestra esperanza lo leemos en Col 1,27 y en 1 Tim 1,1. Que Cristo nos da la esperanza, en 2 Tes 2,16 y que efectivamente esperamos en Cristo en 1 Cor 15,19, o en Dios según 2 Cor 1,10; 1 Tim 4,10; 1 Pe 3,5; etc.

19. En un largo parlamento de carácter retórico, se dirige Andrés al hombre en general para decirle: Has reconocido en ti mismo que eres inmaterial, “congénere del no engendrado” (HchAnd 38,2).

Es la misma doctrina expresada en la 1 Pe 1,4, donde se recuerda que Dios nos ha dado las promesas a fin de que “seamos partícipes de su misma naturaleza”. La afirmación resulta realmente atrevida, pues eleva al hombre a un plano de trascendencia, propia de Dios.

20. Cuando Andrés describe la dignidad del hombre nuevo, "congénere del no engendrado", le dedica apelativos de peso, que confirma con referencias a su carácter celestial, que trasciende al mundo y está por encima de los principados y las potestades (arkhás y i[exousías ]: iHchAnd 38,2 ).

Es lo que el texto de la carta a los colosenses (1,16) dice de Cristo. Pues entre las cosas que han sido creadas en Cristo enumera “los principados y las potestades”, que Dios Padre reducirá a la nada en la consumación del mundo según 1 Cor 15,24.

21. Andrés continúa exhortando al hombre para que adopte ciertas actitudes exigidas por su nueva vocación. Entre otras, la de desear contemplar al que se le ha aparecido, el que no ha sido creado (ou genómenon) según HchAnd 38,3.

En el NT son numerosos los pasajes en los que se habla de la preexistencia de Cristo antes de su nacimiento en su humanidad. Entre otros lugares, podemos mencionar la afirmación de Jn 1,1, donde se dice que “el Verbo que se hizo carne existía ya desde el principio". Jesús es enviado por el Padre (Jn 3,16s: 5,24; 8,29.42; 12,46; 16,27.30). Jesús asegura que existía ya “antes de que Abrahán naciera” (Jn 8,58). Y en la Cena se refiere a la gloria que tenía junto al Padre “antes de que el mundo existiera” (Jn 17,5).

Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro




Jueves, 4 de Marzo 2010


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





Tendencias de las Religiones


RSS ATOM RSS comment PODCAST Mobile