CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Hoy escribe Gonzalo del Cerro

Uso de la Ecritura en los HchAnd

I. El contenido

22. En una larga y prolija alocución parenética dirigida a Maximila, Andrés le recomienda la castidad con un imperativo conciso meînon hagnē (permanece casta: HchAnd 39,2).

Es el consejo que encontramos en diferentes pasajes del Corpus paulino. Se lo recomienda a Timoteo el autor de la 1 Tim 5,22: “Consérvate casto” (seautón hagnòn tērei). Es también la recomendación que debe dedicar Tito a las doncellas según Tit 2,5, procurando que se conserven “prudentes, castas, hacendosas”. Pablo exhorta a los corintios (2 Cor 11,2) para que se presenten a Cristo como “una casta virgen”. El autor de la 1 Pe 3,2 recomienda a las mujeres que lleven una “vida casta” para llevar a sus maridos hasta Cristo. Por su parte, Juan recomienda a todos los cristianos que vivan castamente a imitación de Cristo porque “él es casto”.

23. En el contexto de la misma exhortación, aconseja a Maximila que ame a Jesús: “Te lo ruego, ama (phílēson) a Jesús” (HchAnd 41,1).

Con el mismo verbo y similar sentido reta Pablo a los corintios: “Si alguien no ama (philéi) al Señor, que sea anatema” (1 Cor 16,22). En el discurso de la Cena, se percibe un sentido de cariño especial, expresado por Jesús cuando define a sus discípulos no como siervos sino como amigos (phílous: Jn 15,15). Pero ya se había explayado Jesús en un ambiente de intimidad y confianza reclamando precisamente el amor de los suyos: “Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará y vendremos a él y haremos en él nuestra morada” (Jn 14,23

24. Añade Andrés matices variados a sus recomendaciones. Intima a su devota que “no se deje vencer por el maligno” (HchAnd 41,1) empleando el calificativo mediante el comparativo de kakós (malo).

Esta recomendación es la misma que Pablo hace a los romanos cuando les escribe: “No os dejéis vencer por el mal, sino venced al mal con el bien” (Rom 12,21). El neutro de kakós lleva a pensar más en el mal como objeto que como persona, pero el malo es por excelencia el diablo. De ahí las vacilaciones de los intérpretes en la versión de la última petición de la oración del Padrenuestro: “Líbranos del mal” (o del malo).

25. En HchAnd 41,1 Andrés pide ayuda a Maximila para que llegue a ser perfecto (téleios génōmai). El Apóstol aspira en el pasaje a llegar a aquella perfección que Jesús recomendaba a sus discípulos en el contexto del Sermón de la Montaña (Mt 5,48). “Sed perfectos (téleioi) como vuestro Padre celestial es perfecto”.

Se trataba en labios de Jesús en una actitud programática, la misma que el autor de la carta a los efesios proponía a sus cristianos como meta, la de “llegar a ser un varón perfecto” (ándra téleion: Ef 4,13) en consonancia con la plenitud de Cristo. Es también la obsesión reflejada en la carta a los colosenses, para la que la predicación persigue como objetivo presentar a todo hombre como perfecto en Cristo (téleion en Christô: Col 1,28). Una perfección que parece explicitada al final de la carta cuando se habla del cumplimiento de todo lo que Dios quiere (Col 4,12). El tema está presente también en la carta de Santiago, que habla de la importancia de la paciencia como medio para llegar al estado de “perfectos y cabales” (Sant 1,4). Y un aspecto de esa perfección es el detalle del hombre que no peca con la palabra, lo que equivale a ser “varón perfecto” (Sant 3,2).

26. En la alocución de Andrés cuando ya se encontraba en la cárcel, recuerda que ha venido a aquellas tierras para recordar a los hombres que están viviendo en una situación pasajera y que deben buscar las cosas duraderas (HchAnd 47,1).

La oposición entre lo eterno y trascendente y lo efímero o pasajero es una doctrina ampliamente predicada por los apóstoles de Jesús. Pablo, por ejemplo, advierte que se debe poner mayor atención a lo que no se ve, porque lo que “se ve es efímero" (2 Cor 4,18), Y el autor de la carta a los hebreos recuerda las ventajas pasajeras del pecado (Heb 11,25). Pero ya Pablo avisaba a los romanos que no hay proporción entre las pesadumbres de esta vida con la gloria de la vida futura.

Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro


Jueves, 11 de Marzo 2010


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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