CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Pregunta: ¿Cuándo puede decirse que triunfa plenamente el paulinismo?
Respuesta:

A lo largo de los siglos IV y V. El Concilio de Nicea (325) y el de Calcedonia (451) ya establecen rígidamente el dogma de Jesús como ser divino, engendrado no creado y de la misma naturaleza que el Padre, siguiendo las normas paulinas. Aunque hoy haya unas 500 confesiones cristianas, no son tan distintas entre sí como lo eran los cristianismos del siglo II; son todas variedades del cristianismo paulino. Por eso se puede decir que el cristianismo tal y como lo vivimos hoy tiene como base, sí, por supuesto a Jesús de Nazaret -porque si no hubiera existido no habría dado lugar a nada- pero interpretado en su figura, misión y muerte por San Pablo. Hay mucha diversidad de cristianismos, pero todos proceden del tronco común paulino. En los primeros siglos era diferente.

Hay que decir, sin embargo, también que el cristianismo tiene otros progenitores, no sólo Pablo de Tarso, a juzgar por los 27 escritos finalmente canonizados y sacralizados por la Iglesia primitiva. Ésta no quiso reconocer a Pablo como único antecedente, sino que incluyó otras líneas de pensamiento que había entre los cristianos y que, debidamente filtradas, no se oponían frontalmente a la paulina sino que la enriquecían –se pensaba-. Así, por ejemplo, la de San Mateo, bastante judía, o la del Cuarto Evangelio, que presenta en realidad un Jesús totalmente extraño al de los Evangelios sinópticos. Además, a las siete cartas de Pablo añadió las de Pedro, Juan, Santiago, Judas… Pero el cristianismo de hoy ha nacido de esas mezclas. El resultado es un cristianismo complejo, pero de neto cuño paulino.

Entre lo que la investigación histórica piensa hoy que fue Jesús de Nazaret y el Cristo de la fe que predica Pablo hay una gran diferencia; tanta como entre un Jesús humano y uno divino, entre un mesías judío y un salvador universal, entre un hombre desesperado en la cruz ("Dios mío, ¿por qué me has abandonado") y un resucitado triunfante. La Iglesia lleva 20 siglos transmitiéndonos en la catequesis, las homilías y los libros al Cristo de la fe, no al Jesús de la historia. Pero lentamente, a través de publicaciones como las que intento hacer, y las de otros muchos más importantes que yo, va calando la imagen del Jesús de la historia. Creo que la teología del siglo XXI debería plantearse cómo soluciona las diferencias entre uno y otro. Creo que ya está empezando a hacerlo; yo lo observo desde fuera, como filólogo, como hombre de la Universidad y científico más bien escéptico y racionalista. Reconozco que es un gran problema no resuelto ni mucho menos.

Pregunta: ¿No es mucha casualidad que los cuatro Evangelios canónicos se escribieran bajo la égida de Pablo?

Respuesta:

El Nuevo Testamento tal como está impreso despista mucho al lector porque, primero sitúa los Evangelios en las primera páginas y luego las cartas de Pablo. La gente piensa entonces espontáneamente que ése es el orden cronológico, pero es justamente el contrario: primero escribió Pablo, que probablemente murió en el año 60 ó 62, en la época de Nerón, y luego, a partir del año 71 y hasta más allá del 100, se redactaron los Evangelios.

En mi opinión, los cuatro evangelistas, aunque muy distintos entre sí, están poderosamente influenciados por la gran síntesis paulina sobre cómo hay que interpretar a Jesús. Todos siguen la interpretación paulina de la muerte de Jesús como sacrificio vicario por toda la humanidad del Hijo de Dios conforme al plan divino de salvación desde toda la eternidad. Mateo, a la vez, propugna además que es necesario no sólo creer en esto, sin además guardar la ley de Moisés para salvarse, y Juan opina casi todo lo contrario. Pero en los cuatro Evangelios se vislumbra el mismo esquema teológico fundamental.

Pregunta: ¿Y los Evangelios Apócrifos? Respuesta:

No se puede hablar de los Evangelios Apócrifos grosso modo, como un sistema teológico porque tales escritos se componen en un espacio de tiempo muy amplio: desde el 130 hasta el siglo IX o X. Además muchos de ellos se han perdido o de algunos sólo quedan fragmentos. Yo he calculado que pudo haber unos 60, 70 o más evangelios apócrifos. La mayoría de estos apócrifos también son paulinos, pero hay seis u ocho muy judeocristianos, de la rama de Santiago, para quienes Pablo es el hombre más canalla y mentiroso del mundo.

Uno de estos textos judeocristianos es más una novela que un evangelio apócrifo -lo que llamamos la colección de las Homilías Pseudoclementinas y los “Reconocimientos”, que no es un evangelio pero habla de predicaciones de Pedro muy antiguas, y se compone de mil páginas juntando la versión griega y latina.

Y finalmente hay otros evangelios apócrifos gnósticos que difunden una teología totalmente diferente a al paulina, contraria diría, muy espiritual, muy platonizante, donde el esquema salvacional paulino, la salvación por la fe en el sacrificio de la cruz no tiene valor alguno. Sólo se salva el que recibe una revelación especial del Revelador Jesús y ésta consiste fundamentalmente en saberse, en la prte superior del ser humano, el espíritu consustancial con la divinidad y actuar de acuerdo con ello.

Seguiremos.



Sábado, 8 de Noviembre 2008


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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