Notas
Escribe Antonio Piñero
Pregunta: ¿Cuál es la diferencia del concepto del sacrificio expiatorio de Jesús por \"los muchos\" y el del tratado talmúdico Shabbat 33b.13 sobre la muerte expiatoria de los tzadikim por su generación? ¿Cuál es la diferencia del argumento de este tratado con el paulino sobre la muerte de Jesús? Parece estar en el judaísmo. Me corrige si estoy incorrecto. Aquí una traducción del tratado: http://come-and-hear.com/shabbath/shabbath_33.html#33b_12 RESPUESTA: Usted se refiere sin duda a las siguientes palabras (perdón, pero no tengo la versión española: When there are righteous men in the generation, the righteous are seized [by death] for the [sins of the] generation; when there are no righteous in a generation, school-children are seized for the generation. Nota: This is not to be confused with the doctrine of vicarious atonement, which is rejected by Judaism. Mi respuesta está dada muy claramente en mi obra “Guía para entender a Pablo. Una interpretación del pensamiento paulino”, Trotta, Madrid, 2015, que le ruego consulte si le es posible. Pero le hago una síntesis: la muerte estrictamente vicaria no existe en el judaísmo, es decir, que muera uno en sustitución de otro. Pero se puede admitir que Se suele aducir como ejemplo, típico y único, 2 Macabeos 6,28; 7,9.37-38. Pero es erróneo: el texto no dice que el anciano Eleazar y los siete hermanos, que mueren atrozmente durante la persecución antijudía de Antíoco IV Epífanes (168 a.C.), lo hicieran en vez de otros o para que otros judíos no murieran, sino “en pro de las leyes patrias”, “en defensa de las leyes patrias” (griego: hyper tôn nómon, o perì tôn patríon nómon). Lo que Pablo dice es lo que se denomina técnicamente “una muerte vicaria”, es decir, un inocente muere por un culpable de modo que este siga con vida. Pero esta noción de “dar la vida por” no es una invención de Pablo, puesto que es absolutamente normal en el mundo grecorromano. El texto de 4 Macabeos que habla de la muerte heroica de los mártires por no transgredir la ley divina, era susceptible de ser entendido de diversas maneras por un judío de la diáspora: El tirano (Antíoco IV Epífanes) fue castigado y nuestra patria purificada. (Los mártires) sirvieron de rescate por los pecados de nuestro pueblo. Por la sangre de aquellos justos y por su muerte propiciatoria la divina providencia salvó al antes malvado Israel... (17,21-22: AAT 2III 213). ¿Hay que entender que la muerte del Mesías en cruz fue simplemente un “abandonar la vida” como fidelidad al misterioso designio de Dios, o hay que comprenderla como un “sacrificio” a Dios gracias al cual una divinidad, airada con el pecado de la humanidad, cesa en su ira y se reconcilia con ella? Y como consecuencia, ¿es esta muerte vicaria, “por nosotros”, de modo que no tengamos que morir los seres humanos, según Pablo? Es posible quizás que el pensamiento común de los judíos de la diáspora en el siglo I era que la sangre derramada por los mártires expiaba por los pecados del pueblo, no exclusivamente por las máculas del santuario. Pablo apela sin duda a diferentes imágenes para referirse a la muerte de Cristo como expiación, rescate, alianza nueva, perdón de los pecados, morir por otros. Las imágenes del Templo para explicarlas son abundantes en Pablo. Que él entendiera este conjunto como lo hicieron sus sucesores y sobre todo la iglesia posterior, a saber, como un estricto sacrificio de su cuerpo ofrecido a Dios Padre, no queda del todo claro en el pensamiento paulino, y la razón es porque probablemente da por supuesto y conocido este extremo. Pero el número y peso de los textos que mezclan muerte del Mesías con sangre, rescate, alianza nueva y reconciliación, nos lleva a pensar que su idea acerca de esa muerte fue la de un sacrificio en el que la ira de Dios queda eliminada, por lo que este perdona los pecados de la humanidad. Además, la muerte de Cristo, según Pablo, fue “sustitutoria” o “vicaria” para que no fuera condenada a muerte eterna toda la humanidad. En el mundo grecorromano, de donde está tomada la expresión de muerte vicaria, las metáforas de expiación y rescate están ligadas a la concepción sacrificial. Pablo sintió que no hacía falta explicar más, aunque su concepto de expiación fuera más complejo que el del Levítico. El Apóstol está forjando entre metáforas un nuevo sentido a la muerte del Mesías, hecho que para muchos de sus compatriotas judíos era inexplicable (páginas 121. 122.126). Pregunta: La versión tradicional que del famoso incendio de Roma, acaecido en tiempos de Nerón, tenemos, afirma que los cristianos fueron acusados injustamente del origen del mismo y se terminó afirmando que el verdadero culpable fue el emperador. Sin embargo, reparando en el contexto de la época, se está preparando el levantamiento judío del 66, y teniendo en cuenta el radicalismo de los primeros cristianos, que parece desprenderse de la expulsión de los mercaderes del Templo y otra reacciones de Jesús señaladas en los evangelios, ¿no es posible que unos judíos-cristianos decidiesen atentar en el mismísimo corazón del Imperio contra lo que su capital representaba? ¿No cabe la posibilidad de que realmente fuesen los responsables del incendio? Gracias. RESPUESTA: Teóricamente cabría pensarlo. Pero me parece poco plausible, porque está usted pensando con criterios modernos. No existía el terrorismo en esos momentos. Segundo: los judeocristianos y otros gentiles conversos de Roma en el 66 aceptaban ya una buena parte del paulinismo. Vea Romanos 13,1-7. Por tano es sumamente inverosímil su hipótesis. Tercero: existe la tesis de que el Evangelio de Marcos se compuso en Roma poir Marcos precisamente para que los romanos distinguieran bien entre judeocristianos pacíficos y los insurgentes judíos del 66-70. Es otro indicio de que esos cristianos tenían poco interés en significarse políticamente. Esperaban la parusía de Jesús y nada más. Pregunta: Buenas tardes, quería consultarle si alguna obra contiene la traducción completa al español del apocalipsis siríaco de Baruc. Muchas gracias. RESPUESTA: Sí. En mi edición de los “Apócrifos del Antiguo Testamento” (iniciada con Díez Macho, y que falta aún por concluir el vol. VII con índices de los siete volúmenes), de Ediciones Cristiandad, Madrid 2009, pp. 165-230, traducida y anotada por los Profs. Drs. F. del Río y J.J. Alarcón (Univ. de Barcelona y Complutense). Muy buena traducción del siríaco por los dos, y destaco a F. del Río porque es uno de los grandes especialistas a nivel internacional. La edición tiene una buena introducción y notas. Vea por favor el catálogo de Ediciones Cristiandad para los otros volúmenes. Saludos cordiales de Antonio Piñero Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Viernes, 13 de Noviembre 2015
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Editado por
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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