NotasHoy escribe Antonio Piñero/ Paolo Sacchi Comenta P. Sacchi en su Historia de Israel en tiempos del Segundo Templo(p. 425): »Este sacerdote del futuro –del que habábamos en la nota anterior- no tiene nada en común con el sacerdocio histórico de Israel, ni siquiera con el más auténtico. Será un sacerdocio nuevo, de naturaleza excepcional. Se lee en el TestLev 18,1-12: Cuando el Señor se haya vengado de ellos…, entonces hará surgir un sacerdote nuevo a quien se revelarán todas las palabras del Señor (estará por tanto en capacidad de enseñar la halakah verdadera). Juzgará rectamente en la tierra durante muchos días. Brillará como el sol en la tierra y hará desaparecer toda tiniebla bajo el cielo; habrá paz en toda la tierra. En sus días los cielos exultarán, y las nubes se alegrarán… Se pronunciará sobre él la gloria del Altísimo, y el espíritu de inteligencia y de santidad reposará sobre él… Transmitirá la grandeza del Señor a sus hijos, en verdad y para siempre, y no tendrá otro sucesor de generación en generación y para siempre… Durante su sacerdocio desaparecerá el pecado… y dará de comer del árbol de la vida a los santos… Atará a Beliar"… Como se ve estamos claramente en un mundo mesiánico. En conjunto se tiene la impresión de que el autor de los Testamentos de los Doce Patriarcas esperaba un mundo distinto que debía ser instituido por el mesías de Leví y por el mesías de Judá. Es interesante que, aunque haya desaparecido el nombre de David al ser sustituido por la denominación más amplia de Judá, el autor espera sin embargo la restauración del reino de Israel sobre la base de las profecías del antiguo mesianismo davídico (es decir, la promesa de Dios a David a través del profeta Natán de que jamás faltará sobre su trono un descendiente = 2 Samuel 7,9-14. Aparentemente aquí poco tiene que ver el mesías guerrero…, pero no es así; su presencia y su obra son necesarias: se lee en el Testamento de Judá 22,2-3: Mi reino acabará por obra de extranjeros (o bien: entre gentes extranjeras), hasta que venga la salvación de Israel, hasta la parusía del Dios de justicia, para que Jacob y todos los pueblos vivan en paz. Él (el descendiente de Judá) custodiará la fortaleza de mi reino por siempre, porque con juramento me ha jurado el Señor no quitar el reino a mi descendencia por siempre. Particular atención merece el siguiente pasaje del Testamento de Simeón 7,1-2: Obedeced a Leví y a Judá y no os levantéis contra estas dos tribus, porque de ellas surgirá la salvación de Dios. Porque el Señor suscitará de Leví como un sumo sacerdote, y de Judá como un rey [Dios y hombre]; éste salvará a todas las gentes y al pueblo de Israel. Este pasaje puede considerarse un ejemplo típico de los problemas de crítica textual que rodean a los apócrifos del Antiguo Testamento, que son textos judíos, y de algunos de siglos antes del nacimiento del cristianismo, pero que han sido trasmitidos por ambientes cristianos. ¿Hasta qué punto el escriba cristiano puede haber adaptado el texto a su propia fe? Es decir, al copiarlo, ¿no ha podido añadir algo -que no estaba en el texto que debía copiar- para que el pasaje en cuestión fuera como una profecía judía de lo que luego iba a ocurrir con la venida de Cristo y el cristianismo? Probablemente algo haya de esto, pero quizá no mucho. Seguiremos en este punto. Saludos cordiales de Antonio Piñero. www.antoniopinero.com …………….………………… Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema: “La muerte violenta del salvador divino” Manera de entrar, si a alguien le interesare: pinchar en el enlace que se halla en la página presente, abajo en la derecha. …….................................... Magíster de "Ciencias de las Religiones" Universidad PABLO DE OLAVIDE , Sevilla Véase postal de 26-06-2009 Enlace de Internet para obtener más información: http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp Saludos de nuevo.
Miércoles, 12 de Agosto 2009
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Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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