CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Hoy escribe Antonio Piñero


El hilo conductor del que hablamos en la nota anterior podría ser el siguiente: Pablo, aunque no lo diga expresamente, está respondiendo una y otra vez a los problemas que plantea uno de los grupos mencionados al principio de su carta “los de Cristo” (1,12), en su opinión el más significativo –y peligroso— de todos. Ese grupo está formado –lo veremos- por un grupito de cristianos, probablemente de procedencia pagana, que se creen superiores porque han recibido “de Cristo” (por eso son de su “partido”) una revelación especial y superior a la de los demás.

Pablo no acepta eso y el núcleo de su respuesta es: esos “espirituales” no son de verdad tales porque no saben en verdad la importancia absolutamente fundamental de la cruz o sacrificio de Cristo y su consideración como sabiduría divina destinada a la salvación. Este núcleo se repite con variaciones y digresiones a temas relacionados según la cuestión concreta que esté tratando.

Por ello téngase en cuenta que la respuesta paulina a las ideas de la facción dominante en el cristianismo de Corinto no se limita a los capítulos 1-4, sino que se desarrolla y se extiende por toda la (doble) carta, aunque Pablo no hable explícitamente de “partidos” a partir del capítulo 5.

Además de las variadas cuestiones suscitadas por este hilo conductor, que conviene no perder nunca de vista, la carta trata también otros temas de interés para la comunidad en general, aparentemente no relacionados con la cuestión de los “partidos”, pero que si se observan bien tienen relación con él. Además, Pablo añade alguna que otra aparente digresión, o mejor amplificaciones a algunos temas según se le va ocurriendo:

• 2,6-16: Sobre la sabiduría de Dios de la que pueden participar los humanos.

• 6,12-20: El cuerpo del ser humano es miembro del cuerpo de Cristo.

• 9,1-27: La vida y comportamiento de Pablo como ejemplo a seguir por los corintios. Defensa de su apostolado.

• 13,1-13: Alabanza del amor, el mejor entre los carismas.

Por estas acumulación de temas y amplificaciones la carta da una cierta impresión de desorden. Por ello la explicación se centrará en los temas, en buscar el hilo conductor del pensamiento general de la carta y no intentaremos una aclaración versículo por versículo o pequeñas secciones.
Y antes de abordar el contenido de la (doble) carta desde el punto de vista del hilo conductor común, veamos los prenotandos:

A. 1,1-3: El prescripto nombra como remitentes a Pablo y a Sóstenes. Este personaje puede ser el que aparece en Hch 18,17: un antiguo jefe de la sinagoga de Corinto, apaleado por sus correligionarios al fracasar el juicio contra Pablo, que luego se hace cristiano y acompaña al Apóstol en sus tareas.

1,2: La carta aparece dirigida en primer lugar a los cristianos de Corinto. Pero el mismo Pablo probablemente –no una mano posterior— amplía el radio de acción de su misiva a otras iglesias (“a cuantos en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo”), pues está convencido de que las normas y doctrinas que expone tienen validez para la iglesia universal.

B. 1,4-9: La acción de gracias por los dones espirituales concedidos por Dios a los corintios es la usual, como aparece en otras cartas. Son de señalar, sin embargo, dos ideas centrales:

• Los cristianos de Pablo son ricos en sabiduría por la predicación del Evangelio (v. 5), y no carecen de ningún don de Dios (“carisma”: v. 7).

Estas frases, en apariencia simples, contienen ya el núcleo de la polémica –lo veremos— contra unos “adversarios” (cristianos de Corinto) que se creen los más ricos en sabiduría (gnosis = “conocimiento”) de todos.

• Pablo manifiesta de nuevo su creencia en un fin inmediato del mundo (al igual que en 1 Tes 4). El Apóstol espera la pronta “revelación” de Jesús; denomina al fin del mundo el “día del Señor”, como los antiguos profetas del Antiguo Testamento; en ese día habrá un juicio de Dios; para ser declarado justo en él hay que ser “irreprensible”. El resultado de la sentencia divina –positiva, naturalmente— será la “unión” con Jesucristo. Véase también 7,29: “El tiempo es corto”.

Seguiremos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero
b[www.antoniopinero.com]

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PS. Como modesto "regalo" y felicitación de Navidad y de Año nuevo, les transcribo el delicioso relato del "Protoevangelio de Santiago" 17,3-18,3 que describe el nacimiento de Jesús. Me parece un texto portentoso:

3 Cuando llegaron a la mitad del camino, María dijo a José: “Bájame de la burra porque lo que hay dentro de mí se da prisa por salir”. La bajó de la burra y le dijo: “¿A dónde te llevaré para proteger tu pudor?, porque este lugar es desierto.

18 1 Encontró allí una cueva y la introdujo en ella. Dejó junto a María a sus hijos, y él salió a buscar una comadrona hebrea por la región de Belén. 2 Yo, José, me puse a caminar, pero no podía. Levanté mis ojos al cielo y noté que el aire estaba estupefacto. Levanté la mirada hacia la bóveda del cielo y vi que estaba detenida y que los pájaros del cielo estaban quietos. Cuando volví la vista a la tierra, descubrí una artesa preparada y unos trabajadores recostados que metían sus manos en la artesa. Los que mascaban, en realidad no mascaban; los que cogían, no sacaban nada; los que se llevaban la comida a la boca, no se la llevaban, sino que los rostros de todos estaban mirando a lo alto. Había también unas ovejas que eran arreadas, pero [no avanzaban nada] sino que estaban paradas. El pastor levantó su mano para golpearlas [con el cayado], pero su mano se quedó en el aire. Volví la vista hacia la corriente del río y vi que los cabritos arrimaban sus bocas, pero no podían beber. En suma, todas las cosas momentáneamente cesaban de moverse.

(Traducción de Gonzalo del Cerro en "Todos los evangelios").

Viernes, 24 de Diciembre 2010


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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