CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero


Hoy escribe Antonio Piñero

Estamos ya en la recta final de nuestra explicación de las ideas elementales de la gnosis judía y cristiana.



13. El Demiurgo intenta hacer que ese espíritu, “chispa” o “centella” divina -que tiene el ser humano- no les toque en herencia a todos los seres humanos futuros, o bien que se vaya difuminando entre muchos poseedores (una idea del espíritu muy materialista, divisible, pero que era común en la Antigüedad) y quede definitivamente encerrado en la materia y, en consecuencia, que no aspire a volver al cielo junto al Padre trascendente. Para lograr este propósito, el Demiurgo crea a Eva (sigue la exégesis gnóstica del Génesis) y con ella el deseo sexual y la procreación.

La humanidad se irá multiplicando, se irán creando con el tiempo más hombres que tienen esa “centella”, o espíritu”, cada vez más disminuida, más pequeña, prisionera de la materia, dentro del cuerpo. La mayoría de los humanos se irá olvidando, adormecidos por la materia que los rodea, de que portan en sí esa “chispa divina”, el “espíritu”. La ignorancia de que su espíritu es igual al de Dios, de la unidad sustancial del espíritu humano con lo divino, hace que el hombre completo quede preso de lo inferior, de lo material.

14. Pero la humanidad no es toda exactamente igual; no todos reciben o han recibido esa “chispa” que normalmente se queda aprisionada en la materia como difuminada en ella: entre los hombres que se van creando por generación carnal se producen tres clases, o tres “razas”, que corresponden a las tres sustancias que explicamos en 10.

A. Hay una clase de hombres puramente material, los llamados “hílicos” (hýle, en griego significa “materia”), que no recibe ninguna insuflación del Demiurgo, y por ello ninguna parte de esa chispa divina.

B. Hay una segunda clase, una segunda raza o “pueblo” (exégesis alegórica de la división de la humanidad en pueblos: Gn 10) que absorbe una insuflación a la mitad, es decir recibe del Demiurgo el hálito de su propia y única sustancia, llamada “psíquica” (del griego psyché, “alma”).

C. Y hay, finalmente, una tercera clase que recoge tanto la insuflación psíquica como la pneumática o espiritual.

En los textos gnósticos no se explica exactamente el porqué de esta división, pero se supone que se debe a las diferentes clases de hijos de Adán y Eva. Los descendientes de Set son los dotados de espíritu, porque Set fue el hijo fiel de Adán que recibió de él los secretos de la gnosis impartida a su padre, según la tradición esotérica.

Igualmente para algunos gnósticos los espirituales, como el “traidor” Judas Iscariote, pueden descender de Caín, puesto que se opuso al Demiurgo creador. El resto, psíquicos y carnales son descendientes de otros hijos de Adán –o de Eva cuando fue violentada por los demonios, según algunas tradiciones- que no recibieron la gnosis, o al menos no completa.

Seguiremos
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com



Martes, 9 de Noviembre 2010


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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