CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Escribe Antonio Piñero


Sigo estando como un motor a bajo régimen en cuanto a la sección “Preguntas y Respuestas”, porque –como creo que escribí-- tengo un exceso de trabajo y de compromisos editoriales. Hay que entregar en 2016 el cuarto volumen de los Hechos Apócrifos de los Apóstoles con Gonzalo del Cerro y todo el trabajo del Nuevo Testamento laico, universitario, histórico crítico, que será el primer volumen de la “Biblia de San Millán”. Pero, a través de mi página web me escriben algunas personas. Y si son preguntas sencillas, las he respondido. Así que tengo algunas cuestiones acumuladas y las iré sacando poco a poco.



Pregunta:


Mientras sigo leyendo, casi estudiando, su último libro "Guía para entender a Pablo de Tarso", que adquirí y usted mismo me firmó en la presente edición de la Feria del libro de Madrid, decidí llevarme para unos breves días de vacaciones la novela también escrita por usted, "El trono maldito". Y tengo que decirle que he disfrutado enormemente de su lectura, tanto como con aquella otra novela que hace muchos años me fascinó y me llevó a interesarme por el estudio de los evangelios y del cristianismo primitivo, "la sombra del galileo".


Tras la lectura de la novela me asalta una duda, y creo haber detectado un pequeño "cabo suelto" en ella.


La duda es, dado que la novela finaliza en los inicios del reinado del emperador Claudio, ¿no hubiera tenido un sentido culminar la novela con la ocupación, por fin, del "trono maldito" de Israel por parte de Herodes Agripa, reinando sobre todos los territorios de su abuelo aunque sólo fuera por unos pocos años?


El pequeño cabo suelto que creo haber observado se refiere al comienzo del capítulo 29, donde se menciona la orden que el emperador Tiberio traslada al legado sirio Lucio Vitelio para que organice una expedición de castigo contra el rey nabateo Aretas. Para el lector, y puesto que se menciona el hecho, queda en mi opinión en el aire su resolución, zanjada con la decisión de Vitelio de no llevar a cabo dicha expedición tras recibir la noticia del fallecimiento del emperador Tiberio.


Sin más, mis felicitaciones por la novela y por la guía para entender a Pablo de Tarso. Un auténtico placer disfrutar de su lectura.



RESPUESTA:


Gracias por sus palabras que son muy animantes.


La novela acaba así porque es la segunda parte de una trilogía. La tercera seguirá donde esta acaba y debe terminar con la muerte Pablo y de Pedro probablemente en el año 64, durante la breve persecución de cristianos por parte de Nerón. Pero no sé cuándo podré tener tiempo psicológico y físico para escribirla.


Y lo de Lucio Vitelio es así. Ahí quedó un cabo suelto no solo en la novela, sino también en la historia. Vitelio no intervino (al final solo para frenar a Aretas cuando ya le había dado la conveniente paliza a Antipas) porque estaba orgullosamente enfadado con éste. Y eso sí lo decimos en la novela.


Pregunta:


Me ha impresionado que algunos textos de la época usen la palabra “Logos” para referirse a El Señor.
Me podría usted indicar algún libro que me dé alguna idea acerca de qué entendían esos primeros cristianos por “Logos”?



RESPUESTA:


Creo que como la base del uso de Logos está en el empleo que hace el Cuarto Evangelio en su himno, al principio, lo mejor que puedo recomendarle es que adquiera un buen comentario al Evangelio de Juan, donde, si es de verdad bueno, encontrará respuesta a todas sus preguntas.


Le sugiero el comentario de Raymond E. Brown, publicado en español por la Editorial Verbo Divino (si no me equivoco, porque yo tengo la inglesa). Es sencillamente sensacional por lo completo y claro.



Pregunta:



Mi pregunta va dirigida al Antiguo Testamento, es sobre el libro de Daniel. ¿Existe algún consenso entre los académicos primero sobre sobre la autoria de dicho libro y ademas el año mas o menos preciso? Algunos han mencionado que incluso los hechos allí relatados se escribieron luego de acaecidos los hechos. ¿Que hay de histórico de todo esto? Desde ya muchas gracias



RESPUESTA:



Sí existe y es prácticamente absoluto el consenso, salvo algún fundamentalista raro, que no cuenta en ámbito científico.


El autor es desconocido, pero escribió inmediatamente después de la revolución macabea. Los hechos que narra antes y después son fácilmente descifrables y corresponden a la historia de Israel de antes de ese levantamiento y un poco después, es decir se trata de los años 165 al 160 a.C.


Entró en el canon judío porque los judíos creyeron la ficción literaria del autor y pensaron que estaba compuesto en época del rey Nabónido/Baltasar en el siglo VI a.C.


Le aconsejo que consulte un buen diccionario bíblico, como el de la Edit. Clíe, o el de Herder, que le informarán.


Si puede leer inglés (o mejor alemán), la Wikipedia inglesa y alemana suelen ser buenas en estos temas (no he consultado en concreto nada sobre Daniel, pero los artículos suelen estar bien informados y son serios, académicos).


Pregunta:


Hace pocas semanas terminé de leer su excelente libro sobre el pensamiento paulino. Por casualidad, hacía poco tiempo que había terminado de leer el libro "Teología Bizantina" de John Meyendorff, tema que, a pesar de ser yo Católico Romano, siempre me ha llamado mucho la atención.


Cuando en su libro Usted menciona el origen del tema del "Pecado Original", usted lo refiere a la polémica de S. Agustín con Pelagio. Meyendorff también lo refiere a la misma causa, pero agrega que la interpretación "errónea" de Agustín se debe a una mala traducción del texto griego de la Carta a los Romanos 5, 12 que él usaba, al latín. En cambio, los Padres Griegos contemporáneos a Agustín, que leían a San Pablo en su lengua original sin ninguna dificultad, entendieron correctamente lo que Pablo quería decir, y por consiguiente, nunca suscribieron la doctrina del Pecado Original. Luego, explica el enfoque de los Padres Griegos más o menos contemporáneos a Agustín al respecto.


A mi, esto me llama la atención por varios aspectos.


1) En la época de S. Agustín, Bizancio y Roma no se habían separado, así que durante al menos los siguientes 500 años posteriores, la Doctrina del Pecado Original no era en absoluto la "triunfante" en la Iglesia Universal. A lo más se podría decir que era triunfante en una mitad de ella.


2) Encuentro preocupante la cantidad de Teología que se habría aceptado como tal, basada en traducciones deficientes. Si Meyendorff está en lo cierto, a este caso habría que agregarle el también Paulino caso de "la Fe en Cristo" versus "la Fidelidad de Cristo", bastante de moda hoy, y que Usted explica magistralmente en su libro "Guía para comprender a Pablo de Tarso", que también he terminado de leer recientemente. Seguramente deben existir otros casos similares, especialmente en el área Paulina.


Pareciera ser que en el futuro, cuando surja un tema en la Teología del Nuevo Testamento que no cuadre muy bien con la lógica, va a ser muy recomendable echar una mirada que se decía en Bizancio sobre ese tema antes del año mil. ¿Qué le parece a Usted?



RESPUESTA:



Estoy de acuerdo con Usted en los dos puntos señalados. Pero añadiría: ciertamente la traducción es errónea, pero Agustín y los Padres latinos se fijaron también en el resto del capítulo, que expresa claramente que de un modo misterioso, la mala inclinación del ser humano, que existe desde la creación, pro está adormilada, se potencia extraordinariamente tras el pecado de Adán.



Y en segundo lugar: el problema de la mala intelección de Pablo comienza probablemente con los primeros discípulos que se deciden a escribir en su nombre. Quizás Colosenses empieza a entender mal a Pablo, pero Efesios –con buena voluntad, seguro-- ya se aparte en verdad de lo que es el genuino pensamiento paulino. Por ello escribo en la Guía para entender a Pablo que la fundación del cristianismo no empieza con Jesús y ni siquiera con Pablo, sino con sus sucesores. Y probablemente en primer lugar entendiendo el concepto de “iglesia” en un sentido que jamás habría pensado el propio Pablo.



Pregunta:



En el capítulo 9 del evangelio de Juan los discípulos preguntan a Jesús si el ciego de nacimiento pecó antes de nacer o fueron sus padres. Jesús responde que ni él ni sus padres, pero en ningún momento niega la posibilidad de que hubiese pecado antes de nacer.


En el judaísmo del siglo I existía la creencia en la reencarnación o algo parecido? Lo digo por la pregunta de los discípulos y la respuesta del maestro, que eran judíos puros del siglo I.
Cuál es su opinión?




RESPUESTA:



No existe en el judaísmo ninguna idea de la reencarnación en absoluto. Es más hasta el siglo III a.C. la creencia general era que la vida se acababa aquí, en la tierra, y no había otra, pues el ser humano nada tenía, ni su aliento vital o alma, que fura inmortal (Lea el Eclesiastés como prueba).


Pero lo que sí había en el judaísmo del siglo I, donde la creencia en la inmortalidad del ser humano, primero del alma y luego del cuerpo era general (menos en los saduceos), era que del espíritu de una entidad humana especial (pocos, como Elías o Moisés o Henoc) Dios podía tomar una parte y otorgárselo a otra persona de modo que podría decirse –como de hecho se dijo—que Juan Bautista o Jesús eran como Elías venido de nuevo a la tierra… Pero no se refiere a una rencarnación, sino a un traslado y don de una parte del espíritu.


Lea, si le es posible, el libro “Reencarnación”, de Editorial Abada, Madrid 2012, editado por Bernabé, Santamaría y Kahle, donde se toca el tema en todas las religiones importantes.


Como ya me han plantado la misma cuestión, vea en el Blog el Índice de “Preguntas y Respuestas / Compartir”, que publicó la Drª Carmen Padilla.



Pregunta:



Si no me equivoco, sé que usted no es teólogo, ni sacerdote, pero en mi humilde pretensión, me gustaria saber si tiene usted opinion del articulo escrito por el sacerdote y escritor Pablo D´Ors, tan heterodoxo y polémico.. El articlulo al que hago referencia es el siguiente: http://www.vidanueva.es/2015/06/26/habra-en-la-iglesia-alguien-que-se-atreva-pablo-dors-sacerdote-y-escritor/



RESPUESTA:


He leído el artículo de Pablo D'Ors. Mi opinión es que ese ensayo, que parece revolucionario, no es más que la popularización de las ideas de otros teólogos sistemáticos cristianos, católicos algunos, que están intentando en la Iglesia desmitologizar el edificio de la dogmática, que depende de la cosmovisión del siglo I, y que es tremendamente mítico y poco apto para ser entendido en el siglo XXI.



Opino que este es el camino si se quiere salvar algo de la religión cristiana, que tiene cosas buenísimas y que es la madre del humanismo moderno. El germen de todas estas ideas puede Usted verlo en el magnífico libro de Roger HAIGHT, "Jesús, símbolo de Dios", que publicó la Edit. Trotta hace pocos años. Entre en la página web de esta editorial, compre una versión electrónica barata, y lea si le es posible este libro. Le señalará vías nuevas por las que camina D’Ors


Sí. Este es el camino.


Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com

Martes, 25 de Agosto 2015


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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