CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Escribe Antonio Piñero


Pregunta:


¿ Que evolución cree que va a tener la iglesia en este mundo en el que nos encontramos actualmente, teniendo en cuenta que la población más envejecida es fiel seguidora y practicante de la religión y la ciudadanía más joven a penas practica y es creyente?


¿Cree que la iglesia sabrá adaptarse a ésta inevitable situación o llegará a su fin.


RESPUESTA:


Para responder a esta pregunta tan compleja voy a diseñar en primer lugar los movimientos internos de la Iglesia hoy que creo percibir en ella como observador exterior y que pueden conducir a una respuesta. Estoy casi seguro de que en algún sitio he escrito ya estas consideraciones. Pero creo que no está mal refrescarlas:javascript:void(0)


La iglesia católica, al menos, pasa:

1. De ser una “catedral ideológica” compacta y sólida con dogmas creídos al pie de la letra a interpretar estos dogmas los meros símbolos: hacia un neocristianismo sin dogmas. En mi opinión el cristianismo camina a buen paso hacia una relativización de sus dogmas, de modo que muchísimos cristianos de hoy día o bien no creen realmente en ellos o bien los flexibilizan o relativizan de tal modo que los hacen presuntamente asumibles por todos ya que se convierten en meros símbolos.

2. De mantener la idea de “Fuera de la Iglesia no hay salvación” (Extra Ecclesiam nulla salus) al ecumenismo.

Es decir, el paso de afirmar y sostener a ultranza que la religión católica es la única verdadera y que quien no la profesa de una u otra manera no puede salvarse a otra idea de mayor amplitud: la tendencia es a admitir que la situación del pluralismo religioso es positivo, no rechazable, sino más bien bueno porque otras religiones son también mediadoras de la salvación de Dios.


3. Cuestionamiento de la validez absoluta y rígida de la Escritura.

La revelación va también por otros caminos. La teología católica hoy distingue entre revelación global de Dios y las pruebas de cualquier aserto teológico por medio de la Escritura. Hasta el siglo XX inclusive, toda la teología en especial la católica ha defendido sus tesis sobre la base de una acumulación de pruebas que consistían en textos de la Escritura sacados de su contexto y mostrados uno detrás de otro. Hoy día esta argumentación no es válida. Un texto aislado de la Escritura no supone prueba alguna. Se apela más al sentir global de la comunidad, a la fe global del grupo. Ello supone una pérdida del sentido absoluto de la sacralidad de la Escritura en cada una de sus partes.


4. La tendencia a considerar la religión como algo no público, sino como algo que pertenece sólo al ámbito de lo privado.


En el contexto del mundo de hoy la religión en general y el lenguaje de la salvación cristiana en particular se consideran por muchos algo interno. Diversos teólogos consideran que el que todos los ámbitos de la vida secular en la sociedad hayan sido liberados de la hegemonía de cualquier religión organizada puede ser tenido como una evolución positiva. Y dado el existente pluralismo de religiones, la libertad de todas ellas parece depender de que su perfil público sea bajo. Así el período moderno de la cultura occidental ha atestiguado la privatización de la religión, de su lenguaje teológico y de su autocomprensión como grupo religioso. La cuestión religiosa se ha hecho tema de significado sumamente personal ante el sufrimiento de cada uno, el pecado y la culpa personales, la desorientación y finalmente la muerte y el destino último de cada individuo.


5. Un cierto impulso a convertir la religión o, mejor dicho, la ética religiosa, en un humanismo.

Se percibe en la sociedad cristiana el paso de una ética heterónoma, es decir, basada solamente en los preceptos de un poder externo, léase Dios o la Iglesia, a una ética basada en la autonomía del ser humano encardinado en el mundo. La plenitud del ser humano en esta tierra dicta sus normas éticas, sin tener que recurrir a una normativa divina expresa. La ética religiosa tiende a convertirse en un humanismo, aunque de base cristiana: una serie de valores éticos, que antes eran puramente religiosos, hoy son fundamentalmente patrimonio del ser humano en cuanto tal, al menos en la civilización occidental. Estoy apuntando hacia algo parecido a postular que la evolución de la ética cristiana camina en la dirección de una práctica moral, consciente y por sí misma –no impuestas por la divinidad o la Iglesia- de los principios de “libertad, igualdad y fraternidad” que proclamó al mundo la Revolución francesa y de los principios morales contenidos en la Declaración de los derechos humanos de la ONU.


Pienso que la evolución general ideológica del cristianismo –pues éste es ante todo una ideología– fomenta una religión más laxa, personal, privada, sin dogmas, que no lleva precisamente hacia el fundamentalismo, incluso aunque en el fondo se tenga una conciencia del convencimiento de la superioridad de la civilización cristiana como humanismo sobre otras religiones, por ejemplo, sobre el islam, del que se oye a las gentes decir con frecuencia que no ha pasado aún de la Edad media. En mi opinión éste es el valor positivo de la evolución del cristianismo en el mundo de hoy.


Y ahora mi respuesta: pienso que la Iglesia se dividirá con el tiempo en dos grandes partes: una, fundamentalista, que se negará a aceptar estos movimientos o tendencias y que “se mantendrá en sus trece”. Pero poco a poco y debido al cambio de mentalidad en la interpretación del mundo y de Dios –lo que Usted dice de los jóvenes– que de modo espontáneo no aceptan ya los mitos religiosos, porque provienen de una concepción del mundo insostenible, y otra que se adaptará. En especial esta última considerará los dogmas como símbolos, intentará hacer creer a los fieles que en un principio también fue así, y la religión se hará más interna –en un aspecto–, convirtiéndose hacia el exterior en un “humanismo cristiano”, en su otra faceta. Pero sobrevivirá. Toda institución humana duradera, en especial la Iglesia, tan longeva, se transforma siempre en una “institución de poder”. La Iglesia no escapa a esta regla férrea, y buscará los medios para perpetuarse en lo posible.


Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com

Miércoles, 27 de Abril 2016


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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