CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Hoy escribe Fernando Bermejo

Los carmelitas residentes en Burgos dirigen en esta ciudad la Editorial Monte Carmelo, entre cuyas colecciones se encuentra una, muy acreditada, dedicada a grandes Diccionarios sobre personalidades y temas cristianos. Uno de ellos es el Diccionario de Jesús de Nazaret. Otro, el Diccionario de San Pablo, el Diccionario de San Agustín o el de San Juan de la Cruz, por poner solo algunos ejemplos conspicuos. No hay que olvidar el Diccionario de San Hilario de Poitiers o el de San Gregorio de Nisa.

Con tan ilustres predecesores, algún día tenía que llegar. Y ha llegado. La editorial Monte Carmelo, con la inestimable colaboración del “Instituto Histórico San Josemaría Escrivá de Balaguer” ha publicado este mismo año del Señor el Diccionario de San Josemaría Escrivá de Balaguer. Sí, amigos lectores, el libro que tantos estaban esperando ha visto por fin la luz, el que nos revela en formato cuasienciclopédico la vida y milagros de este “santo de lo ordinario”, como lo calificó otro prohombre del s. XX, Juan Pablo II (santo subito!), animador de santos y cuasisantos como Marcial Maciel y otros.

Soy consciente de que muchos lectores no dispondrán del tiempo necesario para degustar con morosidad las 1358 (mil trescientas cincuenta y ocho) páginas de que consta este opus magnum (nunca mejor dicho). A estos infelices les recomiendo vivamente, al menos, el detenerse durante unos minutos ante este Diccionario en una librería o biblioteca de buenas lecturas. Admiren su portada roja, con una fotografía de San Josemaría perfectamente peinado; admiren luego la presencia de San Josemaría en la fotografía interior a todo color. Vean luego la Presentación, el Sumario… Pero, sobre todo, recorran el índice de sus 288 voces que han elaborado 226 autores de 32 países –“Albás, Familia”, “Academia y Residencia DYA”, “Australia”, “Centros Elis y Safi”, “Devoción a San Josemaría”, “Estudios y títulos académicos de San Josemaría”, “Francia” (no se pierdan la sección “Fuentes literarias francesas”), “Jenner, Residencia Universitaria”, “Kenya”, “Los Rosales: Centro de formación y casa de retiros”, “Mortificación y penitencia”, “Mundo”, “Nigeria”, “Nombramientos y distinciones de San Josemaría” (no tiene desperdicio), “Paso de los Pirineos”, Patriotismo, Portillo y Díez de Sollano Álvaro del, Torreciudad, etc. etc.

Es imposible transmitir una idea, por vaga que sea, de la riqueza y pormenor de esta obra señera. Me limito por ejemplo a la entrada “Devoción a San Josemaría”. Aunque es, inexplicablemente, demasiado breve –solo 2 páginas –, contiene valiosísima información, como que ya en el momento de la beatificación se contaban 80.000 favores procedentes de 78 países, y que poco antes de la canonización (2002) esa cifra era ya de 120.000. O que de la estampa de San Josemaría se editan casi dos millones de ejemplares al año, en más de 80 lenguas. O que entre las muchas iglesias dedicadas a San Josemaría en los cinco continentes hay una en Tailandia (en la zona habitada por la etnia karen). O que en doce países se han dedicado emisiones especiales de sellos conmemorativos al fundador del Opus Dei. O que solo en Italia, hasta 2008, el número de localidades en que se ha dedicado a San Josemaría una calle, un parque, una capilla, una escuela, etc., supera el centenar. O que llevan su nombre un acueducto en Colombia, una cima de Los Andes en Bolivia, una mina en Argentina y un cráter y un sendero en el volcán Etna.

Aunque sabemos que Camino o Es Cristo que pasa constituyen cimas incomparables de la espiritualidad humana, uno de los tesoros impagables del Diccionario es el hecho de recoger, aquí y allá, algunas ipsissima verba Sancti Iosephi Mariae. Así, por ejemplo, “Santuarios y lugares marianos, peregrinaciones de San Josemaría a”, contiene este profundo dictum que el Santo emitió al contemplar el retablo, aún sin terminar, de Torreciudad: “Es todo un señor retablo. ¡Qué suspiros van a echar aquí las viejas…, y la gente joven! ¡Qué suspiros! ¡Bien!” (p. 1135, sin cambiar ni una coma).

Leer este diccionario y empaparse de su espíritu es una experiencia inenarrable que les deparará momentos inolvidables. Los 99 euros que cuesta son una bagatela en comparación con los incontables beneficios espirituales que obtendrán a cambio. Solos o en compañía de su familia (mejor numerosa o numeraria), sopésenlo en sus manos, acarícienlo, hojéenlo, aprendan a quererlo. Diccionario de San Josemaría Escrivá de Balaguer. Una obra verdaderamente imprescindible en las estanterías de su hogar.

San Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás, ruega por nosotros, pecadores.

Saludos cordiales de Fernando Bermejo

Miércoles, 20 de Noviembre 2013


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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