CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Escribe Antonio Piñero


Pregunta:

La duda se centra sobre la hipótesis, sostenida por muchos autores, de que aquél a quien llamamos Jesús de Nazaret, fue un predicador que históricamente existió, pero su figura fue manipulada por los romanos, que la tomaron para divinizarla, elegirla como centro de una nueva Religión de Imperio, y a la vez aprovecharla para construir, en torno a su persona, una serie de historias que en realidad esconderían en clave iniciática los ancestrales cultos al dios sol. Ello supondría que los evangelios fueron creados, o astutamente manipulados, por los romanos –los evangelistas serían unos vendidos– para presentar tal visión deificadora (y alegórica del culto al sol) de Jesús.


RESPUESTA:


Es muy conocida esa hipótesis, pero en realidad no es más que una fabulación imaginativa que tiene en contra todas las verosimilitudes históricas. Creo que hay que gastar poco tiempo en ellas. Le respondo con unas cuantas preguntas, que tomo en sustancia del libro sobre Jesús de Charles Guignebert, pp. 69-70, reeditado en 1966, con las que voy a tratar en conjunto todas estas mistificaciones:


¿Por qué Pablo y los primeros cristianos no consideraron directamente un dios a Jesús –que no lo hicieron de ningún modo– y por qué se dedicaron a construir literariamente todo el Nuevo Testamento , que son más de quinientas páginas, fabricando una parodia de un ser humano con la cual recubren esa figura mítica? ¿Es razonable pensar que gentes de Roma inventaron la humanidad de Jesús para oponerse, por ejemplo, a Pablo que piensa que el cristo celeste es de algún modo un ayudante de Dios y por tanto participa de la divinidad de Aquel?

Si el Dios de Jesús es el Dios de Israel, tal como parece en los evangelios, ¿para qué inventar una divinidad nueva, Jesús, a la que por otra parte ocultaban de todas la maneras posibles en los evangelios? Y si Jesús era como un aspecto de Yahvé, totalmente inventado, ¿por qué no parece más claro en los evangelios?

Algunos de estos mistificadores (que sostienen haber descubierto el Mediterráneo todos los días) afirman que, en su construcción literaria, los cristianos hicieron del cristianismo que estaban inventando una nueva religión de misterios para ofrecer con su culto la salvación... Y defienden que para ello inventaron los cristianos una nueva divinidad que es Jesús… Pero enseguida surge la pregunta, ¿cómo ese dios de un culto misterios muere en pleno día, en un proceso público y a mano de los romanos? Y si se trata de inventar el culto a un dios nuevo, por qué construir los evangelios con tantas lagunas, incoherencias, y contradicciones entre sí? ¿No podían haber construido un mito mejor elaborado?

Si Jesús era una divinidad construida de nueva planta, ¿para qué darle hermanos y hermanas como dice Mc 6,3? ¿Por qué pintan a su familia afirmando que Jesús está fuera de sí (Mc 3,21). ¿Por qué presentar a un Jesús que se enfada y se encoleriza como cualquier ser humano y en algún caso, como en el evangelio de Marcos (1,41. 43), después de haber curado a un individuo? ¿Para qué presentar a ese Jesús en el Evangelio de Lucas afligido por su muerte (sudor de sangre en Getsemaní: Lc 22,44 ) o en el evangelio de Juan 11, 1ss como un ser humano que llora porque se ha muerto su amigo Lázaro?

¿Por qué si es una divinidad que viene a traer la salvación se le hace decir que desconoce el día y la hora en la cual va realizarse esa salvación? (Mc 13,32).¿Por qué este mismo Marcos lo dibuja en el momento de su muerte como un hombre desesperado que se lamenta “Dios mío, Dios mío por qué me has abandonado”, justo en ese momento en el que se está cumpliendo el maravilloso instante de su sacrificio voluntario (Evangelio de Juan) en la cruz que es la redención del mundo (Mc 15,34?)?

¿Por qué dibujan a un Jesús que tiene una moral, que lleva al desprecio del trabajo, del dinero y de la familia, moral con la que una sociedad no puede subsistir? ¿Por qué no hicieron –y construyeron una historia al respecto, es decir, basada en hechos muy antiguos– como todas las gente de la Antigüedad que tenían como muestra de que una religión era verdadera que era muy antigua y probada por los siglo? ¿Por qué inventan, pues un héroe de su tiempo, un Jesús fracasado en todo, al menos al final de su vida, y no un héroe del pasado remoto? Si hubiesen inventado totalmente los evangelistas la biografía de Jesús, lo habrían compuesto de mejor manera y no de un modo tan deficiente y tan lleno de problemas. Más bien se diría que los evangelistas tienen ante sus ojos a un hombre extraordinario, sí, pero hombre al fin y al cabo, e inventan una serie de historias legendarias en torno a él que están llenas de contradicciones y de fallos.

Ante este hecho, es más lógico pensar que debajo de los evangelios hay una figura real, cuyos rasgos humanos se tratan de ensalzar y divinizar, pero que cada grupo, o cada evangelista, lo hace como puede y siguiendo sus propias normas que no son las de los demás, con lo que el resultado final –la construcción de los evangelios– es más bien deficiente y llena de fallos?

Y por último, tal como nos cuentan los Padres Apostólicos acerca de las continuas discusiones sobre Jesús entre los judíos no creyentes y los cristianos acerca de Jesús como mesías, ¿por qué no cortaron esos judíos toda discusión –en un momento históricamente cercano a la existencia de la persona de quien se discutía– con el argumento sencillo de que esa persona no había existido jamás? No hicieron eso, sino que judíos y cristianos estaban de acuerdo en que había existido; pero unos, los cristianos intentaban ensalzar la figura de Jesús, y otros, los judíos, procuraban denigrarla. ¿Por qué, repito, no acabaron los judíos con discusiones que se prolongarían siglos, al principio mismo, a finales del siglo I (cuando expulsaron a los cristianos de las sinagogas según el Evangelio de Juan) o en los inicios mismos del siglo II en los que las discusiones entre judíos y cristianos eran continuas, por qué –vuelvo a insistir– no acabaron los judíos tan inútiles discusiones sosteniendo lo evidente, a saber que ese tal Jesús no había jamás existido?

Le ruego que si le fuere posible consulte el libro colectivo editado por mí: ¿Existió Jesús realmente?, Editorial Raíces, Madrid 2009.

Otro día seguiré con un extracto de las conclusiones de este libro.


Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
Www.antoniopinero.com

Domingo, 10 de Abril 2016


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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