CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero

Notas

Hoy escribe Fernando Bermejo

El carácter secundario de los relatos de la infancia de Jesús en los evangelios de Lucas y Mateo, su naturaleza legendaria, los errores de tipo histórico que contienen y las contradicciones entre ellos muestran la imposibilidad de prestar el menor crédito a sus contenidos. Tan obvio como esto es, sin embargo, el interés teológico que presentan esos relatos como parte de los procedimientos que algunos de los primeros nazarenos/cristianos utilizaron para plasmar y hacer plausible su creencia en el estatus excepcional, y aun divino, de Jesús.

A través de los siglos, los apologistas cristianos han sostenido que la concepción divina de Jesús no solo es real, sino también un fenómeno singular y único. Para ello se han utilizado diversas estrategias. Una de ellas ha consistido en afirmar que el marco del nacimiento divino en Mateo y Lucas es “judío”, como indican las alusiones verbales y narrativas a la Septuaginta (una idea similar había sostenido ya por G. H. Box en un artículo publicado en 1905 en la Zeitschrift für die neutestamentliche Wissenschaft, bien conocida de nuestros lectores), y, al mismo tiempo, que no hay nada en el judaísmo que sugiera un nacimiento virginal –para el Mesías o para cualquier otra figura. Un ejemplo reciente de esta posición es N. T. Wright en la obra de Marcus Borg y este mismo autor, The Meaning of Jesus: Two Visions, publicada en Harper, Nueva York, en 1999. Wright afirma que “los únicos paralelos concebibles (para la idea del nacimiento virginal) son paganos”, pero dice también que no puede haber una relación genética entre estos paralelos “paganos” y el relato de Lucas porque la historia de Lucas es tan “extremadamente judía”.

Estos intentos de aislar el relato de Lucas de la concepción divina de la más amplia culta mediterránea no resultan convincentes, pues resulta difícil postular un origen enteramente judío (incluso si ese judaísmo es, como lo es, helenístico) para el relato de Lucas de la concepción divina. No parece haber precedentes claros en el judaísmo (helenístico) para la idea de esa concepción divina.

La cosa resulta todavía menos convincente cuando se asiste a un discurso en el que se niega la existencia de cualquier “paralelo preciso”. Así, el conocido estudioso católico Raymond Brown afirma, en su clásico El nacimiento del Mesías, que “no hay un ejemplo claro de concepción virginal en las religiones paganas que podría haber dado plausiblemente a los cristianos judíos del siglo I la idea de la concepción virginal de Jesús”. De este modo, se intenta asegurar la singularidad –y, por extensión, la cualidad de revelación, por no decir la verdad– de la creencia cristiana, hasta tal punto que la presunta singularidad de la historia cristiana de la concepción divina amenaza con minar toda posible comparación.

Como veremos, este tipo de estrategias apologéticas presenta serios problemas.

Saludos cordiales de Fernando Bermejo

Miércoles, 23 de Abril 2014


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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