CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Hoy escribe Antonio Piñero


Pregunta:

Me queda una cierta laguna, ya que por una parte por más que investigo, llego a la conclusión de que realmente Galacia nunca existió como tal, con ese nombre y por ende, los Gálatas a los que Pablo escribe tampoco. La pregunta sería entonces ¿Cometemos un error al decir que Galacia no existió? Sabiendo de antemano que la población de la que hablamos estaba formada por celtas y galos. ¿Qué interés tendría Pablo de escribir a los celtas o galos? ¿Es posible que él estuviera escribiendo a otro público totalmente diferente del que el cristianismo a comprendido? Estoy absolutamente convencido de que sí, pero necesito saber con claridad, por eso acudo a usted profesor, de si cometo algún error al aseverar que Galacia nunca existió.

Respuesta:


Sí lo comete y grande, por ignorar la investigación y la historia del Imperio Romano. Por favor, investigue por medio de grandes diccionarios de la Altertumswissenschaft, por ejemplo, la Real Enzyklopädie de Pauli-Wisowa, que habrá traducciones al inglés. Y una buena historia del Imperio Romano. Busque en la Wikipedia inglesa y allemna y que alguien se lo traduzca
Los gálatas entraron en Galacia hacia el 280 ac . Y en tiempos de Pablo estaban totalmente helenizados. Sólo hablaban griego. Su capital era Ancira/Ankyra, hoy Ánkara.


Pregunta:

Me atrevo a pedirle una recomendación sobre el libro de urantia. ¿Cree usted que lo ahí descrito sobre la vida de Jesús puede sostenerse históricamente? Francamente, que nos cuenten la historia de los años perdidos de Jesús es muy tentador y es difícil resistirse. Pero ya que la vida es corta, y mi intención es acercarme a la realidad de los hechos en todo lo posible, no quiero perder el tiempo leyendo algo que sólo es una invención. ¿Es posible que esa historia del viaje por el Mediterráneo este basada en textos reales, o es simplemente ciencia ficción? Un saludo, y muchas gracias,


Respuesta:

Ese libro es muy fantasioso: absolutamente legendario, con algunos detalles tomados de los evangelios apócrifos. Y es la base de la que ha copiado/ se ha inspirado J.J. Benítez para su “Caballo de Troya”, en unos diez volúmenes de éxito. No se crea nada de lo que dicen ni uno ni otro.

Me atrevo a recomendarle algo serio sobre la Vida oculta de Jesús y es un libro mío, que acaba de salir en su 3ª edición totalmente reformada y ampliada: “La vida de Jesús a la luz de los Evangelios Apócrifos”, Editorial Los Libros del Olivo, Madrid 2014. Consulte la página web de esta editorial.

Pregunta:

¿Qué formación pudo tener Jesús? ¿Sabía leer?

Respuesta:

Jesús fue un maestro de éxito en Galilea y Jerusalén; Lucas (4,16-30) afirma que leyó y comentó las Escrituras en un oficio religioso, un sábado, en la sinagoga de Nazaret. Marcos sostiene que la gente se admiraba extraordinariamente de su sabiduría (1,22)

De ello puede deducirse que Jesús no era un artesano analfabeto, sino que sabía, al menos, leer y escribir. En el Evangelio de Juan (7,15: “¿Cómo es que éste tiene conocimientos de la Escritura [literalmente “sabe letras”] si no ha estudiado?”) parece indicarse, que era de conocimiento público, por un lado, que Jesús no había frecuentado ninguna escuela “rabínica” y, por otro, que debía saber leer y escribir porque utilizaba bien los textos de la Escritura como argumentos teológicos.

Es bastante seguro que en época de Jesús casi todos los judíos varones –que tuvieran padres mínimamente religiosos-- sabían leer y escribir, y que lo aprendían normalmente en las escuelas adjuntas a la sinagoga, leyendo y memorizando, como los musulmanes actuales, el texto de los libros sagrados.

Jesús debió de tener intereses religiosos desde muy pequeño. Su propia familia debía de ser muy piadosa, tal como lo pinta Lucas en el “evangelio de la infancia, sobre todo el capítulo 2: visitas al Templo, purificación de María y sacrificios en cumplimiento de la Ley. Por ello la familia debió de proporcionar los fundamentos básicos de la educación religiosa de Jesús.

No es improbable que éste atendiera con gran presteza las lecturas de los oficios religiosos de los sábados en la sinagoga, donde se leían y comentaban párrafos selectos de los textos sacros porque le interesaba mucho la religión. Así debió de aprender lo que necesitaba para su posterior vida de predicación.

Como Jesús ejercía un oficio, tenía que saber algo de cuentas y de letras, al menos para extender recibos.

Saludos cordiales



Jueves, 6 de Noviembre 2014


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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