Reconstrucción en el Museo de Israel de la cella del templo de Tel Arad. Fotografía, Eugenio Gómez.
Las excavaciones arqueológicas de Tel Arad, que durante los años 60 dieron un primer aldabonazo en la historia de la fe en Yahvé al exhumar un templo del siglo VIII paralelo al de Jerusalén, vuelven ahora a la actualidad gracias a un artículo presentado al público el 20 de este último mayo en la prestigiosa revista
Tel-Aviv: Journal of the Institute of Archaeology of the Tel-Aviv University.
Los investigadores Eran Arie, Baruch Rosen y Dvory Namdar presentan en el número 47 de la revista un detallado análisis químico de las sustancias que aparecieron en los altares que presidían la entrada a la cella del templo de Tel-Arad, altares que comenté en el post 014 de mi serie, publicado el 10 de mayo.
El santuario, localizado en el interior de la fortaleza de Tel-Arad, consta de un patio rodeado por una tapia, el conocido como
haṣer; una zona de almacenamiento al norte del patio; una sala principal (
hekal) al oeste de patio y almacén, y un pequeño nicho o cella (
debir) al oeste de la entrada a la sala principal. En el patio se construyó, en una segunda fase, un altar con piedras sin trabajar.
Imágenes en
https://madainproject.com/tel_arad_temple#gallery-1 La remodelación en 2007-2010 de algunas salas del Museo de Israel en Jerusalén, donde están reconstruidos los restos de la cella de Tel-Arad, dio pie a nuevos análisis de los altares, cuyos resultados paso a comentar.
En ambos altares se conservaron, prácticamente en el centro de su superficie, sendas manchas de productos orgánicos que han sido las ahora analizados. En el altar de más altura, el izquierdo, los análisis han revelado la existencia de restos de resina incienso (frankincense) mezclada con grasa animal. El incienso y la mirra fueron utilizados regularmente en el culto a Yahvé tal como se expone en numerosos pasajes de la Biblia. Además, durante el siglo VIII los registros arqueológicos de la zona de Tel-Arad documentan el comercio de incienso desde el sur, Arabia, hacia el norte pasando por la zona de la fortaleza.
En cuanto al altar de menor tamaño, la sorpresa de encontrar restos de resina de cannabis ha sido enorme. La resina estaba mezclada con estiércol para permitir su quema (“the cannabis resin had been mixed with dung to enable mild heating”, dicen los autores). En cuanto a la finalidad buscada al usar cannabis, los autores apuntan que no debe despreciarse la idea de producir efectos psíquicos en los presentes (“It seems feasible to suggest that the use of cannabis on the Arad altar had a deliberate psychoactive role”), un objetivo ya conocido en otros lugares de Oriente Próximo y el Egeo: en Creta hubo un culto extático; ha aparecido opio en Chipre, y no hay que olvidar la “diosa de las adormideras” de Gazi, en Creta (
https://www.facebook.com/bronzeagecollapse/posts/poppy-goddess-the-use-of-opium-and-other-drugs-in-the-bronze-agepictured-figurin/587377764782630/), o el yacimiento de Yavneh, en Israel, de cultura filistea, en cuya colina del templo apareció un pozo con piezas desechadas del culto entre las que se identificaron restos de material alucinógeno.
Se puede leer el artículo (en inglés) en la siguiente dirección:
https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/03344355.2020.1732046 Saludos cordiales.