Bitácora
"Piñera descolocó a Alan García"
José Rodríguez Elizondo
José Rodríguez Elizondo, experto en temas limítrofes, define la política exterior del Gobierno como "una opción por la cordialidad con activismo". Aquí, adelanta los contenidos de su próximo libro "Chile-Perú: Temas para después de La Haya". Entrevista publicada en El Mercurio.
Varias voces se alzaron en los últimos días para criticar el viaje de esta semana del Presidente Sebastián Piñera a Perú, justo después de que Lima diera un nuevo paso en el proceso por la demanda contra Chile que presentó ese país ante La Haya.
Sin embargo, el analista José Rodríguez Elizondo apoya la dirección que está tomando la Cancillería en la relación con Perú.
"Tras haber sostenido la tesis de que no existía controversia jurídica alguna; tras haber aceptado, dos Presidentes nuestros, que Perú estaba en su derecho al demandarnos; tras comparecer ante la Corte de La Haya, asumiendo la 'litis', y tras dejar en la indefinición el carácter estratégico del conflicto... me parece un poco contradictorio decir que debemos mostrar enojo en diferido, para impresionar a los jueces", opina.
El experto en asuntos limítrofes lanzará el 2 de diciembre su último libro, "Chile-Perú: Temas para después de La Haya", en el que analiza las actuaciones del gobierno militar, de la Concertación y del Presidente Piñera frente a Perú.
En su libro, usted dice que las relaciones con Perú estaban en un estado de "enemistad inmóvil". ¿Cómo se pueden calificar esas relaciones actualmente?
Obviamente, la demanda no es ningún gesto de cariño, pero amurrarnos no nos trajo beneficio alguno. Además, García lucía más cómodo y canchero ante Bachelet, responsable de frasear la palabra "enemistad", que con el amistoso y trotador Piñera. De hecho, éste descolocó a Alan García tomando la bandera peruana de las "cuerdas separadas", hablando públicamente sobre el conflicto y hasta bromeando en el Palacio Pizarro sobre la invención del pisco.
El texto habla de "la nueva forma de gobernar en acción...". ¿En qué consiste?
Se está perfilando. Sería una opción por la cordialidad con activismo, conciencia de que las iniciativas sacan el balón del área propia, entendimiento de que los diplomáticos existen no sólo para negociar TLC; fin de la extravagante doctrina de que los temas políticos importantes no se pueden conversar ni negociar (para demostrar "firmeza")... Como dijo el canciller Moreno, antes de embarcar hacia Lima, "Chile siempre ha buscado los acuerdos por la vía directa, y cuando ello no ha sido posible siempre ha recurrido a mecanismos de solución pacífica".
Usted detalla las actuaciones en la materia de los ex Presidentes Aylwin, Frei, Lagos y Bachelet. ¿Cómo ha sido la política exterior del Presidente Piñera en relación con ellos?
El Presidente Piñera se está beneficiando de la reinserción política internacional y de las extensas redes comerciales legadas por Aylwin y Frei. Por otra parte, está lidiando con los conflictos y hechos consumados, en lo regional-vecinal, que se generaron en los gobiernos de Lagos y Bachelet. En tercer lugar, se liberó de las amarras con los hermanos Castro y Hugo Chávez, que deslucieron los períodos socialistas de la Concertación. Esto le abre una interesante proyección con base en el "extremo centro" de la política latinoamericana. Es decir, una política de alianzas hacia la centroderecha y la centroizquierda, que le permitiría ejercer un "soft power" prudente.
En el libro se habla de la influencia que provoca que el Presidente sea un "emprendedor exitoso". ¿Cómo se percibe esto en el extranjero?
Hay tres versiones básicas. Una, la de quienes lo admiran porque creen -o saben- que el poder real en los países de economía libre está en las grandes empresas. Dos, la de quienes lo demonizan, porque lo ven a la luz del paradigma del capitalismo victoriano y siguen repasando los manuales de Marta Harnecker. Tres, la de quienes lo valoran en condicional, pues respetan su experiencia como emprendedor, pero aborrecen que siga siéndolo... o pareciéndolo.
Usted enumera señales que revelan, quizás, hacia dónde mira la política exterior del Presidente. ¿Cuál es la más importante?
Como digo en el libro, esas ocho señales corresponden a "ganancias marginales netas". La más importante, a nivel regional, sería el reconocimiento del nuevo gobierno de Honduras, sin esperar la movida de Brasil. A nivel vecinal, sería la decisión de colocar a Ecuador entre su realidad geopolítica permanente y su interés diplomático circunstancial. Esto implicaría reposicionar la imagen de Chile como aliado estratégico, respecto a Perú y potenciarla como socio importante respecto a Colombia. Por tratarse de señales coyunturales, producidas en contextos irrepetibles, pueden ser inéditas.
¿HACIA UN NUEVO CHARAÑA?
¿Cuáles eran las "ambigüedades" que existían en la relación con Bolivia que usted cita?
La mayor de Chile: seguir sosteniendo que la aspiración marítima de Bolivia es un tema bilateral. La mayor del Perú: seguir afirmando que nunca ha sido obstáculo para dicha aspiración. La verdad, sin eufemismos, es que Chile y Perú se pusieron de acuerdo, en 1929, para excluir a Bolivia del debate y del acceso soberano al océano por nuestro extremo norte. Lo notable es que, saltando sobre esas opacidades, Evo Morales hoy tiene agendas con ambos países, que suman 33 puntos, que lo incluyen de facto en el debate y que contemplan el tema marítimo.
¿A qué se refiere cuándo dice que hay una competencia respecto de Bolivia?
A la gran paradoja de esta historia: hoy Alan García luce dispuesto a admitir un corredor soberano para Bolivia, por Arica, y en Chile muchos admiten que hoy sería posible un Charaña 2. Por cierto, si cuajara un gran acuerdo trilateral, habría que revisar qué destino tiene la demanda marítima del Perú.
¿Qué cambió para que se vuelva a hablar de Charaña?
Primero, se descubrió el perfil temerario de la demanda marítima, ése que Alejandro Toledo no percibió y que supone cierto aislamiento geopolítico para Perú, con Chile, Ecuador y Bolivia antagónicos y Hugo Chávez "al aguaite". Segundo, surgió el duro enfrentamiento Alan-Evo, con insultadera incluida. Aquí, García olvidó los códigos andinos -blanco que insulta a indio lo humilla, indio que insulta a blanco defiende su dignidad-, descuidó su propio sector autóctono y corrió el riesgo de perder una pieza geopolítica fundamental en su tablero tradicional. Tercer cambio: hoy hay Presidentes elegidos en los tres países, aunque no se sepa bien qué cosa sustantiva puede significar, en temas que comprometen la soberanía.
En su libro, usted habla de una disputa "palmo a palmo" por Ecuador...
Si el objetivo es impedir que Ecuador participe formalmente en el pleito, García va ganando. Si el objetivo es demostrar que Ecuador comparte las tesis de Chile, Piñera marcó un punto decisivo gracias a la Carta Náutica. Ahora, si García da señales de rechazar esta Carta, el marcador final sería 2 x 0 a favor de Piñera.
Sin embargo, el analista José Rodríguez Elizondo apoya la dirección que está tomando la Cancillería en la relación con Perú.
"Tras haber sostenido la tesis de que no existía controversia jurídica alguna; tras haber aceptado, dos Presidentes nuestros, que Perú estaba en su derecho al demandarnos; tras comparecer ante la Corte de La Haya, asumiendo la 'litis', y tras dejar en la indefinición el carácter estratégico del conflicto... me parece un poco contradictorio decir que debemos mostrar enojo en diferido, para impresionar a los jueces", opina.
El experto en asuntos limítrofes lanzará el 2 de diciembre su último libro, "Chile-Perú: Temas para después de La Haya", en el que analiza las actuaciones del gobierno militar, de la Concertación y del Presidente Piñera frente a Perú.
En su libro, usted dice que las relaciones con Perú estaban en un estado de "enemistad inmóvil". ¿Cómo se pueden calificar esas relaciones actualmente?
Obviamente, la demanda no es ningún gesto de cariño, pero amurrarnos no nos trajo beneficio alguno. Además, García lucía más cómodo y canchero ante Bachelet, responsable de frasear la palabra "enemistad", que con el amistoso y trotador Piñera. De hecho, éste descolocó a Alan García tomando la bandera peruana de las "cuerdas separadas", hablando públicamente sobre el conflicto y hasta bromeando en el Palacio Pizarro sobre la invención del pisco.
El texto habla de "la nueva forma de gobernar en acción...". ¿En qué consiste?
Se está perfilando. Sería una opción por la cordialidad con activismo, conciencia de que las iniciativas sacan el balón del área propia, entendimiento de que los diplomáticos existen no sólo para negociar TLC; fin de la extravagante doctrina de que los temas políticos importantes no se pueden conversar ni negociar (para demostrar "firmeza")... Como dijo el canciller Moreno, antes de embarcar hacia Lima, "Chile siempre ha buscado los acuerdos por la vía directa, y cuando ello no ha sido posible siempre ha recurrido a mecanismos de solución pacífica".
Usted detalla las actuaciones en la materia de los ex Presidentes Aylwin, Frei, Lagos y Bachelet. ¿Cómo ha sido la política exterior del Presidente Piñera en relación con ellos?
El Presidente Piñera se está beneficiando de la reinserción política internacional y de las extensas redes comerciales legadas por Aylwin y Frei. Por otra parte, está lidiando con los conflictos y hechos consumados, en lo regional-vecinal, que se generaron en los gobiernos de Lagos y Bachelet. En tercer lugar, se liberó de las amarras con los hermanos Castro y Hugo Chávez, que deslucieron los períodos socialistas de la Concertación. Esto le abre una interesante proyección con base en el "extremo centro" de la política latinoamericana. Es decir, una política de alianzas hacia la centroderecha y la centroizquierda, que le permitiría ejercer un "soft power" prudente.
En el libro se habla de la influencia que provoca que el Presidente sea un "emprendedor exitoso". ¿Cómo se percibe esto en el extranjero?
Hay tres versiones básicas. Una, la de quienes lo admiran porque creen -o saben- que el poder real en los países de economía libre está en las grandes empresas. Dos, la de quienes lo demonizan, porque lo ven a la luz del paradigma del capitalismo victoriano y siguen repasando los manuales de Marta Harnecker. Tres, la de quienes lo valoran en condicional, pues respetan su experiencia como emprendedor, pero aborrecen que siga siéndolo... o pareciéndolo.
Usted enumera señales que revelan, quizás, hacia dónde mira la política exterior del Presidente. ¿Cuál es la más importante?
Como digo en el libro, esas ocho señales corresponden a "ganancias marginales netas". La más importante, a nivel regional, sería el reconocimiento del nuevo gobierno de Honduras, sin esperar la movida de Brasil. A nivel vecinal, sería la decisión de colocar a Ecuador entre su realidad geopolítica permanente y su interés diplomático circunstancial. Esto implicaría reposicionar la imagen de Chile como aliado estratégico, respecto a Perú y potenciarla como socio importante respecto a Colombia. Por tratarse de señales coyunturales, producidas en contextos irrepetibles, pueden ser inéditas.
¿HACIA UN NUEVO CHARAÑA?
¿Cuáles eran las "ambigüedades" que existían en la relación con Bolivia que usted cita?
La mayor de Chile: seguir sosteniendo que la aspiración marítima de Bolivia es un tema bilateral. La mayor del Perú: seguir afirmando que nunca ha sido obstáculo para dicha aspiración. La verdad, sin eufemismos, es que Chile y Perú se pusieron de acuerdo, en 1929, para excluir a Bolivia del debate y del acceso soberano al océano por nuestro extremo norte. Lo notable es que, saltando sobre esas opacidades, Evo Morales hoy tiene agendas con ambos países, que suman 33 puntos, que lo incluyen de facto en el debate y que contemplan el tema marítimo.
¿A qué se refiere cuándo dice que hay una competencia respecto de Bolivia?
A la gran paradoja de esta historia: hoy Alan García luce dispuesto a admitir un corredor soberano para Bolivia, por Arica, y en Chile muchos admiten que hoy sería posible un Charaña 2. Por cierto, si cuajara un gran acuerdo trilateral, habría que revisar qué destino tiene la demanda marítima del Perú.
¿Qué cambió para que se vuelva a hablar de Charaña?
Primero, se descubrió el perfil temerario de la demanda marítima, ése que Alejandro Toledo no percibió y que supone cierto aislamiento geopolítico para Perú, con Chile, Ecuador y Bolivia antagónicos y Hugo Chávez "al aguaite". Segundo, surgió el duro enfrentamiento Alan-Evo, con insultadera incluida. Aquí, García olvidó los códigos andinos -blanco que insulta a indio lo humilla, indio que insulta a blanco defiende su dignidad-, descuidó su propio sector autóctono y corrió el riesgo de perder una pieza geopolítica fundamental en su tablero tradicional. Tercer cambio: hoy hay Presidentes elegidos en los tres países, aunque no se sepa bien qué cosa sustantiva puede significar, en temas que comprometen la soberanía.
En su libro, usted habla de una disputa "palmo a palmo" por Ecuador...
Si el objetivo es impedir que Ecuador participe formalmente en el pleito, García va ganando. Si el objetivo es demostrar que Ecuador comparte las tesis de Chile, Piñera marcó un punto decisivo gracias a la Carta Náutica. Ahora, si García da señales de rechazar esta Carta, el marcador final sería 2 x 0 a favor de Piñera.
Editado por
José Rodríguez Elizondo
Escritor, abogado, periodista, diplomático, caricaturista y miembro del Consejo Editorial de Tendencias21, José Rodríguez Elizondo es en la actualidad profesor de Relaciones Internacionales de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. Su obra escrita consta de 30 títulos, entre narrativa, ensayos, reportajes y memorias. Entre esos títulos están “El día que me mataron”, La pasión de Iñaki, “Historia de dos demandas: Perú y Bolivia contra Chile”, "De Charaña a La Haya” , “El mundo también existe”, "Guerra de las Malvinas, noticia en desarrollo ", "Crisis y renovación de las izquierdas" y "El Papa y sus hermanos judíos". Como Director del Programa de Relaciones Internacionales de su Facultad, dirige la revista Realidad y Perspectivas (RyP). Ha sido distinguido con el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales (2021), el Premio Rey de España de Periodismo (1984), Diploma de Honor de la Municipalidad de Lima (1985), Premio América del Ateneo de Madrid (1990) y Premio Internacional de la Paz del Ayuntamiento de Zaragoza (1991). En 2013 fue elegido miembro de número de la Academia Chilena de Ciencias Sociales, Políticas y Morales.
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Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850
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