Bitácora
ENTREVISTA SOBRE MI ULTIMO LIBRO
José Rodríguez Elizondo
A comienzos de septiembre comenzó a circular mi último libro titulado "Todo sobre Bolivia y su compleja lucha por el mar". A su propósito fui entrevistado el día 4 por la periodista Pilar Vergara, en la sección Reportajes del diario El Mercurio. Como, a mi juicio, es una excelente presentación de contenidos, estimo interesante compartir la entrevista con los lectores de esta bitácora.
Con un título de Evocación Almodóvar y doscientas y tantas páginas provocadoras, llega el último libro del abogado, periodista y estudioso de los temas limítrofes José Rodríguez Elizondo. "Todo sobre Bolivia" -que se lanza el miércoles, con presentaciones de Ascanio Cavallo y Joaquín Fermandois- se suma a la saga de obras como "De Charaña a La Haya","La historia de dos demandas", "Las crisis vecinales del gobierno de Lagos".
"Ahora me concentro en Bolivia, porque mientras se hablaba de lo errático que era Evo Morales, yo me di cuenta de que era todo lo contrario; ha demostrado una tremenda coherencia estratégica y una trayectoria rectilínea para conquistar Arica y luego abrirse a la recuperación de Antofagasta y pedir que se le pague todo lo que ganó Chile durante la época que tuvo a su cargo los territorios. Evo es un clásico recuperacionista".
A esa conclusión llega Pepe Rodríguez atando toda suerte de cabos: escritos, orales, gestuales; testimonios directos e indirectos.
De ahí lanza sus dardos a la Cancillería chilena, la actual y la de todos los últimos tiempos. Sostiene, por ejemplo, que los tratados firmados en los cuales se afirman las defensas de nuestro país no son palabra santa; que no tendríamos para qué haber aceptado comparecer ante la Corte de La Haya, instancia que solo está sirviendo a Bolivia para negociar con ventaja, y que, a diferencia de nuestros oponentes, no hay estrategia política de parte de nuestro país.
"Si todo es secreto, los errores se tapan y se repiten"
-¿ Y cuál es la idea de decir todo esto ahora,cuando estamos ya en La Haya?
-Lo digo para que los errores no se sigan repitiendo. Lo que está pasando es que tenemos una Cancillería del siglo XIX. Yo lo he conversado con personas tan ilustres como Carlos Martínez Sotomayor y Gabriel Valdés; este último pensaba que para hacer la modernización de la Cancillería había que hacerla desde afuera.
-Se me ocurre que es por la oportunidad que le van a llover las críticas.
-Es que nunca va a ser oportuno. Entiendo que la diplomacia tiene un lado de secreto importante. Pero si todo es secreto, los errores se tapan y se repiten. Yo estoy reaccionando contra el secretismo de la Cancillería, que ha facilitado los errores, que si se hubieran conocido no se habrían cometido.
-No recuerdo gobierno que no haya propuesto la modernización de la Cancillería entre sus planes... ¿cuándo ha estado más cerca de acometerse?
-Y yo he participado en todas las comisiones de modernización. La primera fue con Enrique Silva Cimma. La última, de Alfredo Moreno, fue la que llegó más lejos; él consultó a expertos extranjeros y chilenos, y tenía la certeza de que el problema es la falta de recursos presupuestarios. Itamaraty es lo que es, por los diplomáticos que recluta.
"El Pacto de Bogotá es ingenuo"
-Por lo que entiendo, la hipótesis que desarrolla su libro es la de un llamado a negociar con Bolivia, más que defender los derechos que nos otorgan el Tratado de Fronteras de 1904 y el protocolo del Tratado de 1929 con Perú.
-Yo no lo diría así, tan sencillo. Es un llamado a recapacitar, para provocar las condiciones que nos permitan negociar, porque hemos estado actuando reactivamente... La mejor manera de defenderse es negociar. Todos los diplomáticos te dicen que frente a cualquier conflicto, la primera línea de defensa de los intereses de un país es la negociación, y la última, la solución jurisdiccional. Los abogados son muy buenos asesores de apoyo.
-Será por eso que usted es tan poco partidario de la Corte de La Haya.
-Es que esta instancia surge del Pacto de Bogotá, que es ingenuo. Nosotros creímos que iba a ser nuestra defensa frente a los países poderosos, pero ninguno de ellos lo suscribió. ¡Cómo iban a hipotecar su política exterior a una serie de jueces de diversos países! Entonces la Corte de La Haya quedó reducida a las peleas de los chicos. En ese contexto es que nunca desecha juicios. Si hubiera sido más jurídica, ante la demanda de Bolivia contra Chile tendría que haberse inhabilitado, porque no se trataba de un conflicto jurídico, sino político. Pero la ley de hierro de toda burocracia es tener más poder. Aun así, Chile no tendría por qué haber aceptado comparecer. Yo he venido advirtiendo sobre el artículo 53, que dice que la Corte es una jurisdicción voluntaria. Este es uno de los puntos que desarrollo a fondo en el libro.
"Insulza está ante un conflicto existencial"
-Usted sostiene que la defensa chilena peca de extremadamente legalista y poco política. ¿Cómo ve, entonces, la incorporación del panzer político que es José Miguel Insulza como agente? ¿Qué cambio advierte usted a partir de ese momento?
-Insulza tiene una visión naturalmente política, por mucho que sea abogado. Y el cambio fue precisamente el reconocimiento del canciller Muñoz, de que había que pasar a una nueva etapa. Es decir, no era posible seguir con el legalismo puro.
-¿Y cómo pueden afectar, a su juicio, los coqueteos de Insulza con una candidatura presidencial?
-Ahí hay sentimientos encontrados. Yo me alegré mucho del nombramiento de Insulza, porque el criterio político había estado ausente y él es un político con niveles de estadista. Y ahí estará seguramente su conflicto existencial; él puede pensar en ser Presidente. Lo que a mí me parecería importante es que si termina con su labor de agente, deje orientada la acción con tesis y cosas concretas que sean herencia para un paso superior, y terminar de una vez por todas con el juridicismo ingenuo.
"Evo, tras la derrota de Chile"
La conclusión de Rodríguez Elizondo es que en el conflicto con Bolivia estamos metidos en un laberinto geopolítico... "por el irredentismo boliviano, la retorsión peruana y la rusticidad chilensis".
-Sobre el último punto ya nos habló. Dígame en qué consiste el "irredentismo boliviano".
-No es una acusación. Es el sentimiento profundo del pueblo boliviano de sentirse oprimido, agredido permanentemente por Chile. García Linera dice que Chile es como un matón que llega a la casa de un niño, le pega un puñete a la mamá, al papá, le quita la casa. Mi tesis es que un país que piensa así y educa así, está permanentemente odiando al otro. Es absurdo entonces que apele a la generosidad para que nuestro país le ceda gratuitamente espacio territorial y marítimo cuando está enseñando a su gente a odiarnos. En el fondo, es un recurso de estrategia indirecta para ir hacia la derrota de Chile por vías no militares.
-¿Y qué entiende por la "retorsión peruana"?
-La retorsión peruana nace en el momento en que Chile negocia directamente con Bolivia un corredor soberano hacia el Pacífico pasando por Arica, con lo cual el establishment dice que está violando el Tratado de 1929 y el protocolo complementario. De ahí nace el trilateralismo perverso. La retorsión significa que, cuando por segunda vez Chile negocia directamente con Bolivia, que fue Pinochet en Charaña, surge un almirante que dice 'esto que está negociando Chile es peruano, puesto que es la proyección de la Línea de la Concordia, por lo tanto hay que demandarlo'. Así nace la demanda marítima peruana, que yo llamo retorsión. Fue una tesis audaz pero exacta.
"Choquehuanca está levantando un conflicto por la paz"
-¿Cómo recoge usted las últimas actuaciones del canciller Choquehuanca, de franca agresividad hacia nuestro país?
-Cuando un país es tan agresivo como para invocar el derramamiento de sangre, está llamando la atención del mundo; pone el conflicto entre los temas que afectan la paz y la seguridad internacionales. Si yo soy Naciones Unidas, lo registro como peligro potencial y levanto el relieve del conflicto por una aspiración marítima a un conflicto por la paz. Ese es su objetivo. Frente a eso, los indicadores que nosotros damos es que se le declara persona non grata y se le pide visa cada vez que venga a Chile. Pero un país estructurado, serio como el nuestro, no solo tiene una burocracia diplomática sino también una militar, que debe ser cooperadora a la política exterior. Lo que quiero decir es que Choquehuanca nos ha puesto en una situación como para tomar una mayor atención en la necesidad de coordinar esfuerzos entre la diplomacia y la defensa. Los militares debieran ser consultados.
-¿Cómo afecta en el desarrollo del conflicto con Bolivia el giro a la derecha que se está viendo en todas las últimas elecciones en América Latina? Evo Morales, si bien es cierto goza de una popularidad mundial enorme, se está quedando sin aliados en la región.
-Esto es tremendamente importante. Cuando nace la estrategia agresiva-ofensiva de Evo Morales es precisamente cuando está el ALBA en todo su esplendor. Hugo Chávez dice que se quiere bañar en una playa boliviana, con lo que le decía: "ahora arremete". Pero se ha desgranado el choclo del ALBA, sin Chávez, sin kirchnerismo y sin lulismo-roussefiano. En ese contexto, Morales se debilita y es, por lo tanto, el momento para tener una estrategia real y no estar más a la defensiva. Evo sabe que ya no cuenta con las simpatías ni de Brasil ni de Argentina ni con el poder de Chávez. Y encima le cae la señora Zapata con un lío sentimental de la madonna. .. ¿Qué alternativa descubre? Hacer otra demanda contra Chile...
"Ahora me concentro en Bolivia, porque mientras se hablaba de lo errático que era Evo Morales, yo me di cuenta de que era todo lo contrario; ha demostrado una tremenda coherencia estratégica y una trayectoria rectilínea para conquistar Arica y luego abrirse a la recuperación de Antofagasta y pedir que se le pague todo lo que ganó Chile durante la época que tuvo a su cargo los territorios. Evo es un clásico recuperacionista".
A esa conclusión llega Pepe Rodríguez atando toda suerte de cabos: escritos, orales, gestuales; testimonios directos e indirectos.
De ahí lanza sus dardos a la Cancillería chilena, la actual y la de todos los últimos tiempos. Sostiene, por ejemplo, que los tratados firmados en los cuales se afirman las defensas de nuestro país no son palabra santa; que no tendríamos para qué haber aceptado comparecer ante la Corte de La Haya, instancia que solo está sirviendo a Bolivia para negociar con ventaja, y que, a diferencia de nuestros oponentes, no hay estrategia política de parte de nuestro país.
"Si todo es secreto, los errores se tapan y se repiten"
-¿ Y cuál es la idea de decir todo esto ahora,cuando estamos ya en La Haya?
-Lo digo para que los errores no se sigan repitiendo. Lo que está pasando es que tenemos una Cancillería del siglo XIX. Yo lo he conversado con personas tan ilustres como Carlos Martínez Sotomayor y Gabriel Valdés; este último pensaba que para hacer la modernización de la Cancillería había que hacerla desde afuera.
-Se me ocurre que es por la oportunidad que le van a llover las críticas.
-Es que nunca va a ser oportuno. Entiendo que la diplomacia tiene un lado de secreto importante. Pero si todo es secreto, los errores se tapan y se repiten. Yo estoy reaccionando contra el secretismo de la Cancillería, que ha facilitado los errores, que si se hubieran conocido no se habrían cometido.
-No recuerdo gobierno que no haya propuesto la modernización de la Cancillería entre sus planes... ¿cuándo ha estado más cerca de acometerse?
-Y yo he participado en todas las comisiones de modernización. La primera fue con Enrique Silva Cimma. La última, de Alfredo Moreno, fue la que llegó más lejos; él consultó a expertos extranjeros y chilenos, y tenía la certeza de que el problema es la falta de recursos presupuestarios. Itamaraty es lo que es, por los diplomáticos que recluta.
"El Pacto de Bogotá es ingenuo"
-Por lo que entiendo, la hipótesis que desarrolla su libro es la de un llamado a negociar con Bolivia, más que defender los derechos que nos otorgan el Tratado de Fronteras de 1904 y el protocolo del Tratado de 1929 con Perú.
-Yo no lo diría así, tan sencillo. Es un llamado a recapacitar, para provocar las condiciones que nos permitan negociar, porque hemos estado actuando reactivamente... La mejor manera de defenderse es negociar. Todos los diplomáticos te dicen que frente a cualquier conflicto, la primera línea de defensa de los intereses de un país es la negociación, y la última, la solución jurisdiccional. Los abogados son muy buenos asesores de apoyo.
-Será por eso que usted es tan poco partidario de la Corte de La Haya.
-Es que esta instancia surge del Pacto de Bogotá, que es ingenuo. Nosotros creímos que iba a ser nuestra defensa frente a los países poderosos, pero ninguno de ellos lo suscribió. ¡Cómo iban a hipotecar su política exterior a una serie de jueces de diversos países! Entonces la Corte de La Haya quedó reducida a las peleas de los chicos. En ese contexto es que nunca desecha juicios. Si hubiera sido más jurídica, ante la demanda de Bolivia contra Chile tendría que haberse inhabilitado, porque no se trataba de un conflicto jurídico, sino político. Pero la ley de hierro de toda burocracia es tener más poder. Aun así, Chile no tendría por qué haber aceptado comparecer. Yo he venido advirtiendo sobre el artículo 53, que dice que la Corte es una jurisdicción voluntaria. Este es uno de los puntos que desarrollo a fondo en el libro.
"Insulza está ante un conflicto existencial"
-Usted sostiene que la defensa chilena peca de extremadamente legalista y poco política. ¿Cómo ve, entonces, la incorporación del panzer político que es José Miguel Insulza como agente? ¿Qué cambio advierte usted a partir de ese momento?
-Insulza tiene una visión naturalmente política, por mucho que sea abogado. Y el cambio fue precisamente el reconocimiento del canciller Muñoz, de que había que pasar a una nueva etapa. Es decir, no era posible seguir con el legalismo puro.
-¿Y cómo pueden afectar, a su juicio, los coqueteos de Insulza con una candidatura presidencial?
-Ahí hay sentimientos encontrados. Yo me alegré mucho del nombramiento de Insulza, porque el criterio político había estado ausente y él es un político con niveles de estadista. Y ahí estará seguramente su conflicto existencial; él puede pensar en ser Presidente. Lo que a mí me parecería importante es que si termina con su labor de agente, deje orientada la acción con tesis y cosas concretas que sean herencia para un paso superior, y terminar de una vez por todas con el juridicismo ingenuo.
"Evo, tras la derrota de Chile"
La conclusión de Rodríguez Elizondo es que en el conflicto con Bolivia estamos metidos en un laberinto geopolítico... "por el irredentismo boliviano, la retorsión peruana y la rusticidad chilensis".
-Sobre el último punto ya nos habló. Dígame en qué consiste el "irredentismo boliviano".
-No es una acusación. Es el sentimiento profundo del pueblo boliviano de sentirse oprimido, agredido permanentemente por Chile. García Linera dice que Chile es como un matón que llega a la casa de un niño, le pega un puñete a la mamá, al papá, le quita la casa. Mi tesis es que un país que piensa así y educa así, está permanentemente odiando al otro. Es absurdo entonces que apele a la generosidad para que nuestro país le ceda gratuitamente espacio territorial y marítimo cuando está enseñando a su gente a odiarnos. En el fondo, es un recurso de estrategia indirecta para ir hacia la derrota de Chile por vías no militares.
-¿Y qué entiende por la "retorsión peruana"?
-La retorsión peruana nace en el momento en que Chile negocia directamente con Bolivia un corredor soberano hacia el Pacífico pasando por Arica, con lo cual el establishment dice que está violando el Tratado de 1929 y el protocolo complementario. De ahí nace el trilateralismo perverso. La retorsión significa que, cuando por segunda vez Chile negocia directamente con Bolivia, que fue Pinochet en Charaña, surge un almirante que dice 'esto que está negociando Chile es peruano, puesto que es la proyección de la Línea de la Concordia, por lo tanto hay que demandarlo'. Así nace la demanda marítima peruana, que yo llamo retorsión. Fue una tesis audaz pero exacta.
"Choquehuanca está levantando un conflicto por la paz"
-¿Cómo recoge usted las últimas actuaciones del canciller Choquehuanca, de franca agresividad hacia nuestro país?
-Cuando un país es tan agresivo como para invocar el derramamiento de sangre, está llamando la atención del mundo; pone el conflicto entre los temas que afectan la paz y la seguridad internacionales. Si yo soy Naciones Unidas, lo registro como peligro potencial y levanto el relieve del conflicto por una aspiración marítima a un conflicto por la paz. Ese es su objetivo. Frente a eso, los indicadores que nosotros damos es que se le declara persona non grata y se le pide visa cada vez que venga a Chile. Pero un país estructurado, serio como el nuestro, no solo tiene una burocracia diplomática sino también una militar, que debe ser cooperadora a la política exterior. Lo que quiero decir es que Choquehuanca nos ha puesto en una situación como para tomar una mayor atención en la necesidad de coordinar esfuerzos entre la diplomacia y la defensa. Los militares debieran ser consultados.
-¿Cómo afecta en el desarrollo del conflicto con Bolivia el giro a la derecha que se está viendo en todas las últimas elecciones en América Latina? Evo Morales, si bien es cierto goza de una popularidad mundial enorme, se está quedando sin aliados en la región.
-Esto es tremendamente importante. Cuando nace la estrategia agresiva-ofensiva de Evo Morales es precisamente cuando está el ALBA en todo su esplendor. Hugo Chávez dice que se quiere bañar en una playa boliviana, con lo que le decía: "ahora arremete". Pero se ha desgranado el choclo del ALBA, sin Chávez, sin kirchnerismo y sin lulismo-roussefiano. En ese contexto, Morales se debilita y es, por lo tanto, el momento para tener una estrategia real y no estar más a la defensiva. Evo sabe que ya no cuenta con las simpatías ni de Brasil ni de Argentina ni con el poder de Chávez. Y encima le cae la señora Zapata con un lío sentimental de la madonna. .. ¿Qué alternativa descubre? Hacer otra demanda contra Chile...
Editado por
José Rodríguez Elizondo
Escritor, abogado, periodista, diplomático, caricaturista y miembro del Consejo Editorial de Tendencias21, José Rodríguez Elizondo es en la actualidad profesor de Relaciones Internacionales de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. Su obra escrita consta de 30 títulos, entre narrativa, ensayos, reportajes y memorias. Entre esos títulos están “El día que me mataron”, La pasión de Iñaki, “Historia de dos demandas: Perú y Bolivia contra Chile”, "De Charaña a La Haya” , “El mundo también existe”, "Guerra de las Malvinas, noticia en desarrollo ", "Crisis y renovación de las izquierdas" y "El Papa y sus hermanos judíos". Como Director del Programa de Relaciones Internacionales de su Facultad, dirige la revista Realidad y Perspectivas (RyP). Ha sido distinguido con el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales (2021), el Premio Rey de España de Periodismo (1984), Diploma de Honor de la Municipalidad de Lima (1985), Premio América del Ateneo de Madrid (1990) y Premio Internacional de la Paz del Ayuntamiento de Zaragoza (1991). En 2013 fue elegido miembro de número de la Academia Chilena de Ciencias Sociales, Políticas y Morales.
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Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850
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